Nacionalismo Vasco en Iparralde

Lunes 16 de julio de 2012

Hay, según nos parece, en el problema del nacionalismo vasco dos factores que no suelen ser fácilmente comprendidos: el primero, que las aspiraciones autonómicas del sur son inseparables de la constante autonómica de los territorios vasco-franceses, cuya historia es en España totalmente desconocida; el segundo, que la mayoría de los franceses reciben con gran sorpresa el comentario cuando se les dice que pronto podrían tener en plena ebullición a sus vascos. Ellos creen que las cosas fueron definitivamente “atadas y bien atadas” en 1790, con la creación del Departamento de los Bajos Pirineos y que esas raras palabras vinculadas al nacionalismo vasco no son comprensibles sino en función dela ETAdel sur: cosas del otro, lado del Bidasoa, miradas con simpatía por un vago sentimiento de identidad que la historia ha casi diluido. Las siguientes quisieran hacer alguna luz sobre el nacionalismo vasco-francés. Cuando, en 1512, Fernando el Católico se apoderaba de Navarra, y Juan de Albret y Margarita de Navarra se refugian enla Navarrafrancesa, Navarra sigue existiendo como Benabarra o Basse Navarre. Después de sucesivas escaramuzas, en las que el nacionalismo navarro juega la carta protestante, para sumar fuerzas a la vez contra el Rey Católico y contra el Papa, que habría facilitado la caída de Pamplona, Enrique IV se titula rey de Francia y de Navarra en 1589: se trata de una “unión personal” y no de una fusión de Estados, que conservan su constitución y su libertad. No hay por qué seguir aquí la complicada trayectoria de los pequeños territorios vascos de Laburdi y Zuberoa (la Soule) liberados poco a poco de siglos de invasión inglesa y que entrar sin fundirse en la órbita dela Navarrade ultrapuertos.

Las cosas siguen así hasta 1789, en que se desencadena la tempestad de la convocación de los Estados Generales (Versalles, 5 de mayo), que adquirirán su máxima gravedad con la revolución francesa y estallará en los fuegos artificiales del imperio napoleónico.

Luis XVI, que convoca a todos sus reinos, no se atreve a herir la susceptibilidad de los vascos, a los que quiere seguir tratando como “reino independiente” y convoca para ellos estados regionales en el Bearn y en Navarra. Las sesiones tienen lugar en San Juan de Pie de Puerto, donde deberán elegir, como nación, delegados para Versalles (abril y junio de 1789). Pero los vascos opinan que aquél es un “asunto extranjero”: si los franceses quieren una constitución nueva, que la hagan para sí: ellos están contentos con la vieja. Y aprovechan la ocasión para dirigir a Luís XVI un largo memorial en el que piden, entre otras cosas: moneda distinta, acuñada en Navarra; establecimiento dela Cancillería, con supresión del senescal, preboste, mariscal y jurisdicción de aguas y bosques; prohibición al intendente de ejercer jurisdicción en Navarra: anulación del tratado de límites de 1785; abrogación de todas las leyes aplicadas a los navarros desde Luis Xlll sin aprobación dela Asambleanavarra y suspensión de todos los impuestos no aceptados por ésta; liberación del clero navarro de los diezmos dela Iglesiafrancesa; facultad de elegir libremente los funcionarios municipales; reconocimiento de los privilegios particulares de la nobleza navarra; que las cadenas de Navarra figuren en el escudo real y en las monedas juntamente con las armas del escudo de Francia; declaración de la nulidad de la “Unión” de 1620 y posibilidad de separarse si llegara al trono de Francia una mujer; que los reyes presten juramento de guardar los fueros navarros antes de acceder al trono, semejante al juramento que prestaban los reyes españoles, incluso después de la división de las dos Navarras.

Dos cosas eran sustanciales: reconocimiento de la soberanía nacional y facultad de vetar los impuestos que se consideraran abusivos.

Más dóciles, Laburdi y Zuberoa aceptan en Versalles el artículo 10 que establecía un derecho común para toda Francia. Navarra convoca otra vez sus Estados en septiembre, para salir de su actitud pasiva y tomar finalmente decisiones. Pero sabiendo cuáles iban a ser éstas, Luis XVI disuelve la reunión (22 de septiembre 1789). El 8 de octubre,la Asamblea Nacionaldecide que el título de Rey de Francia y de Navarra sea sustituido por el de Rey de los Franceses. El 4 de marzo de 1790 se decreta quela Soule(Zuberoa), Laburdi y Baja Navarra, se fusionen asumidos por el Departamento de los Bajos Pirineos.

La herida infligida a los vascos no ha tenido tiempo de cicatrizar cuando comienzan las invasiones de España (1793). La campaña de Moncey y de Harispe en 1794 pone en contacto a los vascos de ambos lados del Pirineo y resucita en ellos la idea de ser un solo pueblo como antes de 1521. Es muy curiosa esta sintonía espontánea. Mientras las tropas de Moncey presionan sobre Bilbao,la Junta Generalde Guipúzcoa se reúne en Getaria y pide, que Gipuzkoa sea considerada como estado libre, sin obligaciones ni con España ni con Francia. Quien detiene a los junteros no es España, por considerarlos separatistas, sino Pinet, el representante de Francia, que lo que pretende no es un Estado-tampón entre Francia y España, sino la anexión lisa y llana de Gipuzkoa al Estado francés.

