Urgente necesidad de un Museo Nacional Vasco

Domingo 17 de abril de 2022

Erkoreka, Beloki y yo publicamos en 2005 un libro de entrevistas titulado “Somos Vascos”. Una de ellas se la hicimos a Antón Borde Asua, Dibujante, aparejador, funcionario del Ayuntamiento de Bilbao, y ayudante del arquitecto municipal Pedro Ispizua. Como todo el personal desafecto al régimen lo depuraron al caer la Vila en 1937. Durante la guerra fue teniente de zapadores, capitán de la segunda compañía de ingenieros, capitán del Estado Mayor y jefe de la sección de la 49 división del Ejército Norte. Exiliado en Venezuela trabajó en la construcción  y en el diseño de plazas y monumentos varios. Pocos saben que el obelisco tan representativo de Caracas en la Plaza Altamira, lo diseñó él.

La entrevista, a sus 98 años, fue una delicia. Comenzamos preguntándole si le habían bautizado con vinagre pues tenía fama de cascarrabias. Se rio con ganas. Y explicó lo del vinagre diciéndonos  que era una coraza  que se ponía pues al estar destinado en la Sexta Brigada estuvo rodeado de comunistas, socialistas y anarquistas de todo pelo y él era el único del PNV por lo que sacaba su fiereza para defenderse. Había diseñado el título de la revista mensual EUZKADI en Caracas  y nos contó algo significativo que tiene que ver con la foto que ilustra este artículo.

“Si no hubiera habido un Comité de No intervención que Francia e Inglaterra llevaron a rajatabla mientras Alemania e Italia suministraban bombarderos y municiones, tanques y cañones a los sublevados, otro gallo nos hubiera cantado. No teníamos ni balas y menos aviones, pero logramos un hito que han de conocer todas las generaciones. Nos iban a derrotar en una semana y lo iban a lograr  con  Mola bombardeando continuamente  diciendo aquello de que si no nos rendíamos arrasaría Bizkaia, apoyados con todo el aparato de la conjunción nazi-fascista-franquista que tenía de todo pero ¡0h sorpresa! tardaron tres meses. Cada palmo fue defendido con mucha sangre y muchos muertos y ese detalle de la  guerra  se me quedó muy grabado. Cuando fui a Venezuela, con un grupo de gudaris, lo quisimos hacer notar y diseñé un mojón  en el Centro Vasco de Caracas que tenía escrita la siguiente frase: ”A Bilbao 45 kilómetros”. La gente preguntaba que quería decir  aquello. Y les respondíamos que cuando se estabilizó la ofensiva fascista, tardaron en conquistar Bilbao nada menos que noventa días, lo que significaba que solo habían sido capaces  de avanzar cuarenta y cinco metros al día, disponiendo ellos de armamento, intendencia y aparato militar, mientras nosotros  teníamos solo una fe lejana en la victoria y una moral de lucha tremenda. Cada vez que recuerdo a tantos jóvenes muertos para que aquí no cayera una larga noche de cuarenta años….¿Violencia dicen?. ¡Violencia la de ellos!. Si algún día tenemos un Museo Nacional  aquel  mojón hay que ponerlo para que la gente pregunte”.

Preciosa historia llevada a la práctica. Ucrania iba a ser vencida en una semana y sigue ahí luchando, aunque con una ayuda militar que el Gobierno Vasco no tuvo. Y esa guerra sigue teniendo actualidad. El presidente Zelenski, cuando intervino en el Congreso de los Diputados comparó la guerra en su país con el bombardeo de Gernika diciendo, ”parece que estamos en abril de 1937”. Fue un puntazo. Nos trajo el ayer al hoy y lo dijo en un hemiciclo donde nuestro Grupo, no solo ha reivindicado el cuadro de Picasso, sino solicitar al gobierno español reconocer aquella barbaridad como hizo el presidente alemán Román Herzog.

Tras la alusión de Zelenski quedó demostrado con el debate posterior que sigue habiendo un enorme desconocimiento de aquel hecho así como continúa manteniéndose viva aquella mentira que fueron los propios vascos quienes destruyeron su Villa. Hermann Tertsch twiteaba.”Era de esperar  que Zelensky trajera iconografía soviética habiendo sido educado en la URSS. No se le puede culpar. Peor lo tenemos aquí que tenemos a varias generaciones con esa mentirosa iconografía y mitología soviéticas paridas en democracia”. En Tele 5 María Jamardo en la tertulia de la tarde decía, ”ni el que bombardeaba era tan malo, ni los bombardeados eran tan buenos”. Ante esto, ¿alguien duda que, a pesar de que se nos pueda criticar de mirar al pasado, no hay que seguir y seguir haciendo pedagogía sobre esta historia manipulada como hacía Antón Borde y sus gudaris con el mojón?.

