MUY BUENA ESTA OPINIÓN PUBLICADA EN EL NEW YORK TIMES

Martes 4 de marzo de 2025

Bret Stephens (Columnista de opinión)

En agosto de 1941, unos cuatro meses antes del ataque japonés a Pearl Harbor, Franklin Roosevelt se reunió con Winston Churchill a bordo de buques de guerra en la bahía de Placentia, en Terranova, y acordaron la Carta del Atlántico, una declaración conjunta de las principales potencias democráticas del mundo sobre “principios comunes” para un mundo de posguerra.

Entre sus puntos clave: “ninguna expansión territorial o de otro tipo”; “derechos soberanos y autogobierno restaurados a quienes han sido privados de ellos por la fuerza”; “libertad del temor y la miseria”; libertad de los mares; “acceso, en igualdad de condiciones, al comercio y a las materias primas del mundo que son necesarias para su prosperidad económica”.

La Carta Magna, y la alianza que de ella surgió, es un punto culminante de la habilidad política estadounidense. El viernes, en la Oficina Oval, el mundo fue testigo de lo contrario. Volodymyr Zelensky, el atribulado líder democrático de Ucrania, llegó a Washington dispuesto a renunciar a todo lo que pudiera ofrecerle al presidente Trump, excepto la libertad, la seguridad y el sentido común de su nación. Por eso, fue recompensado con un sermón sobre modales del anfitrión más mentiroso, vulgar y descortés que haya habitado jamás la Casa Blanca.

Si Roosevelt le hubiera dicho a Churchill que pidiera la paz con Adolf Hitler en cualquier condición y que entregara las reservas de carbón de Gran Bretaña a Estados Unidos a cambio de que no le diera garantías de seguridad estadounidenses, podría haber sido algo parecido a lo que Trump le hizo a Zelenski. Digan lo que digan sobre la mala jugada de Zelenski (ya sea por no comportarse con el grado de adulación que exige Trump o por no mantener la compostura frente a las provocaciones hipócritas de J. D. Vance), este fue un día de infamia estadounidense.

¿Hacia dónde vamos desde aquí?

Si hay un aspecto positivo de este fiasco, es que Zelensky no firmó el acuerdo sobre los minerales ucranianos que le impuso este mes Scott Bessent, el secretario del Tesoro que es el personaje de Tom Hagen en esta administración de extorsión. Estados Unidos tiene derecho a algún tipo de recompensa por ayudar a Ucrania a defenderse, y la destrucción por parte de Ucrania de gran parte del poderío militar de Rusia debería encabezar la lista, seguida por la innovación que Ucrania demostró al ser pionera en formas revolucionarias de guerra con drones de bajo costo, que el Pentágono estará ansioso por emular.

Pero si lo que busca la administración Trump es una compensación financiera, la mejor manera de conseguirla es confiscar, en colaboración con nuestros socios europeos, los activos congelados de Rusia y depositarlos en una cuenta con la que Ucrania pueda pagar las armas fabricadas en Estados Unidos. Si Estados Unidos no lo hace, los europeos deberían: dejar que los ucranianos dependan de Dassault, Saab, Rheinmetall, BAE Systems y otros contratistas de defensa europeos para obtener sus armas y ver qué tal les va a los partidarios del «Estados Unidos primero». Con suerte, eso podría servir como otro acicate para que los europeos inviertan, tan rápido y en gran medida como puedan, en sus menguados ejércitos, no sólo para fortalecer a la OTAN sino también para protegerse de su fin.

Hay una segunda oportunidad: si bien los insultos de Trump a Zelensky pueden deleitar a los partidarios del MAGA, es poco probable que sean bien recibidos por la mayoría de los votantes, incluido el casi 30 por ciento de los republicanos que, incluso ahora, creen que nos conviene apoyar a Ucrania. Y si bien la mayoría de los estadounidenses pueden querer que termine la guerra en Ucrania, es casi seguro que no quieren que termine en los términos de Vladimir Putin.

