La aborrecible doble moral

Domingo 7 de marzo de 2021

Un día, la hija de siete años  del escritor Sergi Pamiés le preguntó, ”Papá, ¿qué es el exilio?. En un entrañable relato, Pamiés, escribió. ”Exilio es notar que eres extranjero. Te lo recuerdan fuera de tu casa, pero también dentro. Es aprender a amar un país que no es el tuyo, el país de tus padres”.

La foto de abajo es una más del exilio vasco. Preciosa  foto, obtenida  en el Centro Vasco de Caracas en 1957. Se ve la cara de satisfacción del Lehendakari Agirre teniendo a su derecha al primer presidente del Centro Vasco José Mari Etxezarreta y a su izquierda al Delegado del Gobierno Vasco, Lucio de Aretxabaleta, trágicamente fallecido diez años después en el terremoto de Caracas. Se ve a  muchas familias, al aizkolari y a unos troncos de categoría. A pesar de la distancia, los vascos celebraban el Aberri Eguna como si estuvieran en casa. Ese también fue el exilio gracias a la generosidad de Venezuela.

La colectividad vasca, nacida del exilio fundamentalmente jelkide, mantuvo al Gobierno Vasco en Paris, una radio clandestina que trasmitió diariamente durante trece años, libros y publicaciones de resistencia en una Venezuela  que les acogió, permitió y alentó fotos como esta cuando en Euzkadi la persecución era demoledora. Trágicamente, pasado el tiempo, lo es en la actualidad Venezuela gracias a la dictadura chavista.

Hoy, gracias a la eliminación creciente de la propiedad privada, al disloque total de la economía, al “¡exprópiese! tan gracioso de Chávez, a una inflación estratosférica, al haber arruinado toda su industria petrolera, a la inseguridad absoluta en sus calles, a la presencia de 22.000 militares cubanos controlándolo todo, viven en Euzkadi más de diez mil emigrantes venezolanos que huyen de la persecución política y del hambre propios de un régimen totalitario. Han salido ya del país de mala manera más de cinco millones y medio, una tragedia humanitaria superior al éxodo sirio. Pobreza, corrupción, robo, conculcación de derechos, y una emigración mundial como consecuencia de vivir en un  infierno en lo que fue un paraíso.

Ante esto, los pronunciamientos de los gobiernos democráticos tras unas elecciones fraudulentas el pasado 6 de diciembre, de común acuerdo con todos los países de la Unión Europea  el pasado jueves 18 de febrero, el PNV y el PSE, presentaron en el Parlamento Vasco una proposición no de ley apoyando a la oposición venezolana, pidiendo libertad y elecciones libres. Por el PNV presentó la iniciativa Iñaki Agirre, antiguo responsable de Acción Exterior del Gobierno Vasco y conocedor de Venezuela, de sus gentes y familias como de los Etxearte, cuyo hijo Gaizka fue asesinado en el golpe de estado del coronel Hugo Chávez en 1992. En su intervención hizo una pormenorizada descripción del horror en el que viven, palabras que dejaron impertérritos a los parlamentarios de Bildu y Podemos, lo mismo que la intervención del portavoz del PSE, Txarli Prieto. En el caso de EA fue especialmente llamativo su chavismo cuando Carlos Garaikoetxea fue invitado a la toma de posesión del presidente democristiano Luis Herrera Campins acudiendo a dichos actos. Esta EA nada tiene que ver con la EA fundada por el ex lehendakari. Ni en la condena a la violencia ni en su actual chavismo.

La enmienda de Iturgaiz no se aceptó, pero los parlamentarios del PPCS  votaron por la iniciativa quedando el tablero con 48 votos a favor y 27 en contra, rabiosamente en contra, cuando en todo caso se imponía una abstención. No han tenido el valor de distanciarse de la perversidad y de la brutal arrogancia de la mayor catástrofe política, económica, social y cultural en la historia de aquel  país, que acaba de expulsar a la embajadora de la UE. ¿Es este su modelo?.

