Sábado 14 de enero de 2023
Hermann Hesse en su libro “El lobo estepario” (Der Steppenwolf,1.927), plasma el sentimiento de angustia, desesperanza y desconcierto que se apoderó de la sociedad europea en el período entre-guerras y es un lúcido análisis sobre la locura de una época en la que agoniza lo viejo sin que haya nacido lo nuevo.
En dicha obra critica mordazmente la sociedad burguesa ( “la decadencia de la civilización”), dictadura invisible que anula los ideales del individuo primigenio y le transforma en un ser acrítico, miedoso y conformista que sedado por el consumismo compulsivo de bienes materiales pasa a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable.
Así, Hesse define al burgués como “una persona que trata siempre de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas. Consiguientemente, es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley y la responsabilidad por el sistema de votación. Es evidente que este ser débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable no puede sostenerse solo y en función de sus cualidades no podría representar en el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos errantes…”.
Dichas reflexiones siguen vigentes casi un siglo más tarde, pues la entrada en recesión de las economías europeas implementará el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa en la cultura del Estado de Bienestar del mundo occidental, derivando posteriormente en un shock traumático al constatarse el vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo y posterior desahucio, inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva de los subsidios sociales, por lo que se antoja inevitable un proceso de catarsis y posterior metanoia colectiva.
El término Metanoia (del griego μετανοῖεν, metanoien), sería “un enunciado retórico utilizado para retractarse de alguna afirmación realizada y corregirla para enfocarla de la manera adecuada a un nuevo contexto “,lo que traducido a la actual coyuntura socio-económica, se traduciría como “transformar la mente para adoptar una nueva forma de pensar, con ideas nuevas, nuevos conocimientos y una actitud enteramente nueva ante la irrupción del nuevo escenario socio-económico ”.
Ello implicaría la doble connotación de movimiento físico (desandar el camino andado) y psicológico (cambio de mentalidad tras desechar los viejos estereotipos económicos vigentes en la última década) y que tendrá como efectos benéficos la liberación de la parte indómita del individuo primigenio ( el lobo estepario) que ha permanecido agazapado en un recodo del corazón, sedado y oprimido por la tiranía de la manipulación consumista de la actual sociedad burguesa occidental.
Sin embargo, gracias a la interactividad que proporcionan las redes sociales de Internet (el llamado Quinto Poder que enlaza y ayuda a la formación de las identidades modernas), se estaría rompiendo el endémico aislamiento y pasividad del individuo sumiso y acrítico de las sociedades consumistas occidentales (Individuo unidimensional).
Así, estaría ya surgiendo un nuevo individuo, (Individuo Multidimensional), reafirmado en una sólida conciencia crítica y sustentado en valores caídos en desuso como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes y que bajo el lema “prohibido prohibir” generará un tsunami popular de denuncia del déficit democrático, social y de valores de la actual élite dominante.
Asimismo, instaurará el caos constructivo que logrará diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica (consumismo compulsivo) y provocará la necesaria metanoia de la que nacerá un nuevo individuo dispuesto a quebrantar las normas y leyes impuestas por la “monarquía de las tinieblas”, no siendo descartable la reedición del Mayo del 68, el hundimiento del castillo de naipes mercantilista de la actual Unión Europea, el retorno a los compartimentos económicos estancos y el posterior diseño cartográfico de la nueva Europa de los Pueblos en el horizonte de la próxima década.
Germán Gorraiz López-Analista
Madre mía, qué optimismo tan inocente…….esto podría firmarlo Bambi
¿El artículo refleja un deseo, o la realidad?
Porque a mi me parece que con los nuevos medios de comunicación y en parte con los ya existentes en el siglo XX, está sucediendo todo lo contrario a lo descrito.
El autor define Estado del Bienestar como una sensación de comodidad del ciudadano, participe de una riqueza generada, que en un momento dado se revela con las crisis económicas como insuficiente. Y localiza este estado de bienestar en la satisfacción del «burgués» por el consumo, que lo anestesia y sólo cuando este bienestar se quiebra surge «el lobo estepario» que Hesse presenta como el hombre desarraigado que renace contra su aislamiento.
En mi opinión, y creo que la ciencia política así lo hace, el Estado de Bienestar no tiene que ver con una comodidad improductiva y adocenada sino que es el tipo de Estado cuya misión primordial es procurar a los ciudadanos los servicios básicos como la educación, sanidad y atención en la vejez, así como aquellos que se consideren necesarios para el bien común (protección social, vivienda, amparo ante las desigualdades). Es decir, es un Estado cuya misión única es la protección pública del ciudadano (no sólo del «burgues») para su desarrollo personal y social, y una invitación a la preocupación de lo público y a un sentimiento de pertenencia a lo común, a lo compartido.
Y las crisis actuales (1978, 1996, 2008, 2020) tratan de destruir esta concepción del Estado e invitar al ciudadano a que dejen de creer en lo público de ampararse en esta protección ofreciéndole medios de relación individualistas con el fin de valorizar lo privado, que parece que es lo que más importa. No tenemos más que ver el impacto de las trifulcas personales en ámbitos privados (Gänswein con Francisco, Harry con su familia, Shakira con Piqué… despechados protagonistas, que en realidad solo importan a ellos, ocupando newsletters, tweets y extensísimos espacios de prensa de papel)
La obsesión del consumo, no solo de bienes y servicios, sino de mensajes e ideología no reflexiva, no es en absoluto provocada por la existencia de ese bienestar «burgués» sino por el desprestigio de lo público en favor de lo privado y del individualismo más insolidario. Creo que las redes no están, ni por asomo, haciendo surgir «un nuevo individuo… multidimensional, reafirmado en una sólida conciencia crítica y sustentado en valores caídos en desuso como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción e injusticia imperantes» que dice el artículo. No veo esa indignación colectiva, ni veo la multidimensionalidad del individuo.
El mayo del 68 influyó en la liberación sexual y cultural, pero a la vez en la escuela de economistas de Chicago, cargándose a Allende y otros proyectos de ámbito publico en Sudamerica, y ayudando a las élites financieras a la liberación de los mercados, entre ellos el de trabajo, con las grandes tsunamis de parados y desheredados de Reagan y Thatcher. El individualismo hippy (eso sí que es burguesismo anestesiado) tuvo lo mismo de revolucionario que de solidario: nada. Por eso se apagó. Llegaron los yuppies, y luego los Madoff, y más parados y desahuciados. Y el desarrollo del 5º poder tiene los mismos visos: Más conexiones, más relaciones globales. Pero más control (de arriba a bajo, no de abajo arriba), aunque lleguemos a Marte pagando un billete.
El nuevo individuo informatizado (¿por qué «multidimensional»?) no necesariamente nos llevará a otra Europa. Es más: El mercantilismo, las relaciones de poder pre-democrático y la exclusión de desheredados (personas y pueblos) se acrecentara. Por lo menos esa es la tendencia que yo veo.
Soñar es gratis. Ojalá se cumpla aunque yo no pueda verlo.