Otl Aicher y la Plaza Elíptica. Nunca fue Moyúa.

Sábado 1 de enero de 2022

Es bueno comenzar el año recordando hechos, denuncias y realidades. Una de ellas, la exposición, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao de  la exposición de Olt Aicher, alemán de Ulm, en la mayor exposición de ámbito internacional dedicada a este diseñador gráfico fallecido en 1991. Se presentaron más de doscientas obras y objetos provenientes de su archivo de los cuales 80 eran  dibujos inéditos de su proyecto para Metro Bilbao. La exposición presentaba diferentes proyectos célebres de Aicher como los de Braun, las Olimpiadas de Munich 72, Lufthansa además de nuevos materiales inéditos. Olt Aicher fue el diseñador  europeo más determinante  de la segunda mitad del siglo XX.

Amigo de Norman Foster se podían ver los bocetos y la información de la que se dotó para su famoso logo. En una de las vitrinas aparece reiteradamente la Plaza Elíptica, en el pie de las fotografías, uno de los corazones del Metro que al parecer cuando trabajaba en ello le dijeron se llamaba Plaza Elíptica como así se le ha llamado siempre en Bilbao. Hoy solo los jóvenes o los que no son de Bilbao le llaman Plaza Moyúa, y el Metro, no Olt Aicher, tienen mucha culpa de ello.

Durante el franquismo a la Plaza Circular oficialmente se le llamaba Plaza España y a la Elíptica, Plaza Federico Moyúa. Este señor fue un alcalde puesto a dedo por la dictadura primoriverista y fue el que a la brava anexionó Deusto. Pero llegada la democracia y no sin bronca a la Plaza Circular se le denominó oficialmente Plaza Circular quitando el nombre de España, con lo que se organizó una buena bronca pero es que el bilbaíno de a pie nunca le había llamado Plaza España. Sin embargo faltaron reflejos para haber hecho lo mismo con Moyúa y denominarla Elíptica. Alguien se durmió aunque el diseñador alemán trabajó con el nombre de Plaza Elíptica como se ven en estas fotos de la exposición del Museo de Bellas Artes

Lo malo es que al poner una estación en el centro de la Villa con el nombre de Moyúa solo los bilbaínos de toda la vida llaman a la Plaza Elíptica, Plaza Elíptica. Ese Metro cuyo logo diseñó Aircher con tanto acierto está acabando con la vieja denominación. Alguien debería recuperar la esencia del Bilbao de siempre y dejarle a Moyúa tranquilo en su tumba y a la Plaza Elíptica con su nombre, porque además es una plaza elíptica. No es una plaza Moyúa. Es Elíptica.

Que pena que Aicher no supiera esta historia.

Los exabruptos de Kino Martínez

Viernes 31 de diciembre de 2021

No es fácil de gestionar la situación de la hostelería en Euskadi. Es un sector extraordinariamente golpeado por un virus asesino que no conoce ni de fronteras ni de personas y ante el cual los gobiernos democráticos han de tomar medidas eligiendo entre dos males, el menor. Para eso se les elige. Y la moderación es una virtud y el exabrupto una falta de respeto y un error.

Kino Martínez en nombre de la hostelería tuvo el jueves palabras que desbordaban cualquier demanda y cualquier petición. Fueron un puro insulto a un gobierno legítimamente constituido y obligado a actuar ante una situación extrema. Llegó a culpar al ejecutivo vasco de no ser capaz de controlar la situación, (¿quién es él?) anunciando con jactancia la denuncia ante los tribunales a un ejecutivo al que la víspera, en reunión en Lakua, le habían pedido ayuda. Fue el colmo de la chulería.

Este viernes el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco le ha dado la razón al Gobierno rechazando el tremendismo del Sr. Martínez. Me alegro. El derecho no es más que el sentido común codificado, y ha funcionado el sentido común.

No argumento que el sector no haya de quejarse ni de reivindicar ayudas a un sector en crisis. No es eso. Pero en democracia las formas son el fondo y las formas de este señor son para no recibirle mientras no rectifique sus ataques. A él, no al sector.

Comparó la situación de los bares y restaurantes, lugares cerrados y algunos sin ventilación con el transporte público. Uno usa el transporte público por obligación no por ocio. No es comparable pues, el símil. Tampoco decir que si se cierran el Ocio Nocturno este se hará en otro lugar. Él no es quien para anunciar confrontaciones policiales o abusos de gente irresponsable. El ejecutivo vasco está para tratar de controlar un espacio y otro. No él.

