Domingo 21 de agosto de 2016
En el hall del Laurak Bat de Buenos Aires hay una placa en bronce del artista José Fioravanti, en recuerdo y gratitud de este Centro Vasco a los parlamentarios que defendieron las libertades vascas en el siglo XIX. Pone en ella: ”La Sociedad Laurak-Bat a los guerreros del pensamiento que defendieron en el Parlamento español las libertades Euzkaras”. En aquellos tiempos se hacían estas cosas. Y es que aquellos fueristas se dejaron la piel en aquella casa clamando en el desierto.
Una de sus prédicas era contra la primera ley abolitoria de los Fueros Vascos, tras la primera guerra carlista en octubre de 1839 que culminó en el llamado “Abrazo de Bergara” que curiosamente se firmó en Oñati. Mejor sería conocer aquella felonía como de la “Traición de Bergara” entre los generales “ayacuchos” Baldomero Fernández Espartero (conde de Luchana y posteriormente regente de España) y Maroto. Bueno pues este sinvergüenza tenía toda una calle en el centro Bilbao.
El 25 de agosto de 1978, falleció en Aiegi (Navarra), D. Juan de Ajuriaguerra. En 1979, exactamente un año después y tras las elecciones de marzo, el alcalde del PNV, Jon Castañares, por decreto de alcaldía, le quitó a un enemigo del pueblo vasco su calle y se la dedicó a D. Juan de Ajuriaguerra. Allí mismo, dijo: ”Se la dedicamos pues fue todo un patriota que luchó, día a día, sin descansar por su patria Euzkadi”. Los de Alianza Popular, protestaron un poquito. En aquellos tiempos, la derecha española tenía el complejo de culpa del franquismo y hablaban de estas cosas en voz baja y no tenían entre sí todavía al bocazas de Semper para montar el número en defensa de aquel traidor.
El otro día, viendo un concurso televisivo le preguntaron a un joven veinteañero por Ajuriaguerra. Y tranquilamente contestó que era “una calle de Bilbao”. Toda una biografía quedaba resumida en una calle.
Y es normal que estas cosas pasen, cuando no estamos transmitiendo a las nuevas generaciones el oro de unas conductas ejemplares, aunque suene cursi. Yo personalmente estoy bastante saturado de todo lo relacionado con ETA. Y cuando surge una nueva organización y tilda a un partido de 121 años de Casta, cuando su jefe ha sido acusado por Mariló Montero de querer “golpearla hasta hacerla sangrar” o como en el caso de Rivera, que tuvo que desnudarse para llamar la atención y está obsesionado, en su incultura histórica, en querer abolir como Espartero restos de foralidad y son puestos como ejemplo de modernidad, algo se está haciendo mal.
Todos los años, alrededor del 25 de agosto, la Junta Municipal de Deusto, encarga una misa en recuerdo de quien fuera su afiliado Juan de Ajuriaguerra. No es que se llene la Iglesia de San Pedro o San Felicísimo como el monumental funeral en Begoña, ni la capilla ardiente de la Diputación, pero a esa misa, iban siempre los de toda la vida y gente joven, a los que sus padres invitaban a no olvidar a un hombre clave en la historia del PNV y de Euzkadi. Pero esa misa languidece, y también es algo normal. Lo malo es que nunca se ve en actos de estos a personas que no dejan de estar en las letras negritas de los medios en todos los saraos de la Villa. Siempre los mismos, pero nunca en estos recuerdos.
Era yo miembro del Bizkai Buru Batzar en 1978, cuando Sabin Zubiri, asimismo burukide, me llamó para ir a visitar a las hermanas de Juan Ajuriaguerra. Nos dijeron que tenían dos sobre cerrados. Había que hacerlo llegar uno a su familia y otro a D. Doroteo Ziaurritz, presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV. Los dos sobres estaban doblados, dentro de otro cerrado en el que ponía: ”Para guardar sin abrir”. Lo abrimos. Contenía dos cartas escritas a lápiz. He aquí el contenido de la dirigida al Presidente del EBB:
Sr. D. Doroteo de Ziaurritz.
E.P.M.
Mi querido amigo y Presidente:
«La contestación que los españoles han dado a su carta optimista el día pasado no ha podido ser más trágica. Esta madrugada han fusilado a 14 PRESOS DEL DUESO. Seis nacionalistas, dos socialistas, dos de la CNT y un comunista, todos ellos de los que con nosotros han luchado en Euzkadi y tres más de Santander. De los nacionalistas a Ramón Azkue y Markiegi que estaban en la misma celda que Unzueta, Arzelus y yo. A Ibarbia y Zabala de los responsables de STV de Guipúzkoa y Bizkaya respectivamente, Otamendi del Gabinete de Radio y Markaida tercer maquinista del bou Gasteiz.»
«La muerte de estos nacionalistas ha sido ejemplar. Dirigidos con un temple magnífico por Markiegi han caído al grito de ¡Gora Euzkadi Askatuta! coreado por un grito de ¡Viva España! del pelotón que los apuntaba. No sabemos aún todos los detalles de lo que ha sucedido esta noche pero ya les mandarán noticias o bien nosotros u otros, según se vayan conociendo.»
