Miércoles 16 de enero de 2013
Antonio Jiménez es un buen periodista aunque su actual ideología sea, en resumen, la de un facha en activo. El mismo día en el que un busto de Manuel Fraga era colocado en el Senado junto a Ramón Rubial, ese día, por la noche, en su programa de Intereconomía «El Gato al Agua» justificaba cualquier tipo de medio para que el condenado Bolinaga volviera a prisión.
Un periodista de La Gaceta, otro panfleto facha, se hacía pasar por un periodista de Gara y abordaba en la escalera de su casa al ex preso de ETA al que le preguntaba por su vida. Bolinaga no dejó de sospechar del periodista, pero cayó como un panchito en la trampa, aunque no tuvo ninguna respuesta inconveniente que pudiera considerarse como apología del terrorismo. Se lamentaba de algunas de las cosas que había hecho pero a esa altura de su vida y con un cáncer terminal no se arrepentía de una trayectoria. Esta gente es muy rocosa y no iba a hacerlo al final del camino ante un supuesto periodista de Gara que lo único que buscaba era cogerle en renuncio. Le habían tendido una trampa.
Los miembros de la tertulia vieron el video y Jiménez aplaudió la canallada. Le parecía que Bolinaga debía volver a prisión y morir tras las rejas y que el fin de esa entrevista justificaba los medios utilizados. Solo dos tertulianos, Cristina Alberdi y Mariano Guindal criticaron el procedimiento. Los demás lo aplaudieron e incluso el conductor del programa, Antonio Jiménez se irritó por las observaciones que habían hecho estos dos contertulios. Y es que Antonio Jiménez, vuelvo a repetir, es un facha. Un hombre que reivindica a un Fraga que perteneció a un consejo de ministros que condenó a muerte por fusilamiento a Julián Grimau y que fue ministro de la dictadura, para él que es un beligerante periodista de la caverna, le parece un modelo a seguir. Para Jiménez los medios no dignifican el fin sino que para llevar el ascua a su sardina, vale todo. Es lo que hacía Bolinaga defendiendo sus deleznables ideas y dejando que Ortega Lara muriera en el zulo antes que decir donde estaba. Una barbaridad, una salvajada, una inhumanidad, algo ética, estética y humanamente condenable, pero ese era aquel Bolinaga. El miembro de ETA ya fue detenido, juzgado y condenado y ahora enfermo y con un cáncer que toca su puerta para la otra vida, ha vuelto a su casa para morir en ella, por acuerdo judicial
No me gusta nada Bolinaga, pero tampoco Jiménez. Para ellos lo que vale es la ley de la selva y del talión. Nada que ver con una sociedad con valores, democrática y con voluntad de reconciliación. Fue un pésimo espectáculo de chacalismo. El mismo que hubiera hecho Bolinaga en sus tiempos de pistolero