Una voz con mil ecos

Domingo 4 de septiembre de 2022


“Le decías a Alberto que había pasado no sé qué en Bermeo y durante una semana tenías la noticia en antena de seis maneras distintas”. Esto me lo comentaba Jone Insausti, la viuda de Alberto Elosegui fallecido en Donostia a los 92 años, poco antes del funeral celebrado en la Sagrada Familia de Donostia el 13 de agosto. ” Una vez fue a visitarle al ministro venezolano Simón Alberto Consalvi para que siguieran protegiendo con su silencio la radio clandestina que funcionaba en Venezuela y éste le preguntó cómo diablos se financiaba lo que estaban haciendo y quién les ayudaba”. ”¿Ayudas? –contestó Alberto- solo sablazos a los vascos de Caracas, una organización de quinielas y venta de calendarios, llaveros con la efigie de Sabino, monedas de oro para las arras de las bodas y tarjetas de Navidad”. Así funcionó y así fue durante trece años un experimento que iba a durar tres meses, tras el cierre de la RadioEuzkadi de Bayona y duró trece años. Su historia, importante e interesante historia se cuenta en el libro de Koldo Anasagasti CLANDESTINA, que acaba de presentarse en EITB.
Todo eso y mucho más lo hizo Alberto Elosegui bajo el seudónimo de Paul de Garat y de Pablo Romero, con el equipo EGI y apoyado en la columna vertebral de su vida que fue su mujer Jone. Sin Jone, Alberto no hubiera llegado ni a la esquina, aunque su brillante y eléctrica cabeza no parara un segundo. Tuvieron seis hijos que siempre y en todo momento le han apoyado.
Donostiarra y miembro de una familia muy conocida en San Sebastián, su hermano Kintxo fue decano del Colegio de Abogados, estudió la carrera de derecho, carrera que no pudo ejercer por su implicación en la clandestinidad con el EAJ-PNV, contra la dictadura. Con Patxi Ubillos, Inocencio Tolaretxipi, Asencio Lasa y Manu Robles, gente muy curtida que veía todos los días durante varios meses en los 25 metros de la cárcel de Martutene hablaban del presente y del futuro, de la gran huelga que habían organizado y de los problemas sociales del país en el momento más negro y desesperante de la vida vasca con una dictadura reconocida por la ONU y el Vaticano, solos, sin ayuda, sin ver el final del túnel y viviendo en la pobreza o clandestinidad muchos de ellos.

