NO ES URDULIZ, ES ESPINOSA

Jueves 2 de enero de 2025

Empiezo el año  retomando una reivindicación. Sé que es perder el tiempo  miserablemente pues vivimos tiempos de insensibilidad y prepotencia, pero no me importa. Siempre habrá alguien de buena voluntad que haga suyos argumentos  de plomo.

Hace unos meses hablé del Consejero sucesor de Alfredo Espinosa, el segundo consejero Manuel de Campomanes, cuya nieta nos había enviado una fotografía de un dibujo que le habían hecho  en la cárcel. Y quedó el Gobierno Vasco en ponerle un retrato en su galería. No sé si lo ha hecho.

Paralelamente hablaba yo de como el hospital Ramón y Cajal de Madrid no se llama el Hospital de Fuencarral que es el barrio donde está ubicado, sino Ramón y Cajal en honor del médico, científico y Premio Nobel Ramón y Cajal. Tampoco el de San Eloy se llama Hospital de Barakaldo localidad donde está emplazado. El Hospital Universitario de Cruces se llama así lo mismo que el de Basurto, porque así los bautizaron. No es el caso del Hospital Espinosa  que lo inauguró el 7 de julio  2016 el Lehendakari Urkullu siendo el Consejero de Sanidad Jon Darpon. Querían que se homenajease al primer Consejero de Sanidad del primer Gobierno Vasco, Alfredo Espinosa, apresado por los franquistas y fusilado en 1937. Era republicano y hacía gestiones para  salvar la vida de los niños. Su carta de despedida la leyó públicamente el Lehendakari Agirre en el Congreso Mundial Vasco de 1956 y el Lehendakari Ibarretxe en acto solemne celebrado en Gernika al cumplirse 75 años de la creación del primer gobierno vasco. Querían que su nombre no se perdiera en la bruma ya que había sido el único Consejero del primer gobierno Vasco asesinado.

Hoy todo eso no importa nada. Al Hospital bautizado con su nombre no se le llama popularmente Alfredo Espinosa sino Hospital de Urduliz y sin desmerecer en nada a esta localidad que tiene vida propia hay un intento manifiesto de borrar nuestra historia reciente y no enaltecer conductas hechas por gentes insignes.

Y digo todo esto porque un amigo me manda la fotografía del mal llamado Hospital de Urduliz, que no de Espinosa, sacada el día de ayer. Aquí no cuenta eso de honrar-honra, sino de incumplir hasta con la nomenclatura dada  oficialmente al edificio para que Espinosa siga viviendo en su nombre. Una auténtica lástima esta forma de actuar.

El postre navideño de la tía Loli

Miércoles 1 de enero de 2025

En navidades y año nuevo la familia se reúne. Los más allegados en casa, los cercanos se suelen ver tomando algo en una cafetería o en un  bar  y todos se mandan su correo como antes se hacía con tarjetas. Es lo normal con excepciones. Y nosotros no somos una excepción. Por parte de  mi aita fueron diez hermanos que formaron familias con muchos primos. Y parte de ellos nos reunimos el sábado 28 en Bilbao alrededor de la única tía viva que queda de aquellos diez hermanos, la  tía Dolores, conocida como la tía Loli, que a final de este mes cumplirá 97 años y está como una rosa. Cabeza despejada, buen apetito, sentido del humor. En 1937 fue con su hermana Paci, ”niña de la guerra” en Bélgica volviendo de allí a Kambo, donde estaba el resto de la familia, en 1939, al inicio de la invasión alemana a Holanda y Bélgica. Hace dos años nos fuimos con ella a Kambo a visitar los lugares donde habían vivido. ”Mirad, por allí paseaba Monseñor Mateo Mugica, el obispo privado de su diócesis por no sumarse a la Cruzada y nosotros íbamos a besarle el anillo”, nos contaba.

Fue `por tanto muy agradable estar con ella que además nos vino con un sobre lleno de  fotos  familiares. Entre ellas, la de blanco y negro, en  la que está su ama, Aurelia Hernani de Anasagasti, esa señora delgada con cinco de los cuatro hijos que nacieron en Argentina. Mi aita el mayor se había quedado con los abuelos en Trauko Zar, para no dejarles solos y ella con su hija Carmen había seguido los pasos de su marido, capitán de la marina mercante, de Mundaka y concejal del PNV en esta localidad, que había aceptado la propuesta de un tío solterón que vivía en la Pampa y le había pedido fuera a hacerse cargo de todo aquello. Toda una aventura, como fue el viaje de Aurelia, la madre, con su hija Carmen en un barco que encalló en el Río de la Plata pues el armador quería cobrar el seguro. Contaba que en ese barco viajaba asimismo el poeta, Nobel de Literatura Rabindranath Tagore con quien ella conversaba en 1924. Sabía francés y era profesora en Bilbao. Y lógicamente estaba encantada. Nos iba enseñando esa y otras fotografías y contando historias familiares de años en los que no había casi nada de lo que hoy tenemos y todo era más humano. Y tras mil peripecias volvieron de la Argentina pues al parecer el tío solterón era insoportable, pero recordaban con cariño  aquellos años tan pegados a la naturaleza.

