Este domingo le ha tocado a Patxi López acompañar a otro Patxi, éste de apellido Lazcoz, en un periplo electoral por Vitoria-Gasteiz enseñando proyectos y urbanizaciones hechas por otros alcaldes. Y le han preguntado su opinión sobre uno de los ejes de campaña del PNV que consiste en insistir, con buen criterio, sobre el próximo pacto PP-PSE en varios ayuntamientos. «Ni existe ese pacto ni existirá« ha dicho enfático. Pero a medida que decía eso le crecía la nariz. Era una afirmación sin ninguna credibilidad, un mal chiste.
En la campaña electoral autonómica dijo exactamente lo mismo y la noche electoral de marzo dijo lo contrario. Pasó del «ni existe ni existirá« a «existe y existirá”. Y que el PNV lo recuerde continuamente les hace daño. Porque lo que dice el PNV tiene credibilidad y lo que dice López, ninguna.
También le he visto a Mari Mar Blanco la hermana de Miguel Angel Blanco, en la manifestación de Madrid en favor de las víctimas de ETA que se convirtió en un acto del PP contra el PSOE con gritos de retaliación. «Nada de negociación. Derrota. Los queremos derrotados. Vencidos». Muy bien. Si ese hubiera sido el grito de la oposición al franquismo en 1976, aquí no hubiera habido una pacífica transición a la democracia, pero así son las cosas. Y lo de Mari Mar Blanco es llamativo. Fue la única del PP que no votó la ley para atender a las víctimas de los excesos policiales aprobada en el Parlamento Vasco la semana pasada. Ley del talión en estado puro. Nada que ver con el cristianismo que habla de amor y perdón a pesar de los crucifijos exhibidos.
Y finalmente muy bien Fernando García Makua comentando que vio cinco penaltis en el partido Real Madrid-Athletic de Bilbao, pero el árbitro solo vio los del Athletic. Una vergüenza. A ese árbitro la Junta Directiva del Athletic tiene que recusarlo. Lo demás, la claridad y valentía de la afirmación, se quedarán en agua de borrajas. Y ante estos abusos hay que dar un golpe en la mesa.