Tampoco debería hacerlo la administración Trump. Una victoria rusa en Ucrania, incluido un cese del fuego que permita a Moscú consolidar sus avances y recuperar su fuerza antes del próximo ataque, tendrá exactamente el mismo efecto que la victoria de los talibanes en Afganistán: envalentonar a los enemigos estadounidenses para que se comporten de manera más agresiva. Obsérvese que, mientras Trump ha aumentado la presión sobre Ucrania en las últimas semanas, Taiwán informó de un aumento de los ejercicios militares chinos en torno a la isla, mientras que buques de guerra chinos realizaron ejercicios con fuego real frente a la costa de Vietnam y se acercaron a 150 millas náuticas de Sídney.

Estos son puntos que los conservadores honorables deberían enfatizar: ¿pueden el senador Mitch McConnell de Kentucky y el representante Don Bacon de Nebraska —dos republicanos que no han vendido su alma a Ucrania— liderar una delegación de conservadores con ideas afines a Kiev?

Más aún, esta debería ser una oportunidad para los demócratas. Joe Biden tenía razón cuando dijo que esta era una “década decisiva” para el futuro del mundo libre; sólo resultó que fue un mensajero demasiado débil y cauteloso.

Pero hay demócratas de mente dura con experiencia en el ámbito militar y de seguridad (el representante Jason Crow de Colorado, el representante Seth Moulton de Massachusetts y la senadora Elissa Slotkin de Michigan me vienen a la mente) que pueden devolver el espíritu de Harry Truman y John F. Kennedy al Partido Demócrata. Es un mensaje de dureza y libertad que también podrían vender al menos a algunos votantes de Trump, que emitieron sus votos en noviembre por el bien de una América mejor, no de una Rusia más grande.

Aun así, no hay forma de obviar el hecho de que el viernes fue un día terrible, terrible para Ucrania, para el mundo libre, para el legado de unos Estados Unidos que una vez defendieron los principios de la Carta del Atlántico.

Roosevelt y Reagan deben estar revolviéndose en sus tumbas, al igual que Churchill y Thatcher. Nos corresponde al resto de nosotros recuperar el honor de Estados Unidos de manos de los gánsteres que lo mancillaron en la Casa Blanca.

Xabier Arzalluz, seis años.

Lunes 3 de marzo de 2025

Xabier Arzalluz falleció el 28 de febrero de 2019, el viernes pasado, ha hecho seis años. Hoy lo recuerdo.

Angelo Bernasola era el típico senador democristiano italiano de aquellos años ochenta. Simpático, componedor, abrazador y organizador de todo lo organizable. Siempre que nos veía me decía que había logrado en una reunión clandestina en Montserrat que Juan de Ajuriaguerra y Gil Robles se reconciliaran en un gran abrazo y que una semana antes de su secuestro le había dicho Aldo Moro que aquella semana pensaba viajar al “Pais Baschi” a visitarnos. En ese momento formábamos parte del Equipo Demócrata Cristiano del estado Español donde se unían dos intereses. El de los europeos, tener homólogos españoles para el futuro (a vascos y catalanes no nos consideraban ni numerosos ni hispanos) y por parte nuestra preparar un futuro parlamentario con “amigos” en el Congreso. Nuestros mayores siempre nos decían que la consecución del primer estatuto de autonomía en 1936 se hubiera logrado antes de haber tenido interlocutores en el Parlamento republicano, cosa que nunca tuvimos porque anduvimos saltando de la Minoría Vasco-Navarra a la interlocución con un Frente Popular que nos veía demasiado sacristanes. El caso es que tras haber sido el PNV el fundador de los Nuevos Equipos Internacionales en 1947, nos tocó crear ese Equipo Equipo en Taormina en 1962 con todos los demócratas cristianos europeos que habían estado en contra del nazismo y habían sido perseguidos y que además apostaban en serio por la creación de una Europa federal, cuando ni socialistas ni la derecha tenían ese horizonte en su programa.

