Dos interesantes folletos del Araba sobre Gancedo y Gerenabarrena

Martes 20 de enero de 2015

Los autores Juan Carlos Ramírez Escudero y Román Berriozábal han editado, bajo el patrocinio del Araba Buru Batzar dos interesantes folletos llenos de fotografías de dos personalidades del nacionalismo vasco en Araba, los grandes referentes Lázaro Gancedo, el sempiterno alcalde de Ayala, durante la República así como últimamente, y de Jose María Gerenabarrena, Diputado Foral y presidente del Araba Buru Batzar así como gran gestor de la salida del PNV de la clandestinidad en este territorio.

Son treinta páginas muy bien editadas que resumen la vida de Lázaro Gancedo 098.2fallecido con 101 años y que te daba la mano y te la crujía. Recuerdo que su hija contó que cuando una vez fue a Cruces el médico al hacerle la ficha le preguntó quién era y contestó: «¡Lázaro Gancedo, del PNV!».

El Lehendakari Ibarretxe lo definía así:

Lázaro era un demócrata convencido, era un abertzale, era una gran persona de una humanidad extraordinaria. En el campo de la política, yo sov un hijo de Lázaro Gancedo, un hijo de toda aquella generación extraordinaria de gente. Yo tuve la suerte de aprender con él e incorporarme a la vida política con él. Me llevó en su R-5. ¡Qué velocidad!. No te puedes imaginar cómo corría aquel hombre por las ca­rreteras con ochenta años. El mitin era en Baranbio. Corno casi todos en aquella época, sacamos los bancos de la igle­sia y los llevamos a la escuela. Había mucha gente y él era la estrella invitada porque estoy hablando del comienzo de los ochenta, Lázaro tomó la palabra y dijo: «Bueno a mí ya me conocéis, yo no sé decir, yo solo sé hacer pero aquí os he traído a una persona que es la que os va a hablar». Yo le miraba como diciendo pero ¿qué está diciendo este hom­bre? Prosiguió: «Es Juanjo Ybarretxe, un joven economista y un chaval fenómeno». Esa fue la primera clase teórica que me dio. Después, en la campaña de 1982, fuimos a visitar a las monjitas de clausura de Ayala y me pidió que le dirigie­ra unas palabras. «Diles cosas». Allí me dio la clase práctica porque yo empecé a hablar con ellas y les hablé del país, de la sociedad y de la solidaridad. Cuando acabó mi intervención, las monjitas, una a una, le comenzaron a decir, «Sr. Gancedo, ya sabe que el martes tiene que ir una monja al médico» y él les contestó: «No os preocupéis, que ya vendré yo a llevarla». Al rato, las monjas insistieron: «Sr. Gancedo: la vaca está estupenda, muchas gracias por la visita que nos hizo trayéndonos al veterinario». Esa es la lección práctica que me dio Lázaro Gancedo.

En la parte final de mi vida política, siendo lehendakari, en cierta ocasión le visité a él y a su mujer Inés, -¡qué mujer Inés y qué familia los Gancedo, una familia extraordinaria-y era la época dura en la que el PP y el PSOE se metían constantemente conmigo y decían barbaridades. Lázaro Gancedo -viendo el valle de 098.15Ayala desde su casa- me dijo: «Ay, lehendakari!. Cómo y qué injustamente se meten conti­go pero tú sigue adelante, tranquilo. ¿Ves el verde de este valle? Por aquí han pasado canovistas, han pasado Aznar y Felipe González, han pasado tantos presidentes españo­les, hasta Franco. ETA, por otra parte, haciendo el ridículo y matando gente pero nadie nos ha podido quitar este verde de Aiala que ahora vemos. Eso va a ser este país dentro de siglos -pese a quien pese- porque nos seguirán valorando y aunque habrá gente que quiera quitarnos el verde, aquí tendremos gente como tú que va a mantener este verde, que seguirá aquí por tos siglos de los siglos».

Un día le pregunté en plena campaña electoral a Lázaro Gancedo por qué todos los colectivos y vecinos del valle le recibían tan bien y el alcalde, ya octogenario, me contestó: «No hay recetas mágicas. Me reciben bien en el día de hoy porque estoy junto a ellos los otros 364 días del año».

