La Reina Margarita se despide con elegancia, a diferencia del granuja de Juan Carlos

Martes 16 de enero de 2024         

Le escuchaba hoy a Juan Carlos Monedero la respuesta que le ha dado a Xabier García Ramsden  en Radio Euzkadi sobre el porqué del fracaso de Podemos al cumplirse el décimo aniversario de su nacimiento. ”Exceso de soberbia y no haber creado una estructura de base de partido. Éramos profesores universitarios y nos faltó una  estructura democrática de base y  control y sobre todo  capacidad de diálogo interna” ha contestado. No está mal el que lo  reconozca. Le honra. No ocurre solo en Podemos, donde los cuadros y los notables se creen los dueños de la sigla. Y si no miren esas fotos de cuadrilla los mismos con los mismos.

Mirando hacia arriba en Europa hemos visto como en quince días la reina Margarita  de Dinamarca  ha ido a sus aposentos, sin levantar la voz y rodeada del cariño de su pueblo. En Abu Dabi, Juan Carlos de Borbón celebraba su cumpleaños, 86, con su familia y sus amigotes, en uno de esos dispendios inadmisibles en democracia. Pero ahí sigue.

Iscariote me escribe lo siguiente, que hago mío:

“Ha dimitido la reina de Dinamarca (porque ha querido, no por escándalos como en el caso de España, eso no quiere decir que Dinamarca y su monarquía sean perfectas, pero en este caso ha sido así…),  y es que una monarquía la danesa, recordemos luchó contra los fascismos (nazis), goza de prestigio entre su pueblo y es la cabeza de la Iglesia en su país, que no es el caso de todos…, pero hay una cosa a destacar, cómo pesa el ciudadano en unos países y en otros, y cómo se comportan ante un mismo fenómeno unas democracias u otras, o unas monarquías parlamentarias u otras, por ejemplo, si en Dinamarca la mayoría de la población, estaría descontenta con la monarquía (bien porque crece el republicanismo o por algunos escándalos), aparte de que habría que ver hasta dónde  llega la impunidad de su casa real, en pocos días te montan un referéndum vinculante, no como en otros sitios en donde te cambian un rey por otro, no te hacen encuestas de la valoración de la monarquía e incluso el día de la coronación, la policía se encargó de disolver pacíficas manifestaciones republicanas en Madrid y subió a domicilios particulares a arrancar tricolores (y no…, no estamos hablando de Cataluña, sino de Madrid…, porque ¡es que se trata del mismo país!, es lo que hay…).”

En España no hay una intelectualidad y unos medios de comunicación serios que hayan hecho esta comparación.

Un artículo muy interesante sobre la superficialidad

Lunes 15 de enero de 2024

Javier Sádaba (filósofo)

Muchas cosas se están diciendo sobre los males de nuestros días.

Algunas repiten lo mismo que se decía no hace aún muchas décadas en Europa. 

El problema es que hoy todo se expande por el mundo entero.

Se podría hacer, sin mucho esfuerzo, un decálogo de tales males. 

Así: inmediatismo, emotivismo, falta de autocrítica, ignorancia supina, incultura, dependencia de los medios de comunicación, poder en vez de autoridad, magia tonta, infantilismo, incapacidad de razonar, credulidad sin límites, irresponsabilidad, fanatismo barato, supeditación a la masa, sometimiento al grupo,  y otra serie de defectos.

No es necesario forzar mucho la imaginación para  darse cuenta.

No dudo que esto sea así,  aunque siempre hay que poner los matices necesarios,  para no caer en un necio pesimismo o ponerse a cantar aquello de que cualquier tiempo pasado  fue mejor.

Pero yo voy a fijarme en uno que, al modo de symploké platónica, les envuelve a todos.

Se trata de la *superficialidad*.

Porque el superficial esconde o no tiene fondo y, al mismo tiempo, se queda con la cáscara de los demás.

Es un simple interfaz entre unos y otros.

Es la comunicación plana.

Es la bobada por la bobada.

Es la exaltación de la trivialidad.

Es no enterarse de nada, no tener ideas propias, andar por este mundo como piuma al vento. 

Es, en fin, un simple.

Creo que esto es así.

Creo que va por el camino de empeorar. No le veo arreglo. Entre otras cosas porque el superficial escucha sonido y no palabras, ruido y no razones

Yo, por si acaso, lo digo.

Soy también autocrítico y quién sabe si en algún momento un inesperado mar de fondo llene de olas la estúpida superficie.

El Corte Inglés se cree que está en Marte

Domingo 14 de enero de 2024

Cada cierto tiempo visito la librería de El Corte inglés. Deseo saber qué  tipo de libros venden y si el libro vasco, en la Gran Vía de Bilbao, tiene su asiento. Pero siempre me llevo el mismo chasco. Nunca se exhiben en el muestrario de novedades ni un solo libro de este país, como si en Euzkadi, las distintas editoriales no editaran nada. Y me sigue pareciendo una gran anomalía que esto siga sucediendo y que aparentemente nadie les diga que no están en Marte, en Madrid, en Albacete o en Murcia, sino en el centro-centro de una Villa que es bilingüe, tiene una historia por detrás y que no estaría nada mal que tuvieran un mínimo de sensibilidad.

Siempre se me contesta que son libres de vender lo que quieran. Lo sé. Como yo de criticar lo que no me gusta. Y esto no me gusta. Que el libro de Pedro Sánchez sea lo mejor exhibido, nos demuestra el desapego de este mundo que llamándose el Corte Inglés  es más español que la Cibeles. Podían cambiarle el nombre. El Correo español, lo hizo. Quedaría, Corte Español.

Y si lo dudan, miren la foto, sacada este sábado. No verán un solo libro o en euskera, o en temática vasca, que no sea de cocina.

Es lamentable, pero es lo que hay.