Decía Dulce Chacón: ”Somos hijos del silencio de nuestros padres y culpables de la ignorancia de nuestros hijos”. Es verdad. La generación de la guerra, ha desaparecido; la de la dictadura, lo hará en pocos años, pero siempre quedarán los miles de  Tertsch y Jamardos negándolo todo. ¿Vamos a seguir satisfechos con  un mini  Museo incompleto como el actual  de Gernika que no cumple ni de lejos con las mínimas expectativas en relación a lo que fue aquel banco de pruebas mundial para la destrucción?. Recuerdo haber hecho gestiones en el aeropuerto de Cuatro Vientos para que el ayuntamiento de Gernika, con Eduardo Vallejo al frente, comprara un  avión Junker, el mismo modelo de los que habían bombardeado la Villa, lo mismo que la erección de un monumento al gudari con todos los batallones escritos en mármol y una llama votiva. No pudo ser. Lo único que el bueno de Eduardo pudo dejar fue la copia en mosaico del Gernika de Picasso que pese a las críticas iniciales es hoy punto de referencia en la visita a la Villa. Del resto, salvo el busto de Steer hay muy poco, pero cuando hasta Zelenski se acuerda de Gernika creo se impone una apuesta en serio que estoy seguro que hasta Europa contribuiría a ella habida cuenta que copia en tapiz del  propio cuadro está en la sede de Naciones Unidas y es un grito contra todas las guerras. ¿Por qué dejar en servicios mínimos todo este magnífico patrimonio universal?. Recuerdo asimismo  que en las Memorias de Clinton se lee como la  pareja había estado en Gernika en viaje de novios habida cuenta de la fuerza  que tiene aquella historia en el reportaje de Steer pero que viendo in situ la población reconstruida y sin referencias mayores les había desengañado por no estar a la altura de las expectativas que se habían creado.

En la primera legislatura del Parlamento Vasco aprobamos el abordar ir creando instituciones comunes tratando de darle mucha importancia a Gernika  como lugar simbólico por excelencia. Villa de donde tomaba nombre el propio estatuto y donde se había elegido al primer Lehendakari. Desgraciadamente todo  fue muy conflictivo en este país tan tribal, comenzando por la ubicación de EITB y siguiendo por las orquestas, palacios de congresos y demás, quedando  en el tintero  un Museo Nacional Vasco muy moderno, pedagógico y omnicomprensivo. No viene al caso contar el por qué no se hizo pero es la gran institución que nos falta. Y no solo como almacén visual de piezas históricas sino como faro proyector y muy activo de ese inmediato pasado tan manipulado. Creo modestamente que va siendo hora se haga ese extraordinario museo nacional vasco como foco de irradiación de cultura, de historia y casi como contestador automático ante manipulaciones como las que vivimos la semana pasada, con un equipo de historiadores siempre presto a puntualizar  y poner las cosas en su sitio.

Siempre animo a visitar en Barcelona el Museo de Historia de Catalunya  que explica la evolución política, social, económica y cultural desde sus comienzos a la actualidad. Abrió sus puertas en 1996 por decisión del Gobierno de Pujol  con el criterio de convertirse en un centro de referencia en la divulgación de la historia y del patrimonio catalán. El museo está ubicado en el único edificio conservado del viejo puerto industrial de Barcelona y si entras allí y no sales cantando Els Segadors, es que has tenido los ojos cerrados, porque está concebido con una mentalidad de ser referencia continua en todo.

En Euzkadi nos falta algo así. Tenemos museos importantes, pero nos falta un Museo Nacional Vasco  que cuente con criterio muy pedagógico, por ejemplo, la historia de los siglos XIX y XX que sigue condicionando nuestro día a día. En Berango tenemos el muy meritorio Museo del Cinturón de Hierro, que invito a conocerlo en esta semana de Pascua y que Aitor Miñambres mantiene y amplía con presupuestos mínimos, mucho trabajo vocacional, uñas y dientes, pero necesitamos, como el comer, ese museo Nacional que los catalanes tienen ya desde 1996.

