Domingo 15 de abril de 2012
Vivimos días en que se van cumpliendo 75 años de acontecimientos vinculados a la guerra, a los gestos de nuestros mayores o a las atrocidades vividas. Pero hay otros aniversarios que pasan debajo de la mesa y que conviene recordar por las repercusiones que siguen teniendo. Me refiero a la separación de los navarros socialistas del Partido Socialista de Euzkadi hace ahora 30 años redondos. Y aquello, aunque parezca mentira, sucedió. No existían el PSE y el PSN, sino que todo era PSE, con los gritos de «Nafarroa Euzkadi da», la celebración del Aberri Eguna, la pancarta de la autodeterminación, la candidatura conjunta para el Senado en 1977 con PNV y ESEI, la pertenencia ala Asambleade Parlamentarios Vascos con D. Manuel de Irujo al frente, la portavocía de Carlos Solchaga, el de Tafalla, del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados… Y, de repente y a cuenta de que se habían creado dos Comunidades Autónomas,la Vascayla Navarra, decidieron separarse sin dar mayores explicaciones. Es como si el PNV hubiera creado dos partidos: el vasco y el navarro. Y a partir de ahí, una gestión política basada en los pactos con la derecha navarrista más antivasca, el limitar la vida del euskera a guetos, el consolidar una autonomía uniprovincial cuyo santo y seña ha sido perseguir todo atisbo de vasquidad… Magro balance de treinta años y una realidad actual de partido más parecido a una orden mendicante, desnortada y sin gasolina, que a un partido histórico asentado fundamentalmente enLa Ribera. Enresumen. ¡Qué diferente hubiera sido hoy la historia, tanto dela CAVcomo de Navarra, con un Partido Socialista Vasco o Vasco-Navarro!
Bajo el lema Seguir avanzando se celebró los días 5 y 6 de junio de 1982 en Iruñea el Congreso Constituyente del Partido Socialista Navarro. Con la elección de la nueva ejecutiva culminaba el proceso de desvinculación de los navarros del PSE, en el que se encontraban integrados hasta aquella fecha. El acto comenzaba tras un trabajoso «Ongi etorri guztiak» dirigido a los doscientos delegados asistentes y a los numerosos invitados al acto, entre los que se encontraban Carmen García Bloise, Luis Fajardo Espínola, Carlos Solchaga -que saludó como «un navarro socialista y no un socialista navarro»- y el secretario general del PSE, Txiki Benegas.
En los pasillos había expectación, ya que se llegó a filtrar que una parte de los delegados estaba dispuesta a plantar cara a la línea oficial dirigida por Urralburu y Arbeloa. Sin embargo, parecía seguro que saldrían adelante con un amplio margen de diferencia las ponencias presentadas porla Ejecutivasaliente, así como la definitiva separación del PSE-PSOE. Tras los debates, llevados a cabo sin presencia de los medios de comunicación, se aprobaban todas las propuestas por unanimidad.
Tras la intervención y saludo de diversos líderes, siempre en un tono triunfalista, tomó la palabra Gabriel Urralburu para leer el informe político elaborado porla Ejecutivasaliente. A lo largo de 26 páginas, Urralburu repasó la trayectoria política seguida por el PSOE en Navarra desde 1977, en el que favorables a la «incorporación de Navarra en Euzkadi» estaban integrados en el Frente Autonómico con partidos nacionalistas. El secretario general saliente dijo cosas tan extraordinarias como que los navarros «nos enteramos del pacto casi por la prensa, cuando estábamos negociando aquí otro frente. Nunca hemos hecho uso del nombre del PSE, sino del PSOE, y tampoco hemos participado en mítines conjuntos con el PNV». Curiosamente aquel pacto se hizo y formó en el hotel Maisonave en el centro de Iruñea.
No faltó tampoco en el análisis una valoración de las convivencias socialistas con la derecha más conservadora de UPN para sacar adelante el proyecto de Amejoramiento del Fuero, relaciones que ese día repudiaron públicamente al darse cuenta de que la opinión pública identificó la política del PSOE con la de UCD y UPN.
Días antes, en el transcurso de una rueda de prensa convocada para informar de la celebración del Congreso, Gabriel Urralburu no había dudado en manifestar que «si en el 77 se decidió llevar a cabo el proyecto de vinculación, fue porque al final de la dictadura ningún militante de izquierdas podría llamarse solo navarrista y de izquierdas».
Estas declaraciones contrastaban notablemente con las realizadas aquel mismo año por el líder socialista a la revista Tierra Navarra, en las que afirmaba que nadie podría decir en Euzkadi que los socialistas navarros no habían luchado por la autonomía vasca. «Están perfectamente unidos -continuaba- los intereses del socialismo con la vinculación de Navarra al País Vasco».
El tono navarrista con el que los socialistas trataron de impregnar su programa se dejó sentir en todo el congreso. El mismo Txiki Benegas insistía en diferenciar machaconamente la dicotomía vascos y navarros, en un nuevo alarde de equilibrismo político. El secretario general del PSE, que acudió como invitado, puntualizaría que Navarra tenía derecho a recuperar su autogobierno y sus instituciones, «y así lo ha demostrado a través del Amejoramiento. Ambas comunidades se asientan sobre presupuestos distintos como son el Estatuto de Gernika y el Amejoramiento del Fuero».