«Como supongo que pronto iremos cayendo los demás quiero antes de hacerlo, hacer a Ud. patente, quizás por última vez, mi razonado, firme, inquebrantable adhesión a las doctrinas del PNV en las dos partes del lema, como católico y como patriota y la esperanza, la seguridad más bien, de que la sangre que aquí se derrame no será baldía sino que ha de dar en Euzkadi frutos de libertad en tiempos próximos y que estos sufrimientos se han de transformar para la Patria en días de felicidad y ventura. Tenga Ud., los burukides y los demás que con nosotros han trabajado, la seguridad de que les recordaré a la hora de morir con el cariño de quien con Uds. ha pasado días duros, días difíciles y gloriosos.»
«Les ruego que cuando esto pase trasladen mi cuerpo a tierra de Euzkadi de acuerdo con mis padres y hermanos.»
«La gente aquí ha sufrido un gran golpe con las ejecuciones de esta mañana pero todos están con el ánimo elevado y dispuestos a sacrificar sus vidas por Euzkadi.»
«Abrace Ud. a Solano, Arredondo, Agirregoitia, Arregi, Zarrabeitia, Bereiciartua, Eli, Gamarra, a los del Consultivo, a José Antonio y a los Consejeros del Gobierno y a todos los demás que por ahí se encuentren. Espero que rueguen Uds. a Dios por mi alma y sigan trabajando por hacer pronto una Euzkadi libre y feliz en Jaungoikoa eta Lagizarra.»
¡Gora Euzkadi Azkatuta!
La dirigida al general italiano de la División Flechas Negras, Manicini, decía:
Excmo. Sr. Mancini
General de la División Flechas Negras
E.S.M. donde se encuentre.
Fiados de la palabra de Vds. A quienes creíamos hombres dignos y honrados, se entregaron a sus tropas los gudaris y políticos vascos haciendo gala de una fidelidad a la palabra empeñada, que Vds. muy bien conocen. A este comportamiento nuestro se ha respondido de una forma ignominiosa dejando a un lado todo compromiso y haciendo caso omiso de la palabra dada.
Primero fue la entrega de los gudaris y políticos a los españoles, seguido de su encarcelamiento, precediéndose por dichos españoles a unas pantomimas de juicios en los que las condenas estaban preestablecidas y sin ninguna garantía para los juzgados, de la disolución de los campos de concentración, esparciendo a los gudaris y enviados a bastantes al frente y a las cárceles, y últimamente precediéndose de quienes voluntariamente vinieron al Dueso por indicación de Vds. En la seguridad de que los modos de la nueva Italia eran distintos de aquéllos que a la antigua habían dado fama de deslealtad y falta de honradez.
Hoy mismo han sido fusilados hasta catorce presos entre los que estaban gentes que en toda su vida habían sido modelos de ciudadanos por su bondad y rectitud, y que en esta revolución no han tenido, aparte de la libertad de su Patria, otra preocupación que el cortar, aún con peligro de sus vidas, los desmanes, tropelías y asesinatos que algunos elementos de otras fracciones intentaban hacer y de inculcar entre los propios partidarios de la humanidad, limpieza de corazón y rectitud que debe aún imperar en las luchas más violentas, teniendo en su haber la salvación de gran número de vidas y haciendas de enemigos suyos. Hoy han sido unos y en adelante caerán más, entre ellos espero caer yo, y antes de caer quiero mostrarle que yo les perdono de corazón para que Dios perdone mis culpas y sobre todo la parte activa que he tenido en la entrega a la muerte de tanta gente de dignidad muy superior a la de Vds. y mía y que confiando en nosotros se entregaron.
No sé si todo lo que sucede es con su asentimiento, pero tan culpable es el que da una palabra que no puede cumplir como el que pudiendo no la cumple.
Que este sacrificio nuestro fructifique y Dios dé a Euzkadi su libertad y a nosotros su eterno descanso.
15/10/1937
Tras su lectura se veía la valentía y la reciedumbre moral de un liderazgo asentado en valores trascedentes y democráticos, propios de un partido, nervio de un pueblo, que entonces ya tenía 42 años. Juan de Ajuriaguerra pudo quedarse en Iparralde, pero cogió el avión, y ante la traición de los italianos en el Pacto de Santoña, quiso correr la suerte de los gudaris, de todos aquellos a los que él había metido en aquella negociación fallida, por la traición italiana, que como decía Monzón, de no haberse hecho aquel Pacto, aquello hubiera sido un océano de sangre.
Ajuriaguerra estuvo 800 días preso condenado a muerte y con una huelga de hambre de por medio que tuvo que cesar por indicación del EBB.Y salvó la vida, de auténtico milagro.
A eso me refiero cuando digo que si no somos capaces de transmitir ejemplos de este tipo, cualquier cantamañanas se atreverá a faltar al respeto a una organización que ha dado gentes como Ajuriaguerra y tantos otros. Y la culpa será únicamente nuestra.