La placa de Castejón

Lunes 12 de febrero de 2024

Son Carmen y Yaiza, miembros de Laubide, la Asociación de Castejón impulsora del acto del próximo domingo en Castejón, Ribera navarra, junto a Nabarralde y Betiko Lagunak, donde se cumple el 130 aniversario de la Gamazada, aquella concentración transversal de gentes venidas de todos los sitios para reconocer el trabajo de los diputados navarros defendiendo en Madrid  el Convenio que el ministro German Gamazo quería anular. Al grito de “fuera privilegios”, el gobierno de Sagasta quería cargarse un pacto político tras la primera guerra carlista y el pueblo reaccionó y dijo NO. Ante aquella concentración multitudinaria la reina regente retiró la iniciativa. Al acto acudirán entre otras personalidades el presidente del Parlameto Foral navarro Unai Hualde y la Consejera de Relaciones Ciudadanas de Navarra, Ana Ollo.

Indudablemente en ese acto no estarán ni García Page, ni Díaz Ayuso pero tampoco los socialistas del PSN que sacan excusas absurdas para no comprometerse con la historia. Que si no es zona vascófona, que si se habla  de otros territorios, que si….excusas de gentes que no respetan la memoria de una gesta, de un hito,  e irrespetan al euskera, lengua de Navarra sometida a batustanes impropios del siglo XXI. Si la placa hubiera sido escrita en  inglés, la pondrían en la estación a cuenta de eso que se llama “turismo”. Pero es en euskera, una lengua sometida durante siglos al ninguneo y a la persecución que los socialistas no desean reponer en lo que fue su presencia histórica en toda Navarra.

Carmen y Yaiza sostienen satisfechas la placa donde se recuerda aquel hecho histórico que está en el inicio de un Convenio y Concierto que duran hasta hoy, de una foralidad que en este caso dura desde 1841 y de la defensa de una navarridad que no aceptó aquella asimilación. Navarra fue reino, fue un estado con administración y lengua propia y recordar estas cosas no gusta a quienes nos siguen hablando de la unidad, única e indivisible de España.

El próximo domingo pues nos veremos en Castejón y si alguien quiere apuntarse a la comida popular tiene hasta el miércoles para hacerlo en

betikolagunakhe@gmail.com

Santiago Aznar y el Capitán Potato

Domingo 11 de febrero de 2024

En el puente del ayuntamiento de Bilbao han puesto esta furgoneta  que como se ve la llaman MR POTATO. ¡Porque esta vida nos la comemos con patatas! dice abajo. Y tiene mucho éxito.

Seguramente pocos recuerdan lo que ocurrió en plena guerra civil como consecuencia del bloqueo naval que impedía llegaran de Inglaterra suministros y alimentos. Ese cerco lo rompió Davey “Potato” Jones, un galés capitán de la marina mercante que esquivando no solo los barcos de los rebeldes sino los propios, a cuenta del asqueroso acuerdo del “Comité de No Intervención” de Francia e Inglaterra, para  no molestar a Hitler y Mussolini, a pesar de que éstos suministraban de todo lo suministrable a Franco y su sublevación, pero nuestro galés alivió el hambre de Bilbao durante un tiempo. Y el pueblo lo llamó Capitán Potato.

Creo debería tener una calle en Bilbao para que se recordase su hazaña y no a Federico Moyua, puesto su nombre ahí por el alcalde fascista de Bilbao, José María de Areilza en 1937.

María Esther le preguntó a su abuelo por aquel  hecho, el consejero Santiago Aznar, y éste le contó lo siguiente:

“Como consecuencia de la guerra, Bizkaia y Bilbao habían recibido un gran número de refugiados, sobre todo de Gipuzkoa y había que darles de comer a un ejército, familias enteras, teniendo en cuenta el bloqueo producto del acuerdo de no intervención.

Contaba como fue enviado a Londres por el Gobierno Vasco, sin saber absolutamente nada de inglés porque lo suyo era el esperanto, para establecer relación con la Trade Union el sindicato laborista inglés.  Se entrevistó con el Secretario General de aquel tiempo Walter Sitrina que no hablaba ni palabra de castellano y menos esperanto y se tuvieron que entender a través de intérpretes. 

Mi Aitite comentaba que la petición que le hacía como correligionario sindical era que no permitiera el bloqueo a Bilbao por parte de los barcos del comité de no intervención y pudieran tener ayuda humanitaria porque sino se acaba la guerra y ganaban  los militares sublevados. 

Santiago Aznar se dio cuenta que Walter Sitrina le escuchaba pero no le oía y como tenía mucho carácter le montó allí mismo una escena, a grito pelado, diciéndole de todo, acusándole de insolidaridad e inhumanidad y sobre todo de ser responsable de que la guerra se perdiese.

