Cospedal: “María Dolores nunca me ha dicho que no”. Eso es lo malo

Martes 12 de marzo de 2013

A Mariano Rajoy le gusta ser dueño de sus tiempos. Y si no los controla deja que estos se pudran. Y aunque huelan, él sigue en sus trece. De alguna manera está consiguiendo que la dimisión de la ministra Ana Mato comience a ser superada y va a seguir esta estrategia con el caso Bárcenas al que ni nombra. Como si no fuera con él y como si no hubiera sido tesorero del PP este sinvergüenza durante 22 años. Es una manera extraña de hacer política pero a eso le ayuda su mayoría absoluta, su flema, el desastre del PSOE, el chavismo de IU y hasta la crisis económica.

Pero él hace sus movimientos. El lunes lo vimos. No había quien se acercara al Ritz. Allí estaban como en una misa pontifical todos los que tienen algo, buscan algo, o necesitan se les vea. Hasta Esperanza Aguirre estuvo aplaudiendo a la pareja clave. Rajoy y Cospedal. Un spot del día de los enamorados no les hubiera salido mejor. “María Dolores nunca me ha dicho que NO”,  decía D. Mariano. Y la Sra. Cospedal en éxtasis. Y los demás aplaudiendo aquella horterada.

A Mariano Rajoy no le gusta hablar muy claro sobre los temas internos, así que los rajoyólogos se concentran en interpretar sus gestos. Todo el PP habla de tres cosas: el escándalo de Luis Bárcenas, la división interna y [Enlace roto.] El presidente no se refirió a ninguna de las tres, pero todo en el acto del lunes, un desayuno con casi 1.000 personas y máxima expectación en el que Rajoy presentó a la número dos del PP, estaba pensando para lanzar un mensaje: ella tiene todo su apoyo, no va a haber cambios y de Bárcenas él sigue sin querer hablar. “Cospedal ennoblece la vocación de servicio público”, llegó a decir. “Siempre me he sentido muy apoyada”, remató ella. ¡Qué bonito!.

El encuentro, celebrado en el hotel Ritz de Madrid convertido el lunes en un búnker de policías y enormes coches oficiales de políticos, empresarios y embajadores -hasta 90 delegaciones- era un auténtico monumento a las apariencias y al pelotismo. [Enlace roto.]. El Gobierno se queja en privado de que el PP no le protege lo suficiente, pero allí estaban seis ministros entusiastas con las loas de Rajoy a Cospedal.

Los empresarios también critican en privado la situación política, pero allí estaban algunos de los más importantes mostrando su apoyo a la secretaria general del PP, entre ellos José Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola) o Baldomero Falcones (FCC). Y muchos en el partido ven el caso Bankia como eje de los males del Gobierno, pero allí estaba Rodrigo Rato en el desayuno departiendo con sus compañeros del PP. Rato busca protegerse.

Tanto Rajoy como Cospedal hablaron de “ejemplaridad” y de abrirse a la sociedad, aunque la presión por la corrupción y la crisis es de tal calibre que el PP solo puede organizar actos en lugares cerrados por temor a las protestas, y aun así se rodea de policía, como el lunes en el Ritz, aunque en realidad solo hubiera unas 40 personas con carteles contra los desahucios y exigiendo soluciones a las preferentes. Dos mundos, el oficial y el oficioso, que pocas veces como el lunes estuvieron tan lejos.

Los máximos responsables del PP escenificaron unidad en el primer acto público multitudinario desde la cumbre intermunicipal celebrada en enero. Rajoy se deshizo en elogios. “Cospedal es la persona que nunca me dijo que no”, aseguró antes de citarla como “ejemplo a seguir en un tiempo en el que son necesarias conductas y actuaciones eficaces y ejemplares”.

Y todo esto por la necesidad de aparentar unidad. Y todos sonriendo y mintiendo. Cosas de la vaciedad política de la Villa y Corte.

Le votaría solo por lo bien que se pone la txapela

Lunes 11 de marzo de 2013

Venezuela tiene, además de Chávez, mucha más gente. Entre ellos al cardenal Jorge Urosa, caraqueño y arzobispo de Caracas que está encerrado en la Capilla Sixtina eligiendo Papa. Y se las ha tenido que ver con Chávez, en la época en la que éste se metía con el Papa diciendo que a Dios no le hacía falta un embajador en la tierra. Luego, a medida que su enfermedad iba agravándose, se convirtió en un curero y en un catolicón que no lo mejoraría ni monseñor Rouco Varela.

