No fue un abrazo. Fue una traición

Domingo 15 de octubre de 2023

Le preguntaron a un navarrico sobre lo que eran los Fueros. ”Los Fueros son los cojones de Navarra” contestó. Con perdón. Se entendió a la primera. De alguna manera lo refleja con rotundidad el cartel de Txiki, ampliamente difundido en aquel año 1931 cuando se discutía el primer estatuto, el de Estella, que incluía Navarra. El segundo fue aprobado el 1 de octubre de 1936 en el Congreso y en plena guerra. Fue la condición que le puso el EBB al presidente del gobierno español Largo Caballero para que Irujo fuera uno de sus ministros. El tercero fue el de Gernika aprobado el 25 de octubre de 1979, con la beligerante oposición de lo que hoy es el PP y que sin embargo lo consideró, junto al PSE de Patxi López el día de la Comunidad Vasca, aprobando su celebración. Es incomprensible que todavía no lo sea el primero, aquel estatuto de 1936 que trajo como consecuencia un gobierno de concentración con ejército, política exterior, administración, moneda y estando la derecha disparando fuera contra él. Duró 9 meses y se mantuvo cuarenta en el exilio defendiendo aquella legitimidad. El Lehendakari Leizaola al volver del extrañamiento entregó simbólicamente esa legitimidad en 1979. Somos pues dados a respetar lo simbólico. Y eso es fundamental.

Todos los coches tienen espejo retrovisor o pantalla informática para ver qué está pasando detrás, aunque de lo que se trata es de ir hacia adelante. Pero cuando Núñez Feijóo en su fallida investidura en el Congreso y desde la tribuna recordó con retintín al PNV como partido conservador porque reivindica “Dios y Ley Vieja”, ”Jaungoikoa eta Lege zarra”, en clave despectiva, conviene recordar en dos trazos la importancia de la fecha que vamos a conmemorar dentro de diez días y que es fundamental para entender muchas cosas.

LA HABANA 1942

En 1939, centenario de la abolición foral, un gobierno vasco ya en el exilio y en plena guerra mundial, hace una campaña muy intensa recordando la fecha y pidiéndoles a los partidos del gobierno vasco que tengan “obediencia vasca”. Agirre al poco llega a América tras su fuga vía Berlín y en su visita a Cuba, en La Habana, sigue reivindicando la soberanía vasca y recuerda lo siguiente en pleno Caribe y con un impoluto traje blanco: ”¿Os puede extrañar que los vascos hoy en día luchen y se propongan seguir luchando por la libertad?. ¿Creéis que todo el tesoro de tradición que encierran nuestros siglos de historia, y que llegan incólumes hasta ayer, podemos olvidarlo tan fácilmente?. Todo este patrimonio fue roto violentamente en 1839, después de una promesa solemne hecha a nuestros padres en los campos de Bergara, donde al firmarse el Convenio que dio fin a la primera de las guerras llamadas carlistas, se prometió el respeto a la vieja libertad vasca a cambio de que los vascos depusieran sus armas. Puestas en el suelo las mismas, la promesa fue incumplida y a partir de ese momento, Euzkadi, el pueblo de los vascos levantó su bandera de reivindicación por su libertad. ¿Os puede llamar la atención entonces, señores, que conocido nuestro pensamiento sobre la dignidad del hombre y el amor a la libertad patria, conocida nuestra democracia histórica, alguien puede extrañarse de la posición que adoptamos ante la terrible lucha ideológica que en el mundo se desarrolla actualmente?. ¿Cómo habíamos de ser traidores al espíritu de nuestra historia?”.

Y es que aquel abrazo, no fue un Convenio para ser cumplido, sino una traición en toda regla. ¿Y alguien puede extrañarse que en 1978, recordando lo dicho por el Lehendakari, los diputados y senadores del EAJ-PNV esgrimieran como núcleo central de su negociación política la reintegración foral plena?. No se pudo llegar más allá, pero ahí está la Disposición Adicional de la Constitución que reconoce esos derechos previos y da por anuladas todas las leyes abolitorias y el espíritu violento y centralista de Cánovas del Castillo cuando dijo aquello de que «cuando la fuerza causa estado, la fuerza es el derecho».

Valentín de Olano, en el Parlamento español lo dejó muy claro, muy poco después, en marzo de 1840: ”Jamás creyó la lealtad vasca en aquellos solemnes momentos en que vio tendido un mundo de boinas y bayonetas, que se había de venir con argucias que más parecen sofismas. Si el 31 de agosto se hubiese dicho a las masas armadas que estaban delante del Duque de la Victoria (Baldomero Espartero). ”Todo lo habéis perdido”, no se hubiera efectuado el Convenio. Pues bien, lo que no digo al hombre que está con las armas en la mano, no se lo digo después que las ha dejado”.

