Sábado 8 de abril de 2023
Le escuché a Iñigo Martínez de Podemos decir que había que buscar un día para el Aberri Eguna sin connotación religiosa. El adanismo de este señor les va a llevar a proponernos como fecha el cumpleaños de Pablo Iglesias. No me extraña que todas las encuestas le den a la baja. Nada que ver con observar mínimamente la realidad.
Un partido sin memoria es como una persona sin ella, porque la memoria es identidad. Memoria de lo que sucedió, de lo incumplido. Les pasa a los socialistas. Dicen que socialismo es lo que hacen los socialistas. Y nosotros seguiremos celebrando el Aberri Eguna. Porque Euzkadi es nuestra patria
Dicen que el socialismo es lo que hacen los socialistas. De ahí que en Euzkadi sean un partido sin memoria. Y un partido sin memoria es como una persona sin memoria. Porque la memoria es la identidad. Y la de estos buenos señores es de pret a porter. Digo esto porque ahora nos dirán que «una vez más los nacionalistas han celebrado el Aberri Eguna desunidos». Como si eso fuera lo importante. Lo importante es celebrarlo, no la forma de hacerlo. El Aberri Eguna es el día de la Patria Vasca. Palabras fuertes para quien tiene como su patria a España, algo legítimo, pero también bastante alejado del mundo vasco. Su fiesta es el 12 de octubre, no la Pascua de Resurrección.
Pero esto no siempre ha sido así. Mañana cierta prensa podría titular «Una vez más el Partido Socialista no celebra el Aberri Eguna que había celebrado durante cuarenta y dos años». Que se dice pronto. Bien es verdad que haber sacado en un Aberri Eguna y, en la pancarta, la demanda del ejercicio del derecho de autodeterminación les trajo muchos disgustos. Por eso la historia hay que olvidarla y sepultarla en el vacío. Por eso hay que olvidar que en 1937 lo hicieron desde el Gobierno vasco, desde donde se convocaba el Aberri Eguna. Y así se hizo en plena guerra en Bilbao, luego en Barcelona, luego en París, luego en los mil puntos del exilio, más tarde en 1964 en Gernika y cada año en un lugar distinto, uno de ellos con el pase clandestino del lehendakari Leizaola, nada menos que a Gernika. Y así hasta la muerte de Franco. En 1976, hubo de suspenderse por el secuestro de Berazadi, pero en 1977 se celebró conjuntamente, así como en 1978. Llegó 1979. Los socialistas habían abandonado el Gobierno vasco en el exilio, después de 42 años en él. Rubial presidía el ente preautonómico llamado Consejo General Vasco y con eso, los socialistas, se conformaban. Nosotros mantuvimos aquella antorcha de legitimidad hasta la aprobación de un nuevo Estatuto, el de Gernika, en octubre de 1979. Pero ya se veía que el PSE estaba incómodo.
En 1979 nos reunimos toda la sopa de letras del momento el 5 de abril de 1979 para organizar el Aberri Eguna cuando habíamos puesto sobre la mesa el borrador del segundo Estatuto vasco. El lema que propusimos y se aprobó fue «Euzkadi por su autogobierno». Era el mínimo común denominador. Tras doce horas y media de conversaciones se llegó a la decisión de emitir el siguiente comunicado conjunto, que firmaron PNV, EE, EKA, EMK-OIC, HB (HASI, LAIA, ANV y ESB), LKI, ORT, PCE-EPK y PSE-PSOE: «Los partidos políticos y coaliciones firmantes, reunidos en Donostia, convocan al pueblo vasco a las manifestaciones unitarias a celebrar en las cuatro capitales de Euzkadi Sur, el próximo día 15, fecha de Aberri Eguna, bajo el tema central Euzkadi por su autogobierno. Los partidos firmantes volverán a reunirse para ultimar detalles de la manifestación, como horarios, recorridos, y la posible libertad de esloganes particulares de los diferentes partidos, siempre que en ningún caso haya en ellos ataques de unas fuerzas convocantes a los planteamientos de los demás».
Fue la última vez que el PSE celebró el Aberri Eguna. En 1980, con Parlamento y Gobierno vasco ya, el PSE dejó de celebrarlo. Ikurriña, Euzkadi, Himno, Aberri Eguna… eran demasiada identidad vasca, y además sabiniana, mientras ellos tras separar Navarra de la Comunidad Vasca buscaban sus señas de identidad en el socialismo español emergente de Felipe González y Alfonso Guerra. Las cuarenta y dos veces que lo habían celebrado conjuntamente con el PNV, ANV, PC y los republicanos, fueron directamente a la basura. Como se hace con un kleenex.


