Diego López Garrido es el Secretario de Estado para la Unión Europea y, cada cierto tiempo, comparece en la Comisión Mixta, Congreso-Senado, para dar cuenta de cumbres, acuerdos y reuniones relacionadas con Europa. Por esta razón compareció el pasado 2 de febrero y cuando me tocó el turno le cosí a preguntas que él, minuciosamente contestó una a una. Este es el interrogatorio y las respuestas al mismo.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor secretario de Estado.
A continuación van a intervenir los portavoces de los grupos parlamentarios por turnos de diez minutos comenzando por el portavoz del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), señor Anasagasti.
El señor ANASAGASTI OLABEAGA: He preguntado por nuestros compañeros, Alex Sáez Jubero y Juan Moscoso, y me han comunicado que están en Washington rezando con el lobby judío. No pensaba que la situación estaba tan mal. A pesar de todo, lo que ha dicho el secretario de Estado nos ha parecido interesante, pero ellos han preferido ir a rezar; creo que es un dato que abona un poco el clima que estamos viviendo.
Señor secretario de Estado, en primer lugar quería pedirle una valoración política, sucinta, sobre cómo ha funcionado la nueva Presidencia del Consejo y la alta comisionada de la política exterior después de la aprobación del Tratado de Lisboa, porque la primera experiencia se tuvo bajo Presidencia española y la segunda bajo Presidencia belga en una situación muy complicada para Bélgica con un Gobierno en funciones. Si ha funcionado bien, si se está haciendo correctamente, si ha habido disfunciones, si ha habido chispas y cómo cree que va a funcionar ahora en este semestre de Presidencia húngara, si se va a consolidar una Presidencia húngara muy potente o va a haber una cooperación que va a ir consolidando poco a poco estas instituciones que surgen del Tratado de Lisboa. Le agradeceríamos una valoración política.
En segundo lugar, señor secretario de Estado, usted ha hecho un recorrido sobre los cinco temas: crisis, medio ambiente, dimensión social, política exterior y justicia. En política exterior ha hecho especial hincapié en la posibilidad del ingreso de países en una situación como la que se encuentran Islandia, Croacia, Serbia o Turquía pero no ha hablado nada de Kosovo. Siempre es una situación rara y se elude hablar de Kosovo, pero nos gustaría que hablara de ello por lo menos medio segundo, porque Kosovo existe. En tercer lugar, la ministra de Asuntos Exteriores dijo anteayer que lo que está ocurriendo en el Magreb, en el norte de África, es una lección de democracia y que deben ser las fuerzas sociales las que determinen el cambio y la política. Hemos visto que los Estados Unidos han tenido una reacción muy rápida, inmediata, e incluso han instado, no solo en Túnez sino también en Egipto, al abandono del poder a unos dictadores que se habían enroscado allí durante treinta años. Vemos una cierta tibieza por parte de la alta comisionada, tarde y mal, y no sabemos cuál es la postura española, salvo las declaraciones de la ministra de que deben ser las fuerzas sociales las que determinen el cambio y la política. Le pregunto si eso también se puede aplicar, por ejemplo, a Marruecos, que es un país vecino al que indudablemente puede llegar algo de esta agitación; si ustedes han contemplado esta situación, que es una situación importante y delicada pero que también es una lección de democracia la que nos están dando en Túnez y Egipto. Lo que nos extraña sobremanera es que ahora que se va a crear una nueva diplomacia europea, la diplomacia española y la europea no se hayan enterado de nada, porque en estas manifestaciones lo que pide la gente es justicia social, libertad de expresión, libertad, derechos humanos, y el presidente del Gobierno anteayer nos dijo que a ver si alguien podría prever lo que iba a ocurrir. Hombre, podían haber tenido ustedes alguna información, para eso está el Servicio Diplomático Exterior o el CNI. Y en Europa, en una situación como la que estamos viviendo, vemos que la señora Ashton no ha tenido ningún reflejo frente a una postura muy valiente y muy rápida de los Estados Unidos.
Otra pregunta, señor secretario de Estado, es sobre Cuba, porque en diciembre se iba a tener un documento sobre la situación de Cuba después de realizar unas encuestas; luego, ese documento iba a estar para el 11 de enero, después para el 20 de enero, y en este momento no hay documento sobre la posición común. Usted no ha hablado de eso, pero cuando ha mencionado la política exterior, nos hubiera gustado que hubiera hecho mención a esta situación, porque el ministro Moratinos, en su paso por el ministerio, tenía especial empeño en que este asunto saliera en la Presidencia belga y, sin embargo, no ha habido la menor alusión a ello por su parte.