Hace ahora 44 años se eligió el 25 de octubre de 1979 para aprobar en referéndum el estatuto de Gernika. Las fechas pesan y dan mentís a un inculto histórico Núñez Feijóo, tan inculto en foralidad que la considera un privilegio y no como poder político originario, tan desinformado como los Guerra y Abril Martorell con quienes tuvieron que negociar nuestros parlamentarios la Constitución española que reconoce que esos derechos forales son anteriores a su intocable y sacrosanta Constitución.

Y NOS METIERON EN SU CORRALITO

En aquel desierto hubo voces que dijeron y denunciaron lo que estaba pasando. Un diputado de aquellas Cortes españolas, cuyo comportamiento merece ser recordado fue el Marqués de Viluma, quien a pesar de no ser vasco y de no tener por ello mo­tivos para conocer el problema de nuestro país, ni la verdadera significación de nuestros Fueros, comprendió inmediatamente el engaño y la intención torcida que entrañaba la proposi­ción que por el gobierno español se presentó a la consideración y discusión de la Cámara. ”Se confirman los Fueros sin perjuicio de la unidad de la monarquía”. Maldito sin perjuicio.

Él sabía, indudablemente, que mientras los vascos disfruta­sen de sus Fueros tendrían la facultad de hacer sus leyes, que tendrían en sus manos el arma decisiva del Pase Foral, y comprendió que el disfrute de esas facultades y prerrogativas, que en realidad suponían la libertad de aquellas “provincias norteñas ”,  no podían ser compatible con la situación que, planteaba lo que el proyecto de ley llamaba la unidad constitucional de la monarquía. Ante el despojo que trataba de realizarse, y usando la palabra se enfrentó con el gobierno explicando a la Cámara el verdadero alcance de la disposición proyectada llegando a decir con toda crudeza, que no era de legisladores honrados dejar de calculado intento las leyes de forma oscura y con doble sentido. Ante aquello, no le quedó más remedio que confirmar el “atraco” el ministro de Gracia y Justicia, Lorenzo Arrazola, autor del proyecto. Así quedó aclarado el engaño, y la ley a pesar de las pri­meras palabras confirmatorias, y no fue ya de doble sentido, sino so­lamente de sentido derogatorio y destructivo de los Fueros Vascos lo que se estaba haciendo.

Dictada la funesta ley y adoptadas por el Gobierno español las primeras disposiciones para su aplicación, el pueblo vasco en general no reaccionó contra ellas y aquel silencio de muerte hubiese sido total si no hubiese surgido la voz de un valiente nabarro. Fue la del Síndico de las Cortes de Nabarra D. Ángel Sagaseta de Ilurdoz. Voz   fuerte y de gran autoridad, que se levantó enseguida para advertir a los nabarros, a los vascos todos, que aquella ley, que se acababa de promulgar no era confirmatoria de los Fueros como del texto inicial del artículo primero parecía dedu­cirse, sino que por el contrario entrañaba su total derogación. Pero su voz no tuvo eco y su advertencia no fue atendida por los vascos.

El Gobierno de la monarquía, tan pronto como se dictó la mentirosa ley, procedió a establecer los tentáculos de su dominación y en primer término designó a los gobernadores civi­les que entonces se conocían con el nombre de Jefes Políticos, nombran­do para Gipuzkoa al general Francisco de Paula Alcalá. El primer acto de éste fue dirigirse a todos los alcaldes de la ya provincia, diciéndoles que en adelante debían considerarle y reconocerle como su superior jerárquico y cumplir estrictamente las órdenes que emanasen de su autoridad. Los alcaldes, en general, callaron, pero hubo uno que conocedor, sin duda, del régimen propio de la foralidad vasca, no quiso someterse, sino que se enfrentó con el Jefe político negán­dose a obedecerle. Fue éste el alcalde de Azpeitia, Ascencio Ignacio Altuna  quien a la circular del general con­testó diciendo que no podía reconocerle como superior jerárquico, pues para él no había más autoridad que la que emanase de las Juntas Generales de Gipuzkoa. Con este motivo se cruzaron entre el Jefe Político y el al­calde de Azpeitia repetidos oficios y comunicaciones en los que és­te contestaba serenamente a los requerimientos de aquél ratificán­dose cada vez con más energía en su posición inicial. Las amenazas del general no consiguieron impresionar a aquel hombre íntegro que por fin fue apresado y conducido entre bayonetas a San Sebastián y allí encarcelado y sometido a proceso. Nadie le siguió y él, pasado algún tiempo y recobrada la li­bertad publicó un folleto explicando a su pueblo cuanto le había ocurrido, insertando copia de los interesantes oficios cruzados en la desigual contienda.