Estuve el martes en la presentación del libro del alemán Ingo Niebel sobre la caza que se organizó para detener y fusilar al Lehendakari Agirre. Es un libro fantástico que todo curioso por la historia y todo abertzale tiene que leer, ojalá en esta semana de Pascua. Ingo nos decía que la puesta en marcha en Gernika el 7 de octubre de 1936 fue la salida al mundo de un pequeño pueblo con lengua propia  con sus instituciones e incluso con su ejército y que eso fue extraordinario.

¿Por qué no tenemos un lugar para verlo y para decirle a las nuevas generaciones que, como en Ucrania, pero 85 años antes, ocurrió exactamente lo mismo pero tardaron tres meses, como dice la piedra miliar, en ganar aquella primera batalla?. Feliz Aberri Eguna, día de la Patria Vasca.

Aberri Eguna. Noventa años de celebración

Viernes 15 de abril de 2022

Este domingo 17 la Plaza Nueva de Bilbao se llenará. La gente, tras dos años de secano, quiere verse, saludarse, escuchar, sentirse parte de un proyecto y luego tomar un txakolí con  unas rabas o como ha organizado el PNV, una comida popular ante el Arriaga. Bildu lo hará en otro lugar y los periódicos del lunes dirán que una vez más los nacionalistas han celebrado el día de la Patria Vasca, desunidos. Es un clásico sin deparar que es mejor celebrarlo cada uno por su lado, cada oveja con su pareja, que no celebrarlo como harán el PP y el PSE.

No era lo que hacía el PSE cuando lo celebró desde 1937 a 1978 pero la alusión a la Patria Vasca, acercándose al poder en la España de la transición no les parecía procedente, aunque hubieran desfilado por las calles de Bilbao pidiendo la autodeterminación Rubial, Benegas y Redondo, y aprovecharon la intensificación de las acciones de ETA para clausurar su celebración hasta el punto que no pudo consagrarse como fiesta de los vascos en el estatuto de Gernika en 1979. Hoy es el día en el que no tenemos una fiesta de la Comunidad.

Recuerdo con especial dolor el Aberri Eguna de 1976. El Gobierno Vasco, entonces en el exilio, socialistas incluidos, convocó en Iruña el Aberri Eguna. Franco había fallecido cinco meses antes y aquel Aberri Eguna iba a ser el gran  pulso de todas las fuerzas de la oposición, socialistas, comunistas, republicanos, nacionalistas, todos, al gobierno de Arias Navarro. ¿Qué pasó?. ETA secuestró y mató al empresario Ángel Berazadi y el Gobierno Vasco suspendió la celebración. De haberse celebrado hoy ese acto hubiera estado en los anales de la historia y seguramente el PSE seguiría celebrándolo. ETA lo malogró diciéndonos que a pesar de la muerte de Franco, iba a continuar  con la lucha armada. Eso es lo que tenemos que agradecer a este mundo.

Fue en 1932 hace 90 años. Un 27 de marzo. Se­senta y cinco mil nacionalistas se concentraron en Bilbao. Al desfilar por la Gran Vía de Don Diego López de Haro, la mayoría de los balcones de la arteria urbana bil­baína permanecieron herméticamente cerra­dos. El diario «Euzkadi» escribía: «Los barrios aristocráticos católicos —que es el modo me­nos humano de ser católico— permanecieron mudos, insensibles, huraños, ciegos”-Terminaba  el artículo proponiendo que se le denominara a la Gran Vía «Gran Vía de los Agotes».

Así fue el primer Aberri Eguna. En aquel 1932 con una República recién estrenada, a sólo unos días de celebrar su primer cumplea­ños. En medio de una fuerte crisis económi­ca, con la abierta hostilidad de una derecha fuerte, y con una violenta actividad obrera en la calle.

La primera idea de la convocatoria masi­va fue presentada como la celebración de las «bodas de oro del nacionalismo». Se contó el cincuentenario, no a partir de la fundación del PNV, sino tomando como punto de referencia «la conversión al nacionalismo de Sabino Ara­na, gracias a las conversaciones sostenidas con su hermano Luis».

Se eligió el Domingo de Resurrección. Se­guramente siguiendo el ejemplo de los nacio­nalistas irlandeses, que consagraron ese día en recuerdo de la gran revuelta del día de Pas­cua de Resurrección de 1916.

Antes de que llegara el día fijado, se le denominó «Aberri Eguna», Día de la Patria. Y se acordó institucionalizarla en una conmemoración anual del despertar patriótico de un pueblo.

