Muere Mateo Balbuena, el último combatiente de Euzkadiko Gudarostea

Jueves 18 de julio de 2024

Iban Gorriti

Mateo Balbuena, hace apenas unos meses. DEIA

Con la pérdida de este exmiliciano comunista, decano de los 50.000 gudaris, se pone fin a toda una generación de combatientes del lehendakari Aguirre

El fallecimiento la pasada noche del martes de Mateo Balbuena pone fin a toda una generación de soldados del Ejército de Euskadi, del nacido de forma espontánea como Euzkadiko Gudarostea tras el golpe de Estado de militares españoles contra la Segunda República, iniciado precisamente hoy hace 88 años y que derivó en guerra.

Antifascista residente durante su vida en León, Asturias, Araba y Bizkaia y nacido el 21 de septiembre de 1913 en el municipio de Villamartín de Don Sancho, Mateo Balbuena Iglesias ha sido el último combatiente vivo del alrededor de 50.000 efectivos del único ejército vasco que ha existido como tal. Por otro lado, el último finado nacido en Euskadi y euskaldun fue el gudari de la Marina Auxiliar de Guerra, Juan Azkarate Arauka (Bermeo, 18 de junio de 1922), fallecido el 9 de junio de 2023 a la edad de cien años.

La aportación del exmiliciano comunista heterodoxo Mateo Balbuena Iglesias al Ejército del ‘Gobierno Provisional del País Vasco fue muy significativa. Tras el golpe militar de 1936, constituyó tres batallones de afiliaciones diferentes, pero que combatieron a una contra aquel bando contrario a los principios democráticos: el Leandro Carro, del PC, en el que el alavés llegó a ser teniente; el Bakunin, de CNT; y el Araba, del PNV“Solo los del PNV tenían ropa de combate y mejores armas. Nosotros íbamos con lo nuestro y en ocasiones nos dejaban armas como las que posábamos en las fotos”, diferenciaba. Quien más adelante también fue teniente de Carabineros en el Ejército Republicano compartió unidad comunista con el abuelo materno del Foto del Balbuena gudari, durante la guerra del 36.lehendakari Ibarretxe, Joaquín Markuartu, ferroviario de Amurrio.

Foto del Balbuena gudari, durante la guerra del 36. DEIA

Desde joven, el intelectual fallecido que en septiembre iba a cumplir los 111 años –decano de Euskadi–, se interesó por el pensamiento crítico y anticapitalista. Con 16 años rubricó en un periódico de Madrid el relato Nosotros y con 102 años estuvo de gira presentando el último de sus 16 libros publicados, titulado Impotencia política de las fuerzas asalariadas. “Tengo un grupito de personas que vienen al caserío para compartir ideas de Economía”, detallaba quien fue finalista del Premio Planeta en 1964 a DEIA el verano pasado mientras usaba la azada en la huerta de su caserío en Santa María de Lezama, Amurrio. Este inmueble en el que su hija, Alicia Balbuena, confirma que el fallecimiento de su padre, perteneció en otro tiempo a la histórica familia de músicos Arriaga.

Balbuena fue el mayor de diez hermanos. Esta razón le llevó a que sus progenitores le enviaran a ayudar en un comercio de una familia amiga, hecho que él siempre lamentó. Ese lugar donde comenzó a interesarse por los cambios que estaban aconteciendo en la URSS y leía obras como El Capital, de Karl Marx, y Crítica de la economía política, en una traducción de Wenceslao Roces. Con aquel caldo de cultivo, en 1932, ingresó en las Juventudes Comunistas. Fue designado secretario de agitación y propaganda. Un bienio después, se sumó a la huelga del 34 en Oviedo y acabó trasladando su residencia de Asturias a Cruces.

Ya en Barakaldo, fue parte importante en la fusión de las entudes Socialistas Unificadas y secretario local de las mismas. El 17 de julio de 1936 convocó reunión urgente de la JSU para requisar armas en la zona de Olabeaga y Lutxana. “El 22 julio, una docena de milicianos salimos de Bilbao a San Sebastián a rendir a los rebeldes en el Hotel María Cristina. El 24 participamos en el acoso a los cuarteles de Loiola”, subrayaba.

