Esta semana es una de esas de las llamadas de “cortesía parlamentaria”. No hay plenos ni en el Senado, ni en el Congreso porque el domingo se vota en Catalunya. Pero sí hay reuniones de comisiones, que aparentemente no tienen tanto eco, aunque depende de lo que se trate. Una moción que hemos aprobado sobre la “Declaración de Caracas”, ha pasado aquí desaparecibida, pero en Venezuela, ha sido inmediatamente noticia. Y nos han llamado de dos emisoras y de tres periódicos desde aquel país. Chávez quiere cerrar Globovisión y coartar y condicionar la libertad de prensa en aquel país.
El lunes salí de casa a las 6:30 de la mañana. Si quería estar a las diez en el Senado, tenía que coger el avión de las 7:20. En la espera leí que Manuel Fraga cumplía 88 años. También que había fallecido Manuel Baselga, un antiguo embajador que fue cónsul en Bayona en 1974. “¡La cantidad de cosas que nos podría haber contado este señor de lo que vio en puesto tan estratégico¡”, pensé. Pero se van los protagonistas sin que la historia se cuente. Y esa historia es básica.
A las diez habíamos convocado a la Comisión de Asuntos Iberoamericanos. Comparecía la Directora de la Casa de América, sita en la plaza de la Cibeles y había también dos mociones. Una sobre los derechos humanos en Colombia de IU y otra sobre los Derechos Humanos en Venezuela, del PP. Y en eso estábamos y ya habíamos empezado cuando de repente se abrió la puerta y apareció Manuel Fraga que asistido por dos personas llegaba a su pupitre. El hombre es una caricatura de lo que fue. Y pensé. ”Este hombre, merecidamente, se lleva la fama, pero lo dicho por Felipe González y jaleado por Jauregui y Zapatero sobre el Gal, viene a ser lo mismo”. Ese lunes en Deia aparecía un magnífica entrevista a Paddy Woodworth del Irish Times que voy a comparar en otro post con las reflexiones de Jauregui sobre lo mismo.
La directora de la Casa de América se llama Inmaculada Turbau y su intervención ha impactado por lo didáctica y sencilla. Con poco presupuesto público del ministerio, de la comunidad y el ayuntamiento de Madrid, llevan a cabo una gran actividad cultural que pretende reconvertirse en una casa de ideas. Libros, exposiciones, conciertos, jornadas, páginas web, premio Bartolomé de Las Casas, y un presupuesto de unos cinco millones hace que no paren.
Escuchándole pensaba la necesidad que tendríamos de tener una Casa de América como ésta en Euzkadi dada la presencia vasca en aquel continente. Todo lo que hay está muy disperso y deslabazado y es que América es, además de todo ésto, el lugar de actividad más importante de las empresas vascas. No estaría mal se pusieran las pilas y se montara por aquí algo parecido. Edificios, historia y hechos los hay por miles.
He vuelto al mediodía y en la Ser, por la noche he tenido mi habitual debate de los lunes con Benegas. Les veo ofendidísimos porque Ortuzar ha llamado Pinocho a Patxi López. Era un mitin el domingo en la plaza del funicular pero omiten la argumentación anterior que hablaba de la bobada que había dicho López diciéndonos que nos vendíamos al mejor postor. Ortuzar le recordaba que se había pasado toda la campaña diciendo que no pactarían con el PP y la misma noche se había olvidado de la promesa tras engañar al electorado. Pero mala cosa es que el presidente de una institución se ponga tan a la defensiva y acuse a los demás de sus carencias y de sus agresividades. Les va a pasar como al PSC en Catalunya. Incapaces de defender y mostrar obra propia, su complejo contra el nacionalismo va a desmovilizar incluso a los suyos. CIU vuelve. Como volverá el PNV.