Miércoles 8 de julio de 2020

“Tengo una idea” dijo en 1992 Craig Smith cuando los responsables de la campaña de Bill Clinton se estrujaban el cerebro para encontrar la forma de sacar rentabilidad electoral a la negativa de George Bush padre a participar en un debate televisivo en Michigan. La idea era sacar una persona disfrazada de gallina a la calle para hacer evidente el mensaje de que el presidente tenía miedo de Clinton. ”Como la cosa funcionó en Michigan en los días siguientes llenamos de gallinas todos los mítines republicanos del país”.
Eso ha cambiado y ahora en USA los debates previos son de todos contra todos y en campaña de los dos candidatos principales. En España, siendo una “monarquía parlamentaria” se excluye de los debates “grandes” a los partidos periféricos en los medios públicos, aunque luego en la legislatura sacan adelante la investidura y leyes gracias a esos “despreciables” periféricos.
Los debates de los “grandes” son con amplia trompetería, llegada del coche, recibimiento de todos los directivos de la televisión, declaraciones, asesores que están con el jefe en el atril, descanso y mucha parafernalia antes y después. Todo esto sin olvidar que la Sexta es la que marca la pauta y apuesta por la victoria de unos de los candidatos y sus imágenes se te meten en casa sin que tú les des permiso. No se ha llegado al caso de las gallinas del equipo Clinton pero podía haberse llegado en el pasado porque a ningún candidato ganador le interesa caer en el riesgo de cometer alguna pifia cuando todos los boletos le dan a él como subidor del podio. Un candidato ganador siempre tiene algo que perder frente al segundo que siempre tiene algo que ganar.
En Euzkadi vimos el debate de ETB ayer. Todo muy sobrio, bien orquestado, los tiempos tasados, con un debate en euskera y otro en castellano, y mucha formalidad y una buena dirección de García Ramsden. El país avanza. Solo se echa de menos debates cruzados. Me hubiera gustado un debate entre Urkullu e Iriarte sobre todo lo que nos jugamos para que con datos el lehendakari hubiera desmontado todas las falacias de una señora insegura cuando le sacas del tópico, de la consigna y de la descalificación al PNV.
Lo mismo con Miren Gorrotxategi (sin EGI para no molestarle con EGI) que es un peso pluma de la política vasca y que le faltan tablas y datos, aunque la muy osada se atribuyó el éxito de la RGI, una iniciativa de Arrieta que lleva funcionando 31 años.
Iturgaiz está muy desentrenado de debates de este tipo y como ya no tiene a ETA ha de sacar de la plaza de la Cibeles argumentos que aquí no cuelan o gráficos hechos por la factoría de Genova 13 para demostrar que el lehendakari tardó seis días en visitar el vertedero de Zaldibar. Todo muy prefabricado para tapar los agujeros de una argumentación cansina, débil y dirigida a los ciudadanos de Albacete. Me consta que gentes que votaban al PP lo harán por Urkullu ante la caricatura de candidato que tienen. Y todo es bueno para el convento.
José Ramón Becerra tuvo su minuto de gloria en ese debate donde perdió la oportunidad de desmarcarse de Elkarrekin Podemos, partido que les ha dado la patada. Sabemos que es uno de los verdes pero no marcó bien su terreno. Fue uno de los que votó en contra de los presupuestos de Urkullu. Becerra estuvo demasiado educado y generalista aunque sería muy bueno que sacara su acta de parlamentario. Me parece que con sus planteamientos constructivos puede hacer mucho más que con la dispersión y el trueno de la Sra. Gorrotxategi que como le dijo el Lehendakari se entera de muy poco.
Idoia Mendia no estuvo muy entusiasta con la defensa de lo hecho en estos últimos cuatro años por los consejeros socialistas para que no le digan que votar al PSE es votar al PNV pero le puso a Iturgaiz en su sitio a la hora de hablar de identidades y de víctimas que el candidato del PP, al que se le juntan los platinos al hablar, le soltó de manera demasiado fresca.
El formato de debate vasco a diferencia de los debates españoles son de todos contra todos, sin medios privados que pudieran haber organizado debates sectoriales que hubieran sido del mayor interés. En un debate de este tipo el candidato del PNV se convierte en el Gary Grant de “Solo ante el peligro” o en el Hombre Orquesta que tiene que responder a todo, tocar todo, explicar todo y desmontar todas las manipulaciones. Fue lo que le tocó hacer ayer a Urkullu.
Urkullu ha cogido muchas tablas, tiene toda la información del mundo, apabulla a datos, es difícil cogerle en renuncio, tiene credibilidad y lo hizo como Belmonte que paraba, templaba y mandaba. Solo le faltó decir que la manipulación ante los datos de la sentencia del TSJPV sobre las denuncias contra Osakidetza la gente no tiene la misma percepción que defendió con razón y datos o por culpa de una ETB que manipuló la información como lo hizo con todo lo que se refiere a Zaldibar. Urkullu ha sido víctima constante de la desinformación de un medio público que ha ido dando munición a la oposición con sus manipulaciones, pero lo aclaró bien y a pesar de tener todo en contra va a ganar el domingo.
Lo que si me pareció prescindible fue el debate posterior con cuatro analistas y no por la calidad de los mismos, que la tienen y sobrada, sino porque después de un debate de esa entidad ¿a qué venía poner en solfa lo que decían unos y otros?. Para eso está el telespectador que no es un niño de párvulos para hacer su propia reflexión y actuar en consecuencia. Esa muleta puesta frisando la madrugada y en un ente público sobraba. A pesar de ello me quedé escuchándola porque algunos dijeron cosas de interés.
Un debate no gana una campaña, pero un mal debate te puede hacer perder una elección.