Hay también un tema sobre la violencia de género y le preguntaría qué avances se han producido para establecer el observatorio de violencia de género, y si hay algunos Estados que se oponen a la creación del observatorio y por qué razones. Otra pregunta, señor secretario de Estado, es si nos podría señalar los progresos realizados respecto a la directiva antidiscriminación durante la Presidencia belga, cuáles son los principales obstáculos para la adopción de dicha directiva y por qué la Presidencia belga considera que es una cuestión sensible.
Finalmente, en relación con la estrategia marco europea sobre la integración de la población gitana en Europa, usted ha hecho mención de que esta Presidencia húngara va a tener especial interés en que este asunto salga. Señor secretario de Estado, ¿supondrá algún cambio en los planes de integración de la población gitana en España?, ¿qué estructura de gobernanza a nivel europeo se creará para poner en marcha la estrategia marco europea sobre la integración de la población gitana?, ¿servirá esa estructura para fomentar la voluntad política de los Estados miembros con el fin de que estos pongan en marcha medidas para la integración de los gitanos? Creemos que va a ser una de las banderas de esta Presidencia húngara y nos gustaría saber qué opina España porque también tiene una presencia gitana en su territorio. Por último, ¿qué papel está jugando España para promover una investigación a nivel del Consejo Europeo de la complicidad de algunos Estados miembros en el programa de entregas extraordinarias y detenciones secretas dirigido por Estados Unidos?, ¿qué iniciativas se han puesto en marcha para asegurar la rendición de cuentas en la Unión Europea?.
He dicho finalmente, pero usted ha hecho un apunte sobre la política exterior. La noticia que tenemos es que España ha sido excluida de los puestos de mando de la diplomacia europea, y se nos dice que el alto representante es la comisaria Catherine Ashton, el jefe de operativos es irlandés, el vicesecretario general es alemán, el vicesecretario general es polaco, el secretario general es francés, en el consejo de administración, el director para Asia es rumano, el director para África es británico, el director para Rusia y Balcanes es eslovaco, el director para Oriente Próximo es francés, el director para América es sueco y el director para asuntos multilaterales está sin asignar y quizá le pueda corresponder a un español. ¿Nos podría decir si es verdad que España ha sido excluida de los puestos de mando de la diplomacia europea y qué política van a seguir ustedes para que esto no sea así?.
El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA UNIÓN EUROPEA (López Garrido): Empezaré por el señor Anasagasti, que ha hecho una serie de preguntas sobre aspectos muy diversos, relacionados o no con la intervención que hice al comienzo de esta sesión.
Me ha hecho una pregunta sobre la situación actual institucional del Consejo. Entiendo que se refiere al Consejo de Ministros y al Consejo en cuanto a institución diferenciada del Consejo Europeo y de la alta comisionada. Qué ha pasado con la puesta en práctica del Tratado de Lisboa, qué ha pasado en el año anterior, en el año 2010 en las presidencias de España y Bélgica esencialmente. Desde un principio se habló de que el Tratado de Lisboa iba a constituir una auténtica revolución, convirtiendo a la Presidencia del Consejo en una institución -vamos a decir- decadente, sin muchas funciones que desarrollar, totalmente oculta por otras instituciones, por ejemplo, por el presidente del Consejo Europeo. Se tenía, sin embargo, una visión sobre la alta comisionada representante de la Unión Europea para la política Exterior y de Seguridad más positiva, de objetivos más sólidos, más ambiciosos.