Pero lo traigo aquí por lo bien que se pone y usa la txapela. Y hace gala de ello diciendo que su origen es vasco y por eso sabe cómo hacerlo. No estaría nada mal de Papa. En lugar de una tiara repujada, una buena txapela de Elosegui. Hasta Garitano iría a la Iglesia. ¿O no?.

UROSA: Bienaventurado, feliz, dichoso.

Adjetivo de uso común en Iparralde. “Adiskide onak dituztenak dira gizon urosak”: Son felices quienes tienen buenos amigos.

Un Jelkide en Nueva York

Domingo 10 de marzo de 2013

La relación de los Estados Unidos con la Guerra Civil española es una historia mil veces contada, pero casi siempre girando en torno a la Brigada Internacional Lincoln, a la actitud de algunos intelectuales y artistas famosos como Ernest Hemingway, Lilian Hellman o Philip Guston o a las dudas del gobierno y el legislativo del país para ayudar a unos u otros.

No obstante, hay otras historias, más localizadas, más cercanas y vivas. Muchas de ellas tuvieron lugar en Nueva York, la principal ciudad del país y allí donde se daban todo tipo de contradicciones que iban desde las acciones de minorías étnico-nacionales como hispanos, alemanes, judíos, negros, italianos o chinos hasta los conflictos que a veces se proyectaban en la calle protagonizados por diferentes confesiones, siendo la católica absolutamente favorable a los rebeldes franquistas y de apoyo a la República española por parte de los protestantes.

Esta es una historia compleja que en marzo de 2008 fue el motivo de una exposición en el instituto Cervantes de Alcalá de Henares que previamente había sido contemplada en el museo de la ciudad de Nueva York.

La ciudad de los rascacielos en los años treinta del pasado siglo se encontraba en una situación no demasiado halagüeña. El crack bursátil del 29 había provocado no solo suicidios entre inversores arruinados, sino también un paro del 25% que, lógicamente, creó terribles tensiones sociales que afectaban especialmente a determinadas minorías.

En este ambiente llegaron noticias de Europa ante las que había que tomar partido. Primero el fascismo y luego el nazismo que se enseñorearon de Italia y Alemania, mientras, en Japón, la revolución Meijí ya había dado sus frutos y el expansionismo nipón se encontraba en plena marcha.

El estallido de la Guerra Civil el 18 de julio de 1936 en España sirvió como catalizador de todas esas energías y los partidarios de una u otra concepción del mundo radicalizaron aún más sus posturas.

En la prensa y a pesar de lo que luego se ha colado equivocadamente en el subconsciente histórico, lo contaron los partidarios de ayudar a la República española estaban en minoría, más aún cuando la propaganda fascista y católica dejó entender que España corría riesgo de convertirse en un satélite soviético. Por otro lado, los periodistas que cubrieron la guerra adoptaron a veces unas políticas oficialistas que para algunos restaban credibilidad a sus reportajes, como en el caso del gran Herbert Matthews, del NYTimes.

Intensa actividad

En todo caso, los sucesos de España provocaron una actividad, si no frenética, si bastante intensa en la península de Manhattan. Los mítines de solidaridad y las manifestaciones contra el embargo impuesto a España se sucedían y, aunque en menor medida, los que acusaban a la República de anticristiana y totalitaria, siendo la mayor parte de ellas dirigidas por párrocos y agitadores como Charles Coughlin.

El reclutamiento de voluntarios que se nutrió mucho más de trabajadores sindicalistas que de diletantes románticos de las clases altas (otro mito a revisar) es el resultado más conocido de estos esfuerzos propagandísticos, pero no el único.

Posiblemente la aportación más importante de la ciudad de Nueva York llegó a España en forma de ambulancias y material médico, acompañado en muchas ocasiones por profesionales sanitarios.