La historia posterior es conocida. Unió y el PNV estuvimos en la Unión Europea Demócrata Cristiana hasta que los intereses europeos lograron que ingresara un partido que se declaraba liberal, no democristiano, como el PP de Aznar. Negándonos nosotros en redondo a ello se celebró en Dublín el 16 de noviembre de 1990 el VIII Congreso del Partido Popular Europeo. Como observadores estaban invitados Aznar, Tocino, Rato y varios más que se hacían valer mientras nosotros con catalanes y bávaros presentábamos nuestras enmiendas al borrador de Constitución europea que se iba a aprobar en aquel Congreso. Ellos eran los numerosos españoles y nosotros los Pulgarcitos  casi intocables por eso de ser fundadores de aquel Club. Pero ya sabíamos que el PPE quería muchos eurodiputados y nosotros solo podíamos aportar dos.

UN DISCURSO SOCIAL CRISTIANO

Cuando le tocó hablar al presidente del EBB, Xabier Arzalluz, le sugerimos lo hiciera en alemán, para que suizos, belgas y alemanes se enteraran y vieran la diferencia al oír las cosas sin traducción simultánea y si de paso, cabreábamos a Aznar, miel sobre hojuelas. Sonrió y nos hizo caso y en alemán lo articuló  en una intervención memorable, describiendo la construcción europea y la ideología democristiana.

“Los partidos con una vocación territorial tan definida como el nuestro -dijo Arzalluz sonoramente en alemán ante los gestos de Aznar, Rato y Tocino- no han nacido del capricho de un grupo que quiere simplemente tener su pequeña cocina. Detrás de ellos hay toda una historia, en nuestro caso, por ejemplo, de un pueblo perfectamente definido y asentado en la historia y en un territorio miles de años. Entiendo el devenir de Europa como las figuras cambiantes de un caleidoscopio en cada vuelta. Pero todas las nuevas figuras tienen los mismos cristalitos que la componen. Desde el imperio carolingio hasta hoy el caleidoscopio ha dado varias vueltas pero los catalanes, los escoceses, los bávaros, los vascos o los sicilianos seguimos vivos. Lo estuvimos en tiempos de Carlomagno, antes de la aparición del estado-nación, y lo estaremos después de que éstos desaparezcan como tales. ¿Qué figura va a aparecer en la actual vuelta del caleidoscopio?. ¿Cómo va a ser Europa?. ¿Se va a hacer prescindiendo de los cristales que la componen?. ¿Prescindiendo de la Europa profunda?”.

Tras poner el balón en el punto de penalty y explicar su concepto de una Europa unida abordó la ideología democristiana. ”Esta nación -dijo- en un mundo roto, como una Weltanschauung diferente a la del origen marxista y a la liberal. Nuestras preguntas básicas, desde una concepción trascendente de la vida, han tenido como eje al hombre, a la sociedad, a la libertad, a la justicia. La cuestión es si hoy tenemos respuestas válidas a estas preguntas. Si, por tanto, tenemos verdadera razón de ser. Y si, tal vez, la praxis política nos ha llevado a los ojos del pueblo, y especialmente a los de la juventud, a ser contemplados como movimientos conservadores”.

Helmundt Khol, Jacques Santer, Wilfried Martens, Ruud Lubbers, Egon Klephs, allí presentes ni carraspeaban. ”Entiendo que, precisamente por la crisis del socialismo, adquiere especial dimensión el planteamiento de la Justicia. Porque del seno del movimiento democristiano surgieron históricamente organizaciones sindicales. Esto lo saben muy bien nuestros amigos belgas, holandeses, italianos o franceses. Tampoco los alemanes pueden olvidar a hombres como Stegerwald o el sentido social del viejo Zentrum o del Bayernpartei. Aún hoy, en nuestro ámbito vasco, el sindicato más fuerte, con diferencia, salió del seno de nuestro partido. Entiendo también, que los democristianos no somos partidos “de centro”. Este es un concepto geométrico que nos definiría sólo en relación a otros y no a nosotros mismos. Nuestro padre no es Marx ni es Rousseau. Ni Manchester, ni Chicago son nuestras referencias familiares. Nuestra casa no se define por estar entre la de Marx y la de Rousseau”.

