Puestos y dinero para Ezker Saldua y la doble puñalada a Ibarretxe

El jueves 7 de julio de 2011, quedará marcado a fuego en la piel de lo que fue Ezker Batua como la fecha del principio de su desaparición. Su votación calculada para que haya sido elegido Javier de Andrés como el Diputado General de Araba, en lugar de Xabier Aguirre es una de esas maniobras de despacho, de jugarretas electorales, de falso discurso progresista que quedará en los anales como la venta de la vaca del clan de los Madrazo y sobre todo lo que no es la política. Oírle a Nerea  Gálvez pedirle al PSE y a Bildu hacer un frente progresista, mientras han estado solicitando como tahures prebendas, puestos para sus cesantes y créditos varios, paralelamente a un discurso hueco reivindicando mayor presión fiscal, califica  la caricatura en la que ha quedado reducida Ezker Batua y sus actuales dirigentes. Ezker Saldua, Ezker Galdua. R.I.P.

Los que le han escuchado a Xabier Aguirre en las Juntas Generales de Araba hablar desde la rabia, la indignación y el vómito que le producía la mentirosa intervención de Nerea Gálvez, han quedado espantados, porque hablaba desde la verdad y la denuncia con datos.

Nunca confié en un resultado positivo de la negociación con Ezker Batua. Para haberlo hecho hubiera sido necesario negociar con un partido y no con un naufragio, con una organización seria y no con una jaula de grillos, con una sigla arraigada y no con madracistas, aranistas, matutistas, y otros ismos impropios de un partido con ideología. Y lógicamente ha pasado como en Extremadura, pero no  como consecuencia de una reflexión seria de sus dirigentes que la hacen partícipes a sus bases sino como colofón a la búsqueda de salidas para el clan Madrazo, para Pepe Navas, para Jon Sustatxa, para Serafin Llamas, para toda la nomenclatura que quedaba en paro tras los resultados del 22 de mayo. Algo que han puesto poner como primera condición a la hora de negociar un acuerdo con el PNV tras poner en segundo punto ,y casi como una burla, las reclamaciones del 15M. Puro folklore sin credibilidad. Ya se irá sabiendo lo que pedían.

Iñaki Gerenabarrena  fue  muy gráfico y acertado. El viernes había acuerdo. El lunes, los mismos negociadores  ponían encima de la mesa una nueva propuesta inasumible. ¿Qué había pasado?. Muy sencillo. Habían negociado el fin de semana con el PP y éste les había concedido lo inasumible. Y como para un  comunista de boquilla  el fin justifica los medios, pues a la mierda el PNV y la trayectoria de esta jaula de grillos  con el partido de Ibarretxe de los últimos doce años.

Oírle estos días a Conchi Bilbao, la misma que fue procesada junto a Juan Mari Atutxa y Gorka Knorr, por la derecha judicial, hablar  y argumentar que pactar con el PNV era hacerlo con la derecha  ha sido la mayor sinvergüencería del último mes. Oírles las cosas que han dicho del PNV los mismos que han estado diez años en el Gobierno del lehendakari Ibarretxe sin el menor atisbo de incomodidad ante tan derechoso partido como el jelkide, para venderse ahora por un plato de lentejas para sus dirigentes es algo sangrante. Oírle al bocazas de Basagoiti decir que si EB votaba al PNV iba a ser una decisión muy gravosa. «No le veo a EB apoyando y pactando con un ejecutivo salpicado por la corrupción». Olvidaba este titiritero de la política vasca que fue Xabier Aguirre, el candidato, el primero que despidió como diputado al principal implicado en el supuesto caso de corrupción  y que ha sido  especialmente beligerante contra la corrupción, con palabras y hechos  y frente a eso, EB va a permitir que el mismo PP del caso Gurtel, del presidente Camps, gobierne en Araba. El mismo PP, porque el PP alavés es el mismo PP del caso Gurtel español. Que no se pongan otras plumas.
Es una vergüenza lo de esta Ezker Batua que ni es izquierda, ni está unida. Doble puñalada. Al PNV y al lehendakari Ibarretxe, alavés y quien creyó en su día que los de EB  eran gentes de fiar y sobre todo gente seria.