Pese a la trascendencia de los acuerdos adoptados, que suponían un giro total en la política del partido desde su legalización, algunos de los invitados apenas concedieron relevancia a la cuestión, catalogándola como una medida meramente «coyuntural».
Concluido el acto inaugural, se cerraron las puertas para el debate de las ponencias de organización y política que se habían presentado a discusión, así como para la elección de nuevos cargos. Entre los objetivos designados en la ponencia de resolución política destacan la defensa dela Constitución, la defensa de la personalidad de Navarra en el marco del Amejoramiento, el desarrollo progresivo de este y la lucha contra la violencia y el terrorismo. La impresión generalizada fue la de que el PSOE se estaba construyendo un marco autónomo para gobernar en él. Aspiraciones electorales que, por otro lado, fueron recalcadas por Urralburu tanto en la rueda de prensa anterior al congreso como en el desarrollo del mismo.
Si las sesiones no depararon ninguna sorpresa en cuanto a la aprobación de los textos planteados, tampoco las hubo a la hora de elegir a la nueva Ejecutiva. La víspera se hablaba de una supuesta bipolarización interna, con una pugna entre Julián Balduz y Gabriel Urralburu por constituirse en cabezas visibles del partido.
Con el 76,80 % de los votos fue elegido presidente del PSN Paco Álava, exalcalde de Tudela. Hasta hacía bien poco aún se le veía en alguno de los carteles, que milagrosamente se habían salvado de las inclemencias climatológicas, al lado de Manuel Irujo y Carlos Clavería en una lista al Senado español por el Frente Autonómico.
El congreso constituyente pasó sin pena ni gloria. Fue una defensa a ultranza de la línea oficial en la que se aludió en numerosas ocasiones a la «cooperación» con «el País Vasco» y se potenciaba la tercera vía: «Un lugar de encuentro entre ambas comunidades, el Comité Socialista Vasco-Navarro». Se insistió asimismo en que la desvinculación no significaba ruptura. Txiki Benegas hizo alusión a ello al comentar que se equivocaban los que pensaban que este era el congreso de la separación. «Si federar es unir desde la libertad y la solidaridad -dijo-, hoy estamos sentando las bases de una profunda unión».
Con la presencia de Enrique Múgica Herzog, se cerraba aquel domingo el congreso de la ruptura. Antes habían tomado la palabra algunos invitados y el nuevo presidente. El reelegido secretario general, Gabriel Urralburu, cerró el turno de intervenciones resumiendo los auténticos fines perseguidos por el partido. «El proyecto socialista -manifestó- es un proyecto autónomo que significa estar por encima de la política de enfrentamiento que mantienen los nacionalistas vascos, que buscan la incorporación de Navarra, y la derecha navarra, que no reconoce el problema». Muy bonito. Pero sabemos lo que ocurrió. Urralburu se dedicó a robar.
Ocurrió hace treinta años.
Euskadi la rompisteis los del PNV desde el momento en que cometisteis el error de no ver y anunciar que el estado Vasco es …. Navarra, y nuestra capital es Iruña. Lo demás es inventado y concedido como pago al sometimiento. Hoy día lo vais a romper cuando tras las siguientes autonómicas, que ojalá sean cuanto antes, NO llegaréis a acuerdos con Amaiur, con excusas mil. Y os centraréis en el bizkaitarrismo más rancio y os dejaréis atraer por cantos de sirena del españolismo del PPSOe, todo con tal de llenar el zurrón a ciertos burukides triperos. Ejemplo: me comentaban el otro día la pastaza que se sacaba Ardanza de presidente de Euskaltel (bajo su mandato se hizo la pifia con Orange por la que habrá que pagar un dineral ahora) o de la corporación Mondragón, a manos llenas.
Ni queréis un estado vasco ni nada parecido, queréis un eterno mantenimiento del status quo actual con un eterno gimoteo mendigando transferencias bajo reglas de juego ajenas. Tened valor y coherencia. Parece que solo os ponéis farrucos el día del Alderdi.
+1000 Al comentario anterior de Takolo joder.
Eso si, a pesar de que el estado histórico es Navarra, yo preferiría llamar a las 7 provincias Euskal Herria… ya se que es un término de índole cultural mas que política, pero lo prefiero por dos motivos:
1) Navarra ha sido asimilado como término que únicamente designa a los territorios que abarca la actual comunidad foral.
2) Con «Euskadi» ha ocurrido lo propio en la CAV. Por otro lado, es un término con un corto recorrido histórico e inventado por Sabino Arana para un tipo de nacionalismo que me parece un poco excluyente con el resto de sensibilidades soberanistas.
Por lo tanto, Euskal Herría me parece hoy día mas aglutinante. No es que Nafarroa esté mal, ni tampoco Euskadi. Que el segundo haya sido inventado por Arana no es malo per se, mirad la ikurriña, yo creo que la gran mayoría nos identificamos con ella, y no se yo si tanto con la de Navarra… Pero en el caso del nombre, prefiero ese.
De todas formas en el fondo es una chorrada joder, para discutir sobre como denominarnos estamos… ya hablaremos de como llamarnos cuanto tengamos la capacidad de decidir sobre ello ¿no? 😉