Sábado 18 de abril de 2020

El Lehendakari Agirre creyó sinceramente que los aliados, tras la II Guerra Mundial, revocarían a Franco. Churchill fue uno de los grandes culpables de que esto no fuera así a cuenta de que un dictador en el flanco sur de Europa les aseguraba a ellos la tranquilidad política, en función de la represión, con el discurso anticomunista oportuno que Franco supo capitalizar, sin mérito alguno. Fue una indignidad absoluta y una afrenta a quienes habían luchado por la victoria de la democracia contra el nazifascismo.
Ante eso al Lehendakari le tocó ser un peregrino de la democracia trabajando en el exilio español por lograr se respetasen los Derechos Humanos en el Estado Español y en Euzkadi, y tocar todas las puertas y mantener la llama encendida. Con Galindez e Irala lo hizo en Naciones Unidas logrando en 1946 que se retiraran embajadores de Madrid, pero ni un paso más y asimismo tocó las puertas de la Unesco en varias oportunidades.
Un buen amigo me lo comentó a raíz de estos artículos. Su Aita, un resistente vasco perseguido, había sido un gran admirador del lehendakari y tenía su foto en su despacho de Bermeo, tratando en 1956 de visitarle en Paris en un viaje en Londres. Él es quien me ha facilitado este documento que transcribo a continuación recordando que la Unesco, nacida en 1945, resume su nombre y actividad como organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, con sede en Paris, muy cerca de donde estaba la sede del Gobierno Vasco en el exilio. En ella trabajaron personalidades de primera como Javier Landaburu, D. Alberto de Onaindia, Antonio Gamarra y lógicamente esta fue una de las puertas que Agirre tocó en su exilio para temas tan concretos como para evitar que se reconociera la dictadura de Franco y se contemplara la situación del euskera bajo una feroz dictadura.
Que por hacer no quedara por eso queremos dejar constancia, de lo mucho que se movió el Lehendakari en estos dos testimonios.
GOBIERNO DE EUZKADI

Presidencia
50, Rue Singer – París (16’éme)
Señor Presidente y Señores Miembros del Consejo Ejecutivo de la U.N.E.S.C.O.
Señor Presidente, Señores:
Ya en otras ocasiones, el Gobierno Vasco en exilio ,que tengo el honor de presidir, se ha dirigido a la UNESCO llamando la atención del Consejo Ejecutivo y de los Delegados Nacionales, sobre los constantes atentados que sufre la cultura del Pueblo Vasco bajo el régimen del General Franco.
Este hecho insólito, anacrónico sobre todo en países enclavados en el Occidente de Europa, adquiere hoy una gravedad mayor, teniendo en cuenta que el Estado Español es miembro de la UNESCO, con todos sus derechos.
Hemos denunciado anteriormente la política sistemática de genocidio cultural que se sigue contra el Pueblo Vasco, unas veces con brutalidad, otras con disimulo e hipocresía. Nada es extraño, allí donde la libertad de expresión ha sido suprimida totalmente.
El poder dictatorial oprime políticamente a todos los ciudadanos del Estado, pero en el caso vasco, como en el catalán y el gallego, la persecución es doble, pues va orientada directamente hacia la supresión de la cultura peculiar del País, impidiendo, entre otras cosas, la utilización del idioma propio en la prensa diaria, después de haber decretado su exclusión de toda clase de centros de enseñanza.
Así vemos que la Universidad Vasca, creada por el Gobierno de Euzkadi (País Vasco), conforme a las disposiciones del Estatuto de Autonomía, fué suprimida, sin que se haya restablecido hasta hoy. Sus profesores fueron unos perseguidos, otros encarcelados y algunos están en el exilio.
No dejará da extrañar que, entre todos los antiguos reinos y señoríos de la Corona da España, lo mismo en Europa que en América, sea el País Vasco al único que no cuenta con una Universidad oficial.
La persecución a la lengua vasca va desde la cuna a la tumba.
Ya el 18 de mayo de 1938, el Ministerio de la Justicia del Gobierno del General Franco prescribía la traducción al castellano de todos los nombres propios que figuraban en los Registros del Estado Civil (nacimientos, matrimonios y defunciones), que no pueden ser inscritos en otra lengua que el español.
El 1º de abril de 1947, una Orden del Ministerio de Educación Nacional, prohibía el empleo de la lengua vasca en siete revistas religiosas publicadas en Guipúzcoa, que querían consagrar algunas columnas al idioma del País. Ninguna de las antiguas revistas ha reaparecido hasta la fecha.
Más de cien periódicos, revistas o semanarios de toda naturaleza, han sido suprimidos y confiscados en el País Vasco por el régimen actual de España.
El 27 de octubre de 1949, una disposición del Gobernador Civil de Vizcaya, obligaba a las familias propietarias de tumbas y monumentos funerarios sobre los que figuraban inscripciones en lengua vasca, a retirar los epitafios y reemplazarlos por inscripciones en castellano. Adjuntamos una fotocopia de la disposición antedicha, que causó en su día profunda indignación en todos los medios de la sociedad civilizada.
Estas medidas no han sido aún rectificadas.
Todavía en el año 1952, las autoridades del Gobierno del General Franco en el País Vasco, impusieron diversas multas a jóvenes cuyos nombres vascos habían sido publicados con ocasión de una fiesta de beneficencia de carácter religioso.
Sigue hasta hoy suprimido este empleo de nombres en toda clase de documentos oficiales.
Unidos estos hechos a la supresión de toda especie de sociedades culturales, como «Eusko-Ikaskuntza» («Sociedad Internacional de Estudios Vascos») y su órgano, la Revista Internacional de Estudios Vascos, así como una multitud de asociaciones culturales y revistas de todas clases, incluso de orden religioso, constituyen suficientes detalles para concluir que el Estado Español actual infringe las normas y los fines para los cuales fué creada la UNESCO.
Según los términos del acta constitutiva de vuestra organización, ella tiene por finalidad «Contribuir al mantenimiento de la paz y de la seguridad, con el fin de asegurar el respeto universal de la justicia, de la ley, de los derechos del hombre y de las libertades fundamentales para todos, sin diferencia de raza, de sexo, de lengua o de religión, que la Carta de las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos».
El régimen del General Franco no cumple estas finalidades, y repitiendo ideas que expusimos en anterior escrito de protesta por la admisión de dicho Gobierno en la UNESCO, añadiremos hoy que sería más lógico que las culturas perseguidas por ese régimen, como la cultura vasca, sean admitidas y, en todo caso, protegidas por ese organismo internacional.
Ruego al Sr. Presidente del Comité Ejecutivo de la UNESCO y a los demás componentes del mismo, tengan por recibido este escrito, dando cuenta de su contenido a la Conferencia General que se va a celebrar en Montevideo, adoptando en consecuencia aquellas resoluciones que permitan el libre desenvolvimiento de la lengua y cultura vascas, hoy perseguidas por un Estado miembro de la UNESCO.
Reciban, con este motivo, el testimonio de mi consideración más distinguida,
París, 20 de Octubre de 1954.

No fue esta la última vez que el lehendakari protestó.
Lógicamente estas protestas incomodaban al régimen que no aceptaba lo que consideraba una “injerencia” en los asuntos internos de la dictadura. Pero esa lluvia fina, de Agirre, que tenía gran prestigio internacional por una parte y la mala conciencia aliada por la otra, de alguna manera, lograron que poco a poco y a través de la iglesia el régimen abriera la mano permitiendo el nacimiento de las Ikastolas .Es una historia que creemos debe ser conocida.