Ángel Sagaseta de Ilurdoz y Ascencio Ignacio de Altuna son, pues, acreedores de nuestro reconocimiento. A ellos y al diputado Marqués de Viluma, eminentes parlamentarios los tres, cuyos nombres destacaron brillantemente como magníficas excepciones en aquel coro general de felonías y traiciones de unos, de apatías, desconocimientos y dejaciones incomprensibles de otros, debemos los vascos un recuerdo de admiración que sirva de pequeño homenaje a su memoria en tiempos en los que el líder del PP tergiversa la foralidad, pues los tres lo hicieron en el mismo hemiciclo.

La reacción contra la ley de 25 de Octubre de 1.839 (hace ahora 284 años) no sur­gió por el momento en forma explosiva, sino que se fue incubando poco a poco durante cincuenta años hasta que vino a concretarse con la aparición de Sabino Arana el hombre clave de Euzkadi quien en  1895 fundó el EAJ-PNV  que supo dar al problema su exacta dimensión con la definición y exal­tación de la verdadera Patria de los Vascos a la que se ofrendó totalmente.

Y en eso estamos, Sr. Feijóo.

El último líder de la derecha civilizada

Sábado 14 de octubre de 2023

Es curioso que España celebre como su fiesta nacional el 12 de octubre, que fue una aventura marina, con un desfile militar, cabra y abucheos incluidos. Sus ejércitos llevan casi tres siglos sin ganar una guerra fuera y solo lo hizo una parte del ejército contra el otro, legítimo, en 1936, pero como los desfiles son vistosos y los hacen en otros sitios, pues a copiar.

Después suele haber una recepción en el Palacio Real. La hija del rey al parecer no tuvo tiempo de cambiarse el uniforme, como si lo hizo su padre y allí estuvo en el besamanos. Y fue noticia asimismo verle avanzar muy lentamente a ese besamanos a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón con su bastón y su salud quebrantada. Fue ponente constitucional, quedando solo él y Miquel Roca, pero nadie le pregunta nada y sin embargo ahora un sector de la política hispana   habla del necesario encaje de las nacionalidades. Nadie mejor que él para opinar sabiamente. Publiqué hace un mes su intervención al recibir el premio de la Fundación Sabino Arana, modelo de posibilismo político orteguiano.

La foto es de 1989. Aparece solo, rodeado de escaños vacíos, y así se quedó cuando dimitido teatralmente Manuel Fraga desde la ventana de Génova 13 y tras las elecciones vascas, presentó su candidatura a presidir el PP frente a un chisgarabís que le ganó y fue aquel abogado de Badajoz que solo estuvo dos años, Antonio Hernández Mancha.

Herrero era la derecha culta y civilizada española, algo que ni Aznar, ni Rajoy ni Feijóo lo han sido y lo son. El PP perdió una oportunidad de oro pues al poco y tras la moción de censura que Hernández Mancha le presentó a Felipe González, y donde hizo el ridículo, al ex ministro franquista Fraga no le quedó más remedio que volver y de ahí vino todo.

Viendo esta foto y observándole el jueves en televisión recordé todo esto, y es que España es así, Sra baronesa y no tiene remedio.

Este domingo, homenaje en Arrankudiaga, al Jefe de Euzko Gudarostea y a los fusilados y represaliados

Viernes 13 de octubre de 2023

EGITARAUA:

11:00 Meza Andra Mari parrokian, Arrankudiaga-Zolloko gerra zibilean fusilatu eta errepresaliatuak oroitzeko.

12:00etan Tren-geltokiaren ondoko futbol zelaian hitzordua trenez datozenentzat.

12:15  Omenaldi ekitaldia hilerrian Uribarri auzoak (plazatik 1,5km-ra).

13:30 Lunch Batzokian, Herriko Plazan (aparkaleku gutxi daude, beraz, fultbol

zelaiaren inguruan aparkatzea eta oinez joatea gomendatzen da.

PROGRAMA:

11:00 h Misa en la parroquia Andra Mari en recuerdo a los fusilados y represaliados en la guerra civil de Arrankudiaga-Zollo

12:00 h Cita en el campo de futbol, anexo a la estación de ferrocarril para los que vengan en tren.

12:15 h Acto de homenaje en el cementerio del barrio Uribarri (distante 1,5 kms desde la plaza)

13:00 h Lunch en el Batzoki, en Herriko Plaza (el lugar tiene pocos aparcamientos, por lo que se recuerda estacionar en la zona del campo de futbol e ir andando)