Y Xabier Arzalluz hablaba de Jose Mari Gerenabarrena de esta manera:098.3

 

 

«Éramos muy amigos y, por lo tanto, eso ya me puede engañar un poco a favor de él pero la verdad es que era una gran persona, de las grandes personas que yo he conocido. José Mari era de un natural físico tremendo, le llamaban el gordo y tenía un gran volumen humano, una humanidad muy notable pero también lo era en lo moral. Paradójica­mente, nadie hubiera creído que José Mari era un intelec­tual además de hombre entrañable y, como persona huma­na, generoso, buen amigo y yo tengo un gran recuerdo de él que me puede empañar un juicio correcto pero no, creo que era más de lo que puedo describir. En lo político, en Álava el PNV fue prácticamente José Mari. Yo, en aquellos tiempos pensaba que íbamos a tener mejores resultados en Navarra que en Álava y me equivoqué de medio a me­dio porque tuvimos de todo, Diputación, Ayuntamiento de Vitoria e incluso casi todos los pueblos alaveses excepto cuatro o cinco. Casi todos votaron las listas del PNV y quien hizo aquellas listas fue 098.4José Mari y, en buena parte, la gente se apuntó porque le conocían ya que había sido ingeniero jefe de Vitoriana de Electricidad, se había recorrido todos los pueblos de Álava con la expansión de la electricidad y conocía a todo el mundo en todos los pueblos. Amaba a Álava y era increíble toda la cultura que tenía. Álava es mu­cho más rica en monumentos de lo que la gente cree y yo he viajado con él viendo capillas románicas, lugares de la época romana porque lo conocía todo. José Mari tenía una cultura tremenda y había una paradoja porque lo mismo sabía de física nuclear o cuántica que de arqueología o arquitectura. Para mí, fue como una guía de Álava. Yo cuando quería saber algo de Álava siempre le llamaba a José Mari. Y, junto a ese saber enciclopédico que tenía de cualquier cosa de Álava, a la vez tenía una colección de libritos esos del Zorro que supongo que todavía estará en su casa. Tenía tiempo para todo y leía de una forma salvaje. Yo me reco­rría con él Álava entera tres o cuatro veces al año y siem­pre le gustaba visitar la panadería de Peñacerrada o la de Meano y comprábamos un pan de esos con chorizo recién hecho y nos poníamos las botas y él mucho más que yo. Me acuerdo que ponía la hogaza debajo del muslo mientras iba conduciendo e iba cortando trozos y comiéndoselos a la vez que conducía. Era un gastrónomo insuperable, eviden­temente. Son muy hermosos todos los recuerdos que tengo con José Mari».

 

El merecido homenaje a María Antonia Iglesias

Lunes 19 de enero de 2015

María AntoniaFinalizando el mes de diciembre recibí un llamada de Ana, la hija de la periodista María Antonia Iglesias, para saber si estaría dispuesto a acudir al homenaje que preparaba a su madre en Madrid a mediados de enero. Le dije inmediatamente que sí sin tener en cuenta que uno dispone y la naturaleza todo lo descompone.

Confirmada la fecha del acto el pasado 15 de enero fui al aeropuerto con tan mala fortuna que el avión de Madrid no aterrizó como consecuencia del viento y cuando se suponía que podía haber otro, en función de esos vientos huracanados, el acto ya había pasado. Y desde el aeropuerto le escribí a Ana lo que me pasaba y mi imposibilidad de acudir a tan merecido homenaje.

A María Antonia Iglesias le conocí cuando en la Televisión española de dos canales, sin privadas, era la gran señora de los informativos en tiempos de Felipe González. Y fue ella quien se acercó a nosotros. Sabía que saliendo de Madrid había otra realidad y que Euzkadi no podía definirse por los atentados de ETA. Me llamó y fui a comer un día con ella y parte de su equipo. Fui acompañado por Rafael Suso y ahí empezó una colaboración que duró mucho más de cuando dejó el gran poder de los informativos.

