Contra los codiciosos: la corrupción viene de lejos

Lunes 30 de junio de 2025

Desde la llegada de la democracia no ha habido periodo sin episodios escandalosos.

Hace casi tres décadas y media, toda una vida, pero parece ayer. Josep Borrell (entonces José), llegaba como titular al Ministerio de Obras Públicas. En su despacho de ministro reunió a los presidentes de las principales empresas de la construcción. Nombres tan míticos en el ghotta empresarial español como Rafael del Pino (padre), de Ferrovial; Luis Ducasse (Agromán), Eduardo Serra (Cubiertas y MZOV), Antonio Durán (Dragados y Construcciones), José María Entrecanales padre), de Entrecanales y Távora… Entonces soltó la bomba: les exhortó “en nombre del presidente [Felipe González] y en el mío propio” a no pagar comisiones a ningún intermediario ni partido político para obtener concesiones de obras.

Esas empresas pronto empezarían su proceso de concentración hasta constituir lo más parecido a un oligopolio. Borrell trataba de poner final a cualquier irregularidad en la adjudicación de obras. Las crónicas de la época decían que entonces se admitía como una  los trabajos. Esta corruptela estaba extendida en todos los niveles de la Administración: estatal, autonómica y local.

El monstruo de la antipolítica nos corroe

Tres años después, siendo ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, y esta vez en un acto público, Borrell repitió el mismo mensaje, y añadió que si los empresarios recibían propuestas anómalas en nombre del PSOE se lo comunicasen a él personalmente. Dijo que en ese tiempo había conocido situaciones de corruptelas y corrupciones en quienes se presentan como servidores públicos y no son sino servidores de su propia codicia: “También el sector privado ha preferido ganancias especulativas y ocultación fiscal a la honesta dedicación a la mejora de la empresa. Es evidente que esto ha ocurrido”.

Unos años más tarde (2012), siendo ministra Ana Pastor (PP) estableció un  código ético para poner barreras al juego sucio; se llegaba al caso de prohibir comidas entre funcionarios y representantes de empresas contratistas.

Hace dos décadas, Xabier Arzalluz, presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), autorizaba una biografía escrita por Javier Ortiz (Arzalluz. Así fue, editorial Foca). En ella explicaba que cuando tu partido empieza a alcanzar el poder “empiezas a tener la posibilidad de que te den dinero”. En esa situación “se te abren dos posibilidades: la primera es exigir que te paguen un porcentaje sobre el precio total del encargo: te concedo esta obra, o te recalifico este terreno, o te encargo la fabricación de estos uniformes, o te asigno la contrata de tal o cual si tú le pagas a mi partido el 4%, el 5%, el 8% o el 10%. La
segunda es: tú atribuyes esos trabajos conforme a la ley, por las vías de adjudicación establecidas, pero no ocultas a las empresas que tu partido tiene necesidades que cubre con mucha dificultad”.

El periodista Miguel Ángel Noceda acaba de publicar el estupendo libro Fiascos
S.A. (Debate), sobre los grandes fracasos empresariales de la democracia: los mayores escándalos de corrupción empresarial, la mayoría de los cuales han desembocado en procesos judiciales, algunos de los cuales aún siguen sin resolverse. Entre ellos está el dream team: la Rumasa de Ruiz-Mateos, la Banca Catalana de Jordi Pujol, el Banesto de Mario Conde, el KIO-Torras de Javier de la Rosa, la Bankia de Rodrigo Rato, etcétera. Ya no se podrá contar la historia de la Transición sin tener en cuenta los contenidos de este libro,
sin analizar con profundidad de captura del Estado por grandes grupos empresariales. No se podrá contar la corrupción sino como una estrella de tres puntas en las que figuran el corruptor, el corrompido, y el entorno legal y social permisivo.

Hacía tiempo que la corrupción no aparecía como uno de los principales problemas políticos del país. El que haya estado oculta no significa que no actúe. Lo de Santos Cerdán y Ábalos parece no llevar a las sentinas de ningún partido político; es más escandaloso porque participa de los procedimientos garbanceros de otros tiempos, sin que la sofisticación haya llegado a ellos. Pero es inútil ser adanista.