Yo creo que en la puesta en práctica del Tratado de Lisboa hemos observado efectivamente variaciones en las relaciones institucionales, algunas a mejor, de otras no se podría decir que es así en cuanto a la práctica política cotidiana. ¿Qué ha sucedido en este tiempo? Pues ha sucedido que como instituciones políticas, a mi juicio, se han fortalecido mucho más, esencialmente el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo como órganos políticos se han fortalecido de forma muy clara. Yo creo que han tenido una posición bastante destacada como resultado de la experiencia del año anterior, el primer año de vigencia del Tratado de Lisboa el Consejo Europeo ha tenido que abordar decisiones muy importantes sobre todo en el campo económico y eso le ha dado un protagonismo especial. De entrada el presidente Van Rompuy ya entendió que había que dar un paso hacia adelante en el Consejo Europeo y dotarlo realmente de esa capacidad estratégica que le da el Tratado de Lisboa como aquel lugar de la Unión en donde se adoptan las grandes decisiones estratégicas en política en todas sus dimensiones, también en política económica. Y recuerdo que ya en esa primera reunión de carácter extraordinario que hubo del Consejo Europeo en febrero, bajo Presidencia Española, un Consejo Europeo que iba a abordar en términos generales la puesta en marcha de la llamada gobernanza económica, se trató inevitablemente del asunto de la crisis griega. Cambió la agenda de ese Consejo y empezó a adoptarse por parte del Consejo una serie de decisiones. Luego vino la crisis irlandesa. Y hay que decir que el año pasado el Consejo Europeo ha dado su apoyo o ha dado su aval político al máximo nivel en la Unión Europea a transformaciones importantísimas, por ejemplo, de protección de la eurozona con decisiones de ayuda a Grecia, negociándose un paquete de ajuste fiscal con la creación de esa facilidad europea de 750.000 millones de euros, nada menos, que es una cantidad enorme que ha servido para ayudar a Irlanda con gran éxito en las emisiones. Hace unos días ha habido una emisión que ha supuesto un interés del 2,5 por ciento, prácticamente al lado de lo que se paga en intereses por los bonos de referencia alemanes. Lo que demuestra que la Unión Europea, cuando aparece como tal Unión garantizando iniciativas económicas, tiene una enorme fuerza que contrasta con los tipos de interés muy elevados que tuvieron que pagar en su momento Grecia, Irlanda o incluso Portugal, muy alejados de la situación económica real de esos países, totalmente desproporcionado para su situación económica. Bueno, pues esa facilidad europea que se quiere convertir en un mecanismo de crisis permanente con una modificación incluso del propio Tratado de la Unión Europea, todo eso han sido decisiones de gran calado y las ha adoptado el Consejo Europeo, que ha afrontado la crisis económica en sus diversas, vamos a llamarlas así, versiones: primero como crisis financiera; después como crisis de carácter económico con recesiones importantísimas, por ejemplo en Alemania, dicho sea de paso, y por último con las crisis de la deuda soberana, que todavía no se ha terminado, en el conjunto de la eurozona.
Así que el Consejo Europeo creo que ha tenido una importancia política incuestionable y, por tanto, diríamos que ha ejecutado adecuadamente y que lo va a seguir haciendo; una prueba de ello es precisamente este Consejo de esta semana y esperamos que lo sea, sin duda, en el campo económico, en dos importantes consejos como el Consejo ordinario de primavera y el Consejo de junio. Luego tenemos, decía yo, otra gran institución europea que es el Parlamento Europeo. El Parlamento Europeo probablemente era la institución más fortalecida por la entonces llamada constitución europea y después su heredero, prácticamente en un noventa y tantos por ciento, que es el Tratado de Lisboa. El Parlamento Europeo, desde luego, se ha creído de verdad que su fuerza política debe ser la que le concede el Tratado de Lisboa. Es un Parlamento poderosísimo que tiene absolutas competencias legislativas prácticamente en todas las atribuciones que tiene la Unión Europea, en casi todas, y está siendo sin duda una referencia política extraordinaria.
