Jueves 19 de noviembre de 2015
Antoine Leiris, periodista, perdió a su mujer en los atentados. Fue asesinada por los terroristas en la sala Bataclán. Antoine ha escrito una emotiva carta en Facebook, que se ha hecho viral.
«El viernes me robasteis la vida de una persona excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo. Pero no tendréis mi odio. No sé quiénes sois y no quiero saberlo, sois almas muertas. No os haré ese regalo de odiaros. No responderé con odio y cólera. No tendré miedo, no dudaré de mis conciudadanos, no sacrificare mi libertad por la seguridad. Habéis perdido.
La he visto esta mañana, por fin, después de noches de espera. Estaba tan guapa como cuando se fue, el viernes, tan bella como cuando me enamoré perdidamente de ella, hace más de 12 años.
Por supuesto que estoy devastado por el dolor. Os concedo esa pequeña victoria, pero dudará poco. Sé que ella nos acompañará todos los días y que nos encontraremos en el paraíso de las almas libres al que nunca podréis acceder. Somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. Ya no tengo más tiempo para vosotros, tengo que despertar a Melvil de su siesta. Sólo tiene 17 meses. Va a merendar, como todos los días, después jugaremos como todos los días y toda su vida este niño luchará para ser feliz y libre. Tampoco tendréis su odio».
LA ANGUSTIOSA SUBIDA A LA CAPILLA ARDIENTE DE SANTI BROUARD
En 1984 mataron en su consulta de pediatra a Santi Brouard. Fue un bombazo. Le conocí refugiado en Donibane Lohitzun. Comía yo con D. Manuel de Irujo y Jokin Inza en el bar de Echave (así se le conocía). Y él estaba en otra mesa. Vino solícito a saludar a Don Manuel. Y éste con su bonhomía trazó una inteligente conversación con el líder de la izquierda abertzale. Aquello me causó una buena sensación de amistad y horizontes comunes.
Y la segunda impresión que tengo es de cuando le mataron. Su féretro estuvo expuesto en el ayuntamiento de Bilbao y me tocó acompañarle al Lehendakari Leizaola a visitar la capilla ardiente. Fue una experiencia angustiosa subir aquellas escaleras, las de fuera y las de dentro, con el lehendakari zaharra. Había una extraña mezcla de respeto pero también de hostilidad. Nos acusaban de mantener relaciones políticas con un socialismo que no hacía nada para evitar el Gal. Y aunque no era verdad, la percepción era esa. Y claro, aquello se había exacerbado ante el asesinato de un hombre bueno como Brouard.
Y subir y bajar aquellas escaleras en aquel clima emocional y ante tanta gente que nos rodeaba y apenas nos dejaba dar un paso fue una dura experiencia. Un grito de más y nos mandan a paseo.
Este jueves, todos los partidos políticos, han recordado en el Parlamento a Santi Brouard. Todos. Y luego dicen que la sociedad vasca no se está normalizando.
LA CAMPAÑA DE LA ALPARGATA ES NUESTRA
Hace quince días, un grupo de amigos en Tolosa me obsequiaba con una Txapela y un par de alpargatas. Seguramente éstas porque yo siempre en las campañas electorales sacaba una y hablaba de la campaña de la alpargata frente a la campaña mediática diciendo que las dos eran compatibles. La alpargata era el símbolo del pateo casa por casa, calle por calle, plaza por plaza.
Veo que los de EH Bildu se han presentado con una colección de zapatos diciendo asimismo que la campaña es pateando el patio. Pues claro. Pero que quede claro que el copyright lo tengo en la caja fuerte sabiniana.
Estos señores aciertan cuando afortunadamente rectifican.