Urge un cambio en Navarra

Viernes 4 de octubre de 2013

Navarra votó sí a la incorporación al estatuto de Estella, pero aquella votación fue manipulada en tiempos de la República. Navarra en 1977 estaba más cerca de la CAV que Araba. Incluso el Partido Socialista incluía Navarra en su Comité. Desgraciadamente el PNV cometió el error de no ir con su propia sigla a las elecciones de 1977. No lo hizo hasta 1982, dejando el campo libre a una UPN que se metió en su campo.

Fue un error la Marcha de la Libertad de Monzón y fue un error político que la izquierda abertzale apoyara a una ETA que, con cada atentado alejaba más y más a Navarra del cuerpo nacional vasco. Eso hizo que estos años hayan sido los de UPN. Pero el modelo ha entrado en crisis. Por robo y por manipulación. Y no es solo la desaparición de Caja Navarra, es también la crisis económica.

La habitual descripción de Navarra como un «cortijo fOral» en manos de UPN da cuenta de cuál ha sido hasta ahora su modo de gobernar. Últimamente están saliendo a la luz las evidencias que muchos sospechaban. De igual manera, el PSN ha estado maniatado por las circunstancias: su debilidad electoral desde los escándalos de Urralburu le ha hecho no poder aspirar a otra cosa que a servir como partido bisagra, y ésa ha sido su perdición. No podía decantarse por un gobierno de izquierda (en 2007 se estuvo a punto y en 2011 también existió la posibilidad) porque tal opción solo era posible con el apoyo de la izquierda abertzale. Desde Madrid se interpretó que tal pacto perjudicaría los intereses electorales del PSOE en las Generales de 2008 y 2011, y se abortó la posibilidad de cambio. La otra opción era dar apoyo a una UPN en minoría, y por ahí se decantaron, en aras a la «estabilidad». Pero el abrazo del oso-UPN ha sido tan doloroso como el del oso abertzale, y las encuestas anuncian una nueva debacle socialista.

Por otra parte, como hemos visto en importantes ayuntamientos navarros, aquí se sigue votando a UPN pase lo que pase, incluso tras gestiones municipales catastróficas. Se vota con la nariz tapada, pero atendiendo al mensaje al que recurren en momentos desesperados: «que vienen los vascos». Y «algunos vascos» tampoco hacen nada para quitar ese temor que inspiran en la mayor parte de la sociedad navarra (sobre todo del sur), haciendo más hincapié en sus propuestas territoriales y lingüísticas que en las políticas progresistas de las que tan necesitados están en Navarra.

De todo ello resulta un panorama político que no permite vislumbrar una salida, y el deterioro producido por la crisis, por los recortes en sanidad y educación, y por la galopante corrupción (lo de la CAN es de traca), están haciendo de Navarra una olla a presión, que nos puede estallar en la cara si alguien no retira la válvula, quizá convocando sin tardar elecciones anticipadas. Y está por ver que éstas no reproduzcan la situación actual.

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