Admiradora de Xabier Arzalluz, periodista polémica y pugnaz, defensora de un estado español plural ha sido una rara avis en la pajarería madrileña llena de buitres, urracas, tordos, canarios, y mucho cacatúa. Ella era ella. Socialista proveniente del PC, católica, sentimental, amiga de Fraga y de Bono, pero también de los nacionalistas, era odiada por la derecha pura y dura que no ha tenido la elegancia en acudir a ésta especie de funeral laico organizado en los locales de la Asociación de la Prensa. El Madrid más egoísta, más apegado al refrán “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”, no ha querido reconocer su periodismo de investigación, su valentía y su entrega a la recuperación de páginas de nuestra historia reciente.

Recuerdo una vez que las Clarisas querían promocionar un libro de la cocina de sus fogones y le llamamos y enseguida encontró ubicación al reportaje en Informe Semanal, que fue un éxito.

El pasado 29 de julio de 2014, después de varios meses débil y tras varios sustos, el corazón de María Antonia Iglesias dejó de latir. La periodista falleció en su finca de Panxón (Vigo) a los 69 años de edad, dejando atrás toda una vida de éxitos periodísticos. El jueves pasado, sus colegas de profesión se reunieron en la Asociación de la Prensa de Madrid (a la que Iglesias perteneció durante casi 30 años), para dar el último adiós a la periodista que consiguió ser una de las primeras mujeres en ocupar altos cargos de responsabilidad en los medios de comunicación.

Una persona sensible y de gran corazón

María Antonia Iglesias, que nunca renunció a sus ideas, consiguió reunir a muchos de los rostros con los que compartió plató a lo largo de su extensa carrera profesional. De hecho, algunos de sus más enconados adversarios dialécticos acudieron a la sede de la APM para reiterar lo que todos los que tuvieron la fortuna de conocerla en persona ya sabían: que detrás de su vehemencia y explosividad verbal se escondía un ser sensible y de gran corazón. Así, entre los presentes se encontraban los periodistas Isabel San Sebastián o Jaime Peñafiel.

Al acto también acudieron numerosos rostros políticos. Alberto Ruíz Gallardón, Alfredo Pérez Rubalcaba, Antonio Miguel Carmona, José Bono, María Teresa Fernández de la Vega, Cristina Almeida, Manuel Chaves, Rodolfo Ares, Cesar Luena, o Juan Barranco quisieron acudir a la sede la Asociación de la Prensa de Madrid para rendirle tributo a la periodista fallecida.

Una ceremonia íntima y emotiva

La ceremonia, organizada por su hija Ana Iglesias, estuvo repleta de momentos de emoción. Entre otros, tomaron la palabra varias amigas de la periodista; el exdirector general de TVE, Ramón Collom; el periodista de El País, Juan Cruz; o el director de ELPLURAL.COM, Enric Sopena. El acto, que estuvo presentado por el periodista Fernando Delgado, consiguió abarrotar de periodistas, políticos y amigos el salón de actos de la APM.

Enric Sopena: “Debe estar en el cielo discutiendo con Dios”Enric Sopeña

“Hasta el día de su muerte mantuvimos una amistad mucho más de hermanos que de colegas. Nos vimos también en calidad de periodistas progresistas que deseábamos conseguir finalmente la libertad de expresión para este país. Durante muchos años, casi cada sábado, cenábamos mi mujer, ella y yo. Pasado el tiempo nos encontramos otra vez en Telecinco, gracias a Teresa Campos. Y más tarde, como es sabido, en La Noria. Fue una periodista extraordinaria. Genio y figura siempre. Era más tozuda y mandona que casi nadie. Bien lo comprobábamos en casa. Podíamos estar hablando y discutiendo hasta las cinco de la madrugada. Pero era más buena que el pan y más generosa que nadie. Era muy católica. Lo decía sin reparos. Debe estar ahora en el cielo, discutiendo, eso sí, seguro, con Dios”.

