Clandestina

Martes 12 de julio de 2022

Ixaka Atutxa tenía 23 años cuando estalló la guerra. Fue un buen gudari que acabó como muchos, en la cárcel. De allí a cortar árboles y a ser miembro de la Brigada “Gernika” que combatió contra los alemanes en Point de Grave en 1945. Decepcionado tras la traición aliada y sin poder rehacer su vida en Galdakao, acaba en Venezuela haciendo de todo, incluso regentando una carnicería. Juega a los Caballos (el 5 y 6), gana miles de  bolívares que los dilapida en bebida y compañías femeninas. Casi en la calle, solo y con 53 años, Jokin Inza, le llama y ante su lamentable estado le propone ser el guardián de una emisora clandestina que se iba a instalar a sesenta kms de Caracas en los Valles del Tuy. ”No vas a tener vacaciones, vas a trabajar sin salir de Macuto y vas a estar solo -le dice Inza- pero para tu satisfacción todos los días vas a disparar contra el franquismo a través de las ondas. ¿Qué nos dices?”. ”Que soy del Jagi y que lo mío es disparar y si el cura del pueblo tiene novia quitársela. Solo te pido un perro para poder hablar con él y que una vez a la semana me vengáis a visitar para jugar al mus y me traigáis revistas con señoritas”. ”¿Tienes hijos”- le pregunta Inza. Que yo sepa, no”. ”Hecho” cierra así el trato con aquel Robinson.

El “Gordo” Jokin Inza, un gigantón de Bergara, sabía que no se podía montar una emisora trasmitiendo en onda corta sin un guardián en las instalaciones como Ixaka. Era imposible sin aquella fuerza de la naturaleza. Tenía encargo del jefe de la Resistencia, Joseba Rezola, de tratar de montar una emisora clandestina a 8.000 kms de Euzkadi, habida cuenta del cierre por parte de Francia, de la emisora que funcionaba cerca de Bayona. Mitterrand la había clausurado así como desalojado al Lehendakari Agirre de la Delegación de la Av. Marceau. ”Si nos cierran la puerta, entraremos por la ventana” le dijo el Lehendakari Agirre en Paris a aquel hombre curtido en la Resistencia y que había inaugurado la cárcel de Martutene. Su madre había fallecido por un bombazo disparado desde Elgeta en abril 1937. Rudo, sabiendo justo, justo leer y escribir, logró dirigir con su “autocritas” y su perspicacia un Grupo, el de EGI de Caracas compuesto de voluntarios donde además había ingenieros, arquitectos, médicos, abogados y profesionales de todo tipo que siempre lo consideraron su Jefe. Era “El Gordo”. El “precio Inza” era decir que no te iba a pagar nada por lo que hacías o te encargaba y para sufragar todo aquello, monta un sistema de quinielas en los bares del barrio de la Candelaria donde chiquiteaban todo tipo de gente que seguían la Liga española de fútbol. La Cita, el Basque, el Dena Ona, el Gernika….y todos aquellos chiquiteros comprando quinielas cuyos beneficios utilizaba el Gordo para pagar la gasolina, un jeep, tres sueldos, el alquiler del terreno y el piso en Caracas así como la propaganda que se hacía en Venezuela dirigida al Interior, como la revista Gudari. De ahí surge EGI como Euzko Gaztedi del Interior.

Alberto Elosegui era un abogado donostiarra comprometido. Encarcelado ha de marchar a Venezuela donde comienza a trabajar en la revista Momento junto a Gabriel García Márquez, Plinio Apuleyo  Mendoza y la diagramadora Karmele Leizaola. Con su seudónimo Paul de Garat y también Pablo Romero se constituye en el cerebro de la propaganda vasca en el exterior durante el franquismo. Traduce al castellano el libro de George Steer, promueve la película “Los Hijos de Gernika”, edita Gudari y saca tiempo para llevar adelante un programa diario de editoriales y noticias en Radio Euzkadi, a la que bautiza “La Txalupa” para despistar y dar a entender que estaba en un pesquero en el Golfo de Bizkaia. Una radio clandestina con una emisión de media hora diaria, repitiendo el programa tres veces y bajo la apelación en inglés, francés, castellano y euskera como “La Voz de la Resistencia Vasca”. Nos solía recordar una consigna vietnamita. ”Si no tienes la fuerza tienes que tener la leyenda de la fuerza”,