Tras su paso por Gasteiz y Bilbao llegó a Venezuela donde daba clases de alemán y estudiaba periodismo, algo que le apasionaba y que dio con él en la revista MOMENTO compartiendo horas de redacción conGabriel García Márquez, Plinio Apuleyo Mendoza y la gran diagramadora Karmele Leizaola. Aquello para él fue su gran escuela práctica de lo que iba aser el cometido de su vida, es decir, la propaganda clandestina, lograr una voz con mil ecos. En el libro de Plinio, ”El sabor de la Guayaba”, el escritor colombiano le nombra con cariño.
A petición del vicepresidente del Gobierno Vasco en el exilio Joseba Rezola, jefe de la Resistencia, organiza casi sin medios y con el grupo EGI de Caracas una emisora de onda corta que emitiendo desde una localidad a sesenta kilómetros de la capital, cuya cinta había que llevar todos los días, Radio Euzkadi, la cuarta de la historia. No es verdad que la actual Radio Euskadi cumple cuarenta años. Antes la hubo en Bilbao, en Barcelona, en Bayona y en Caracas y todas al servicio del Gobierno Vasco. Uno no cumple años a partir de su boda, sino desde que se nace, por lo que creo que se impone por lo menos un mínimo de respeto histórico.El caso es que había que grabar los programas, coordinar los locutores, redactar las noticias, recabar los editoriales en euskera y castellano y asistir al esforzado y meritorio gudari del Jagi que perdido en una casamata en aquella selva ponía por las tardes en marcha a Pedro y Pablo, dos transformadores con un generador que el ingeniero José Joaquín de Azurza había comprado en una subasta a la compañía petrolera Shell, donde trabajaba. Azurza había sido el cerebro de la interrupción de Radio San Sebastian en el Aberri Eguna de 1947 y junto con Iñaki Elguezabal, un gran ingeniero, Iñaki Zubizarreta gestionando los permisos, Jon Gómez poniendo una antena romboidea, Jesús Gallastegi con la música, Ixaka Atutxa metido en aquel paraje, Xabier Leizaola, como bombero político del grupo, Félix Aranguren con el tema económico, Garbiñe Urresti, Pello Irujo, Ricardo Libano, Iñaki Aretxabaleta, Bingen Amezaga como médico, cuatro curas imprescindibles para el euskera y los horarios, Julene Urcelay, la oradora jelkide de la República, Paul Aguirre, Guillermo Ramos, Jon Mikel Olabarrieta, Kepa Lekue, Maite Leizaola, Iñaki Erkoreka, Juan Mari López Egaña, José Ignacio Zuazo, Julián Atxurra cesión del local y sobretodo el gran jefe, Jokin Inza, un bergarés de ordeno y mando, cada uno en lo suyo ponen en marcha aquel tinglado con reunión semanal en el barrio de la Candelaria de Caracas alrededor de una larga mesa rectangular, un cuchitril de película de espías lleno de libros, ikurriñas y banderas donde funcionaba todo aquello como un gobierno en la sombra siendo Alberto su cabeza directora.
Me tocó sustituirle cuando con su familia viajó a Londres no sin antes haber traducido Alberto el libro del corresponsal del Times, George L. Steer al castellano. Lo editó y creó ediciones Gudari haciéndolo en papel reciclado que en el llamado Interior, lo quitaban de las manos, junto a La Causa del Pueblo Vasco de Landaburu, pero no fue solo eso. Había que tener una publicación clandestina y funda GUDARI, cuyo fotolito se hace en Caracas, se envía y se imprime en Donibane en la imprenta Axular y pasa la frontera con contrabandistas y se reparte por medio de las células que el PNV tenía en ese Interior. Casi todas las caídas por propaganda ilegal del PNV fueron consecuencia del reparto de aquel gran periódico de batalla hecho con mentalidad ganadora. Me decía que los vietnamitas tenían una reflexión que él hacía suya. ”Si no tienes la fuerza, tienes que tener la leyenda de la fuerza”, es decir que el enemigo pensara que éramos mucho más de lo que éramos y que el factor sorpresa nos acompañara en cada momento, poniendo además nombres muy gráficos a la represión y a los represores. A la Policía Nacional, los Grises, les bautizó como “Gristapo” y ante un Fraga Iribarne, Ministro deinformación y Turismo, lo bautizó como ministro de Deformación y Cinismo cuya política era silenciar al Gobierno Vasco en el exilio y darle alas a las acciones de ETA para asociar nacionalismo con atentados y violencia. Todo aquello lo escribió en un informe, el de “la voz de los mil ecos” que fue nuestra biblia propagandística clandestina. El otro día lo encontré y donaré a la Fundación Sabino Arana. Fue una pieza clave. Pero no solo hizo eso sino promovió la película “Los Hijos de Gernika” con documentales de la guerra, ”El Hombre en la Ventana” a través de Grenada televisión con la hazaña de Joseba Elosegui lanzándose en llamas ante Franco en Anoeta, así como con publicaciones, calendarios, folletos, biografías, ediciones Gudari y todo lo que su tiempo le permitía.
El con Jokin Inza y para diferenciar el exterior del Interior y la organización del Centro Vasco de Caracas Euzko Gaztedi (EG) con la organización clandestina le puso la I de EGI (Euzko Gaztedi del Interior) y le pidió a un diseñador catalán, Juan Queralt, que le hiciera un logo en blanco y negro con una antorcha parecida a la del cuadro de Picasso y con letra celta. Hizo historia.
Tras su paso por Donibane se residenció en Donostia y escribió un libro sobre el secuestrado Jesús de Galíndez bajo el título, ”El verdadero Galindez”. Preguntado sobre la obra realizada por EGI me dijo que “fuimos útiles a la Resistencia Vasca del interior que giraba, en un grado importante, alrededor de nuestro trabajo. Gudari fue el líquido que trataba de fluir por las cañerías del interior, cuando todo lo que hacíamos como resistencia a la dictadura, que era mucho, era silenciado y puesto bajo siete llaves sin olvidarnos que todo fue llevado a cabo por gentes muy meritorias que distribuían el Gudari con riesgo físico y detenciones, así como Radio Euzkadi que fue una acción diaria durante trece años, algo que no tiene parangón y como fue una acción conjunta clandestina es poco conocida.
Lo que se hizo por los vascos en Venezuela fue extraordinariamente meritorio, con la salvedad de que el riesgo físico estaba en el interior. Ante aquella realidad, muy dura, nosotros ayudamos en lo que pudimos y algo más. Es una historia vasca muy bonita, aunque poco conocida.Y es una lástima porque ilustra muy bien cómo actúa el vasco en situaciones de falta de libertad y necesitados de la solidaridad”. Alberto Elosegui, nuestro, Paul de Garat o Pablo Romero se nos fue en agosto. Tuvimos la inmensa suerte de que estuvo el mes de junio en la presentación enla sede de EITB del libro CLANDESTINA. Su hijo Unai lo trajo empujandocariñosamente su silla de ruedas. Fue feliz aunque a mí me hubiera gustadoun mayor reconocimiento oficial e institucional, como hizo el Lehendakari con un telegrama y Gorka Álvarez con una llamada, a un hombre fundamental
durante treinta años de trabajo de hormiga solo obsesionado por lo vasco, la democracia, los valores solidarios reivindicando un pasado que era y sigue siendo ignorado por intereses, por una parte del régimen y por la otra de los nuevos salvadores que ya hemos visto como han acabado.
Alberto EloseguiAmundarai, un vasco a poner con letras mayúsculas en el libro de oro de la Patria.