Este libro

En los ratos libres de la acción parlamentaria y mientras buscábamos en los archivos diversos datos para hacer un trabajo sobre el diputado Manuel de Irujo en su acción parlamentaria en el Congreso en tiempos de la República, descubrimos un informe inédito de un tal José Luís de la Lombana, un joven del PNV que había sido el director del periódico Euzkadi en Barcelona y a quien habían encargado de acudir al II Congreso Internacional de Jóvenes por la Paz, en la ciudad de Nueva York en 1938.

Del hecho no teníamos la menor noticia. Posteriormente aquel desconocido Lombana se exilió en Bogotá. De su intervención y de los primeros pasos de los vascos en Nueva York tratando de acceder a los círculos católicos, teníamos solo vagas referencias.

Y como el asunto nos pareció de interés comenzamos a investigar en su vida y en tratar de enmarcar en su contexto unos hechos que ocurrieron hace ahora setenta y seis años.

Como valor histórico éste trabajo tiene, a nuestro juicio, los siguientes aportes:

-Añadir al conocimiento de lo ocurrido aquellos años lo que se hizo en los Estados Unidos en relación con el catolicismo y la guerra civil española.

-Dar a conocer las relaciones existentes en Nueva York en 1938 entre los republicanos y los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos.

-Ofrecer información sobre las difíciles relaciones entre aquellos que han de recaudar fondos para causas “perdidas”.

-Exponer las relaciones entre el catolicismo francés, y los católicos vascos y la estrategia del PNV para asentar una presencia en Estados Unidos sustentada en este sector de la sociedad norteamericana.

-Sacar a la luz el viaje de aquel joven intrépido como Lombana que sin saber una palabra de inglés tuvo la osadía de viajar a Nueva York en plena guerra y con un discurso muy nacionalista trabajar con los republicanos españoles así como el posterior y complicado viaje que hizo por distintas universidades y centros de estudio de aquel inmenso país cargado de ilusión, certezas y una buena dosis de ingenuidad. Y todo ello en el año 1938.

En resumen. Nuestro trabajo quiere ser una aportación a la hora de describir un contexto histórico sobre  lo que ocurría en los Estados Unidos, en Europa y en la España republicana en guerra. Dar a conocer quien fue José Luis de la Lombana. Estudiar la política de no intervención del gobierno Roosevelt. Analizar el clima de confusión en el que vivía el catolicismo norteamericano. Describir los primeros pasos de la Delegación del Gobierno Vasco en Nueva York, tres años antes de la llegada del Lehendakari  Aguirre escapando de la guerra mundial. Enumerar las instancias republicanas y vascas que funcionaban en aquellos años, para terminar con el Informe Lombana que habla por sí mismo y al que hemos, simplemente, dotado de un índice así como  ordenado sus cuentas.

El trabajo pues aporta como novedad el estudio de  una época  absolutamente desconocida de la que empezó a hablarse gracias a la edición por parte del Gobierno Vasco del libro «The  Basques Archives». (Vascos en Estados  Unidos 1938-1943), pero de forma muy episódica y el de Koldo San Sebastián con las notas de las visitas de Manu Sota.

Hemos de agradecer a la hija de José Luis de la Lombana, Miren, que vive en Bogotá las referencias que  nos ha suministrado de su padre para confeccionar su biografía así como los documentos de los  archivos del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Reno, y otros con aportes inéditos, hoy desconocidos, del trabajo de Lombana en Barcelona y del informe Barandiarán tras la caída de Gasteiz en 1936.

Patrick Sota, sobrino de Manu, nos suministró en su día invalorable correspondencia sobre este período donde deseamos destacar la carta escrita por el Lehendakari Aguirre al embajador republicano Fernando de los Ríos así como todo un cierre de esta historia, que lo hacemos  publicando la carta que el Delegado, Antón Irala le  escribió al Secretario, Pedro de Basaldua sobre el informe Lombana y la necesidad de que lo conociera el Lehendakari. Posiblemente lo leyó pues el que obra en nuestro poder  llevaba una carta dirigida al Lehendakari Aguirre, cuyo texto reproducimos. En definitiva y gracias a Xabier Irujo que nos ha abierto este surco, deseamos se conozca como en 1938 un joven nacionalista vasco pidió en Nueva York que todas las libertades fueran solidarias y que la paz debía asentarse en la vieja Europa.