Amenazada Orduña, él movilizó a un centenar de milicianos comunistas, anarquistas y socialistas, en seis camiones, a las órdenes del Capitán Espías, y ya encuadrado en el Batallón Leandro Carro, fue cuando le ascendieron en el escalafón militar a teniente. “Los altos oficiales nos abandonaron o nos traicionaron, pero mi sección se mantuvo dispuesta a resistir”, evocaba.

Caída de Bilbao

Tras la caída en manos franquistas de Bilbao y su evacuación, Balbuena fue herido en la mano izquierda y retirado a Santander y al Gijón de su juventud militante. Al perderse la capital asturiana, abandonó el hospital y consiguió una plaza en un barco pesquero para poder exiliarse a El Havre. Su compromiso antifascista le llevó a querer seguir combatiendo contra el bando faccioso y se sumó a Catalunya por Figueres, Girona. Presentado a sus superiores y viendo su arrojo y formación, lo nombran teniente instructor de la 65 Brigada. Ante la derrota republicana arenga a su tropa para huir a Francia y continuar la lucha. Tras 28 días de travesía vestido de civil, los franquistas lo apresaron en el municipio oscense de Broto. A continuación, resultó juzgado en Jaca y encarcelado, aunque acabó quedando en libertad.

Acabada la guerra, Balbuena consiguió trabajo de minero en horario de mañana e impartía docencia como profesor por las tardes. A pesar de la extraña tranquilidad de la época, su compromiso e ideal comunista le llevó a retomar la lucha clandestina con el EPK-PCE. En 1942 fue detenido y acabó reo en cárcel bilbaina de Larrinaga.

En aquel momento de libertad vigilada, asentó su noviazgo con Consuelo Lopetegi, maestra e intelectual que había sufrido también represalias por ser librepensadora, como se autocalificaba. En 1944, la pareja contrajo matrimonio. Tuvieron dos hijas.

La familia abrió una academia en Basauri, hecho que fue reclamado por el alcalde franquista de la época: “¿Cómo es que yo le he firmado esta licencia si le tenemos vigilado?”, cuestionó. Llegados a esa conclusión, el regidor les concedió permiso para ser empresario, pero no para ser profesor. “Franqui –como llamaba de forma irónica al dictador Franco– fue quien nos la quitó y nos dedicamos a vivir de ahorros, de la huerta y a escribir, liberados del capitalismo. Lo digo en este libro: con el capitalismo la clase trabajadora queda aislada, de ahí el lloriqueo. El trabajador sigue por la necesidad de la burguesía de desarrollar sus propios valores. Los artesanos sí son conscientes de su trabajo”.

Su último ensayo publicado fue La sumisión de las masas, una crítica implícita al adocenamiento. “El secreto para llegar a cumplir tantos años es pasar hambre: levantarme de desayunar con hambre, lo mismo de comer y cenar. A eso sumo ejercicios físicos y mentales”, valoraba.

En el último lustro continuó cultivando su huerto y su mente. Preparaba su decimoséptimo libro, un estudio sobre la sociedad y el Estado: El origen del Estado. “Me importa más eso que me estén preguntando los periodistas siempre por la guerra. Yo lo que quiero cambiar es el mundo, ahora, en presente”, afirmaba aún el último gudari.

Los socialistas y la ikurriña

Miércoles 17 de julio de 2024

El dibujo es de Andoni Borde Asua, aparejador depurado por la guerra del Ayuntamiento de Bilbao. Un exiliado que recaló en Venezuela y fue miembro de la colectividad. El obelisco de la Plaza Altamira de Caracas lo diseñó él. En Navidades dibujaba cada felicitación y siempre me las enviaba con una dedicatoria argumentada. Y tengo esta que es serena y bonita. Erkoreka, Beloki y yo le hicimos una buena entrevista en nuestro libro “Somos Vascos”.

Y la traigo a colación pues hablo del abanderamiento de los buques una vez estallada la guerra y aprovecho aquella felicitación para recordar una efemérides redonda, que tiene como recuerdo a los barcos.

El recuerdo del 130 aniversario del izamiento de la Ikurriña por Sabino Arana ha sido recordado por el EAJ-PNV el sábado pasado. Normal, porque si no lo hace el partido heredero de Arana, quien la puso a valer ¿quién  lo va a hacer?.