La intervención de Iñigo Martínez, no me extrañó. Reconoció su chavismo y sus visitas electorales, un país en el que conocí a Monedero y a Iglesias, con las consecuencias que han tenido la aplicación de sus tóxicas ideas. Pero si me extrañó la intervención de Oihane Etxebarrieta, impropia de una plataforma democrática con valores y más propia de aquel Partido Comunista de las Tierras Vascas que propiciaron en su día. Era la intervención de una parlamentaria insensible al dolor ajeno y a las evidencias que la Comunidad internacional denuncia, con el agravante de que centenares de vascos, que tras una vida de trabajo en aquel país y viven aquí hoy no  cobran en Euzkadi  ni un euro de pensión y eso al parecer les importa un comino lo mismo que el  asesinato de Gaizka Etxearte, hijo del Delegado del Gobierno Vasco. Todo un embotamiento moral incomprensible en un grupo que en Euzkadi solo reivindica derechos. Se ve que el suelo ético de esta organización no es universal como son los derechos humanos. La premisa de todos los derechos para todos y para todas las personas es al parecer la clásica milonga en la que no creen, salvo si se trata de algo que les ocurra solo a ellos. Esa es su repudiable doble moral. Las argumentaciones de Agirre y de Txarli Prieto las despacharon sin el menor estremecimiento hacia aquella tragedia.

Lo aprobado por el Parlamento Vasco fue al parecer algo tan poco apoyable como ésto:

EI Parlamento Vasco:

1.- Rechaza estos comicios electorales, organizados sin la más mínima garantía de participación libre de los partidos políticos.

2.- No reconoce el resultado de estas elecciones ilegitimas, a! no cumplir con las condiciones y garantías democráticas, además de ser realizados sin observación internacional.

3.- Denuncia, una vez más, la deriva dictatorial del régimen de Nicolás Maduro.

4.- Llama o todas las fuerzas políticas y sociales a unirse para garantizar el cambio político necesario para garantizar a la población venezolana condiciones de vida dignas basadas en el bienestar social y económico.

5.- Pide el apoyo de todas las instituciones para asegurar a Venezuela una transición pacífica que pueda garantizar el retorno a la justicia, a la libertad y a la democracia».

No se le pedía a Biden, como no se le pidió al amigo de Bildu, Donald Trump ninguna intervención militar, ningún bloqueo, ni ninguna acción violenta. Solo elecciones libres y verificables, algo que solicitan todos los países de la UE, que al parecer deben estar tan equivocados como el PNV y el PSE. Es evidente que los principios morales de Bildu y de Podemos no se ajustan a los del resto de ciudadanos que creemos que no hay democracias bolivarianas, chavistas, proletarias, orgánicas, burguesas o neoliberales, sino tan solo democracias, sin adjetivos. Y es este el quid de la cuestión. La prueba del nueve de la sensibilidad democrática de Sortu  que al parecer es nula. Hecho el PCR con esta iniciativa nos da que siguen sin asumir los valores de una convivencia sin planteamientos totalitarios. Lo estamos viendo en el tipo de oposición de trinchera que están realizando, de su voluntad de meter palos en la rueda a todo, de sus pintadas que se quitan con acetona, de sus recibimientos, en definitiva, de su  aborrecible y execrable doble moral. Para ellos los derechos humanos no son universales, las libertades no son solidarias.

Los vascos no nos debemos dejar engañar. Estas votaciones definen una ideología y una referencia camuflada sobre sociedades totalitarias que persiguen al disidente, arruina un país y mantiene un poder sustentando sobre las bayonetas y la persecución. Desgraciadamente hay gentes que siguen creyendo que de gobernar estos partidos en Euzkadi sus comisarios serían demócratas y el respeto a los derechos humanos sería su seña de identidad. Para que les conozcan en serio, pásense solo un mes en Cuba, pero no en el Melia Cohiba, o en Caracas, pero no en el hotel de cinco estrellas en el que estuvo Arkaitz Rodríguez invitado a la toma ilegítima de posesión de Maduro. Vayan, vuelvan y cuenten lo que vieron y vacúnense contra una ideología totalitaria envuelta en la ikurriña y defendida por Sortu y Podemos.

Estas fotos me gustan

Sábado 6 de marzo de 2021

Conocí a Antón Ormaza en tiempos de clandestinidad. Resistente, comprometido, encarcelado, perseguido. Él y su mujer eran una referencia y un baluarte. En febrero de 1977 fue elegido miembro del BBB y cuando Juan de Ajuriaguerra  fue elegido diputado, le elegimos en el Bizkai, presidente del BBB.

