Jueves 28 de noviembre de 2024
Benito Lertxundi anunció ayer su pase a retiro de y en los escenarios. Una mala noticia para quienes le consideramos un gran referente. Al oírle me acordé de como en la clandestina Radio Euzkadi que funcionó trece años en Venezuela, entre editorial y charla de actualidad y charla en euskera, poníamos cortinas musicales y Benito Lertxundi era nuestro favorito. Y eso que no teníamos los medios técnicos actuales. La portada de este disco es lo primero que vino a mi memoria pues allí estaba siempre, encima de la mesa.
La segunda vivencia es de María Esther. Estando en el gobierno como responsable de educación ambiental y, ocupándose entre otros temas, de la bahía de Txingudi y del respeto al equilibrio de aquella sin par naturaleza se imponía que alguien la cantara y no solo a Txingudi sino con Domaine de Abbadie y Navarra en una Euzkadi que hay que conservar, a través del Proyecto Txinbadia. Contactó con Benito Lertxundi y éste se desplazó al humedal, lo vio, leyó lo que le contaron sobre su importancia y compuso exclusivamente para loar esta maravillosa naturaleza esta canción que reproduzco que seguramente no cuenta a la hora actual en la que se hacen sus alabanzas, pero ahí está y es de él. Fue una muy buena experiencia
Yo quiero, para que no se pierda, dejarla aquí para que siga sonando e invitándonos a admirar y a preservar un maravillosa paraíso que hemos recibido en herencia y hemos de proteger.
Menos mal que en las emisoras vascas se acuerdan hoy de él porque deja la composición y los conciertos y no por una cosa peor. Su voz, sus melodías, el acompañamiento de Olatz y su enorme sentimiento al cantar hacen de sus canciones patrimonio cultural de Euzkadi. Y algunos ni lo saben ni lo apoyan.
Hasta Onda Vasca ha puesto algún cachito de su música entre tanta canción foránea. O global, que queda más woke.
Hala, pues hagamos los honores a tan gran señor de la música euskaldun, que ya va siendo hora.
Para mí…el más grande.
En un país de dicotomías (o lo que sea) en los que hay que posicionarse, una recurrente suele ser la de los laboistas vs lertxundistas (ya sé, ya sé; no son excluyentes), yo me declaro lertxundista.
Su Baldorba me parece sublime.
«Me preguntan: «¿Tú dónde estás?». Yo estoy ahí. Yo no estoy en unas siglas, en un partido o en unos valores particulares. Conmigo que no cuenten para eso. Yo, de ir, voy con el país. Si hay capacidad y talento para darse cuenta de que hay necesidad de país, a mi, sin darme cuenta, sin saberlo, me van a pillar ahí, porque voy a estar ahí. Es mi hábitat natural.» BenitoLertxundi.
Hoy, además de constatar la retirada de Benito de los escenarios, constatamos que se puede ser víctima del terrorismo y verdugo de la empatía, la solidaridad y la decencia humana. Que se puede haber recibido un terrible dolor, injusto, cruel y despreciable y negar al otro la mínima restitución de la dignidad negada a cuenta de la sectaria y demostrada «mentira oficial». En definitiva, hoy constatamos que la más infame miseria humana y el cinismo elevado a la máxima potencia no está reñida con la condición de víctima de nada. Ganas de vomitar, tanta mezquindad y falta de humanidad.