Sábado 10 de noviembre de 2012
Este sábado ha dimitido el gran jefe de la CIA, el Servicio de Inteligencia norteamericano, David Petraeus. No era un cualquiera. Es un militar de primera que mandó las fuerzas multinacionales en Irak y Afganistán. Y dimite por un problema de faldas, tras 37 años de matrimonio. El presidente Obama le recibió en su despacho, le hizo toda clase de reconocimientos, pero le aceptó la renuncia. Es un país serio. En Estados Unidos nadie se mete en la vida privada de la gente salvo que mienta o no cumpla sus promesas. Y en eso son estrictos.
En España hay un rey católico casado en Atenas por dos ritos, el ortodoxo y el de Roma. Juan Carlos de Borbón se comprometió ante las dos iglesias y ante el mundo, que respetaría a Sofía de Grecia y que solo la muerte les separaría. Pero este señor es conocido por sus amantes, su doble vida, sus caprichos, sus concubinas, su irrespeto a la figura de la reina hasta el punto que tras la última aventura en Botswana la buena señora le dijo basta y su relación actual es mínima y mentirosa. Mejor harían divorciándose. Está en la ley. Y que dejen de engañar al personal o hagan como Petraeus.
Estados Unidos es la primera potencia mundial. España está en la cola de casi todo. Y es que si al frente de un estado hay personas tan poco serias y tan poco respetuosas con la palabra dada, el resultado es el que es.
Nada nuevo bajo el sol, pero comparar las dos conductas es bueno para explicar muchas cosas. Quien no respeta la palabra dada, ¿cómo va a respetar a su pueblo?. Pues eso.