Todos le aplaudieron sonoramente menos los del PP. Al terminar, Carlos Robles Piquer que había sido ministro de educación, me dijo. ”Eso no se hace. Un español en una reunión internacional, tiene que hablar en español”. ”Tiene usted razón D. Carlos -le dije- pero es que Arzalluz no es español”.

Y a raíz de aquello no pararon hasta expulsarnos de una casa que habíamos construido. Pero esa es otra historia.

EL PERRO DEL CASERÍO

Xabier Arzalluz marcó un hito y una época en la política vasca dejando honda huella en los que le conocieron. No entenderíamos la Euzkadi de hoy sin la mirada, el trabajo, la oratoria, el liderazgo, la capacidad para divulgar ideas y las mil historias de un político culto que hizo posible que la nave democrática vasca saliera de la clandestinidad tras la dictadura, negociara con sólidos argumentos jurídicos, políticos e históricos todo lo negociable y obtuviera logros en la discusión constitucional y estatutaria mientras hacía frente a ETA y a la gran Administración del estado, siempre renuente a compartir poder y mucho menos a transferirlo. Todo esto lo hizo entusiasmando y provocando a las audiencias con una oratoria singular y a veces flamígera, mezcla de pedagogía, látigo, ironía, mordiente, expresividad, pausas medidas, humor y datos. Era único. La gente se rendía ante sus imágenes y su fuerza expositiva e iba muchas veces a los mítines, solo porque hablaba él.

Le gustaba decir que no era más que “el perro del caserío”, ese can que ladra y muerde en las viejas casonas y baserris vascos perdidos en los montes cuando algún intruso desea robar la propiedad o acercarse sospechosamente.

Pero no solo lo hacía con sus discursos parlamentarios, intervenciones en mítines casi cada fin de semana, inauguraciones de batzokis, reuniones de todo tipo, asambleas, actos de presencia en reuniones internacionales en las que incluso, como hemos contado, hablaba en alemán para irritación de la intolerante derecha hispana, sino que escribía y lo hacía muy bien. La descripción que hizo  el Lehendakari Leizaola,  sobre cómo veía la escritura de Arzalluz, no requiere una palabra más. Es redonda y muy descriptiva. Y es que sus artículos en la revista Alderdi y en el diario DEIA, publicaciones donde solo escribió, eran esperados semanalmente como esa agua de mayo que ilustra, reconforta y guía.

Algunos para zaherirle y minusvalorar su acción hablaban de sus “homilías dominicales” recordándole su paso por la Cía. de Jesús. ”Pues sí -les decía- y estoy muy orgulloso de ello. Me permitió una buena formación. Prefiero eso a haber pasado por la cárcel tras haber atentado contra personas de uno y otro signo”. Dotado de una gran cultura producto de una rigurosa formación y de sus experiencias europea, que siempre marcaba su encuadre de los problemas, le hizo adquirir el hábito de seguir la política alemana y europea semanalmente a través de la revista Der Spiegel, tras haber traducido, en sus primeros años de asistente de la cátedra del profesor Ollero. Lo hacía como traductor de  libros muy exclusivos del alemán al castellano y sabiendo lograr lo imposible como es hacer comprensible el pensamiento abstracto al vulgarizarlo como idea política a seguir.

Sus trabajos, una vez fallecido, no se pueden ni deben perder. Las nuevas generaciones han de saber lo que ocurrió en esos casi cuarenta años de tan singular experiencia de la mano y pluma del referente intelectual por excelencia, leyendo sus trabajos en DEIA, muestra de lo mucho que escribió y reflexionó. Y como él hablaba de forma tajante y diáfana, como un artillero de la palabra, se podría titular su publicación, “Así de claro”. Tres palabras que nos describen su personalidad. En  cierta ocasión Arzalluz, junto a su amigo Luis M. Retolaza se encontraban en Sara, precioso pueblo de Iparralde, tierra de contrabandistas y de aquel singular alcalde Paul Dutournier, que además de pasar aviadores en la guerra mundial por los Pirineos, promovió la cría del caballo “Pottoka”. Fueron a la Iglesia, contigua al cementerio y en ella vieron un libro de visitas que Retolaza hojeó leyendo testimonios de la gente en sus escritos. Uno de ellos, decía.

