Domingo 14 de febrero de 2021

Alderdi Eguna 1986. Mikel Zaldúa, Juan Ramón Gevara, Carlos Clavería, Xabier Aguirre, Lehendakari Ardanza, Lehendakari Leizaola, Iñaki Anasagasti, Josu Bergara, Javier Eizaguirre, Juan José Otxoa de Eribe. Detrás, Javier García Egotxeaga, entre otros.
Cuando nos veíamos siempre me saludaba así. Él lo había sido en momentos duros, el de la división del PNV en 1986 sustituyendo a José Antonio Aspuru. Y eso que lo de él no era el grito sino la amabilidad, la cercanía, la firmeza cuando ésta se requería. Si la carcajada gestual.
La familia jelkide ha perdido a uno de sus referentes. En enero fue Mitxel Unzueta, en febrero Xabier Aguirre. Uno el foralista reflexivo, otro el activista cercano. Los dos básicos para un partido de 125 años.
Conocí a Aguirre en 1975 en la oficina que tenía Jokin Intxausti en Donosti. Él con Joseba Azkarraga, Patxi Ormazabal y Mikel Estabillo eran los jóvenes que habían cogido el relevo de una generación, bajo la férula en Iparralde, donde estaba refugiado de Luis M. Sánchez Iñigo quien con Periko Arrizabalaga y en Beyris D. Iñaki Unzeta representaban a los alaveses en un partido machacado por el franquismo. No olvidemos que a Luis Alva le habían fusilado, Landaburu había fallecido en 1963 y Antonio Gamarra trabajaba en la Unesco en Paris. La débil llama estaba ahí hasta que ese grupo de jóvenes comenzó a crear una estructura junto con José Mari Gerenabarrena.
Xabier Aguirre fue uno de esos jóvenes que dieron el paso y se infiltraron en todo lo que se movía en Gasteiz y lo organizaron todo. A ellos debe el PNV sus éxitos posteriores, aunque la trágica muerte de Mikel Estabillo les dejara en estado de schock. Aquellos chavales inexpertos supieron ver lejos apostando por José Ángel Cuerda y Emilio Gevara en esos momentos boreales de gran debilidad pero de gran ilusión. Cuerda, Diputado en el Congreso y luego alcalde. Diputado General Gevara en 1979.
En aquella reunión de Donosti hablamos del reparto del Euzkadi que editábamos en Bilbao y que al poco nos ocasionó la detención. Toda la estructura franquista estaba intacta y había que andar con cuidado. Desde Manuel Iradier que les sirvió de gran plataforma lo movían todo, complementado con reuniones, pintadas, charlas. José Mari Zorrilla me recordaba una charla que dieron en Muskiz en aquellos años. Joseba Azkarraga la recordaba diciéndome que se les estropeó su viejo coche en Urkiola y llegaron en autostop un poco tarde pero cumplieron su misión.
Conviene recuperar estas cosas pues hoy se le recuerda en sus cargos institucionales pero antes que eso Xabier hizo de todo por un partido que era su casa. Yo tuve oportunidad de conocerle más de cerca en la Asamblea Nacional de Iruña en 1977. Tenía barba y una jovialidad contagiosa.
Muy pincho, cercano, alegre, buen orador, apasionado, buena gente, carcajada abierta, sentido del humor, trabajador, todos esos ingredientes los tenía Xabier. Cuando confeccionamos un libro sobre Juan Ajuriaguerra le pedí su opinión y me recordó, con gran emoción, que había sido él quien le había llevado en su R-5 el 17 de febrero de 1978, día de la elección de presidente del Consejo General Vasco al Palacio de la Diputación. Ganó Rubial por apoyo de la UCD y para él fue una lección ver como encajaba Ajuriaguerra el golpe diciéndole que en política había que perseverar porque vendrían días mejores. Recordaba asimismo como le había descubierto la sopa de alubias, el bacalao al pil pil y el souflé del restaurant Retolaza en Bilbao y sobre todo le había enseñado a dar los primeros pasos en política sin hacerle sentir un bisoño.
Lamento que en la Asamblea Nacional, sin voto, no tengan asiento personalidades de este calibre que siempre pueden aportar sentido de la historia, opinión sobre las vicisitudes que han tenido que vivir. En otros partidos a los grandes referentes se les trata de otra manera. Una pena.
Ahora son todos loas, aunque en vida tuvo que aguantar reproches y malas caras lamentando que su familia política se rompiera en 1986, aunque con el tiempo, que todo lo cura, se restablecieran las relaciones personales, que eso en definitiva tiene que ser la política.
Aquel PNV está desapareciendo. En breve aquella Asamblea de Iruña será solo una nota a pie de página. Ahora solo nos queda recordar con cariño y agradecimiento a uno de los responsables del actual EAJ-PNV y lamentar que se nos haya adelantado. GB.