¿Qué pasa con las demás instituciones? El Consejo, sobre el que me preguntaba exactamente el señor Anasagasti, no tiene la capacidad de dirección del Consejo Europeo al nivel que lo tenía antes puesto que hay una figura, que es la del presidente del Consejo Europeo, que tiene un carácter permanente y que no se rompe cada seis meses. Eso es lo que queríamos que se produjera, una permanencia, una continuidad, una mayor solidez de ese Consejo Europeo teniendo al frente un presidente que iba a estar dos años y medio o cinco años si hay una prórroga de ese mandato. Pero la Presidencia del Consejo no ha abandonado una función esencial que es, primero, una coordinación de los países miembros de la Unión Europea y una coordinación de las distintas formaciones del Consejo, algo que se manifiesta de forma muy evidente en el Consejo de Asuntos Generales, una nueva formación del Consejo que ha ganado muchísimo en importancia. En el semestre europeo, por cierto, vamos a ver cómo, al final, respecto a la acción de los distintos consejos que van a irse reuniendo en relación con dicho semestre -supervisión macroeconómica, supervisión presupuestaria, gobernanza económica, el paquete de propuestas legislativas de la Comisión-, será el Consejo de Asuntos Generales el que hará una coordinación y ahí tiene un papel importante que jugar -y que lo ha jugado en las presidencias belga y española- la Presidencia del Consejo; en la Presidencia española es verdad que algo más, dado que era la presidencia de transición hacia una situación distinta. Pero el Consejo, no lo olvidemos, es un órgano legislativo, el Consejo es como el Senado, por así decirlo, mientras que el Parlamento Europeo sería como el Congreso, y los dos tienen competencias legislativas. Así que el Consejo no pierde esa capacidad legisladora importantísima y la transformación en el comportamiento del Consejo, que he podido vivir muy en directo en la época de la Presidencia española y después en la Presidencia belga -algo que sin duda va a continuar la Presidencia húngara-, es una estrecha relación con el Parlamento Europeo. Hace años el Consejo vivía muy, muy lejos del Parlamento Europeo y no contaba mucho con él para muchas cosas, y ahora la relación es absolutamente fundamental y por eso es por lo que la presidencia del Consejo ha perdido determinadas competencias, porque el Tratado de Lisboa no se las ha dado, pero ha mantenido otras muy importantes y sigue siendo además un factor importante de relación de cercanía con los ciudadanos que saben que van a presidir la Unión Europea en alguna ocasión de una forma regular aunque, evidentemente, a medida que aumenten los miembros de la Unión Europea se distancian esos momentos de presidencia.
Con respecto a la alta comisionada, creo que va a tener en su acción dos fases muy claras: una primera fase, año 2010, donde la alta comisionada empieza de forma embrionaria a contar con un equipo, y año 2011, donde se puede decir ya que la alta comisionada cuenta con el Servicio Europeo de Acción Exterior, cuenta con presupuesto para dicho servicio y cuenta por tanto con instrumentos que no tenía. Hay que recordar que el Servicio Europeo de Acción Exterior no se acuerda políticamente hasta finales de la Presidencia española y no tenemos presupuesto para el Servicio Europeo de Acción Exterior -hubo una crisis importante además que puso en peligro ese presupuesto- hasta que acaba el año pasado. La señora Ashton lo ha dicho muchas veces. Ha dicho: Yo necesito un equipo en Bruselas, necesito una reforma del Servicio Europeo de Acción Exterior, necesito medios europeos, lo necesito. Creo que vamos a ver este año una acción mucho más profunda, con más iniciativa en la acción de la alta comisionada, espero que eso sea así, cuando ya tiene a su disposición los instrumentos que el Tratado de Lisboa le da para poder ser realmente una alta representante para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea.
La Comisión está jugando su papel como quien monopoliza la iniciativa legislativa y, sin pretender duplicar la iniciativa política que pueda tener el Consejo Europeo, la Comisión tiene una serie de competencias en las cuales representa a la Unión Europea hacia el exterior. Por ejemplo, en los temas comerciales es prácticamente el agente político que los desarrolla, que es de una trascendencia enorme, todo lo que son las relaciones comerciales internacionales. También tengo que reconocer que la Unión Europea, que ha ganado determinados actores políticos e instituciones, tiene que adaptarse a una situación en donde engranen mejor y en alguna ocasión -también tengo que decirlo- me ha parecido que ha habido excesiva cacafonía en la Unión Europea, demasiadas voces no siempre en la misma sintonía. Esa es la asignatura pendiente de la Unión.
El año 2010 ha sido un año experimental y el año 2011 tiene que ser un año, vamos a llamarlo así, de mayor convergencia de las instituciones y de mayor sintonía y armonización en las voces. Tiene que ser una orquesta mucho más engranada, más coral. Sin duda, este es un desafío que tenemos por delante. Era lógico que pasásemos por una etapa todavía de cierta vacilación a la hora de que cada uno encontrase su papel después de un importante tratado como el Tratado de Lisboa.
En cuanto lo que me preguntaba el señor Anasagasti sobre Kosovo, debo decir que la posición española ha sido una posición continuadora de lo que hemos dicho siempre sobre Kosovo. Nosotros no reconocemos la independencia de Kosovo. Nos parece que no tiene suficiente justificación política, que no tiene apoyo legal suficiente y nos parece que no tiene coherencia en cuanto a lo que es el desarrollo de la política regional de Europa con respecto a los Balcanes. Por tanto, nuestra posición es clara.