Iñaki Gabilondo: “Fue una periodista extraordinaria”Iñaki Gabilondo

“Me parece muy digno de mención que gozara de respeto de sus más enconados adversarios. Esto es muy interesante porque no es fácil de lograr. Ella no era especialmente dúctil y en el manejo de su punto de vista jamás hizo concesiones. A pesar de eso, y de la encarnizada disputa que libró con tanta gente, todos la respetaban mucho. Fue una periodista extraordinaria. Y donde más se puso de manifiesto fue en sus libros de entrevista. Son un modelo de género. Conseguía extraer todo de los políticos con su mirada inclemente”.

José Bono: “Era también muy católica, pero sobre todo cristiana”Bono

“Me hace ilusión haberme enterado por su hija de este homenaje y poder estar con los que la queríamos. Era una mujer entusiasta, vehemente, de izquierdas. Defensora siempre de la libertad, de la justicia y del socialismo. En el caso de María Antonia Iglesias era un puntal fijo, de los que no fallan. Era también muy católica, pero sobre todo cristiana. Era una mujer de fuertes sentimientos espirituales. De hecho, alguna vez me la encontré en el Carmelo de Albacete donde ella tenía buenas amigas y yo algún familiar”.

Antonio Miguel Carmona: “Me invitaba a merendar a su casa”Carmona

“Cuando cierro los ojos y pienso en María Antonia me viene a la memoria cuando me invitaba a merendar a su casa. Y yo le hablaba de olores. Del olor del Diario Informaciones cuyas rotativas inundaban de un olor a papel la calle donde yo nací, la de la madera; mientras ellas trabajaba por aquel entonces allí. Años después tuve la fortuna de conocerla. La conocí muy dedicado a la política. Ella acababa de escribir La Memoria Recuperada, y me hablaba de los maestros de la república, que fue su siguiente libro. Era una persona comprometida con la socialdemocracia. Y era una gran profesional y sobre todo una gran amiga, que me aconsejaba con un café por las tardes, en su casa, las cosas que yo hacía bien y las cosas que hacía mal. Me regañaba mucho. Un día le dije que al menos me dijera una cosa que hacía bien. Ella me dijo: Todo lo haces bien, menos lo que te digo”.

Cristina Almeida: “Su coherencia le guió hasta el último día”Cristina Almeida

“Estoy muy emocionada y sobre todo encantada de venir aquí a acordarme de ella. Los recuerdos de los vivos es que nunca se van. Y por eso quiero estar aquí con ella. Tengo muchos recuerdos de María Antonia. Ella es de la misma generación que yo. Tenemos la misma edad. Hemos tenido el compromiso de nuestro tiempo. Cada una en su profesión, pero siempre comprometidas contra las cosas. De ella siempre destaco su coherencia. La que le guió hasta el último día,  incluso estando ya muy mala. Siempre ha estado en el mismo lado, y esas cosas, hoy más que nunca, se agradecen mucho”.

Alberto Ruiz Gallardón: “Nunca olvidaré su consuelo cuando murió mi padre”Alberto Ruiz Gallardon

“Estoy emocionado, agradecido y convencido además de que se fue una persona excepcional, generosa, profundamente leal (a sus ideas y a sus amigos) y alguien que valoraba a los demás por encima de la coincidencia o discrepancia ideológica. Siempre mantuvimos una excelente relación. Pero yo no soy una excepción. Lo hizo conmigo, pero también con Manuel Fraga (a quien adoraba y echaba muchas broncas). Al final María Antonia era un ser humano formidable, con una generosidad y capacidad brutal. Por eso somos muchos los que la echamos de menos. Yo tengo con ella amistad heredada de su padre, a quien me aproximé a raíz de mi afición por la música, y a quien quería y admiraba enormemente. Por eso tengo muchos recuerdos de María Antonia. Pero el más excepcional de todos fue sin duda el día que murió mi padre. Lo cerca que estuvo de mí y el consuelo que me dio. No lo olvidaré nunca”.