Los permisos para montar aquel tinglado secreto los consigue Iñaki Zubizarreta. Nacido en Getxo llega con diez años con su familia exiliada a Venezuela. Estudia arquitectura y contacta con un joven del partido socialdemócrata clandestino Acción Democrática. Su amigo fue encarcelado y torturado por la dictadura de Pérez Jiménez. Termina su carrera con honores en la Universidad de Carolina del Norte. Vuelve a Caracas donde trabaja en el ministerio de Educación y conoce a Reinaldo Leandro Mora que llega a ser ministro de Educación y posteriormente ministro del Interior en el gobierno del adeco Raúl Leoni. Zubizarreta fue a pedirle permiso para montar “La Txalupa”, cosa que el ministro le niega porque Venezuela mantenía relaciones diplomáticas con España pero la amistad prevaleció y tras preguntarle si estaban locos, le autoriza la quijotada, pidiendo el máximo secreto, algo que se cumplió a rajatabla. El franquismo ponía una interferencia terrible pero aquello se burlaba. Iñaki se casó con Maite Leizaola, quien promovió una gran iniciativa como la Ikastola en el Centro Vasco, algo insólito y exitoso, nunca hecho en ningún Centro Vasco de la diáspora a ese nivel. Maite venía semanalmente a los estudios de Caracas a grabar en euskera y en castellano las emisiones. También Julene Urcelay, la famosa oradora jelkide de los intensos ojos azules de tiempos de la República, elegante y de gran señorío.

Tuvimos en esos trece años varios pisos donde se grababan las emisiones. Uno en el edificio Sierra, en plena Avda El Libertador, que tenía apartamentos dedicados a la vida alegre con lo que los curas vascos que acudían a grabarnos programas habían de entrar con gafas negras y a uno de ellos le reclamaron su doble vida. Se nos quemó, y a mí me sacaron con una grúa del tercer piso y tras aquello nos fuimos al edificio Pacairigüa, del constructor y txistulari Julián Atxurra, hombre generoso que nos cedió aquel apartamento así como a su hombre de los recados, el andino Miguel Briceño, que era quien llevaba todos los días el Talo (la cinta) a Santa Lucía (Macuto) donde estaba Ixaka Atutxa con sus trasmisores Pedro y Pablo. Las cuentas, las llevaba Félix Aranguren que vive en Donostia.

Técnicamente aquella radio la había montado José Joaquín Azurza, ingeniero electrónico donostiarra que había interrumpido las emisiones de radio San Sebastián el día de Aberri Eguna y un domingo de regatas en 1947 y al ser perseguido acabó en Venezuela trabajando en la petrolera Shell. Con una inteligencia prodigiosa, sabía hasta ruso, fue quien le compró en una subasta  a la Shell los transmisores, Pedro y Pablo, que la compañía utilizaba para contactar con las refinerías en las Antillas holandesas. Con Kepa Lekue, Jon Mikel Olabarrieta, Jon Gómez, Iñaki Elgezabal construyeron una antena en forma de rombo altísima que permitía a las ondas en tres saltos y tras chocar en el Atlántico, llegar de lleno a Euzkadi. Al lugar donde estaba Ixaka con sus transmisores, una caseta con techo de uralita, una nevera, una cocina y un catre le pusieron en la talanquera (puerta) un cartel: ”Sondeos Ionosféricos”. Nadie sabía que hacían pero parecía importante su cometido.

Xabier Leizaola era sobrino del Lehendakari. No he conocido persona más poética, dulce, buena gente. Lo hacía todo, estaba en todo y su delicado encargo era el de ser bombero y apagar cualquier enfado entre personas de Grupo tan peculiar. Volvió a Donostia y acabó siendo presidente de Editorial Iparraguirre, editora de este periódico. Decía que él, como toda su familia editora, no tenía sangre en las venas, sino tinta de periódico. Hacía de locutor junto a Pello Irujo, Ricardo Libano, Iñaki Aretxabaleta, Guillermo Ramos, José Ignacio Zuazo, Garbiñe Urresti a la que llamábamos cariñosamente Golda Meier, Paul Agirre, y varios más que no desentonarían hoy con los mejores locutores de la actual Radio Euzkadi, radio sucesora de aquella aventura. Jesús Gallastegi, que ha sido pianista del ballet de Nueva York, se ocupaba de todo lo musical y Bingen Amezaga, médico, de atender a Ixaka tras sus  locuras, lo mismo que Domeka Etxearte, José Abasolo, Mirentxu Solabarrieta   e Iñaki Erkoreka, en la logística de aquel entramado.