Joaquín Estefanía

DESMEMORIA

Domingo 29 de junio de 2025

Atril delante de unas cubas de vino. La escenografía del Consejo Político de UPN, reveladora: la presidenta Ibarrolaembriagada de ansias de poder. El proceso se encuentra en fase de estrujado policial y judicial de los granos arrancados. Después de la fermentación (el jugo de los indicios ha de pasar a pruebas formales), llegará la crianza o sentencia. La enóloga Ibarrola ve cercano el final del proceso: “Chivite tiene los días contados”. Por ende, su Gobierno. Cristina Ibarrola arengó de rojo, el color de la bandera de Navarra. Su admirada Yolanda Barcina también solía hacer guiños con el vestuario. Reivindicó “con orgullo que, tras 20 años de gobierno, en UPN no tenemos un solo caso de corrupción”.

¿Y el Caso Galipienzo, alcalde de Egüés por UPN? En 2009 fue condenado por prevaricación y negociaciones prohibidas a un año de cárcel, 8 de inhabilitación y a una multa de 31.500 euros. Sentencia firme. Aprobó la construcción de un apartahotel en una parcela destinada a uso escolar. El Gobierno le había advertido de la ilegalidad. El juez aplicó a Galipienzo atenuantes por dilación indebida. Entre la comisión de los hechos (2003) y el juicio pasaron más de 5 años. Hacienda le embargó más adelante dos propiedades por no haber declarado lo cobrado por su actividad inmobiliaria siendo alcalde (más de 1,1 millones). Licenciado en Derecho, alegó “ignorancia” de las incompatibilidades. Ignorancia y dilación procesal, bastante comunes en procedimientos con políticos implicados.

En 2012, la presidenta Barcina aceptó la dimisión del consejero de Políticas Sociales, Jesús Pejenaute. Un cortafuegos. Kontuz! denunció un intento de blanqueo en su etapa como subdirector de Caja Navarra. Barcina estaba en la Comisión de Control. ¿Vapores etílicos nublan la memoria de Ibarrola o han hecho un PP con el ordenador de la historia del partidoDietas ocultas, privilegios fiscales y despilfarros son también corrupción. Moral y económica.

Atril delante de unas cubas de vino. La escenografía del Consejo Político de UPN, reveladora: la presidenta Ibarrolaembriagada de ansias de poder. El proceso se encuentra en fase de estrujado policial y judicial de los granos arrancados. Después de la fermentación (el jugo de los indicios ha de pasar a pruebas formales), llegará la crianza o sentencia. La enóloga Ibarrola ve cercano el final del proceso: “Chivite tiene los días contados”. Por ende, su Gobierno. Cristina Ibarrola arengó de rojo, el color de la bandera de Navarra. Su admirada Yolanda Barcina también solía hacer guiños con el vestuario. Reivindicó “con orgullo que, tras 20 años de gobierno, en UPN no tenemos un solo caso de corrupción”.

¿Y el Caso Galipienzo, alcalde de Egüés por UPN? En 2009 fue condenado por prevaricación y negociaciones prohibidas a un año de cárcel, 8 de inhabilitación y a una multa de 31.500 euros. Sentencia firme. Aprobó la construcción de un apartahotel en una parcela destinada a uso escolar. El Gobierno le había advertido de la ilegalidad. El juez aplicó a Galipienzo atenuantes por dilación indebida. Entre la comisión de los hechos (2003) y el juicio pasaron más de 5 años. Hacienda le embargó más adelante dos propiedades por no haber declarado lo cobrado por su actividad inmobiliaria siendo alcalde (más de 1,1 millones). Licenciado en Derecho, alegó “ignorancia” de las incompatibilidades. Ignorancia y dilación procesal, bastante comunes en procedimientos con políticos implicados.

En 2012, la presidenta Barcina aceptó la dimisión del consejero de Políticas Sociales, Jesús Pejenaute. Un cortafuegos. Kontuz! denunció un intento de blanqueo en su etapa como subdirector de Caja Navarra. Barcina estaba en la Comisión de Control. ¿Vapores etílicos nublan la memoria de Ibarrola o han hecho un PP con el ordenador de la historia del partidoDietas ocultas, privilegios fiscales y despilfarros son también corrupción. Moral y económica.