En 1932, propuesto por José Antonio Agirre y Manuel Irujo, se adopta en Asamblea y tras discusión, como bandera de todo el Partido a la ikurriña de Bizkaia, algo que no le gustó absolutamente nada a Luis Arana. Fue un momento duro ya que Luis fue determinante en la elección y diseño del símbolo junto a su hermano, ya que era arquitecto y dibujaba bien. Y, a raíz de esta iniciativa, la palabra Euzkadi, representando a todos los territorios, y la ikurriña como enseña, fue el resumen de un resurgimiento nacional vasco constituyéndose en todo un símbolo que trascendía al propio EAJ-PNV. Estaba en el paisaje político y reivindicativo.

Es de destacar que, tras la creación del primer gobierno vasco de concentración  el 7 de octubre de 1936 y la presencia de tres consejeros socialistas en aquel ejecutivo histórico, quien ostentaba la cartera de Industria y Navegación, Santiago Aznar, ante los conflictos que tenían las tripulaciones en el abanderamiento de los barcos, además de la bandera republicana, propuso la ikurriña que fue aceptada por unanimidad por todo el gobierno vasco. Es una lástima que los actuales socialistas, mucho más ahora a través de Gogora nunca tengan este recuerdo para la iniciativa de uno de los suyos y de todo el gobierno vasco que además era concejal del Ayuntamiento de Bilbao. Para el PSE toda su historia se resume en Ramón Rubial. Se equivocan gravemente.

Antes de aprobarse la enseña hubo un decreto el 21 de octubre de 1936, del Departamento de Industria, catorce días después de la elección del Lehendakari en Gernika, que decía :

“Atendiendo a la importancia que para los buques mercantes tienen los distintivos, así como para la mejor armonización y uniformidad en las insignias de los buques de nuestro país, vengo en disponer lo siguiente:

Artículo 1. Todos los buques afectos a la flota mercante del País Vasco deberán izar en el asta de la popa la bandera nacional de la República española, izando en proa la bandera de Euzkadi, cuyas dimensiones serán de un tercio del área de la nacional.

En el palo trinquete figurará la contraseña de la empresa propietaria o entidad que administre el buque, y en el palo mayor la matrícula del puerto en que el buque está destinado.

Artículo 2. Queda terminantemente prohibido el uso de bandera o contraseña alguna que no sean las expresamente determinadas en el artículo anterior y en la forma y condiciones que en el mismo se especifican.

Artículo 3. El incumplimiento de lo dispuesto en este Decreto será considerado como un acto de rebeldía, que se sancionará con arreglo a las vigentes normas penales.

Dado en Bilbao a 18 de octubre de 1936.

El Presidente del Gobierno Provisional Vasco

José Antonio de Aguirre

El Consejero de Industria

Santiago Aznar.

Diario Oficial del País Vasco.

Toda esta historia, que tiene gran importancia simbólica, los actuales socialistas, centrados única y exclusivamente en ETA, lo desconocen y, lo peor, es que nunca, nunca, hacen nada por ponerlo en valor.

Pero es historia de este país, les guste o no, en momentos en los que frente a ellos tenían una sublevación militar y también moría la gente.

Aprender del PNV

Martes 16 de julio de 2024

Dicen que nadie es profeta en su tierra y aún menos en política que nadie da nada gratis, y si te he visto no me acuerdo.

Ayer me enviaron este artículo publicado en el Diario Montañés de Santander por Javier Vega, miembro de la Academia de Ciencias Políticas de Nueva York y publicado además por un medio del Grupo Vocento. Lo leía y no daba crédito a lo que estaba leyendo pues nunca me había encontrado con nada parecido. Evidentemente si hay artículos de este tipo escritos por los de casa, pero nunca por un analista que por lo que se ve anda por la V Avenida.

Les invito a su lectura y que ustedes así lo consideren:

“Temo que este artículo vaya contracorriente por dos motivos: porque el PNV es un partido nacionalista, exclusivamente vasco; y porque, en el caso de Cantabria, hay que tomar en consideración la competencia vecinal. Pero a mí el PNV me simpatiza por dos motivos: porque es el único partido verdaderamente democristiano que tenemos en España; y porque su ejecutoria prueba que la fórmula democristiana es la versión más eficiente de la socialdemocracia.

