Cuando quisimos llevar al Rey al Tribunal Penal Internacional

Domingo 24 de enero de 2021

El rey Juan Carlos recibió, en una colorista ceremonia en el castillo de Windsor, la Orden de la Jarretera, la más importante del Reino. Isabel II concedió la Orden de la Jarretera a don Juan Carlos durante su visita de Estado de 1988, en respuesta al Toisón de Oro que le otorgara el rey. La Orden es una condecoración del máximo prestigio cuya historia, transida de leyenda pícara, se remonta al siglo XIV. El rey Eduardo III estaba bailando con la condesa Joan de Salisbury cuando a ésta se le cayó la jarretera (una liga con hebilla).  El monarca la recogió y se la entregó entre las sonrisas maliciosas de los cortesanos presentes. “Honi soit qui mal y pense!” (“¡vergüenza para quien piense mal”!), replicó el soberano, en el francés que se hablaba en la Corte, a los presentes, a quienes advirtió que llegaría un día en que tan modesta prenda fuera tenida en gran respeto. Al poco se fundó la Orden de la Jarretera, complemento del vestir medieval que hoy figura en el escudo del Reino Unido con las palabras pronunciadas por Eduardo III.

Hace veinte años si tu pensabas mal de la monarquía y lo decías en la Corte de Juan Carlos  te contestaban con la leyenda de la Jarretera, ”vergüenza para quien piense mal”. Y como nosotros pensábamos muy mal de la cloaca real, nos ponían la jarretera como mascarilla, para que no habláramos de lo que veíamos. Teníamos voz, aunque no nos ponían altavoz los mismos que hoy se rasgan las vestiduras o no iban al Congreso, como Bildu. Un cortesano me llegó a decir enigmáticamente, como en la película El Padrino ,que yo era “como un pacifista que se metía en el río pensando que el cocodrilo se iba a comer al otro”. Le dije que, de lo que sabía, los problemas no eran los cocodrilos sino los osos y los elefantes y que esos siempre acababan en un circo y que a mí no me iba a comer nadie pues tenía razón. Y el tiempo lo diría. Y lo ha dicho.

Xabier Arzalluz comentaba que en cierta ocasión Felipe González le comentó  que preferían a un Jefe del Estado que se dedicara a sus coches, motos, mujeres, cacerías y negocios a que metiera la nariz en política. Algo así debió ocurrir porque con tanto Cesid y CNI y tanto chismoso suelto es imposible no supieran nada de las aventuras de un Borbón haciendo gala a su apellido. Nosotros lo supimos, lo intuimos y lo denunciamos. Es más. Incluso les dimos una solución ante una Constitución atada y bien atada para cualquiera tipo de reforma, imprescindible ante la primacía del varón, la inviolabilidad, el control de sus cuentas y el recibimiento de regalos y comisiones.

El 21 de junio de 2000, en la Comisión de Exteriores del Congreso se ratificó la creación del Tribunal Penal Internacional, con sede en La Haya. Vimos que aquella era la oportunidad de oro y presentamos una enmienda muy comentada que proponía que el rey fuera responsable de sus actos  ante el Tribunal, cuando sus decisiones no hubieran sido refrendadas conforme a lo establecido en la Constitución. Argumentamos que si en ninguna Constitución europea no existía  una inviolabilidad semejante a la española, por qué diablos al rey de España, que en España era intocable no se le podía  juzgar en Europa. Aquello fue una bomba porque era un planteamiento lógico y democrático. Logramos que  se creara una controversia jurídica  por supuesta colisión  entre el Tribunal Penal y el artículo 56 de la sacrosanta Constitución española  que asegura que el rey es irresponsable a  efectos penales, es decir, no puede ser encausado. El gobierno de Aznar consultó al Consejo de Estado  que emitió un informe  en el que se aseguraba que no era preciso cambiar la Constitución, dado que todo acto del Rey se refrenda por el Gobierno y, por tanto, si hay alguien imputable en caso de delitos perseguibles por el Tribunal de la Haya, o sea genocidio o delitos contra la humanidad, entre otros, pero no el de corrupción, a pesar de que en esta caso borbónico haya delitos internacionales de manual.

El caso es que todos los bienpensantes, medios de comunicación  españoles de todo tipo, y partidos, todos, se arrugaron, comenzando por el PSOE y nos rechazaron la enmienda. Imagínense si hubiera prosperado. El PSOE no se atrevió a contradecir lo que Franco había dejado en su testamento cuando escribió que todo quedaba “atado y bien atado”. Y es verdad. No se puede hacer una tortilla de patatas sin huevos y sin patatas. No se puede hacer una verdadera democracia sin demócratas de verdad. Hoy mismo, la negativa a que en el Congreso se investigue lo ocurrido por parte del PP, Ciudadanos, Vox y el PSOE es el peor servicio que pueden hacerle a la propia monarquía. La sobreprotegieron y así les fue. La superprotegen y así les irá.

