Lunes 30 de noviembre de 2015
NO ME CREO LA ENCUESTA DEL GOBIERNO VASCO
Reconozco que no soy un fan de las encuestas. Siempre aciertan, aunque yerren. Sus promotores siempre tienen la argumentación preparada para el día de la verdad explicar el por qué fallaron todos sus pronósticos. Y eso se está viendo en esta campaña. Aunque hay también otro tipo de encuestas como la del Sociómetro del Gabinete de Prospecciones del Gobierno Vasco que acaba de hacer una con una muestra de 2.142 encuestas en domicilios donde la apuesta independentista cae de un 30 % de hace un año al 26% en la actualidad en Euzkadi.
Ese dato ha servido para que en Madrid se abran botellas de champán y se le de a la noticia rango de gran exclusiva.
Pues no. Yo no me creo nada esta encuesta. Pero es que nada. Estoy seguro que si la verdadera encuesta, un referéndum, se pudiera convocar en Euzkadi esa pregunta sacaría un mínimo del doble. Estoy seguro. Y que este tipo de encuestas no sirven nada más que para manipular un sentimiento desde Madrid.
CINCUENTA AÑOS NO SON NADA
Estudié mi bachillerato en los Marianistas de San Sebastián y en Santiago Apóstol de Bilbao, de los Hermanos de La Salle. Llegué al «Chami» en quinto curso e hice quinto, sexto y Preu. Nos graduamos en 1965. El viaje de estudios fue a Barcelona y Mallorca. Y con este medio siglo cuatro chavales (Boraita, Castroviejo, Olabarrieta y Parra) organizaron varios actos que culminaban en una comida en el Ximela de Gernika. Previamente en un pen driver habían trabajado recopilando fotos, testimonios y revistas del Colegio. Y allí nos vimos todos más jóvenes, más guapos, con más pelo y sin tanta barriga. Algunos vinieron desde Madrid y Mallorca ex profeso. Fue un bonito momento el de recordar tantas vivencias de aquellos años donde imperaban los pantalones cortos, la disciplina, la religiosidad, la austeridad, las salidas al Parque a ver los patos, al Polideportivo de San Ignacio, estudiar cómo funcionaba la fábrica de la Coca Cola en Galdakao. De aquellos Hermanos del babero (Saquitos de Carbón con etiqueta blanca) la gente se acordaba de casi todos los profesores hoy fallecidos salvo el Prefecto de Disciplina, el Poque, hoy en Irún. Estanis, Juan el Loco, Santiago el Barbas, el Hijo del Altísimo, Markiequi, Cerdito, Santiago, el Patrick, Cocón, Basauri, el Petu, Josué el Pistolas,…..y tantos que pasaron por nuestras vidas.
De los presentes no había nadie con ningún trauma y todos agradecidos a la educación recibida que aunque las aulas eran solo de chicos nadie se echó por la ventana. El Club Juvenil de Música con el Hermano Aragües, la editorial Bruño con el Hermano Ignacio Olabeaga, los cine fórums, las películas continuas los domingos, los actos de fin de curso, la rigurosa Semana Santa….Todo aquello lo recordamos los que estuvimos en Gernika y al final nos regalaron un décimo de la lotería, una foto del año pasado y una barra de regaliz, como las que nos daban cuando íbamos a pagar. Desgraciadamente 43 alumnos de nuestra promoción están ya en el otro barrio. Muchos ¿no?. En otras salas se reunían los de la quinta del 49, y en otra Marco con sus amigos de la zona. Aquello era un campamento de confraternización por todas partes. Un momento simpático.
LA BRONCA DEL INTERVENTOR
El 27 de noviembre la concejala del PNV en el Ayuntamiento de Bilbao, Nekane Alonso, por un despiste, votó a favor de la enmienda a la totalidad presentada por Udalberri, lo que hubiera significado la devolución de las cuentas. El alcalde repitió la votación y enmendó el error. En el último turno Nekane Alonso se disculpó por lo sucedido. No pasa nada. Quien tiene boca se equivoca y quien tiene pies anda al revés como dicen los chavales. La gente no quiere políticos perfectos, sino transparentes, cercanos, honestos. Esa imperfección es lo que les hace perfectos.
Lo insólito fue la bronca que le echó el interventor al señalar que «las concejalas Urtasun y Alonso estaban hablando en el momento de la votación, motivo que ha inducido al despiste al no saber que tenía que votar la portavoz. Es una situación poco edificante pero la segunda votación ha servido para aclarar el sentido del sufragio». Pero ¿quién es este señor para echar semejante bronca?. Pues nadie. Se tenía que haber limitado a lo que le preguntó el alcalde. Pero con esa reflexión se pasó siete pueblos. El no es un prefecto de disciplina sino un alto funcionario.
Otra cosa es el hecho, que vuelvo a repetir, le puede ocurrir a cualquiera, hasta a gente joven que rebate esa absurda teoría del cambio generacional de la que hablaba el otro día. A la gente hay que juzgarla por lo que hace, no por su edad.