“¿Cuándo cerrareis la boca a Arzalluz?”.

El entonces presidente del EBB lo leyó y puso debajo.

“No me callarán, ni me cerrarán la boca, mientras no consiga la paz en Euzkadi y la libertad para mi pueblo. Así de claro”.

Si la política es diferenciación al huir del totum revolutum que siempre perjudica el mensaje claro del EAJ-PNV, se echa en falta en el debate político esa claridad en estos tiempos de amnesia, desideologización y falta de interés por casi todo. De ahí el que no olvidemos su legado. Así de claro.

EISENHOWER Y EL GUDARI ASESINADO

Domingo 2 de marzo de 2025

Cuando EITB cumplió cuarenta años, se organizaron varios actos conmemorativos. En ellos no se contó para nada ni con la Comisión parlamentaria donde se había aprobado el Ente público, ni con el primer Consejo de Administración. Adanismo en estado puro, aunque una de las premisas de aquel Consejo fue llenar las lagunas informativas que la dictadura nos había ocasionado como pueblo durante cuarenta años. Nos parecía fundamental. Tanta represión debería tener su relato recuperado. Esto se fue haciendo en los primeros años  hasta que uno de los habituales iluminados que soportamos, le quitó al Ente Público su vocación reglada de ser un servicio público y lo puso a competir con radios y televisiones privadas dejando ese vacío cultural informativo sin cubrir. Se traicionó la ley y se traicionó su espíritu, una de las importantes premisas de su nacimiento. Así no se  y reconstruye identidad, una identidad perseguida con saña y diluida en el postureo hispano.

Digo esto, entre otras muchas cosas, al escuchar comentarios sobre lo que se considera una conducta inédita por parte de los Estados Unidos en relación con sus aliados y en concreto con Zelensky y la guerra de Ucrania. Salvando las distancias y los momentos ¿qué fue sino la traición aliada a republicanos y nacionalistas en relación con la dictadura franquista?. En abril se van a conmemorar 80 años de las batallas contra los alemanes en Point de Grave en Burdeos. Allí participó la Brigada Vasca que tuvo cinco muertos y 57 heridos. ¿Cómo lo pagó con el tiempo el gobierno francés?. Desalojando al Lehendakari Agirre de su despacho de la Av. Marceau de París  en 1951. ¿Y cómo pagaron los Estados Unidos el espionaje del Gobierno Vasco y sus hombres en favor de la causa aliada?.  Con la traición.

Verle votar al representante estadounidense  el martes pasado en la ONU con Corea del Norte, Nicaragua, Rusia y China contra Ucrania solo nos puede retrotraer al apoyo que los presidentes estadounidenses dieron a la dictadura de Franco. Y buena prueba de ello la tenemos en esta fotografía del presidente de los Estados Unidos, el general Eisenhower, saludando calurosamente a Franco en 1959 en Madrid, año de la última visita del Lehendakari Agirre a Washington. Meses después, en marzo de 1960, falleció el Lehendakari  con 56 años. Irujo y Landaburu apuntaron la pesadumbre que le causó aquella traición aliada. El General De Gaulle  le visitó asimismo  a Franco en 1970. El que  ahora Trump vote en la ONU  una  resolución  donde deja a Ucrania y a Zelenski a los pies de los caballos solo puede extrañarles a los que no tienen ni idea de la historia que hemos padecido como pueblo. Y solo un apunte más. En esos años sesenta y víctimas de aquella dictadura apoyada tan obsequiosamente por los Estados Unidos nació ETA como violencia de respuesta. Eso logra la política sin principios.

