Complicidad con amistad.

Sábado 18 de septiembre de 2021

Creo fue Séneca quien dijo que la política es complicidad sin amistad. Duro. Sería bueno fuera complicidad con amistad y que eso se prolongara fuera de la actividad política y en el tiempo.
Es lo que tratamos de hacer alrededor de una mesa, cumpliendo con todas las normativas y en un espacio abierto, gentes que hemos estado y coincidido en el Parlamento Vasco, en las Diputaciones, Gobierno Vasco, Congreso, Senado, ejecutivas del PNV, gentes con mucha experiencia por detrás y con aquel criterio que decía Landaburu, a veces muy complicado, que un partido histórico debería ser una gran familia. La vida es muy corta.
En tiempos pasados el EAJ-PNV tenía un Consejo Consultivo en sus ejecutivas. Aquello se abolió. Y los comensales, salvo Erkoreka que está en activo, parlamentario y Vicelehedakari primero, todos los presentes tienen mil experiencias que contar y todos, desde la vuelta del camino, solo tienen agradecimiento por la gran oportunidad de haber servido al país, cada uno en su trinchera. Lástima no escriban sus experiencias.
Ha sido una muy agradable reunión.

Aquella Reina Vasca a la que le hicieron la vida imposible

Viernes 17 de septiembre de 2021

La Reina Juana de Navarra hace pública y oficial su adhesión a la Reforma protestante en 1560. Fue una adhesión valiente, pues no tenía nada que ganar y posiblemente mucho que perder, incluso su vida.
El historiador de la casa real, el pastor Nicolás de Bordenave escribe lo siguiente: El año 1560, en la Cena de Navidad, la Reina Juana abjuró en Pau de la religión romana e ingresa en la Reforma, después de haber hecho confesión pública en su fe y toma el Sacramento de la Santa Cena, según la forma de la dicha Iglesia.
Calvino felicitará a la Reina Juana en una carta del 16 de enero de 1561. La Reina se manifestará muy dichosa en la nueva Iglesia reformada.
Felipe II actúa maquiavélicamente.
Carlos V dejó dispuesto en su testamento que se examinara el derecho de retención de las cinco merindades de la Alta Navarra (Pamplona, Sangüesa, Estella, Olite y Navarra), ocupadas ilegalmente en 1512 y se restituyeran caso de no tenerlas con justicia. Felipe II nunca hizo caso de esta disposición de su padre, Carlos V, aunque sí tuvo algunas negociaciones con la Reina Juana y su marido, Antonio de Borbón.
Antonio de Borbón, marido de la Reina Juana, recibe la sugerencia de Felipe II de que se declarara a favor de la doctrina católico-romana y que luchara contra los protestantes de Béarn y Navarra. Para ello, Felipe II le ofrecía que el Papa disolvería su matrimonio con Juana por causa de herejía de su mujer, con lo cual la Reina Juana, quedaría excomulgada y se la despojaría de todos sus Estados y derechos, que le serían dados a él, el rey consorte, Antonio.
Y todo ello con el consenso de los reyes de España y de Francia. Además Felipe II le prometía otras partes del Reino de la Baja Navarra y la isla de Cerdeña y le casaría con María Estuardo de Escocia.
Antonio aceptó todo este maquiavélico entramado, pero no se llevó a efecto porque murió en 1562. Antonio traicionó, pues, a los protestantes vascos, traicionando también a su mujer. Un Borbón.
Felipe II consiguió de Roma la excomunión de la reina Juana y que fuese declarada hereje, con lo cual perdió toda autoridad sobre sus Estados, autoridad que pasó a manos del Príncipe católico.

Una televisión hipermadrileña y sectaria.

Jueves 16 de septiembre de 2021

De que España es Madrid, no hay duda. Si yo fuera castellano o andaluz, la armaría. No he visto más centralismo ineficaz  que la aspiradora madrileña y si a eso se le suma una presidenta como Díaz Ayuso que quiere llegar a la Moncloa enfrentando Madrid contra todo y contra todos, apaga y vámonos.

En ese contexto de ombligo del mundo  este  miércoles la Sexta estrenaba el programa de Ana Pastor, Objetivo,  pasándolo del domingo al miércoles. Reconozco en ella a una buena profesional pero confieso que dejé de seguir sus tertulias. Cambio de canal. Es una persona prepotente que echa para atrás, aunque ayer tuve curiosidad por ver qué de nuevo servía en su tan publicitado menú. Por su marido, Antonio Ferreras, por supuesto.

Vi que estaban en un debate sobre las tarifas eléctricas y para hablar de ello no tenía un panel de gente que sabe de verdad lo que está pasando sino a tres políticos. Felipe Sicilia (PSOE), Andrea Levy (PP) e Iñigo Errejon del partido Errejonista. Tres personas no expertas que en lugar de analizar se echaban los trastos a la cabeza sin explicar al personal como se produce la luz, como se compra en el mercado, el oligopolio, las grandes ganancias, las puertas giratorias, las renovables, la descarbonización pero no con gente no experta sino con profesionales del ramo, empresarios y profesores universitarios. En lugar de informar se produjo el debate gallináceo. Todo pues muy lamentable.

Curiosamente la Sexta está empeñada en publicitar a Iñigo Errejon. No sé porque lo hace, si para fastidiar a Podemos o por lo que sea y la Sra. Pastor se presta a este juego de abuso de posición dominante. ¿A quién representa este señor?.

Cambié varios canales y recalé en Trece Televisión con un debate absolutamente parcial y esencialista español criticando a modo la entrevista Sánchez Aragonés con evidente falta de respeto y sin que nadie del mundo nacionalista hiciera de contrapunto a las sandeces que se decían. Aplaudían que el presidente andaluz, el de Castilla y el socialista García Page quisieran reuniones bilaterales como había tenido Sánchez ese día en Barcelona. El problema de la clase política española es que no acepta ser española. Todos quieren ser vascos, catalanes y gallegos cuando su identidad está representada  y bien por quien habita en la Moncloa. No han aprendido nada, no han olvidado nada y son de una envidia supina, tan supina que su glorioso estado, al no reconocer sus hechos diferenciales, se hace muy antipático e ineficaz y sin visos de mejorar nada ante la pobreza argumental de líderes menores y de televisiones muy parciales.

No sé como los Obispos permiten semejante parcialidad, al mismo nivel tan acusado por el otro lado como los programas de la Sexta. España  pues tiene una televisión esencialista, muy pero que muy española y muy, que muy madrileña. Y luego nos extraña lo que está pasando. Con estos planteamientos señores de la meseta, esto no tiene visos de solución.

Es lo que hay Sra. Baronesa.