Podía poner decenas de ejemplos. Ahí va uno más. En el 2015 el Consejo de ministros aprobó reestructurar la Casa del Rey tras la abdicación de Juan Carlos el año anterior. Nos dijeron que era consecuencia de la promesa de transparencia esbozada por Felipe VI en su entronización. Se regulaban los procedimientos de contratación basados en transparencia y eficiencia. El decreto recogía la posibilidad de que la Casa Real pudiera aprobaron  un código de conducta. El nuevo rey prohibía a los miembros de su familia aceptar favores o regalos caros. La norma, publicada en el BOE recogía que Felipe VI podía distribuir como considerara oportuno el presupuesto de la Casa Real que recibe anualmente de los Presupuestos, cuentas que  este año incluso aprueba Bildu. Unos 8 millones y pico. Mi pregunta no fue admitida por la Mesa del Senado. Recurrí y tras muchas idas y venidas me dijeron que no la admitían a trámite por no resultar de la competencia del gobierno ya que el tema afectaba al régimen interno de la Casa Real. Volví a recurrir diciéndoles que recibir dinero de los presupuestos no era una cuestión interna y sin embargo saber qué se hacía con ellos sí. En eso quedó la transparencia de Felipe VI.

Finalmente un apunte sobre el discurso de Navidad de Felipe VI el 24 de diciembre pasado. Fue  un escándalo democrático.

Con buena voluntad se puede entender que Felipe VI no descalificara personalmente a su padre. A fin de cuentas está sentado en La Zarzuela por él, y no es muy edificante que un hijo reniegue de su padre en público y mucho más siendo Jefe del  Estado.

Se puede entender que no bajara al detalle de los delitos de su progenitor.

Se puede entender que nos metiera una buena chapa hablando de lo bueno que somos todos.

Se puede entender dijera que la ética y la moral están por encima de las personas. Algo parecido ya lo dijo Juan Carlos cuando afirmó muy convencido que todos somos iguales ante la ley. Ya vimos para lo que sirvió.

Pero lo que no se puede entender es que no entonara  como monarquía el menor reproche por nada, ni el pedir perdón por nada. Hasta el Emérito tras sus cacerías dijo aquello de “Lo siento mucho…..”.

No se puede entender que no dijera que había que revisar esa patente de corso  como es  la inviolabilidad.

No se entiende que no dijera que, pasados cuarenta años, la institución necesita una adecuación. Fíjense que no pido un aggiornamiento.

Es imposible de entender que no anunciara el que se presta como Institución a  la inspección del Tribunal de Cuentas como hace todo el mundo institucional.

Es insólito que no le haya dicho a los militares golpistas que se han dirigido a él que esa misma Constitución sacralizada no permite proclamas parecidas y que los tiempos de la dictadura ya pasaron.

No hay quien entienda eso si no se hace desde el concepto consagrado en la Constitución de que la monarquía es símbolo de unidad y permanencia y no hay que dar ni una sola baza argumental a los que hemos denunciado la Cloaca Real .

No hay quien entienda que un partido que se declara republicano como el PSOE apoye  esta impunidad.

”Vergüenza para quien piense mal!!.

Habrá que darles a todos la Orden de la Jarretera.

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Sábado 23 de enero de 2021

Es del Alderdi Eguna de 2001. La costumbre era que dos afiliados históricos izaran la ikurriña y ese año les tocó hacerlo a Jokin Inza y al conocido como Juan Tortillas. Dos cimientos jelkides.

A Inza le llamábamos El Gordo. Era un gigantón de Bergara cuya madre murió en la guerra. Pronto su inquietud por la resistencia vasca le llevó a estrenar la cárcel de Martutene. Salía y entraba  por acciones clandestinas de todo tipo. Desde el reparto de propaganda a organizar acciones más contundentes. Tras esconderse en Barcelona y con la policía pisándole los talones llega a Caracas y es el gran jefe de la Resistencia en el trópico. Con el encargo de enviar dinero para los presos crea EGI poniéndole la I que significaba del Interior y diferenciarla de la que funcionaba en el Centro Vasco de Caracas. Todo eso lo cuenta en el libro que editó la Fundación, libro que se lee de un tirón porque está escrito  de la manera como hablaba, sin florituras.

 A su alrededor se forma el Grupo Egi que da como resultado montar una radio clandestina funcionando todos los día en onda corta. El se ocupaba de mantener económicamente el tinglado con las quinielas del fútbol español en el barrio de La Candelaria llena de bares vascos. Nadie sabía para que era  aquel dinero pero permitía mantener un complicado tinglado técnico. Las reuniones se hacían todos los lunes en su casa, del Grupo Egi. Con las quinielas y a puro sablazo, se hacía Radio Euzkadi, la revista Gudari, ediciones de libros y la película Los Hijos de Gernika. Vendía monedas de oro con la efigie de Sabino Arana  y era el jefe absoluto reconocido por todos. Vuelve a Donibane llamado por el Vicepresidente Joseba Rezola y organiza grupos de formación para cuando se produjera la muerte de Franco. Un tipo interesantísimo, de ordeno y mando y de enfrentarse a quien fuera para sacar adelante proyectos y sabiendo solo leer y escribir.