Estuve al frente de aquel tinglado cinco años, cuando Alberto Elosegui tuvo que instalarse con su familia en Londres. Un domingo en el Centro Vasco de Caracas, Zubizarreta me dijo si quería trabajar para Euzkadi. Le dije que si, abandoné la carrera de economía por otra, y mantuve el secreto total ante mi familia. Ese secreto lo ha querido romper mi hermano Koldo, quien habiendo  dejado el mundo audiovisual, le ha dado por escribir y lo hace muy bien. Ya va por el cuarto libro. Este  lo ha hecho con especial cariño contando el secreto de toda la historia y poniendo como protagonista en cada capítulo las reflexiones del gudari de la selva, Ixaka Atutxa.

El libro se presentó el jueves 30 de junio en la sede de EITB en Bilbao. Maite Goñi, directora de Audio y Digital de Radio Euzkadi, en sus palabras recordó todas las radios Euzkadi habidas. La de Bilbao en 1936, la de Barcelona en 1937, la de Bayona en 1946, la de Venezuela en 1965 y la actual. Estuvo muy amable y cariñosa. Contrastó su disposición y su presencia con la ausencia del Director General Andoni Aldekoa que ante un acto en el que había más de treinta personas, protagonistas o familiares de aquel servicio a la causa de la libertad, de una historia tan digna y hermosa de una radio clandestina al servicio del gobierno vasco en el exilio, no hiciera acto de presencia.  Quizás,  no se ha debido enterar de la campaña “Entzunez eraiki”. ”Escucha Activa”. Y es que vino hasta Alberto Elosegui, una de nuestras glorias quien a sus 95 años, con su hijo Unai, llegó desde Donosti y agradeció la acogida, tras años de dedicación sin recibir nunca nada a cambio, lo mismo que Asier Libano que llegó desde Salamanca. Una lástima. En la actual Radio Euzkadi debería haber una placa reconociendo a las cuatro radios anteriores, cerradas por la persecución. Eso lo hacen las sociedades maduras.

Fue una historia secreta la de La Txalupa  que ya no lo es. Si quiere conocerla y ver la calidad humana de gente idealista trabajando como hormigas y en secreto, este verano le espera  CLANDESTINA.

La doble vara de medir en Ermua

Lunes 11 de julio de 2022

Si…, hoy en día gracias a Dios, ETA terminó, ¡ojalá no hubiera existido nunca! (tampoco la del señor Juaristi o las que estuviesen mientras Savater escribían en EGIN). 

Sabemos que Victoria Prego (musa de la transición), de periodista y demócrata, nada de nada, pues «escondía» a la población las declaraciones de Suárez reconociendo que la monarquía se había introducido tramposamente (como tantas cosas en España) en la constitución y Prego en vez de informar y denunciar este hecho, cooperó con esa farsa, callándola (vaya periodista) y apoyándola en vez de dejar elegir al pueblo si quería república o monarquía (vaya demócrata), pues según ella al pueblo le convenía la monarquía (ya se está viendo, sí…) y pasará a la historia como la que lanzó el «A POR ELLOS» (según ella contra ETA, pero luego se vio que iba mucho más allá, finalmente se aplicó contra los catalanes, que no mataban a nadie, «A POR ELLOS…», «de aquellos barros, estos lodos»).

Y si, partidos, medios de comunicación, presuntos intelectuales, se lanzaron contra el nacionalismo vasco, jaleando (sin hacer ninguna pedagogía hacia la población española, sino al contrario, azuzándola…), no les salió bien y el PP terminó perdiendo las elecciones en 2004  porque dijo que el 11 M lo  había hecho  ETA. Ahora Totorica, alcalde «todoterreno» del PSOE en esa época de Ermua y muy relacionado con el Foro de Ermua, discrepa abiertamente contra los actos del PP, que increpan a Pedro Sánchez (seguidos de partidos, políticos y presuntos intelectuales, en muchos casos, los mismos…), que jalean (sin hacer ninguna pedagogía hacia la población española, sino al contrario, azuzándola…).

