García Margallo está obsesionado por la Unidad Territorial Libia

Domingo 26 de octubre de  2014 MargalloEl pasado jueves compareció en la Comisión de Asuntos Exteriores el ministro García Margallo. Nos venía a hablar de Siria, Irak, Medio Oriente y Libia. Éste fue el careo que mantuve con él. El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor presidente. Muchas felicidades, senador Camacho, por esa vicepresidencia segunda. Esperamos que le dé un poco más de vida a esta comisión, que queda un poco lejana de los amores y desvelos del Ministerio de Asuntos Exteriores español. Tiene todo su cariño puesto en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, a veces no dándose cuenta de que la capacidad de control que tiene la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado es la misma que la que tiene el Congreso. Por lo tanto, le animamos a que haga ese trabajo. No dudo que también el presidente de la comisión, don Alejandro Muñoz−Alonso, lo hace, lo que pasa es que es del mismo partido que el ministro, y la verdad es que los resultados han sido relativamente pequeños. Antes de comenzar mi intervención, señor ministro, quiero hacer una salvedad. Ayer intervino aquí, en la Comisión de Asuntos Iberoamericanos que existe en el Senado, el exministro Carlos Solchaga. Dijo cosas muy interesantes sobre la situación de América, y le invito a que lea el Diario de Sesiones para que vea lo que dice sobre la marca España; se lo recomiendo, simplemente, por curiosidad intelectual, no por nada más. Usted ha hecho una exposición y nos ha dado una serie de datos que nosotros no podemos poner en cuestión porque están ahí y son claros, pero sí podemos hacer alguna reflexión desde el punto de vista político. Se habla de los hechos que están ocurriendo, en Siria, Irak, Irán, Libia, en Medio Oriente, en Gaza, y habría que hacer mucho hincapié en por qué se han producido todos estos acontecimientos, en las responsabilidades de la Unión Europea, con su dejación política en una política exterior, y, sobre todo, en el hecho de que en la legislatura que ha finalizado hemos tenido a la señora Catherine Ashton como Alta Comisionada de la Política Exterior porque, a pesar de que en la Comisión Mixta Congreso Senado para la Unión Europea celebrada ayer el secretario de Estado la elogió, nosotros creemos que su trabajo ha sido de una total ineptitud y confiamos que esta situación mejore con la nueva comisaria; indudablemente, hay una cara europea, por ejemplo, en los informativos solo vemos lo que hacen los Estados Unidos en el conflicto del Medio Oriente, en Gaza, Israel, pero también Europa está muy presente, tiene un protagonismo importante y recibe muchas ayudas; sin embargo, ni con Tony Blair ni con nadie se puede capitalizar todo lo que está ocurriendo. Usted mejor que nadie sabe que este tipo de cosas tiene mucha importancia desde el punto de vista del trabajo que después se puede recoger. Como usted ha dicho, se van a enviar tropas a Irak para adiestramiento, y nos parece correcto, pero quiero recordarle –quizá no sea su cometido− que el ministro de Defensa, señor Morenés, ha comparecido en la Comisión de Defensa del Congreso pero no lo ha hecho en el Senado. El presidente de esta comisión sabe cómo fue aquello, fue un planteamiento del ex ministro Bono, pero paliando aquello el ministro de la Presidencia, don Ramón Jauregui, compareció en la Junta de Portavoces para dar cuenta de lo que se estaba haciendo y para que el Senado no fuera excluido de algo que tiene importancia y de lo que usted ha informado, y si usted informa será por algo. El otro día estuvimos en el Palacio de Viana, donde nos entregó el Plan de acción exterior del Ministerio de Defensa y sus colaboradores nos entregaron también un folleto suyo que se titula: Medidas sobre el futuro de Europa; no es el libro de Mao ni de Martin Luther King, pero me llamó la atención una reflexión suya: incluir en el ámbito de la política exterior más decisiones por mayoría de la Unión Europea o al menos evitar que un solo Estado miembro pueda obstruir iniciativas y desarrollar más ampliamente en este marco el concepto de abstención constitucional. Y me gustaría saber si el Gobierno español, y usted mismo, estaría dispuesto a asumir ese tipo de iniciativas porque ha hablado del reconocimiento del Estado de Israel y de lo que ha ocurrido en el Parlamento de Westminster de alguna manera lo ha condicionado a lo que diga el señor Cameron; sin embargo, recuerdo que incluso el propio Rey Juan Carlos habló del reconocimiento de Palestina en la Knset israelí  hace muchísimo tiempo y que el señor Aznar, en unas navidades con el señor Arafat, también lo solicitó, y nos gustaría que usted fuera mucho más categórico a este respecto y se pudiera conciliar las demandas palestinas con las necesidades de fronteras seguras de Israel. Son dos caras de una misma moneda. Cuando éramos los dos jóvenes e indocumentados, como decía García Márquez, repetía usted mucho esta frase: «El que tiene el poder y no lo ejerce, que no se queje». Nosotros propiciamos el reconocimiento del