Y voy a empezar con el argumento más polémico, que ha sido un serio problema que los partidos gobernantes españoles tanto a escala nacional como autonómica no han hecho mella en el PNV salvo en casos aislados. Esto, a pesar de haber gobernado el País Vasco prácticamente durante el período democrático: 41 de los 44 años de gobierno autonómico. Esa vocación de servicio a su comunidad yo la achaco en primer lugar: a una sólida cultura Cristiana (lo que Weber llamaba “ética protestante”); pero a renglón seguido, a la proximidad entre gobierno y los distintos grupos de interés que componen su espectro social. El modelo de la democracia cristiana alemana ha estado muy presente en el País Vasco. Veamos.

Años setenta, el País Vasco era, junto con Cataluña, uno de los motores industriales de España. Bilbao, que por su proximidad a Cantabria, me resultaba más conocida, era la ciudad industrial por antonomasia, entonces en la decadencia; sus edificios, ennegrecidos por la fuerte polución atmosférica; hasta el agua de los charcos se veía Negra. El visitante de hoy no la hubiera reconocido. Su renovación urbanística sorprende a propios y extraños. No solo el Guggenheim, la ruinosa margen izquierda del Nervión es hoy un excelente paseo peatonal. Tras el museo, otros prestigiosos arquitectos internacionales, entre los que destaca el Valenciano Calatrava, renovaron el aeropuerto, diseñaron nuevos puentes, las estaciones del Metro. Alguna experiencia tengo sobre cómo cambiar la cultura de una vieja fábrica y sé que empieza por renovar el entorno: entrada, recepción, vestuarios, comedores, oficinas….

Eso es, precisamente, lo que el PNV ha hecho a escala urbana. También sé que para implementarse los cambios se necesita un Proyecto y una dirección comprometida con el mismo, sin oposición destructiva. El control del PNV sobre los tres niveles de gobierno -autonómico, provincial y municipal- ha sido fundamental para la exitosa Renovación del País Vasco tan fundamental como la ética profesional de sus políticos. La ausencia de estas dos condiciones hace que el proyecto no llegue a buen Puerto. Ejemplo: Andalucía.

Durante los últimos 40 años el PNV ha puesto en marcha una política industrial y de formación profesional con un nivel de eficacia envidiable. Sus empresas de siempre son ahora mucho más modernas y competitivas, aportando el 20% del PIB autonómico. Y a escala nacional, si incluimos Navarra en la ecuación, concentra el 80% de fabricación de maquinaria, el 50% de la industria del automóvil, y el 25% de la aeronáutica. El agrupamiento de muchos de los 300 fabricante de componentes automovilísticos, empresas familiares de tamaño mediano, forma parte de dicha política. La industria del automóvil, con la ayuda de la Diputación, ha creado su propio centro de investigación y desarrollo, aloja más de 30 empresas y tiene su propia academia de formación.  El parque científico y tecnológico de Vizcaya agrupa a unas 200 compañías de alta tecnología y es una gran incubadora de nuevas empresas. La Formación Profesional, punto débil de nuestro país, funciona muy bien en Euskadi; para la industria del automóvil hay matriculados unos 25.000 alumnos, que combinan la docencia con la práctica laboral, gracias a la colaboración entre gobierno y la empresa privada.

Es obvio que el “concierto económico” del País Vasco y la generosa financiación del sector público tienen que ver con los citados resultados, pero es igualmente obvio que el PNV ha administrado los dineros públicos mejor que cualquier otra autonomía. Su maquinaria política es la más impresionante de toda España.

Aparte de Galicia, la otra nacionalidad histórica con monopolio partidista exitoso, solo hay un caso: Andalucía. Pero el Partido Socialista andaluz sería el contraejemplo del PNV. Con los socialistas se instaló en Andalucía la “cultura del pelotazo” y subsidios masivos al desempleo, en lugar de fomentar la creación de empresas y puestos de trabajo de calidad. Solo puedo imaginar lo que un PNV andaluz hubiera hecho con los abundantes recursos que llovieron en Andalucía durante todos esos años.

El modelo de éxito de la “España de las Autonomías” es sin duda el País Vasco. Lástima que la fatalidad haya querido que el PNV fuera un partido nacionalista partidario del “Estado Libre Asociado”, y con un cáncer llamado ETA. Lo cual le ha invalidado como posible modelo para el resto de España. Ahora bien, ello no debería impedir que el resto de las autonomías aprendiera las ejemplares lecciones de lo que el PNV ha logrado hacer en la suya.”