Lord Palmerston, ex primer ministro del Reino Unido, lo decía irónicamente. ”Inglaterra no tiene ni amigos ni enemigos. Solo intereses permanentes” Esa es la guía inmoral actual  de Trump que  concibe injustamente la política con mentalidad de saqueo y de irrespeto absoluto a los derechos humanos. La ley del más fuerte. Lo extraño es que aquí escuchemos a sesudos tertulianos haciendo abstracción a lo que han vivido  también las gentes de nuestra  pequeña nación. Como si no hubiera ocurrido.

Deia publicó el pasado domingo 16 de febrero dos páginas tituladas “Gudari, trompetista, agente secreto…y torturado por el régimen franquista”. Fue un  buen resumen de una vida entregada a Euzkadi y a la causa democrática, la de Txomin Letamendi, entre ellas al servir de agente de información de esos aliados que posteriormente nos traicionaron.

Al haber sido la esposa de Txomin Letamendi, la ondarresa Karmele Urresti, prima de mi suegro y habiendo conocido a sus tres hijos  en el Centro Vasco de Caracas, Ikerne, Txomin y Patxi, publiqué este dibujo hecho en Paris  en 1938, rasgado por el magnífico artista y cartelista del nacionalismo que firmaba como Nik, y que acabó asimismo exiliado en Venezuela. Txomin Letamendi, en el gran salón del Centro Vasco, tenía colocada una foto suya, habida cuenta de la conmoción que sufrió la colectividad vasca cuando con 49 años mataron tan salvajemente en 1950 ,a uno de los suyos, tras torturarle y a quien conocían tan bien.

El TESTIMONIO DE PATXI LETAMENDI

Su hijo Patxi, médico, a raíz de haber reproducido el reportaje de Deia y de este dibujo, me hizo llegar esta semblanza de su aita, que agradezco muy sinceramente y deseo compartirla con ustedes:

“Aita nació en Bilbao en la calle Castaños en 1901, por cierto, el mismo año que su admirado Louis Amstrong. Hizo su carrera musical en el conservatorio de Bilbao. Ama solía decir que él  siempre se consideraba un profesor de música.

Destacó como trompetista pero dominaba también otros instrumentos como el contrabajo y el oboe. Su deseo, parece ser, hubiera sido ser chelista pero, él decía, comentaba, ama que: «las cuerdas eran para los niños ricos y los de viento para los pobres”. Debió de ser un excelente intérprete

Mi hermana Ikerne (GB) me contó como en unas fiestas de Bilbao, le tocó cenar en el Carlton junto a Urbano Ruiz Laorden  entonces director, entre otras cosas, de la banda municipal de Bilbao; Urbano debió ser asimismo  trompetista, y cuando ella le dijo que, nuestro aita también lo había sido, en la Banda y en la Sinfónica, Urbano le debió de responder inmediatamente: «¿ No será Txomin Letamendi?»; Ikerne se quedó de una pieza. Le dijo que no le había conocido pero que había oído hablar muy bien de él como trompetista y músico.

En la primera orquesta Sinfónica de Bilbao fundada en 1922 aita, con 21 años fue por mérito propio  el primer trompeta de la orquesta. El director era el checo Marsick, también director, por entonces, del Conservatorio de Bilbao.

El grupo de música de los hermanos Elola que se cita en Deia, fue un excelente grupo musical de siete u ocho componentes, todos músicos profesionales de la Sinfónica  de Bilbao que, cuando la Sinfónica no tocaba por descanso durante el verano ellos  lo hacían en diversos locales de Bilbao. Fue también el grupo que fue  contratado en el trasatlántico de lujo, el Alfonso XII, que hacía la ruta estival: Bilbao, New York, la Habana, Bilbao; como aquel grupo musical de la película Titanic…

Un año, estando en New York, le debieron decir a aita: «Txomin, hay un concurso para intérpretes de trompeta en el afamado Carnegie Hall, ¿por qué no te presentas?”. Y lo hizo.

