Miércoles 27 de noviembre de 2013
El miércoles dos noticias nos hablaban de dos políticos trabajando en las antípodas. El Senado italiano mandaba a su casa a Silvio Berlusconi por delincuente, y corruptor de menores. Un sinvergüenza de los de dar no solo asco sino repelús. Ojalá a este tipejo no le hubieran permitido nunca dedicarse a la política, mientras todos nos preguntábamos como era posible que en la culta Italia se votara a un ganster como este viviendo además al lado del Vaticano. Me imagino que el Papa Francisco habrá respirado con satisfacción.
Frente a politicastros de este jaez, era asimismo noticia este miércoles el fallecimiento de Beti Duñabeitia, el bilbaino perfecto. Alcalde de Bilbao, presidente del Athletic, cofrade de la Virgen de Begoña. Un tipo sensacional con una capacidad para las relaciones públicas increible. Era además la amabilidad, y la elegancia, personificada y para no encontrar dos iguales. Besaba la mano de las señoras como nadie, tenía una sonrisa perfecta, era la atención personificada, y además era una magnífica persona de los que reconcilian al ciudadano con sus políticos. El perfecto alcalde de Bilbao. Para mi el mejor.
Tuve trato con él y la última vez que le vi fue en la calle donde hablamos de su vida. Me habían dicho que estaba enfermo pero le vi bien y con su amabilidad a flor de piel. Y solo lamenté en su día que no hubiera estado más tiempo en puestos de responsabilidad.
Berlusconi y Beti Duñabeitia. Forza Italia y el PNV. He ahí la diferencia.