Le preguntamos por la cena de navidad y nos habló sobre todo del postre. La familia tenía detrás del ayuntamiento un caserío, Trauko Zar, pegado a  la Iglesia del Aneja y cerca del Batzoki y al parecer el padre de Aurelia, José Mari Hernani, era un sibarita con las plantaciones que tenía que fue logrando crecieran en Bilbao  trayendo de varios países las semillas adecuadas  y él se ocupaba de cuidarlas y de hacer injertos y uno de ellos era un peral con tres injertos que debían producir unas peras asombrosamente buenas. ”Y no ponían peras al vino, sino las peras con agua, azúcar y canela en palo. Se  cocinaban y estaban exquistas, pero no se les ponía vino. Su propia melaza lo hacía todo” insistía. Luego esas cotizadas peras familiares ella y otra hermana las repartían por la vecindad y al cura de la parroquia.

Todos los primos le escuchábamos con embeleso viendo como a sus casi 97 años se acordaba de aquel mundo hoy totalmente desaparecido. ”Mi ama estuvo en el funeral  de Sabino Arana en noviembre de 1903 y mi hermano Jose Mari, que fue gudari, se libró de ir a un campo de concentración por haber nacido en Argentina” nos decía.

Hemos quedado en repetir el encuentro con ella en primavera y allí estaba  solícita su  hija Abigai para confirmarlo.

Lo malo de la  Navidad es recordar a las personas, familiares o no, que ya nos han abandonado pero lo bueno son este tipo de encuentros familiares entrañables. La vida sigue en este 2025.

45 AÑOS DEL PRIMER PARLAMENTO (A TRES) DE NUESTRA HISTORIA.

Martes 31 de diciembre de 2024

Me mandan esta fotografía del 30 de noviembre de 1983. Se debatía la LTH. Estoy con el recientemente fallecido Ibon Navascues. Eran momentos boreales de aquella primera legislatura donde se puso en marcha la estructura del país, se aprobó el Ente Público EITB, el Himno Nacional Vasco, Osakidetza,la Ertzaintza y tantas cosas.

Este año 2025, en abril se cumplen 45 años de aquel primer Parlamento Vasco. Es una fecha redonda para hacer pedagogía. HB lo consideró un parlamento vascongado y no acudió, AP tenía dos parlamentarios, nueve el Partido socialista, uno el PC, once HB, seis UCD y seis EE. En total éramos 60 parlamentarios. En la actualidad 75. Se amplió a cinco por cada territorio. El PNV con 25 gobernó esos cuatro años con Carlos Garaikoetxea como Lehendakari.

De todo esto, el país  y sobre todo los jóvenes no saben absolutamente nada y sin embargo se pusieron las bases de una nación en marcha. Era verdad que de seis territorios solo teníamos a tres, pero también era verdad que constituíamos el 75% de los vascos y la meta  era  ir consiguiendo cerrar ese Parlamento Nacional  que si se dan las circunstancias su sede debería estar en Iruña.

Roberto Lertxundi y yo le presentamos a la actual presidenta del Parlamento una iniciativa para la creación de la Asociación de Parlamentarios, como la hay en todos los Parlamentos del Mundo, por supuesto en las Cortes Generales. En todos. Durante años no fue posible para no excluir a HB, habida cuenta de la existencia de ETA. Hoy, superada esta desastrosa fase de nuestra historia reciente, se debería poner en marcha esta Asociación y normalizar algo que tiene como función no solo agrupar a todos los ex sino contar las distintas historias  de cada legislatura como esa cadena que nos dicen que no se rompe.

Un Parlamento sin historia es como una lámpara colgada en el techo.

Acaba de fallecer Ibon Navascues, parlamentario de esa primera legislatura. Hubiera sido una buena ocasión para hablar de lo que fue aquel trabajo clave de nuestra historia reciente.

¿Se hará?