Madrid: Botín, piñata y negocio

Lunes 24 de mayo de 2021

En 1986, cuando llegué a Madrid, donde he vivido treinta años, era una capital a la que bautizaban con aquello  del “rompeolas de España” y el “poblachón manchegoi” llena de funcionarios, museos, embajadas y poco más. Hoy, es una ciudad-estado que lleva aspirando  como Drácula la sangre de esa España que dice defender con tanta pulserita, despoblándola, y centralizando toda su economía. Incluso ahora ha surgido con Díaz Ayuso una identidad madrileña para una población de aluvión. Y van a más. Todo eso  no augura nada bueno para nadie más que para los madrileños donde además, tras las elecciones  de mayo, la derecha y la extrema derecha campan por sus respetos. En definitiva cada día más España es Madrid y eso tiene consecuencias y todas malas.

En Deia el profesor de Derecho Constitucional y Europeo de la UPV/EHU, Iñigo Bullain escribió  un lúcido y muy interesante artículo del que transcribo su parte final porque pone el dedo en la llaga de lo que ahora es tan evidente. Dice así:

En algunos estados como España o Francia, la guinda y la mayoría  de las velitas del pastel se concentran junto a la capital nacional, mientras que en federaciones como Alemania o EE.UU. los recursos se han repartido entre distintos territorios y ciudades. Así, en Alemania, Frankfurt es la capital financiera; München es referencia del audiovisual; Colonia/Düsseldorf lo es para la moda; Stuttgart, de la industria automotriz; Essen, para la industria pesada, y Berlín, capital prusiana, ha recuperado la sede del parlamento y del gobierno. En EE.UU., Nueva York, Boston, Atlanta, Chicago o Los Ángeles son sedes de numerosas corporaciones, y el papel de Washington se centra en tareas de administración y gobierno sin acaparar sectores económicos. Por el contrario, quienes, desde Valencia, A Coruña, Barcelona o Bilbao apoyan el proyecto español contribuyen a la masiva concentración de recursos en Madrid. Los más exaltados incluso proponen la supresión de las autonomías, es decir, que los puestos de trabajo vinculados a la descentralización territorial también se trasladen a Madrid.

No mantener toda la administración del Estado en Madrid se ha subsanado concentrando allí la inmensa mayoría de la inversión pública y la que aportan las multinacionales, ser sede de las grandes empresas del Ibex o de los organismos de la administración central. El negocio vinculado a sectores como los bancos de inversión y fondos de capitales, grandes bufetes de abogados, gestoras inmobiliarias o los negocios asociados al BOE generan a su vez un tráfico de personas que alimenta a otros sectores, como la hostelería, la restauración o el entretenimiento que proporcionan a lugareños y visitantes las denominadas «cañas de la libertad». También la industria de la ficción comunicativa y de la información reside en Madrid, donde no hay sitio para otras culturas «españolas» que la dominante castellana. Así, aunque en Madrid es posible una escolarización en inglés, francés o alemán, en el publicitado crisol resulta imposible hacerla en euskara o catalán, como tampoco los efectos on line de la pandemia o la digitalización han alterado la relación centro/periferia o la perspectiva entre Madrid y provincias, tal y como se refleja en el discurso de los tertulianos que copan las televisiones y radios que emiten desde zona nacional.

Mientras el foco ilumina a quienes dan espectáculo subidos a los caballitos, los que mueven el tiovivo siguen haciendo piña y negocios. Para el proyecto aznarista de Madrid 10 millones, que se alimenta de parasitar recursos y de la mano de obra precarizada, desplazada desde los Andes o el Magreb –que también sirve como espantajo para atraer votos ultras– se trata de aumentar el volumen y el peso hasta resolver definitivamente y por aplastamiento el orteguiano problema de la falta de vertebración territorial.

Aita Patxi, el locutor de la Radio Euzkadi clandestina

Domingo 23 de mayo de 2021

Fui con mis hermanos a visitar a Aita Patxi Albizu, 88 magníficos años, de Segura y retirado en el Seminario de Donosti, ese edificio que se ve  en lo alto desde todas partes.

Queríamos preguntarle vivencias de su etapa como sacerdote diocesano en Venezuela, en los Valles del Tuy, como párroco de la Rinconada. Hace dos años celebró una misa en la Puebla de Bolívar el día de Venezuela en Euzkadi y en su sermón habló de los diablos del Yare, se llevó dos maracas y agradeció la hospitalidad venezolana de aquellos años.