Y, desde entonces, en paz o en guerra, en tiempos de libertad o de clandestinidad, ha habido vascos, en todas las partes del mun­do, que conmemoraron la afirmación y la es­peranza en una Patria Vasca en cada Prima­vera, en cada fiesta de Pascua de Resu­rrección.

Sucede muchas veces en la vida que algo brota o se consolida más allá de la intención de quien lo impulsa. Así aconteció también con esta fiesta de Aberri Eguna.

El verdadero motivo de aquella gran con­centración, enorme si se consideran las con­diciones del transporte en aquella época, fue una necesidad coyuntural.

Reunificado el nacionalismo vasco de su larga división en Aberri y Comunión, se ini­ció, con el advenimiento de la República, una febril reorganización; creación de nuevos Batzokis, fomento de «Juventud Vasca» y de «Emakume Abertzale Batza» y del «Euskeltzale Bazkuna» para la enseñanza del euskera a los niños. La fuerza del nacionalismo era indudable.

Pero D. Luis Arana, Presidente a la sazón del Euzkadi Buru Batzar, miraba con recelo a la nueva disidencia de cierta progresía na­cionalista que cuajó en un nuevo Partido lai­co, de simpatías republicanas y de cierto aire social que se llamó Acción Nacionalista Vas­ca.

Ya un año antes, tras la retirada de los Di­putados nacionalistas del Congreso, sintió el EBB la necesidad de un recuento público de fuerzas. Y organizó una gran concentración, a celebrar en Donosti, para el 25 de octu­bre, en conmemoración de la Ley de 1839. Pe­ro el Gobierno Azaña prohibió el acto, apli­cando la Ley de Defensa de la República que se había aprobado unos días antes. Curiosa­mente, la celebración se conmemoró en el Centro Vasco de Barcelona, donde se halla­ban, con ocasión de su visita al President Maciá, los diputados Aguirre, Leizaola y Eguilior.

Otro intento de gran concentración nacio­nalista en Iruña al mes siguiente fue también impedido, en aplicación de nuevo de la Ley de Defensa de la República.

Pero la necesidad persistía. También el lan­guideciente campo carlista se reorganizaba. Se habían unido jaimistas e integristas. Y, co­mo demostración de fuerza, celebraron un gran mitin en el frontón Euskalduna de Bil­bao, con asistencia de unas 15.000 personas, buena parte de ellas en la calle por falta de espacio. Y en la calle sucedieron hechos san­grientos, provocados por el choque de los tradicionalistas con comunistas y  el ala radical del socialismo qué entendieron el mitin del Eus­kalduna como una provocación de la derecha reaccionaria. Aquel encontronazo dejó cadá­veres de ambos bandos sobre el asfalto.

La concentración tradicionalista agudizó la necesidad de los nacionalistas de medir sus fuerzas. Al fin y al cabo habían acudido a las elecciones constituyentes en candidatura con­junta con los tradicionalistas. Aguirre, por ejemplo, había conseguido dos actas de dipu­tado, una por Bizkaia y otra por Navarra, quedándose con la última y renunciando a la primera.

Era, pues, necesario deslindar campos, tan­to frente a la Comunión Tradicionalista como ante Acción Nacionalista.

La concentración de Bilbao del 27 de mar­zo de 1932 respondía, pues, a esta necesidad. Aparte del impresionante desfile por la «Gran Vía de los Agotes», no hubo un acto político, si se exceptúan los discursos de la comida de hermandad celebrada en el Casino de Archanda. Hubo actos folklóricos, para dar a la con­centración un aire más pacífico evitando exas­perar al Gobierno de la República, que había expresado repetidamente su recelo frente al nacionalismo vasco, recelo que iba siendo azuzado por Acción Nacionalista Vasca.

Pero la denominación de «Aberri Eguna» hi­zo que la concentración y el día se convirtie­ran en una conmemoración anual.

Al año siguiente se celebró en San Sebas­tián, en 1934 en Gasteiz y en 1935 en la pla­za de toros de Iruña. En 1936, en medio de la radicalización frente populista, por un la­do, y de la derecha que se preparaba para una inminente toma del poder por las armas, se convocó el Aberri Eguna para el 31 de Ma­yo. Dada la gravedad de la situación se de­sistió de celebrar una gran concentración. Se celebraron actos en todos los pueblos de Euz­kadi. La dirección del partido pidió que se abstuvieran de gritos y de manifestaciones de cualquier clase. Al mes y medio de aquel Abe­rri Eguna estallaba la sublevación militar.