El PNV cumplirá el próximo 31 de julio, 116 años. Y los seguirá cumpliendo. Poca vida le veo yo a esta Ezker Batua, conglomerado de intereses varios que posibilitan que la derecha, junto al partido socialista, gobierne en Araba.

Solo confío que Julia Madrazo no toque la puerta del alcalde Azkuna. ¡Sería el colmo!. Y habría una rebelión en el PNV si ésto sucediera. Marranadas las justas….

El Senado pide incorporar al registro a los desaparecidos del Franquismo

El Senado aprobó en el último pleno que los desaparecidos de la Guerra Civil y la dictadura -fusilados y arrojados a fosas comunes- sean inscritos como fallecidos en el Registro Civil. La medida, presentada como una enmienda del Grupo Socialista al proyecto de Ley de Registro Civil, fue aprobada por 125 votos a favor y 114 en contra. Debe ser ratificada en el Congreso para incorporarse a la ley. El partido popular votó en contra. Nada nuevo.

Esta era una vieja reivindicación de las asociaciones de memoria histórica. La ley exige la comprobación cierta del fallecimiento por testigos presenciales u otras pruebas difíciles de aportar por los familiares de los desaparecidos del franquismo. La enmienda atenúa el rigor de la prueba de defunción para que estas personas, que ya están inscritas como nacidas, puedan estarlo también como fallecidas.

El Senado también aprobó extender la concesión de la nacionalidad española a los nietos de las exiliadas que perdieron la suya tras casarse con un extranjero.

Hoy se ha abierto una fosa común en Burgos. Allí estaba Pako Etxeberria haciendo un magnífico trabajo con la Fundación Aranzadi y con las gentes del lugar que sabían, por comentarios familiares, donde estaban sus deudos. Pero esto carece de importancia para el PP.

Este partido ha presentado una moción en Ermua para que Bildu se moje en relación a ETA. No les dan ni los cien días. Y, la verdad, no entiendo como Bildu, no le dice a ETA que desaparezca cuando el propio Arnaldo Otegi lo dijo la semana pasada en la Audiencia Nacional. Pero al PP, en el fondo le importa un pito que Bildu condene o no a ETA, lo único  que quiere es ponerle en dificultades al ministro del interior Alfredo Pérez Rubalcaba, su nueva diana electoral. Es lo único que busca porque puestos a condenar  terrorismos varios, condenemos la sublevación militar de hace  76 años, la caída de Bilbao hace 75, la guerra civil, las masacres franquistas, las fosas comunes, los niños robados. No, eso no. Solo el jueguito del impresentable Basagoiti con ETA, para meterle el dedo en el ojo a Don Alfredo. ¡Y que haya medios que les sigan la corriente!.

La historia de los abuelos contada por los nietos

Aitor Azurki es un profesional de primera. Une a su pituitaria periodística una gran calidad humana. Solo así se puede bucear en la historia de once perdedores, muy ancianos,  y superar   el reto de resumir las grandes “batallitas del abuelo”  y  contarlas atractivamente. Batallitas que se han ido quedando en el olvido, con la palabra en la boca, o en el silencio producido por el pavor que ejercía una dictadura cruel y sanguinaria.