Estado palestino cuanto antes y nos gustaría que para el Gobierno español fuera una asignatura no pendiente sino ejerciente para que ese reconocimiento pudiera evitar todo lo que usted ha relatado; indudablemente, ha sido catastrófico todo lo que ha ocurrido, y que seguirá existiendo, mientras no se produzca la coexistencia de esos dos Estados. No me quiero alargar más porque, como he dicho anteriormente, estamos de acuerdo con usted. Y, en relación con Libia, tengo entendido que estuvo usted ayer en una conferencia en el Casino de Madrid con el señor Enrique Barón hablando del federalismo, y me ha extrañado su silencio, porque usted sabe mejor que nadie que existió en Libia un rey que se llamaba Idris, que hubo un golpe de estado en 1969 por el coronel Muamar el Gadafi, por lo que la monarquía libia se fue al exilio, y este rey Idris hablaba de la monarquía federal. A usted, que es tan monárquico, no sé si le parecerá bien la instauración de una monarquía en Libia; a nosotros no, a nosotros nos parecería mejor que ese país cortado a tiralíneas, hecho por las potencias coloniales dominantes de la época, respondiera a los intereses de sus ciudadanos. Estamos ante dos Estados en uno, creados artificialmente en un momento determinado, y usted ha hecho mucho hincapié en la integridad territorial, que es una de sus grandes obsesiones. Nosotros pensamos que se debería hacer real lo que es real no al nivel de calle sino de un país que en este momento está sufriendo una situación de enfrentamiento no solo por la existencia de tribus y de dos países en uno, y fundamentalmente porque esa realidad no se resolvería con los criterios de la Unión Europea, que dice que debe haber un país solo; si Bengasi y Trípoli no quieren convivir, pues que no lo hagan, simplemente, pero veo que ustedes no han planteado ese asunto y están muy obsesionados por la integridad territorial. Muchas gracias, señor presidente. El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (García-Margallo Marfil): Gracias, señor presidente. Se lo digo siempre que comparezco, señor Anasagasti, yo también le echo de menos. Por eso, he intentado comparecer, como ha recordado el portavoz del Partido Popular en dos ocasiones, en diciembre y en julio, en que me quedé compuesto y sin novia. Siento no haberles visto a ustedes y sobre todo no haberle visto a usted. Mi amor es absolutamente compartido entre el Senado y el Congreso. “Tengo el corazón partío”, como dice la canción. He tomado nota de los amables comentarios que ha dedicado usted a la señora Ashton, amables comentarios que yo no comparto. Entre otras cosas, ha puesto en marcha el Servicio Europeo de Acción Exterior y créame que no es una tarea fácil liderar e intentar llegar a consensos con 28 ministros de asuntos exteriores de países distintos, de partidos diferentes y que no deben su nombramiento y su cese a la alta representantes, que así se llama. En cuanto a Palestina, vuelvo a reiterar, España apuesta por la solución de los dos estados, entre otras cosas porque la solución alternativa, un estado binacional, es una solución mala para los israelíes y los palestinos. La fórmula se resuelve en un Israel seguro en una Palestina viable. El tercer punto es que la consecución de este objetivo, llegar a los dos estados, debe ser fruto de la negociación entre las dos partes, sin perjuicio del reconocimiento por los países que todavía no lo han hecho del Estado de Israel. El desistimiento, como fue la retirada unilateral de Gaza, no es solución, como acabamos de ver. Hay muchas cosas que negociar: las fronteras sobre las líneas de 1967, el Estatuto de Jerusalén, el derecho de los refugiados, el agua y sobre todo la creación de una zona de libre comercio y de desarrollo mutuo de las dos partes, de Israel y Palestina, esfuerzo que debería ser acompañado por una especie de Plan Marshall de la comunidad internacional, en que la Unión Europea tenga un protagonismo especial. Como monárquico, me ha emocionado su recuerdo emocionado al rey Idris. No sé si usted se propone formar parte de las juventudes monárquicas libias en estos años ya de madurez y que hemos compartido tanto tiempo. En todo caso, yo no formo parte de esas juventudes monárquicas. En relación con la integridad territorial, estamos muy cómodos porque la comparten, sin excepción, 193 países de Naciones Unidas, es decir, todos. La integridad territorial la hemos mantenido cuando se ha hablado de Siria, de Libia, de Irak, de Georgia, de Crimea, de Lugansk, de Donetsk. En definitiva, la integridad territorial que está consagrada en Helsinki es uno de los pilares en los que se sustenta la estabilidad mundial, la convivencia y la paz y por eso cualquier intento de romper esa integridad territorial goza de pocas simpatías en la Asamblea de Naciones Unida. Que se defienda la integridad territorial no quiere decir que no se considere la posibilidad de un estado federal en Libia. No es incompatible, lo importante es la integridad y la indivisibilidad del territorio allí y en todas partes.

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