Vinieron los Aberri Eguna de las trin­cheras, de la cárcel, del exilio y de los hogares a puerta cerrada. Los de los mensajes del Lendakari Aguirre desde el Pa­rís de la postguerra. Los de la ilusión de la próxima caída de Franco. Los de la desespe­ranza por la traición aliada y la consolida­ción del régimen dictatorial.

Hasta que comenzaron de nuevo las con­centraciones. La aventura anual de burlar los controles y romper el cerco policial de la lo­calidad elegida cada año para la celebración del Aberri Eguna. Las entradas desde la vís­pera o antevíspera para estar presentes, el dormir en los pasillos de las casas abarrota­das de familias , las carreras, las ikurriñas furtivas y espectaculares lanzadas en paracaídas, los mil trucos de nacionalistas en Gernika, en Donosti o en Gasteiz, en Iruña o en Bergara…

Eran una minoría. La mayoría no podía o no se atrevía. El miedo, el puesto o la posi­ción económica conseguida, la prohibición a los hijos. O la oposición táctica de aquellos «eladios» que creían inoportunas las concen­traciones, manifestaciones o huelgas…

Hoy no existe el miedo. Hay una concen­tración de Aberri Eguna por cada partido abertzale. Muchos nacionalistas ya no se que­dan en casa por miedo, se van de vacaciones. Cada tiempo tiene su dificultad. Para muchos la Resurrección carece de sentido tanto reli­gioso como patriótico.

Pero entonces como ahora, bajo el miedo o en el pasotismo, miles de hombres y de mu­jeres proclamarán el  Domingo de Re­surrección su fe en una Patria, su empeño per­sonal en la construcción de una Nación libre y dueña de sus destinos.

Tres Semanas Santas

Jueves 14 de abril de 2022

Me han preguntado que recordaba de aquellas semanas santas durante el franquismo. Y he recordado tres Semanas Santas.

La Religiosa comenzaba el domingo de Ramos con las palmas y borriquitos. Las procesiones. La visita a siete templos. El ayuno y la abstinencia. El Viernes Santo con el Vía Crucis y el sermón de las Siete Palabras y el domingo de Resurrección, con Misa Mayor. Era eso, una Semana santa.

El  normal. Ver en la tele Quo Vadis, Los Diez Mandamientos y Ben Hur, estrenar algo de ropa el domingo de Pascua, ir al Cine ya que ese día estrenaban películas, comida con pollo.

El patriótico. El Gobierno Vasco en el exilio, donde también estaba el PSE, decía donde se celebraría el Aberri Eguna y tratar de ir. Los hubo en el monte, encerrados en casa, en Bergara, Urbasa, en Iruña, Gasteiz, Donosti. En 1964 en Gernika. Siempre había detenciones y porrazos. Pero se celebraba. Era una referencia imprescindible anual.

Todo ha cambiado y todo puede cambiar. Hace dos meses en Ucrania los ucranianos salían, entraban, iban a los bares, compraban en las tiendas, preparaban sus vacaciones. De la noche a la mañana todo  les ha cambiado. Muerte, desolación, genocidio, bombardeos, fugas, exilio. Conclusión. Vivimos muy bien, quejándonos de colas y de lo que cuesta viajar de vacaciones, la mayoría, sin tener en cuenta que en cualquier momento puede cambiar nuestra vida. Hay que hacer política, buena política.

El miércoles en TV2 escuchaba una larga entrevista al Papa Francisco. Decía cosas de interés. ”Hay que llevar a cabo el apostolado de la oreja. Saber escuchar y escuchar sin interrumpir. Escuchar y escuchar”. ”Nuestra diversidad nos hace más fuertes”. ”Hay que tener mucho cuidado con la enfermedad de los Círculos Cerrados”. ”Los puentes se construyen sobre los ríos, no sobre los océanos. No dejamos que un río se convierta en océano”. ”El perdón verdadero, olvida”. ”Fuera cualquier política que excluya” ”La  regla de oro. No haga a los demás lo que no quieren le hagan a usted”. ”Comercio de armas es dinero empapado en sangre”. ”Tolerancia cero con el abuso a menores”. ”¿Quién soy yo para juzgar la conducta de nadie (refiriéndose a los homosexuales)”.  ”Pregunto a los padres ¿ustedes juegan con sus hijos?”.

Interesantes reflexiones aplicables  asimismo para la política.

Feliz Semana Santa!!!