 La foto es del  22 de julio de 1979. En aquellos tiempos se hacían estas cosas simbólicas. Había mucha ilusión tras cuarenta años de persecución y dictadura. Ese día alrededor de mil personas homenajeamos a los gudaris subiendo al Saibigain. Empezó con una misa a las once y  tras ella se explicó lo que había sido aquella gesta  guerrera singular  de cara a pasar la historia silenciada a las nuevas generaciones. Seguidamente intervinieron Iñaki Bilbao y Antón Ormaza, que aparece hablando. Lo hizo para animar  a continuar con el mismo espíritu que los gudaris y como, estábamos a  tres meses y a punto de ser aprobado el estatuto de Gernika, animar a lograrlo con las máximas competencias en momentos en los que no teníamos nada.

En la jornada participaron gudaris del 36 que y ertzainas ya que se trataba de un acto de pedagogía, de reconocimiento y de encuentro entre viejos gudaris y viejos ertzainas, cariñosamente hablando. Fue un acto sencillo y muy bonito. Jóvenes y viejos, emakumes y chavalas, mendigoizales y urbanitas, todos en alegre sintonía.

Posteriormente y como no podía ser menos  bajamos en franca camaradería  a Urkiola donde después de la estupenda comida hubo una animada romería con participación de charangas y ezpatadantzaris.

Otros tiempos. Ojalá se actualizaran y repitieran. Valen la pena. No todo es cibernética.

Los insoportables, turbios y perjudiciales manejos de Zapatero con Maduro

Viernes 5 de marzo de 2021

La tiranía bolivariana de Nicolás Maduro ha comenzado las hostilidades diplomáticas contra la Unión Europea.

La caída de Donald Trump creó un espejismo voluntarista en la cabeza de Rodríguez Zapatero. El ex presidente español, que nunca ha entendido los EE.UU., pensó que era la gran ocasión para provocar el giro internacional respecto del régimen de Caracas.

La farsa de las últimas elecciones fraudulentas en Venezuela, en diciembre de 2020, dieron el pistoletazo de salida y José Borrell comenzó a mover los hilos comunitarios con la finalidad de flexibilizar la postura de la U.E. y sus estados miembros frente a la dictadura venezolana.

Borrell empezó por retirar a Juan Guaidó el reconocimiento diplomático de Presidente Interino de Venezuela, e intentó forzar declaraciones de los estados miembros de la U.E. en ese mismo sentido. Se trataba con ello de debilitar y dividir a la oposición venezolana y jugar la baza que Rodríguez Zapatero habría planteado a Pedro Sánchez y al propio Borrell:

Sin Trump en la Casa Blanca, había que intentar un acercamiento a Maduro para negociar otra convocatoria electoral, levantar las sanciones económicas norteamericanas, paralizar las listas de «sancionados» por la U.E. e iniciar una apariencia de apertura del régimen. El Alto Comisionado le pediría a Maduro la convocatoria de unas elecciones presidenciales, y el tirano ofrecería en su lugar la convocatoria de unas elecciones regionales a cambio de garantizarse la permanencia en el poder hasta 2025.  A partir de ese momento, escenificarían los siguientes pasos, con Zapatero como gran muñidor del cambio.

Al parecer, según fuentes de la oposición al régimen, Nicolás Maduro habría garantizado a José Luis Rodríguez Zapatero, a cambio de ese nueva posición de España y de la U.E., que los más de 10.000 millones de dólares que Venezuela adeuda a importantes compañías españolas serían priorizados frente a los pagos a las demás compañías multinacionales, y comenzarían a desbloquearse desde el mismo momento en que se levantaran las sanciones.

Rodríguez Zapatero habría obtenido el visto bueno de Pedro Sánchez para promover ante Borrell dicha operación. Si las grandes del IBEX lograban cobrar, el apoyo de las grandes compañías españolas al actual gobierno de Pedro Sánchez estaba garantizado.

José Borrell comenzó entonces a moverse en las cancillerías. El Reino Unido, que detectó la operación, se adelantó a los movimientos del Alto Representante y Boris Johnson declaró públicamente su incondicional apoyo a Juan Guaidó como Presidente Interino.