Euzkadi como nación y el gobierno vasco como institución, no han sido justos con aquella generación. Ningún Lehendakari se ha preocupado en serio por aquellos gudaris y milicianos que un mal día, desde su inexperiencia, se convirtieron en soldados y oficiales  para ir a una lucha sangrienta y sin cuartel, sin apenas armas y solo con la razón de su lado para pagar, de forma  muy cara aquella osadía. Los mataron, los encarcelaron, los trataron de humillar, de ofender, los persiguieron por sus ideas y por el delito de defender la legalidad, los aventaron, o mataron de hambre, pero  a pesar de todo el ensañamiento  de los vencedores quedaron muchos para contarlo. Pero ¡oh sorpresa! No había nadie a quien contar lo que pasaron en el frente, o en las horas muertas de unas cárceles frías, lóbregas, terribles. A sus hijos ellos no les  quisieron transmitir nada, para no perjudicarles, y a veces, si lo hacían, les decían que no se lo dijesen a nadie, pues todavía los cañones de los fusiles seguían sin enfriarse. Y ha hecho falta que los nietos se preocuparan de sus abuelos, sobre lo que hicieron o lo que dejaron de hacer.  Pero cuando quisieron preguntarles habían pasado tantos años, siete décadas, que ya el tiempo había logrado lo que Franco y su régimen no habían conseguido. Diezmar a aquel ejército de supervivientes, y, los que quedaban estaban lo suficientemente ancianos como para o no recordar nada o confundirlo todo.

El mérito pues de Aitor es haber logrado el fantástico testimonio de estos once soldados improvisados, con sus ideales a flor de piel y unas ganas inmensas de que su historia no se perdiese. Y para ello hacía falta un joven como Aitor, que sabiendo con quien hablaba les hacía las preguntas oportunas, les aguantaba sus reiteraciones, les trataba con infinita paciencia y les transcribía lo que habían dicho y, en las presentaciones, les dejaba hablar.

Yo estuve en la de Bilbao. Ojalá ETB hubiera transmitido aquella presentación en directo y ojalá gente joven, ésta que va a las plazas de los «indignados» hubieran ido a conocer y a aprender  aquellos héroes silenciosos que nos dejan en las páginas de su libro el ejemplo de una dignidad acrisolada en mil batallas desconocidas.

Juanma Calvan le ha hecho a Aitor una entrevista en Aux. Magazine. Vale la pena. Es ésta:

AITOR AZURKI.

PRIMERA LÍNEA DE FUEGO CONTRA EL OLVIDO.

Aitor Azurki, periodista de 28 años, comenzó en 1999 a preguntarse por la vida de los que lucharon en la Guerra Civil, especialmente por su abuelo, que fue miliciano, y por su tío, uno de los niños de la guerra. Ambos habían muerto, así que se quedó sin respuestas. Fue en ese momento cuando decidió dar voz a los que aún pueden contar aquella guerra en primera persona. Después de varios años de trabajo ha publicado “Maizales bajo la lluvia”.

El libro es una serie de extensas entrevistas a once ancianos que, a sus veinte años, tuvieron que elegir entre defender la República o luchar por la implantación de un sistema militar, ultranacionalista y ultracatólico. Todos ellos eligieron ser fieles a la legalidad y luchar contra los golpistas, aunque cada uno de ellos llegó a la misma batalla recorriendo distintos caminos: el comunismo de Marcelo o Mateo; el anarcosindicalismo de Julia o Félix, el socialismo de Paco o el nacionalismo de Ignacio o Ángel. Todos ellos guardan historias increíbles por su crudeza y su heroísmo, y están aquí al lado, son nuestros abuelos. Conviene sentarse con ellos y preguntar antes de que ya no puedan respondernos.

¿Cómo diste con ellos? Comencé a llamar a asociaciones de memoria histórica, sindicatos, partidos políticos, historiadores… A gente que pudiera darme algún contacto sobre gudaris. Uno me daba tres teléfonos, otro un par… Y así fui poco a poco elaborando una lista de los posibles entrevistados. Después ya, fue llamar y cruzar los dedos para que quisieran relatar sus vivencias.

¿Cuál fue su reacción al ver a un chico tan joven interesándose por sus vidas pasadas? Me recibieron con los brazos abiertos. Incluso yo mismo me sorprendí de cómo me acogieron, parecía como si nadie les hubiera escuchado en décadas. Me contaban sus vivencias como si fuera su nieto, detalle a detalle. Y esa cercanía creo que se aprecia en el libro.