Estamos viviendo una sociedad donde solo se reclaman derechos, una sociedad sin valores agudizado todo esto por  gentes vociferantes  y con malos modos que deberían medir sus palabras, tratar de buscar soluciones, reivindicar con argumentos lo suyo y no andar como el sietemachos por la vida.

Repito. Si el virus ha hecho daño al sector hostelero, que lo ha hecho, y si a la la hostelería se le cierran los locales tienen todo el derecho en pedir les paguen la avería, que además no creo sea excesiva el no estar acodado en la barra, no sumar más de diez personas en una mesa  y cerrar a la una de la madrugada el Ocio Nocturno. Más dura es la muerte y de esto se trata. De vida o de muerte. Ya el solo hecho de acudir a los tribunales nos proyecta una imagen extraordinariamente  lamentable de un representante que no busca soluciones sino solo la confrontación dañando con su actitud a un sector que cuenta con la simpatía social para ser ayudado.

Me alegro que el Tribunal le haya dado la razón al Gobierno Vasco y se la haya quitado a este vociferante y mal representante gremial. Haría bien en pedir excusas, cambiar de argumentación y comportarse como un ciudadano preocupado por la pandemia y en búsqueda de soluciones.

Si el 90% de la población vasca se ha vacunado  significa que el 90% de la ciudadanía es normal, busca soluciones y respeta lo que le dicen personas con autoridad. No ha sido el caso de este caballero que haría mejor en confinarse y tomar las uvas mirándose al espejo y que sean otros los que negocien con el gobierno las ayudas al sector.

Aldaya, paga y calla

Jueves 30 de diciembre de 2021

Acaba de fallecer José María Aldaya pero su muerte ha pasado bastante desapercibida cuando deberíamos haberle homenajeado y explicado a las nuevas generaciones como era la barbarie de unos individuos que bajo la sigla de ETA, mataba, secuestraba y robaba. ETB solo ha dado la noticia. Sin más. El hecho mereció un reportaje especial en la televisión pública pero hay alguien que sigue considerando más importante la retirada de un deportista que la muerte de una de las víctimas más representativa de aquellos años de hierro.

Elena Etxegoien lo ha hecho y merece  ser conocida  su reflexión. Fue ésta:

«Gora ETA militarra», «Los asesinos llevan lazo azul», «Aldaya, paga y calla»… y otras lindezas de ese tenor, qué boquita de piñón la de quienes, en organizada contra-manifestación, se plantaban justo enfrente… Iban dirigidas a quienes acudíamos a las concentraciones convocadas por los trabajadores de Alditrans para pedir la liberación de su jefe, José María Aldaya, secuestrado por ETA. Parece que no llevaban demasiado bien que la calle empezara a no ser su puto cortijo. Nunca olvidaré la dignidad y entereza de los tres hijos del empresario, un día y otro y otro más, aguantándose las ganas sujetando la pancarta. 

Lo secuestraron el 8 de mayo de 1995 y lo soltaron, 342 días después, el 14 de abril del año siguiente, han pasado ya 22 años, parece mentira… 

Pero a mi no se me olvidan ni los gritos ni la chulería ni las provocaciones, esas miradas de odio de tantos que ahora dicen defender lo que defendíamos entonces, sí, nosotros, «los hijosdeputa de enfrente». Pero también la sociedad, la abrumadora mayoría de la sociedad vasca, a la que nosotros sí representábamos. Que me digan ellos a quién, que me lo digan incluso ahora… Ah!! que no, que ya no merece la pena, que ya todo pasó, qué más da… cobardes siempre, siempre, pero no cuela, que aquí nos conocemos todos. Y por eso lo sé, y sé que ellos también lo saben, por eso mismo estoy convencida de que o la verdad, sin revancha ni mala fe, tal cual es, lo que fue, o no hay paso adelante que vaya en la buena dirección. Que no caben trampantojos en nombre de la paz y la libertad, ni uno sólo siquiera.

Josemari Aldaya, secuestrado, torturado durante 342 días «por negarse a efectuar la aportación económica requerida para sacar adelante la lucha por la liberación de Euskal Herria (País Vasco)» -sic-, hay que joderse…

Nunca, nunca en mi nombre.