A partir de 1807, el que opera militarmente en Espa­ña es el propio emperador Napoleón. Y entonces se formula la más extravagante idea de reunión de todo el pueblo vasco bajo el cetro de Bonaparte, pero con personalidad política y nacional.

Un antiguo senador, Garat de Ustarritz, “antes de que el destino de España sea fijado” (porque él da por seguro que Napoleón dispondrá de España como lo ha hecho de todas las coronas de Europa) somete al emperador en 1808 un largo memorial que concibe al País Vasco unificado en el conjunto del imperio.

Todavía vive Francia el recuerdo de la utopía del calendario de la revolución, con esos extravagantes nom­bres de Brumario, Floreal, Termidor… A Garat se le ocu­rre que la patria de los vas­cos, pueblo marinero, podría llamarse “nueva Fenicia”, que estaría constituida por la “nueva Sidón” (territorios franceses) y la “nueva Tiro” (territorios navarros y vasco-españoles). Con los métodos expeditivos de la revolución y del imperio, habría que con­seguir rápidamente la mezcla de las poblaciones: eso sería fácil entre Baztán y Lapurdi y entrela Souleyla Navarralimítrofe.

Garat conoce la debilidad de Napoleón por la instruc­ción pública y propugna la creación de escuelas y liceos, pero en lengua vasca: no sólo habría que conservar el vasco, sino cultivarlo, porque él “arrojaría grande luz sobre todas las lenguas muertas de Oriente”. “No habría que per­mitir habitar en estos depar­tamentos sino a vascos que hablaran el vasco”.

Reconociendo que los vas­cos  son   mediocres  soldados cuando no defienden su propio territorio, Garat de Ustarritz subraya que al servicio del emperador aportarían co­mo marinos “la audacia y el coraje de  los   filibusteros y corsarios más reputados”. Los fenicios   de   la   costa   vasca podrían emular a los de las viejas Tiro y Sidón.

No se nos acuse de dar valor político actual a una utopía romántica destinada al fracaso  desde que se  formuló. Napoleón tendría que aguantar las campañas de Rusia y terminaría  en   Santa   Elena: nada de reino vasco.

Pero el episodio ilustra so­bre la constante independentista de los vascos franceses. La mezcla de poblaciones que provocó Moncey es hoy cosade todos los días por cuarenta años   de   convivencia   de  los vascos exiliados del sur y por la ósmosis   que   los   fáciles transportes y medios de masas crean entre todas las poblaciones fronterizas.

Esta historia es poco conocida en Iparralde y en Hegoalde. Ojalá poco a poco vaya conociéndose. Solo así podremos trabajar en la unión vasca atacada por los separatistas franceses y españoles.

5 comentarios en «Nacionalismo Vasco en Iparralde»

  1. Jajajajajaja!!! Pasee usted por el «pais vasco frances» y se caerá de su famelico caballo.Allí nadie quiere ni oir del tal «nacionalismo vasco», jajajajajaja!!!. Despues borrenme el comentario para coronar vuestra particular idea de democracia.

  2. Madre mia. Usted gana, señor Anasagasti. Es imposible saber por donde comenzar ante tanto dislate. Menos mal que no le leen en Iparralde. Así podrá seguir yendo usted allí, como si no dijese estas «cosas».

  3. Pues sí, hoy en día sigue habiendo nostálgicos de Garat de Ustarritz, en dos versiones cuando menos, los adobados de marxismos y los otros.

    En la práctica, el Concierto Económico opera, en estas provincias españolas de nuestro norte, como el eco más claro de aquel espíritu de «nuevos fenicios». Me pregunto bajo qué nombres se visualiza ahora “la audacia y el coraje de los filibusteros y corsarios más reputados” de otros tiempos.

    ¿Podría darle a Pérez Reverte para algún episodio en otra de sus novelas?

    Inchaalà!

  4. muy muy interesante ¿por qué no escribe un libro detallando toda esta información? Se lo agradeceríamos enormemente

  5. Estos españolistas siempre con la cantinela de de que en Iparralde no quieren saber nada del nacionalismo vasco y sin embargo este no deja de crecer, lentamente, pero a ritmo constante y ya ha conquistado varias alcaldía del interior, por ejemplo: Maule

    Y el que llama dislate a lo que cuenta Anasagasti es un ignorante, ese es el viejo problema de los vascos, que nos han contado la historia como conviene a Francia y a España. Pero las cosas van cambiando. 🙂

    Por cierto, a los de los primeros comentarios les produciría cagalera ver a Kalakan (músicos de Iparralde) con Madonna y su «from Basque Country», nada de «from France» jeje

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