Carlos Pérez Conde

HAY QUE BLANQUEAR AL RESPONSABLE DEL 23F

Sábado 28 de junio de 2025

Es evidente que la celebración del  44  aniversario del golpe de estado del 23F se les ha chafado. Más que hablar de las cuatro décadas transcurridas, todo gira sobre  la corrupción, cuando quien inauguró esta forma de actuar fue Juan Carlos de borbón y por eso vive hoy en Abu Dabi.

Veremos si la iniciativa del PNV sobre los documentos oficiales permite investigar que pasó aquel 23F de 1981 si todavía queda alguna pista..

¿Acaso han dejado investigar este asunto?. ¿No son suficientes libros de enjundia que dan pelos y señales de la frivolidad de Juan Carlos que ante la legitimación de Adolfo Suárez, tras las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977, los atentados de ETA contra militares y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la voladura de UCD y los actos en la Casa de Juntas de Gernika  le encargaron al general Armada para que diera “un golpe de timón”, así se llamaba la operación y encabezara un gobierno de concentración que desandara  el camino autonómico transitado por Suárez.

Afortunadamente aquello fue una gran chapuza y estéticamente algo propio de la España cañí tan impresentable que no les quedó más remedio al rey que desandar el camino andado gracias a los reflejos del general Sabino Fernández Campo aquella noche aciaga donde tardó tanto en salir a la opinión pública. De haber sido por él, hubiera recibido en la Zarzuela a su antiguo preceptor Armada y la lía parda.

En una recepción en el Palacio Real, Antonio Carro, que había sido ministro de la presidencia con Carrero Blanco me dijo ”El culpable del 23 F fue éste” señalando al rey. ”Se dedicaba a criticar durísimamente a Suárez, a tener relaciones de gran campechanía con militares golpista, de tener una relación casi diaria con Armada que hizo que forzara el nombramiento de éste como segundo jefe del estado mayor, en contra de Suárez.

En este próximo 44  aniversario se le quiere  volver a blanquear, sin dejar que los historiadores investiguen de verdad que pasó en los días previos y esa tarde de marras, de hecho, la conocida como trama civil está sin tocar. Hay que continuar con el cuento chino del rey salvador de la democracia. Aunque sea mentira. Y, de eso, nada, absolutamente nada.

La Operación Armada comienza a quebrarse por «un problema de estética, una operación que se suponía palaciega no podía incluir aquellos gritos, aquellos empujones a un hombre, teniente general, ya mayor, al que ni siquiera se derriba y, sobre todo, aquellos disparos… Ésa no era una imagen aceptable para que nadie se prestara a liderarla

El juicio de campamento

Cuando estaba muy avanzado 1981, el comandante José Luis Cortina y el capitán Vicente Gómez Iglesias pasan a ser detenidos. En el entorno del primero se dice que se los acusa porque son la vía que «lleva al Rey», vía que eligen los abogados defensores de los acusados para exonerarlos de culpa a través del atenuante de «la obediencia debida»; los encausados, así, se hubieran limitado a cumplir «órdenes» que venían de la Zarzuela. Es cierto que durante la causa, inútilmente, los abogados defensores y los encausados intentarán demostrar que el rey es «la pieza que falta» en el puzle del golpe.

La investigación judicial del 23-F distó mucho de ser ejemplar. Y, sin duda, en ello tuvo que ver no poco aquella decisión que se tomó en los días inmediatamente siguientes al fracasado golpe: implicar al menor número de militares posible y a ningún civil, como si nunca hubiera habido otra «trama civil» que la que representaba el falangista García Carrés en absoluta sole­dad. El que a menudo los eventos cruciales de la trama se desarrollaran en conversaciones con tan sólo dos protagonistas, es decir que acababan reducidas a un «yo digo, tú dices» sin, por tanto, valor probatorio, aún hizo más difícil desentrañar un laberinto en el que a veces parecía que lejos de derribarse muros, lo que se hacía era añadir nuevos rencores.

Y como punto final ni Sabino Fernández Campos compareció ni los Directores de los Medios trataron para nada el asunto de la implicación del rey.

Todo esto, como se ve, es vergonzoso, nada edificante, pero muy demostrativo del reinado de Juan Carlos de Borbón que celebra este aniversario en Abu Dhabi, allí huido, por su frivolidad, su corrupta vida privada y la suma de sus errores, el mayor de ellos, el del 23 F, algo gravísimo en la historia de España que se quiere blanquear. El gran patriota.