El hombre se debió quedar tan impresionado por la bronca que le montó, que con las mismas le dijo al Consejero le acompañase al Palacio de Westminster donde el Parlamento Inglés celebraba su sesión y estaba el primer ministro al que le exigió el levantamiento del bloqueo para Bilbao en base a la tradición de relación que había con esta Villa por parte de los ingleses, de que muchos de los edificios de Londres se habían hecho con el hierro de Bizkaia y que el club de futbol de Bilbao había tenido un entrenador Mr Pentland que era inglés.  Que no se podía bajo ningún concepto dejar caer de mala manera a gente amiga por un bloqueo.

Como consecuencia de esta actuación, que él siempre contaba con mucho orgullo, se produjo la llegada de avituallamiento al puerto de Santurtzi y hasta un capitán galés rompió el cerco e inundó Bilbao de patatas y por eso le pusieron de nombre el Capitán Potato.”

El domingo 18 en Castejón

Sábado 10 de febrero de 2024

David Salinas Armendáriz

Este próximo 18 de febrero no va a ser un día cualquiera para Castejón. En esta fecha se van a conmemorar los 130 años de una jornada histórica, indeleble, para la localidad ribera. Aquélla en la que en su estación ferroviaria una gran multitud recibió y aclamó a los representantes políticos que en Madrid se plantaron ante el intento del Gobierno de España de la época de vulnerar el Fuero de Navarra, imponiendo unilateralmente un desorbitado pago de impuestos ajeno al régimen paccionado. El contrafuero fue urdido por el ministro de Hacienda Germán Gamazo, por lo que la general matxinada que movilizó a toda Navarra y al resto de los territorios forales, incluso con el apoyo de organizaciones catalanistas, ha quedado inmortalizada como La Gamazada. Pero es que esa mañana del 18 de febrero de 1894, en Castejón, además de la propia y multitudinaria reivindicación foral, pasó algo más: se asistió a un hecho que resultaría fundamental para el nacimiento de un nuevo movimiento político, que se iba a conformar decisivamente al calor de la solidaridad interterritorial mostrada en defensa común del residuo de libertades subsistente a las guerras carlistas, en peligro entonces de definitiva supresión.

Y ese sucedido digno también de recordar no fue otro que la destacada presencia en el acto de Castejón de los hermanos Arana Goiri, bizkaitarras para los que la Gamazada supondría el definitivo empuje a la creación del ideario nacionalista vasco, que poco después se concretaría en la fundación del PNV por Sabino Arana. Porque puede afirmarse que lo vivido en la Ribera, como demostración de la hermandad cultural y política entre territorios en la defensa conjunta de sus Fueros y Libertades, devino en esencial para la formulación del pensamiento de Arana, que exhibió, además, en tierra navarra un primer esbozo del que sería emblema común eúskaro, por él poco después ideado, como la proclama revolucionaria del “Euzkadi, patria de los vascos”. En Castejón comenzó todo. Eso también merece ser recordado por los abertzales.

Como escribía Iñaki Anasagasti hace unos días, es esclarecedor del significado de la Gamazada y del episodio de Castejón el que el general Martínez Campos aconsejara a la regente María Cristina que no se actuara militarmente frente a Navarra y los territorios vascongados que la apoyaban. Fue por tanto una batalla incruenta, ganada por el pueblo y por sus instituciones privativas. Porque el uso de la fuerza frente a la libre determinación popular a nada conduce ni cierra heridas, sino que las profundiza. Entonces y hoy. Otra lección de la historia.

En Castejón se escenificó un acto pacífico de defensa y de reivindicación de lo que es propio, y de la perentoriedad del pacto como herramienta de convivencia. Y no es mal momento para recordarlo, en un tiempo en el que a la singularidad, nacida de una historia que hay que conocer y respetar, se la quiere disfrazar absurdamente de privilegio y de desigualdad. Dejémoslo en mera ignorancia del origen de las cosas por parte de algunos políticos actuales, más preocupados en zaherir que de comprender al otro, de desunir que de construir bajo la idea del previo pacto, bilateral por definición. Nada ha cambiado en estos 130 años. La enseñanza de la historia sigue imperecedera.

En estas mismas páginas, el 8 de agosto de 2022, tuve ocasión de recordar mi personal relación con Castejón, por ser el pueblo natal de mi aita, el lugar al que quise que volviera a descansar cuando nos dejó, porque él que viajó por el mundo siempre expresó su sentimiento castejonés, navarro y vasco. En la visita familiar pudimos constatar la ausencia de un expreso reflejo de aquel hecho histórico del que él siempre nos hablaba. Nunca es tarde, decíamos, y este 18 de febrero de 2024, por fin, va a ser posible, y lo va a ser gracias a la fraterna colaboración entre las asociaciones Laubide, Nabarralde y Betiko Lagunak. Estoy seguro de que mi aita hoy se sentiría más orgulloso, si ello fuera posible, de su Castejón y de su Navarra del alma.

El autor es miembro de la Asociación Betiko Lagunak