Mala suerte…, cuando las cosas se usan injustamente contra unos y se participa en ello, en otro momento se usa contra cualquier otro con la misma demagogia, incluso contra ti mismo…, mala suerte…, ¡así es el país!. Lo mismo ocurre con las víctimas, pobres víctimas de ETA, pobre Miguel Ángel Blanco, pero en España hay otras víctimas de muchos tipos y no puede haber clases o niveles entre ellas.

Decían que sin violencia se podría plantear cualquier cosa política, Reino Unido (tierra que padeció al IRA) en Escocia y España en Cataluña, demostraron que esto no era así (eso si, nunca creímos que fuesen a cumplir con esto, con lo grave que es).

Ahora la guerra sucia y las cloacas, España las aplica poniendo micrófonos ilegales a todos los que puede y haciendo campaña sucia contra otros españoles (PODEMOS, Villarejo, Cospedal, Ferreras, etc.), mientras partidos políticos, periodistas y presuntos intelectuales (en muchos casos los mismos…), jalean (sin hacer ninguna pedagogía hacia la población española, sino al contrario, azuzándola…).

«A POR ELLOS», sin cambiar (ni pensar hacerlo), sin dimitir nadie, ni pedir perdón. ¡ASÍ ES ESPAÑA! y lo ha sido a través de la historia…, ¿leyenda negra?, ¡no!, el día a día cotidiano (como la crisis o pobreza, ¡un clásico!).

  • Nombre del comentarista: Sony

Foro de Ermua: Nacionalismo = ETA. ”A por ellos”.

Domingo 10 de julio de 2022

Esa fue la consigna y la matriz de opinión que Jaime Mayor Oreja, con sus medios afines, trataron de consagrar. No había distinción entre el terror de ETA y un Partido contrario a cualquier tipo de violencia. El culpable era el nacionalismo vasco que había sembrado la semilla del diablo. Lo comenzamos a ver a los dos días del asesinato. Lo vivimos en la manifestación de Madrid tras el asesinato, hace 25 años, de Miguel Ángel Blanco.

Cuando Victoria Prego gritó en la Puerta del Sol el “A por ellos con la palabra y la justicia” sabía bien que todos los medios hablarían solo del “A por ellos”, como así fue. Y en ese  “A por ellos”, estábamos nosotros.

Mi agenda de  aquel lunes de hace 25 años me dice lo siguiente:

Lunes, 14 de julio de 1997

Llego por la mañana a Sabin Etxea. En el despacho de Arzalluz analizamos la situación. Le digo que voy a Madrid. Y salgo en coche. Como en la habitación del hotel y a las cuatro y media estoy en la sala Mariana Pineda del Congreso de los Diputados. Como novedad, la presencia de Esquerra Republicana y de Pilar Rahola. Ciscar y Belloch por el PSOE. Joaquim  Molins, Josep Sánchez Libre y  Josep López de Lerma por CiU. Mucha gente y la misma sensación de siempre. Lo vasco puesto encima de la mesa y once cirujanos operando, la mayoría, algunos sin ningún conocimiento de causa, aunque sí una constatación: el reguero emocional había sido el mismo en Canarias, que en Ciudad Real y todo aquel que se preciara había estado en-algún acto de condena o en el funeral. Hubo un cierto complejo; un cierto exhibicionismo, un cierto dolor y un cierto arrastre de los acontecimientos. Gente impensable se había desplazado a Ermua, porque lo políticamente correcto era eso. Era asimismo explicable. matar a un ser humano en diferido, con 29 años, de rodillas y con dos tiros en la nuca añadía a la aberración del acto, la crueldad del mismo.

Congreso de los Diputados. Reunión a puerta cerrada. Clima de colaboración. El ministro quiere la foto de unidad.

Dice que no se puede defraudar a la ciudadanía, como se ha hecho en otras ocasiones, que no se puede mantener un discurso de unidad y que a la semana desaparezca y que el esfuerzo hay que hacerlo en una estrategia de ruptura con HB hasta que no rompa con ETA. “Mientras se mate no hay nada que hacer», dice. Apunta un calendario de trabajo que ya estaba muy avanzado por Atutxa en reuniones con la ministra de Justicia, el vicepresidente, el presidente de la Audiencia, el fiscal, el ministro del Interior, el consejero Jáuregui, con el análisis de modificaciones legislativas relacionadas con los juicios rápidos en la Audiencia Nacional, las contramanifestaciones violentas, el artículo 577 del Código Penal en relación con el delito de estragos y una reflexión sobre el de amenazas. Ni cumplimiento íntegro de las penas, ni pena de muerte, ni nada parecido. No sonaba mal.