¿Percibiste que en ellos aún queda odio? ¿Temor? ¿Hartazgo? ¿Orgullo? Por encima de todo percibí muchas ganas de narrar la verdad, aunque fuera por última vez y a un joven al cual casi le cuadruplicaban en edad. Me relataban bombardeos, fusilamientos y dramas con una humanidad, sinceridad y sencillez tal, que muchas veces salía de hablar con ellos asombrado, incluso abrumado.

Ahora, en 2011, ¿crees que se sienten vencedores o vencidos? ¿Qué crees tú que son? No me gusta la palabra vencidos, y creo más bien que la siguiente cita de Unamuno refiriéndose a los franquistas define perfectamente lo que piensan los protagonistas del libro: «vencerán, pero no convencerán. Vencerán porque tienen la fuerza bruta. Pero no convencerán, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir, necesitan ustedes algo que les falta: la razón».

¿Qué crees que les debemos a aquellos combatientes? ¿Solo el recuerdo de lo que vivieron? ¿Justicia? ¿O quizá es absurdo hablar de justicia cuando nos referimos a una guerra? Por lo pronto, les debemos respeto y reconocimiento. Si estos luchadores hubieran sido franceses estarían ya condecorados con las más meritorias medallas. Pienso que se les debe verdad, justicia y reparación en la medida de lo posible. Yo he aportado mi granito de arena, ya que gracias a estos hombres y mujeres disfrutamos ahora de bienestar y libertad. No hay que olvidar que para conseguirlo han sido multitud las personas que han fallecido en la lucha. Para mí, estos gudaris son los portavoces involuntarios de todos aquellos que quedaron en el camino.

¿Has percibido alguna similitud en cuanto a su forma de afrontar la vida? Sí, todos ellos tienen una actitud muy humana, optimista, luchadora, abierta y alegre. Sin duda, para mí ha sido todo un regalo conocerlos.

Todos los que aparecen en el libro lucharon en el mismo bando. ¿Te planteaste en algún momento introducir la visión del bando franquista? Primeramente sí me planteé incluir también la visión del bando golpista, aunque nada más comenzar a indagar en el asunto me di cuenta de que no podía ser neutral, de que el corazón podía mucho y hacía inclinarme hacia el lado de los leales a la democracia. También me di cuenta de que los franquistas tuvieron más de 70 años para aportar su versión, y los republicanos, en cambio, seguían estando olvidados, ocultos, esquinados.

De entre todos los pasajes que aparecen en el libro, ¿cuál es el que más te ha impresionado? Hay dos en concreto. El primero fue el bombardeo de Gernika, narrado detalle a detalle por un miliciano que estuvo allí mismo. Dramático, tremendo. El segundo, los fusilamientos de Paterna, Valencia: uno de los protagonistas del libro fue hecho prisionero y obligado seis o siete veces a fusilar a hombres y mujeres de su mismo bando. Dantesco.

Supongo que al escribir el libro te habrás planteado qué habrías hecho tú si te hubieses encontrado en su situación. ¿Alguna conclusión? Me lo he preguntado bastantes veces y nunca he sabido responder. Algunas veces pienso que hubiera huido a Francia, otras veces que hubiera acudido al frente… Pero uno no sabe cómo reaccionará hasta que de verdad le sucede y se ve en la tesitura de tener que elegir.

¿Qué les dirías a todos los jóvenes de tu edad que tienen abuelos que vivieron aquella guerra? ¿Qué pregunta crees que deberían hacerles? Que les pregunten dónde estuvieron, qué les ocurrió y cómo se sienten. Creo que los jóvenes tenemos una deuda enorme para con nuestros mayores, porque se les ha dejado de lado. Todos los jóvenes deberían saber lo que les sucedió a sus abuelos. Entre otras cosas, para que no se repita.

Texto de Juanma Calvan.

(Aitor Azurki nació en 1983 en San Sebastián. Estudió en la UPV/EHU Periodismo y Publicidad y Relaciones Públicas, pasando después a trabajar en diversos medios de comunicación, como Gros al cubo, Irutxulo, Euskadi Irratia, Hitza, Gara o ETB. Actualmente trabaja en labores de comunicación dentro de la Diputación Foral de Gipuzkoa).