Sábado 23 de febrero de 2013
La estrategia de la defensa del yerno del rey, Iñaki Urdangarin es anular la posibilidad de que los correos entregados por Diego Torres puedan volverse contra él argumentando que sería violar correspondencia privada. Muy burdo. AIgo así ocurrió con el caso Naseiro y Palop, lo anularon y al poco llegó Bárcena amparado en semejante impunidad. La justicia no puede detenerse aceptando virguerías de letrado. O se hace justicia con pruebas o jamás nadie creerá en ella.
De hecho ha comenzado una sutil campaña del gobierno y sus ministros para que el fuego no llegue a La Zarzuela. La lectura, este sábado, de un escrito por Urdangarin diciendo que la Casa Real, es decir el rey nada sabía, es asimismo muy burdo. Este buen señor que recibe partes del CNI al parecer nunca se entera de nada que no sea un buen negocio del que obtener comisiones de los días libres de sus amantes. Del resto al parecer no se enteraba. Mentira. ¡Claro que se enteraba!.
Y claro. Aparece ahora la necesidad de una ley Orgánica, una Ley de la Corona, que aborde su posible abdicación. No la hay y un ex rey sin status de persona irresponsable puede ser procesado por sus fechorías como hicieron con Chirac los franceses, cuando se convierta en ex.
La tan repipi vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, debe estar al quite de la operación y al parecer ahora, en plena bronca del caso Urdangarin, no quieren abordar esta posibilidad. De momento se le saca al monarca del escenario a cuenta de su operación de hernia discal, se le da superjuego a Felipe de Borbón, se aguanta el chaparrón y tira millas. Pero todavía, no han calculado el riesgo de hacer una chapuza de gran calibre según la cual la Infanta no sea procesada, Urdangarin sea indultado y un pacto PP-PSOE trataría de silenciarlo todo. Intentos los ha habido que no han cuajado pues esperan conocer hasta donde llega la marea.
En la rueda de prensa del viernes Santamaría también ha descartado que sea ahora buen momento para desarrollar el título II de la Constitución con una ley de la Corona. Muchos asuntos quedaron pendientes de esa ley, por ejemplo el papel del Príncipe heredero, su posición institucional, o cómo se haría una abdicación. En el Ejecutivo y en el PSOE en privado admiten esa carencia, pero el Gobierno cree que con el caso Urdangarin en ebullición no es momento de tocar cuestiones sensibles y hay que esperar a que se despeje el horizonte. Preguntada expresamente por esa ley, la vicepresidenta ha contestado: “Quiero recordar lo que el Rey ha supuesto a lo largo de todos estos años para la estabilidad de nuestro país y la consolidación de la democracia, y sigue trabajando para eso. Vayamos por partes a la hora de los desarrollos legislativos que están ahí desde hace mucho tiempo”.
También ha descartado la vicepresidenta que se incluya a la Casa del Rey en la Ley de Transparencia. Dijo que las Administraciones que contraten con ella sí harán públicos esos contratos, pero que es el propio Rey quien tiene que promover decisiones de transparencia de sus cuentas, como sucede, dijo, en otras casas reales.
En privado, el Gobierno también trabaja para intentar minimizar esta crisis. En las últimas semanas se han producido varios movimientos para reforzar la imagen del Príncipe. El más significativo fue el acto de la inauguración del AVE a Girona, con Mariano Rajoy y Artur Mas. El presidente y sus ministros no pierden ocasión, en especial en sus viajes fuera de España, en destacar la labor del Rey para ayudar a las empresas españolas a cerrar grandes contratos internacionales.