La estrategia diseñada por Maduro y Zapatero consistía en encontrar a través de la U.E. una tercera vía que fuera conduciendo a la nueva Administración Biden hacia un cambio de posición respecto de Venezuela.

En el tablero de juego había otra operación: sustituir a Juan Guaidó por Henrique Capriles, que tendría sus propios intereses económicos y estaría dispuesto a dividir a la oposición y a encabezar una opción «colaboracionista», como en la Francia de 1940.

Tras el Reino Unido salió, ya en el seno de la U.E., Ángela Merkel para neutralizar la maniobra. Con cara de pocos amigos, hizo equilibrios para defender a Juan Guaidó y no desautorizar a Borrell, pero el malestar en las cancillerías europeas ya era evidente. Borrell había ido demasiado lejos. También Macron tuvo que salir a recordar la ilegitimidad democrática del régimen bolivariano, y respaldó claramente a la oposición reunida en torno a Guaidó. Poco a poco los demás estados miembros siguieron esa misma línea y la estrategia Zapatero-Borrell se fue cayendo como un castillo de naipes.

Luego, el fiasco del propio Borrell con su viaje a Rusia y los desplantes de Putin dejaron a ex ministro español y Alto Representante  al pie de los caballos en el U.E. Nadie confiaba ya en sus capacidades.

Simultáneamente, la Administración norteamericana dejaba claro que su posición con respecto de las sanciones al régimen era poco menos que inalterable.

Las botaratadas del régimen venezolano no se hicieron esperar: La diputada chavista Iris Varela, extremadamente cercana a Maduro, irrumpió de pronto en los medios con unas esposas en la mano: «Yo soy autoridad de esta República, éstas esposas son para ponérselas a Guaidó».

De manera inmediata, la Administración norteamericana reiteró su reconocimiento de Juan Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela, frente a la tibia posición de Borrell.

La imagen de la furiosa chavista con las esposas en la mano anunciando la detención de Juan Guaidó terminó por inclinar las voluntades dudosas de algunas democracias occidentales. EE.UU, salió públicamente a proteger al Presidente Guidó frente a las amenazas de Maduro, y el resto de la comunidad internacional comenzó a salir en defensa de la oposición democrática: Alemania, Francia, Italia, el Reino de Marruecos.

Alguien filtró a la prensa internacional que el chavismo había gastado desde 2015 nada menos de 70 millones de dólares en lobbies demócratas para presionar a la Administración norteamericana. La filtración, que dejaba al descubierto las turbias maniobras y relaciones de la tiranía chavista con un sector del partido demócrata, imposibilitó cualquier cambio de posición por parte de Joe Biden.

Mientras, los informes sobre las violaciones de derechos humanos en el país seguían produciéndose en un régimen incapaz de salir de la espiral de la tiranía. Desde Amnistía Internacional a Human Watch Rights o a la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, todos los observadores no gubernamentales internacionales han denunciado crímenes atroces que hacen insostenible cualquier acuerdo con Nicolás Maduro. Aún resuenan los ecos del escalofriante informe que Michelle Bachelet elevó a las Naciones Unidas, o el Informe de la O.EA. Venezuela es en este momento el país más pobre del continente americano y el segundo más desigual (por detrás está solo Haiti). Crisis humanitaria, crisis migratoria, crisis de subsistencia, crisis de gran corrupción, crisis de presos políticos, de desapariciones, de torturas y de violaciones de derechos humanos.

Con motivo de la visita de Borrell a Moscú, The Economist llegó a tildar de «hipocresía europea» tenerle como Alto Representante de la U.E. Evidentemente, el papelón de Borrell en Rusia fue la guinda de todos sus desaguisados, entre los que el caso de Venezuela ocupa un lugar muy especial. Leopoldo López habló de una «equidistancia repugnante».

En ese contexto, el embajador de los EE.UU. en Colombia -un país considerado por los norteamericanos como crítico y capital para la resolución del desastre venezolano- se refirió a la cúpula chavista como  «narcoterroristas».

El pasado 23 de febrero el Diario Oficial de la U.E. publicó un Reglamento de Ejecución con una lista de 19 personas o entidades afines al régimen y a los que se aplican sanciones y «restricciones» por su complicidad con la vulneración de derechos humanos y contra la democracia.