Desembarcó, se presentó y lo ganó tocando, a primera vista: «polcas para trompeta». De premio se llevó unas monedas de oro: » Los Sovereings » y una trompeta plateada de la marca Conn, hecha en Pensilvania, que aún se fabrica y que la conservamos; aita tendría veintipocos años

Estando en el exilio en Paris, fue contratado por el famosísimo grupo musical de los hermanos Canaro que estaban de gira por Europa. Un grupo de bandoneones, piano, violines y contrabajos ¿cómo pudo contratar a un trompetista?. Lo ignoro, pero por lo que deduzco aita no era, desde luego, un cualquiera. En Caracas tocó con la orquesta de los hermanos Belisario y la Billo Caracas Boys.

SU MUERTE

Estando en la cárcel de Carabanchel a mi hermana Ikerne le mandó como regalo de cumpleaños, un pequeño cuaderno escrito por él  a mano con «la historia de un gran músico», le ponía: “Beethoven y la historia de su claro de luna”. Aita no sabía Euskera, pero se preocupó mucho de mandárselo en bilingüe; ¿quién tradujo la historia al euskera?; es casi seguro que fue Uzturre, con quien coincidió en la cárcel y  con quien tuvo gran amistad (pudo ser también Koldo Mitxelena, que también estaba con él en la cárcel, pero debió ser Jesús Insausti “Uzturre”).

Luis Mariano, se hizo famoso en parte, gracias a aita. Luis Mariano cantaba de tenor en el  coro del Gobierno Vasco del exilio Eresoinka y aita le debió de llevar una noche a donde tocaba con los Canaro. Lo cierto es que, su voz gustó tanto que se hizo famoso de golpe. La foto del artículo aparecido en Deia y donde se le ve tocando la trompeta está tomada en Paris, en el chateau de Belloys, residencia del grupo Eresoinka, el día de Aberri Eguna de 1939. En la mesa están los lehendakaris Agirre y Leizaola, y a la izquierda de Agirre estaba como invitado el presidente de la Generalitat, Lluis Companys.

Es para nosotros una pena no haberlo conocido como persona y como músico.

Dos veces se embarcó a arriesgar su vida por Euskadi:

Durante la guerra, como capitán del Askatuta y después comandante del Aristimuno y posteriormente volviendo de Venezuela, a petición de José Antonio Agirre para luchar en la resistencia vasca en el servicio de información para los aliados. Tenía esa segunda vez dos hijos, pero accedió a venir.

Murió a los 49 años, pesando menos de 40 kg, después de recibir en las comisarías de Donostia y Barcelona torturas que entre otras cosas le provocaron un ictus o apoplegía cerebral:» he pasado  por una prueba de sangre», escribio. En vez de llevarlo a un hospital en Barcelona, todavía lo traquetearon más trasladándolo a la cárcel de Carabanchel, y luego a la de Guadalajara. !Cómo sería ese traslado, me pregunto, ya que quedó seriamente dañado física y psíquicamente.

Ama, viuda con 34 años tuvo que volver a Venezuela, esta vez sola, para sacar la vida adelante.

Todo nuestro agradecimiento a ese maravilloso país, Venezuela, que nos acogió y permitió nuestro desarrollo. En  ella pasamos los años más felices de nuestras vidas”.

Entrañable carta que me envía su hijo Patxi Letamendi. Tiene de todo, habla de aquel Bilbao y sus bandas y orquestas, de Eresoinka y Luis Mariano, de sus veladas en Nueva York, de su militancia política en favor de una causa en la que el nacionalismo vasco se volcó con personas de semejante categoría humana, de su gusto por la vida y la familia, de su tremenda muerte por parte de una dictadura feroz que consideraba en peligro su poder porque un grupo de jóvenes abertzales tuvieron en Madrid en la post guerra una célula de información en favor de esos  aliados, que luego les traicionaron, entre los que se encontraban nada menos que Koldo Mitxelena, Pello Irujo, Joseba Rezola, Sabin Barrena y varios más. Uzturre siempre que nos hablaba de Txomin se refería a él, con mucho cariño, como  su amigo “Turuta”, como así le conocían.

¿No creen que el general Eisenhower podía haber hecho algo por él y el Gobierno Vasco desde 1980 algo más para que su ejemplo nos fuera conocido?. ¿Captaran nuestro opinadores domésticos que Zelenski no es el primer traicionado?.