Juan Tortilla era de Durango. Un  resistente  absoluto. Los últimos años de su vida colaboraba en la cocina del Alderdi Eguna. Preparaba la comida a los chavales de EGI que a menudo pagaba él, ya que como solterón manejaba bien su dinero. Socio activo de  la Fundación Sabino Arana  fue a varios de sus viajes. Jelkide entregado con la fe del carbonero, dispuesto siempre a todo.

Cuando se habla del EAJ-PNV y de sus 125 años no puede concebirse la historia sin personalidades como éstas. Y también con Emakumes que asimismo izaron la ikurriña. Hoy le tocaba a Inza y a Tortillas.

Ojalá volviera esta buena costumbre. De gente meritoria, que ha luchado por el país y la sigla, volvieran a izar la ikurriña. Es el mejor regalo que se le puede hacer a un/a veterano/a.

¿A que si?.

Toda Europa apoya a Guaidó salvo Bildu y Podemos.

Viernes 22 de enero de 2021

Es bueno que se sepa a pesar del silencio que rodea ahora toda noticia sobre Venezuela. El Parlamento Europeo insiste en que Juan Guaidó es el presidente legítimo de Venezuela. Y es bueno decir que Bildu y Podemos han votado en contra porque apoyan la dictadura de Maduro. En Euzkadi solo piden derechos y se manifiestan por todo. En  Venezuela apoyan a los que los conculcan.

El PSOE se abstuvo por la presión indecorosa que ha realizado Zapatero y Borrell sobre un partido que, en condiciones normales, hubiera votado que SI. Ha sido asimismo bastante bochornoso. Pero a pesar de todo, la votación ha sido abrumadora en favor de Guaidó, presidente interino de un país que como dijo Borrell supera el número de emigrantes de Siria.

En resumen. La Europa democrática  apoya a Guaidó y rechaza a Maduro. Esa es la esencia de la noticia, silenciada, repito, por ETB

El PNV ha votado a favor de Guaidó.

La UE debe reconocer la continuidad de Juan Guaidó como presidente interino legítimo de Venezuela, según el Parlamento, satisfecho por la ampliación de las sanciones al régimen de Maduro.

En una resolución respaldada por 391 eurodiputados (119 votaron en contra y 177 se abstuvieron), el pleno recalca que «no reconoce ni la legitimidad ni la legalidad de la Asamblea Nacional establecida el 5 de enero de 2021» sobre la base de unas elecciones no democráticas.

Los eurodiputados piden al Consejo y los Estados miembros que reconozcan la continuidad constitucional de la Asamblea Nacional legítima de Venezuela elegida en 2015 -la última ocasión en que los venezolanos pudieron expresarse libremente en un proceso electoral- y del presidente interino legítimo de Venezuela, Juan Guaidó.

Unas elecciones libres y justas son la única salida.

La única salida a la crisis pluridimensional que atraviesa Venezuela es, según el Parlamento Europeo, «una vía política, pacífica y democrática, con unas elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales y locales dignas de crédito, inclusivas, libres, justas y transparentes».

Los eurodiputados piden la liberación incondicional e inmediata de los más de 350 presos políticos en Venezuela y reiteran la obligación de garantizar plenamente el respeto y la protección de los derechos humanos en el país.

El texto condena la represión más reciente de la libertad de expresión perpetrada por el régimen y el cierre de periódicos y medios de comunicación que no están alineados políticamente con el Gobierno de Maduro. Saluda, asimismo, la decisión del Consejo de ampliar a once personas más las sanciones de la UE, y anima a reforzarlas y extenderlas a más cargos del régimen.

Los eurodiputados también lamentan la falta de fondos internacionales canalizados hacia Venezuela y piden a la comunidad internacional que haga honor a sus compromisos y desembolse los importes comprometidos para hacer frente a la grave crisis humanitaria, en línea con lo acordado en la conferencia de donantes del 26 de mayo de 2020.

Contexto

Las elecciones a la Asamblea Nacional venezolana se celebraron el 6 de diciembre pasado sin acuerdo nacional sobre las condiciones y sin la participación de la mayoría de los partidos de la oposición. El 6 de enero, el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, emitió una declaración en nombre de la UE en la que definía a Juan Guaidó como uno de los representantes de la Asamblea Nacional saliente, elegida en 2015.

La pandemia de COVID-19 ha exacerbado aún más la ya crítica situación en Venezuela, donde el colapso del sistema sanitario, la hiperinflación, la escasez de alimentos y medicamentos y una grave crisis humanitaria han obligado a al menos una sexta parte de la población a abandonar el país. A finales del año pasado, más de 5,5 millones de personas habían salido de Venezuela.