10 comentarios en «Una voz con mil ecos»

  1. Eskerrik asko Iñaki por tu detallada crónica.,Eres parte de nuestra historia a veces muy desconocida, historia de ánimo , resistencia y coraje. Y además la relatas, para que la conozcamos. Goian Bego, Alberto

  2. Qué envidia da ese espíritu de solidaridad y de trabajo esforzado sin nada a cambio, salvo el orgullo de mantener vivo el espíritu vasco. Era otra época y otra clase de personas que nos dan un hermoso ejemplo a no olvidar. ¿Nostalgia? No porque Franco murió por fin. Decepción quizás con este tipo de sociedad a la que nos están acoplando

  3. Excelente relato. Hace justicia a quiénes han luchado dentro y fuera de Euskadi y me toca reconocer todos los caraqueños que dieron vida a Radio Euskadi.
    ¡Bravo!Iñaki.

  4. En esa foto parece que estaba usted en la veintena. Seguramente ya se prepararía con el euskera, o fue después a partir del 75 ???
    O quizas nunca, dedicado a medrar en el partido.

  5. Amaratarra.Si Esa era más o menos la edad.Habia pasado por el caserío Ondalde en Aizarnazabal,por un euskaltegi en Arantzazu y por una Academia en Urkijo pero ya sabe,loro viejo no aprende a hablar,o lo hace mal.Yo lo entiendo y he intervenido unas diez veces en euskera en el Senado,pero lo hago mal.

  6. Loro viejo en el 68 ????
    Yo tengo su edad, por mis actividades he vivido muchos años fuera en distintos periodos, dificultando mi aprendizaje. Mi último euskaltegi fué en Doneztebe.

    Lo tuve que dejar porque la diferencia de edad con los demás era de mas de treinta años y no les podía seguir.
    Belarri prest naiz, orain

    Lo que yo le reprocho a usted es que militando unos cincuenta años el PNV, y como político PROFESIONAL y NACIONALISTA VASCO en otros cuarenta años, tiene la OBlIGACIÓN de dominar el Euskera ya que medios y horas tuvo para ello.

  7. Aùn estais a tiempo de hacer un poco por el centro que està en ruinas. Ya no os es ùtil? Haced un sondeo de opinion de que piensan entre los pocos que aùn asisten, gente buena, vuestra,los autenticos hèroes anonimos…y, nunca es tarde para aprender lo que se debe y se dice ser: el vasco.

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