La lista, que se une a la ya publicada en 2017, implicaba un nuevo cambio de posición de Borrell o, si se quiere, una rectificación, presionado, sin duda, por los estados miembros y los propios norteamericanos.

En concreto, las sanciones implican la congelación de activos y la prohibición de viaje para los alcanzados. Afecta entre otros al comandante de policía Remigio Ceballos; al gobernador del estado de Zulia, Omar José Prieto; la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Indira Alfonzo, y dos diputados de la Asamblea Nacional. Con esto, asciende a 55 el número de venezolanos que son objeto de sanciones de la UE.La lista incluye a la vicepresidenta Delcy Rodríguez y a Diosdado Cabello, número dos del dictador Maduro.

El documento publicado por el Diario oficial de la U.E. hace referencia además al carácter antidemocrático de las falsarias elecciones de diciembre de 2020, celebradas sin las mínimas garantías

Lo importante del documento es además lo que no dice, porque omite la referencia con la que Borrell llegó a retirar la consideración política y diplomática de Presidente Encargado a Juan Guaidó.

Dicha publicación, que además se realizaba a instancias del mismísimo Borrell, fue interpretada como un nuevo cambio de posición del amigo de Zapatero. Si los EE.UU, el Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y otros importantes estados europeos habían salido en defensa de Guaidó mientras los bolivarianos hacían pública una «cacería con esposas» contra él, al Alto Representante no le quedaba más opción que, como dice el refrán español, «donde dije digo, digo Diego» y volver a la ortodoxia internacional.

El Departamento de Estado de los EE.UU., que habría instado la rectificación de Borrell, dio de inmediato la bienvenida oficial a dichas sanciones. Ned Price, su portavoz escribió en su cuenta de Twitter: «Damos la bienvenida a las sanciones anunciadas en el día de hoy por la U.E. a los miembros del régimen de Maduro involucrados en ataques a la democracia o a la violación de derechos humanos. Es un mensaje claro, poderoso y concreto de que el mundo está unido en la llamada a Venezuela a retornar a la democracia».

El miércoles 24 de febrero Maduro ve fracasar su plan y da, fuera de sí, una respuesta desproporcionada contra dichas sanciones. Expulsa a la embajadora de la U.E. en Venezuela, Isabel Brilhante y le da 72 horas para abandonar el país. Con la expulsión, comienza una escalada.

El jueves 25, el Consejo de la U.E. declara persona non grata a la embajadora de Maduro ante la U.E., Claudia Salerno. Nuevamente, la Administración norteamericana salió a respaldar a Juan Guaidó a través de la subsecretaria adjunta para asuntos del Hemisferio Oeste del Departamento de Estado norteamericano. “El régimen de Maduro ha removido a una persona que ha defendido la democracia y los derechos humanos del pueblo venezlano. Esta acción sólo aísla más al régimen”.

James Story , embajador para la Oficina Externa de Estados Unidos en Venezuela, declaró: «Lamentamos que la embajadora de la UE se encuentre entre las 6 millones de personas expulsadas de Venezuela por el régimen. Las decisiones soberanas de no hacer negocios con quienes cometen abusos contra los derechos humanos o socavan las instituciones democráticas, siguen siendo una herramienta importante para restaurar la democracia».

El portavoz del Departamento de estado de los EE.UU., Ned Price, ha vuelto a ratificar el compromiso del gobierno norteamericano de para ejercer toda la presión para que Maduro salga del poder: «Es un dictador, un corrupto responsable del sufrimiento de su pueblo».

Ahora, España, a la desesperada, envía a la ministra González Laya a visitar la frontera de Venezuela con Colombia para interesarse por el drama humanitario que padece parte la diáspora venezolana, que cruzó la frontera huyendo de la persecución, el terror y la hambruna chavistas. Son solo parte de los 6 millones de venezolanos en el exilio.

Los turbios enredos de Zapatero han vuelto a fracasar, pero esta vez han metido a la U.E. en un auténtico lío y han dejado a España a los pies de los caballos.  De Borrell ya nadie habla bien en el concierto internacional.

www.rebelionenlagranja.com