Le conocí en Caracas. Nos contó que un buen día gentes del Grupo EGI le fueron a visitar para proponerle algo secreto y que era ser locutor en euskera de la radio clandestina que funcionaba desde Venezuela. Todo altruistamente. Dijo que sí. Nos comentaba que cuatro curas de la misma promoción y que estaban en Venezuela, nunca hablaron de ello estando involucrados en trabajos para la Txalupa, nombre que camufladamente se le daba a la Radio Euzkadi que estaba bajo la férula del gobierno pero que nadie sabía que se encontraba en Venezuela y el nombre de Txalupa se le puso para que se creyera que estaba en un barco pesquero en el Golfo de Bizkaia. Los curas aludidos fueron Boni Urkizu, Iñaki Ugalde, Antonio Mendiluze y Aita Patxi Albizu. Nos servían de locutores en euskera y lo hacían muy bien. Recordaba un programa muy completo en relación al juicio de Burgos y otros más. Él y yo recordamos y repetimos la sintonía en euskera, castellano, inglés y francés que se utilizaba.

Aita Patxi fue asimismo director de la Ikastola que funcionó en el Centro Vasco de Caracas con nada menos que 130 niños y seis andereños. Fue capellán de la colectividad y todos los primeros domingos de mes celebraba, en la iglesia de San José de Tarbes, totalmente   llena, la misa mensual. Y recuerdo que en una excursión que organizamos en Euzko Gaztedi a una playa del litoral allí fue aita Patxi con sombrero de paja y celebró la misa en la arena. Era un todo terreno, simpático y empático.

Todos los lunes venía al edificio Sierra y luego Pacairigua donde teníamos los estudios y grababa el programa del día y dejaba grabados varios de la semana. Recordaba la visita que nos hizo el Lehendakari Leizaola.

El año 73 volvió a Euzkadi y ha sido el párroco de Alzo desde entonces viviendo ahora retirado en Donosti y como es de caserío tiene una magnífica huerta muy bien cuidada con frutales, tomates, plantas de todo tipo y hasta cactus. Me regaló uno de ellos para Mª Esther.

Solía decir Juan Manuel de Epalza que el EAJ-PNV no era una organización sino una sucesión de buenas voluntades. Y es que hay gente buena, desprendida que de una manera altruista han trabajado para la colectividad y a los que todavía les cuesta contar estas cosas en las que participaron por el pudor de no presentarse como protagonistas.

Nos recordó las manifestaciones en Caracas contra el juicio de Burgos y otra en la calle Biteri de Rentería donde un guardia civil delante de ellos dio fuego a una ikurriña.

Está deseando  que la normalidad vuelva para poder hacer su vida de relación con tanta gente que le aprecia y recuerda con él tantas vivencias estupendas. ¿No creen ustedes que Euzkadi Irratia le debe una entrevista para la historia?.

Esta foto no me gusta.

Sábado 22 de mayo de 2021

Aunque la fotografía es impresionante por su calidad, por las miradas, por su temática, por el hecho de que solo con un  vistazo te ilustra sobre el drama de la evacuación, es una foto triste. Son las consecuencias de la guerra. Hambre, huida de los caseríos, siendo las mujeres y niños los principales perdedores, un gudari con su uniforme al fondo a la izquierda, es un flash de lo que ocurrió en Euzkadi como consecuencia de una sublevación militar. De la noche a la mañana unos tipos sublevados en África los obligaron a ser perdedores de todo.

¿Qué sería de aquellos niños y de  aquellas madres de la foto?.

Cuando hoy vemos las imágenes de Ceuta, las de Siria, la de los emigrantes en la frontera USA o la de los venezolanos en Cúcuta y vemos esta fotografía de familias vascas desoladas en 1936 nos recuerda lo que también aquí pasó y nos obliga asimismo a ser solidarios  así como nos irrita la banalización de toda esta tragedia por los de siempre. La foto es muy buena y no la recordaba. Me la dio José M. Azpiazu, secretario del Lehendakari Leizaola. La entregaré a la Fundación Sabino Arana. Debería ser una referencia de lo que fue  aquello. Para no olvidarlo.