Cuando me tocó intervenir, hice una serie de consideraciones sobre lo dicho, las medidas tomadas y los hechos vividos para acabar pidiéndole al ministro que interviniese acerca de los medios de comunicación para que tuvieran cuidado, sin coartar la libertad de expresión, en ese intento de linchamiento al nacionalismo que se estaba apuntando, que se enfriara la situación e hiciera una apelación a la serenidad colectiva.

En una cena, una semana después, en su despacho de la Castellana, con txakoli y la bandera donostiarra en la mesa, nos dijo que estaba de ronda de conversaciones con comentaristas políticos y responsables de prensa.

La reunión fue muy tranquila, habida cuenta de las circunstancias, y todos salimos en la foto ya que la imagen, como medio, era el mensaje.

La acumulación de hechos, el funeral, el Pacto de Madrid, las manifestaciones, hicieron que esa foto pasara desapercibida. Y, sin embargo, tuvo su importancia.

Salimos todos a la manifestación de Madrid desde Cibeles. Me dicen que tengo un lugar en la cabecera con la pancarta. Comentan que viene Ardanza. El peso de la organización cae en el PP y en los sindicatos, por cierto, deseando dos cabeceras. Una de fuerzas de ámbito estatal y otra segunda con los demás. Dicen que estaban molestos por la ubicación que habían tenido en Bilbao. Al final estamos en cabeza tres nacionalistas: Ardanza, Atutxa y yo. González de Txabarri, cerca. Finalmente se incorpora Lasagabaster, que por no ir al Pacto de Madrid y por ser del Grupo Mixto no estaba contemplada su presencia.

La organización es buena. Los sindicatos saben de qué va la cosa. No habían dicho dónde está la cabecera. Aznar tarda en llegar. Inopinadamente llega el presidente del Líbano cargado de guardaespaldas. Parecía una película de Berlanga. Saluda a Aznar y se va.  Felipe González busca su ubicación. No saluda. Incorpora a la pancarta a Iturgaiz. Y comienza la marcha. Impresionaban los gritos: «Vascos sí, ETA no», dichos por gentes de todas las edades y a grito pelado. Aznar me dice que escuche el grito. Ni una provocación. Y llegamos a la Puerta del Sol. Nos subimos al estrado. Era la primera vez en la que el PNV participaba en una manifestación de este tipo en Madrid. Atutxa es jaleado constantemente. A plaza llena, Victoria Prego, que siempre nos había tratado con respeto, lee su alegato contra la violencia. El «a por ellos, con la palabra y la justicia» se presta a equívocos y se lo digo. Me dice estoy equivocado. El tiempo me da la razón. En los cinco interminables minutos de silencio, un espontáneo saca la trompeta y toca una balada de retreta. Otros jalean a Atutxa, algunos piden que hable Ardanza. Detrás de nosotros, jóvenes con velas y cirios encendidos. Todo de difícil catalogación. Bajo el estrado, autoridades, partidos, el ex presidente de Uruguay, banqueros …

Adolfo Suárez, al terminar le dice a Atutxa que si le deja lo hace alcalde de Ávila. Estaba muy emocionado. Y de allí salimos Ardanza, Atutxa, Txabarri y yo. El Lehendakari sale hacia Ajuria Enea. Nosotros, Txabarri y yo, nos quedamos en el restaurante Araceli de San Agustín de Guadalix a cenar con Juan María Atutxa. Lo que iba a ser un breve comentario, se prologa hasta las dos de la madrugada. Teníamos necesidad de hablar. Atutxa nos cuenta sus cuitas y nosotros las nuestras. Es mucha la tensión acumulada. Descargamos adrenalina y volvemos a Madrid. Atutxa a su casa.

Se puede decir que éste es el periplo, casi cinco días, de alta densidad e intensidad política. Pero a partir de ahí, se monta el Foro de Ermua como plataforma mediática para atacar al nacionalismo. Comenzó ahí.