Alfredo Pérez Rubalcaba: “Era todo carácter”Rubalcaba y Bono

Me parece un poco increíble. Como yo a María Antonia la veía muy poco, todavía creo que estamos en unos de esos lapsos de tiempo en la que no la veía. No me hago a la idea de que estemos hablando de María Antonia en pasado. Además, era una persona que parecía que no se iba a morir nunca, a pesar de su mala salud. ¡Tenía muchísima fuerza! Recuerdo mucho sus broncas. Por eso cuando dicen que era una periodista afín al poder y lacaya, pienso: ¡Madre del cielo! No la conocían. Si era todo carácter”.

María Teresa Fernández de la Vega: “Estuvo en todos los momentos”María Teresa Fernández de la Vega

“Tengo un recuerdo magnífico de ella como periodista y como amiga. María Antonia era valiente, comprometida y una luchadora incansable por las libertades. Como amiga estuvo en todos los momentos. Le interesaba muchísimo la política. Un día, me preguntó qué hacíamos los diputados. Yo le dije entonces que se viniera a mi circunscripción, a Jaén, durante un fin de semana. Se vino. Pasamos un fin de semana extraordinario”.

 

Zapatero visita la tumba de Azaña pero se olvida de la mayoría de los líderes republicanos

Domingo 18 de enero de 2014

Zapatero en la tumba de Azaña

 

 

 

 

 

 

El expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero visitó el sábado la tumba del presidente de la Segunda República española entre 1936 y 1039, Manuel Azaña, fallecido y enterrado en el exilio en Montauban, cerca de Toulouse (sur de Francia).

“Tenía una deuda consigo mismo. Siempre he tenido la sensación de que tenía que hacer un reconocimiento” hacia su figura, “pero también a las personas que han mantenido viva la llama de Azaña”, declaró Rodríguez Zapatero.

Pero por si acaso no lo hizo cuando fue presidente del gobierno. Antes que él, José María Aznar en su primera legislatura trató de manipular la memoria de Azaña hablando bien del líder republicano, cuyo pesimismo y la forma  entreguista con la que renunció a la presidencia cuando más falta hacía su liderazgo, manchó una trayectoria  al servicio de la República.

Su visita, la primera de un antiguo jefe de Gobierno español, “manifiesta el alcance y la actualidad de la figura del presidente de la República española, muerto en el exilio en 1940 tras haber defendido hasta el final los valores de la democracia en España y en Europa”, apuntó el presidente de la asociación “Présence de Manuel Azaña”, Jean-Pierre Amalric.

Otras figuras de la República como Niceto Alcalá Zamora, Francisco Largo Caballero, Casares Quiroga, Diego Martínez Barrio, Julian Besteiro, Fernando de los Ríos… y tantos otros  dirigentes  republicanos de los que jamás nadie se acuerda de ellos esperan actos semejantes de cara a unas nuevas generaciones que no saben hoy en día absolutamente nada de lo que pasó en aquellos tiempos procelosos.

El dirigente socialista terminó un viaje de tres días a la región de Toulouse, donde el pasado jueves fue investido doctor honoris causa por la universidad de esa ciudad con fuertes vínculos culturales con España.

Zapatero, reconocido por la Universidad de Toulouse por “ampliar los derechos civiles y sociales” en España, se refirió en su discurso a los recientes atentados yihadistas de la semana pasada en París.

“El mayor riesgo de una victoria de los terroristas se produce cuando pàra luchar contra el terror la democracia traiciona su propia esencia”, dijo durante su intervención el expresidente del Gobierno español (20014-2011).

Hay que reconocer que fue Zapatero y no Felipe González quien hizo algo por recuperar la Memoria Histórica, aunque trató de hacerlo con el consenso del PP y gracias a esa meliflua política todavía siguen en las cunetas miles de esqueletos republicanos mientras Franco duerme su sueño eterno en el Valle de los Caídos.

Y es que a Zapatero siempre le faltó claridad en las ideas sobre lo que hacer lo que debió hacer  y es ahora cuando al parecer se da cuenta que fue un líder sin cuajo y quiere reconocer lo que, cuando mandaba, no se atrevió a hacer.

Le recomiendo vaya a la tumba del bilbaíno  Julián Zugazagoitia, ministro de Negrín, Director de El Socialista, diputado capturado en Francia y fusilado por Franco al  que vergonzosamente el partido socialista nunca ha recordado.