Pero al mismo tiempo que nosotros tenemos esa posición muy clara, junto con otros países de la Unión Europea, también somos muy constructivos en la política de la Unión Europea con respecto a esa zona y a Kosovo. España ha apoyado muchísimas iniciativas siempre, por ejemplo, protectoras de los ciudadanos de Kosovo. Ha apoyado el diálogo Belgrado-Pristina siempre. Ha tenido iniciativas durante la Presidencia española como, por ejemplo, la importante reunión que hubo en Sarajevo sobre toda la problemática regional de los Balcanes. Es decir, Europa tiene en su interior determinados Estados que son los que al final reconoce, porque la Unión Europea no reconoce jurídicamente a los Estados, reconoce cada uno de los Estados y tienen posiciones diversas, pero coincidentes en cuanto a un sentido muy constructivo, asegurando, por ejemplo, las misiones de Naciones Unidas que ha habido en esa zona y apoyando absolutamente la misión Eulex. Y nuestra posición de no reconocimiento de la independencia de Kosovo no ha impedido que coincidamos prácticamente en todo lo demás en cuanto a la política de la Unión Europea con respecto a esa zona. No era hoy algo que debiera destacarse en una intervención, puesto que no ha habido, en cuanto a la Presidencia belga, cambios esenciales con respecto a Kosovo.
Por otra parte, la propia Serbia está teniendo una actitud muy europeísta, sabedora de que hay muchos Estados en la Unión Europea que han reconocido la independencia de Kosovo y, sin embargo, Serbia, el Gobierno serbio, claramente tiene una posición proeuropea e incluso presentó su candidatura para entrar en la Unión Europea. Esa situación tampoco ha impedido que en Serbia se tenga una actitud muy positiva, muy preeuropea y muy proactiva en ese sentido respecto a la Unión.
Ha hablado de la situación en el Magreb y de una supuesta diferencia con los Estados Unidos. No sé si a lo mejor en la música puede haber habido algún tipo de diferencia de tono; en la letra no ha habido muchas diferencias entre la posición de la Unión Europea y Estados Unidos respecto al tema de Egipto o Túnez. En lo que hay coincidencia es en que tanto Estados Unidos como la Unión Europea apoyan la democracia en esa zona y en todas las zonas del mundo. Es el sistema en el que creemos: en la democracia y en los derechos humanos. Nosotros no le dictamos a los países cómo tienen que gobernarse, ni interferimos, ni hacemos que pueda interpretarse como interferencia y utilizarse torticeramente como tal determinadas acciones que hay que tratar con cautela, precisamente por esa razón, pero es evidente el compromiso de la Unión Europea con los derechos humanos y las libertades y la denuncia de las violaciones que se han producido o que se puedan producir. Eso es así. Y lo que está claro es que en este proceso -vamos a llamarle proceso democratizador- que está viviendo no todo el norte de África, pero en el que claramente sí hay un movimiento que se ve en varios países -por tanto, podemos hablar de algo que sucede más allá de un país o que sea estrictamente doméstico-, la Unión Europea claramente apoya los deseos democráticos del pueblo egipcio o del pueblo tunecino. En el caso de Egipto, la posición del lunes del Consejo de Asuntos Exteriores fue elecciones libres y democráticas en Egipto, con todo lo que significa elecciones libres y democráticas y lo que significa democracia, que no es solo elecciones. La democracia no es solo elecciones, que es muy importante; la democracia es, por ejemplo, Estado de derecho, es respeto a las libertades y los derechos, es distinción, separación de poderes. Hay muchas dimensiones de la democracia; todas ellas las apoya la Unión Europea. Por tanto, lo que ha hecho la Unión Europea es estar cerca de los deseos expresados por los ciudadanos pidiendo que se respeten sus derechos, pidiendo que no se reprima su derecho a la manifestación y a la expresión y pidiendo que se escuche lo que dicen los ciudadanos. Eso es lo que ha hecho la Unión Europea y siempre evitando que pueda interpretarse su acción como una interferencia indebida lo mejor es la democracia y entendemos además que los derechos humanos son un elemento universal en donde sí que no caben fronteras. Los derechos humanos son universales e indivisibles y la Unión Europea está comprometida con los derechos humanos. En esto afortunadamente están coincidiendo Estados Unidos y la Unión Europea. En otros momentos de la historia, hay que decirlo, no fue tanta la coincidencia. En determinadas situaciones no ha habido una coincidencia entre Estados Unidos y la Unión Europea, pero el Gobierno actual de los Estados Unidos, el presidente Obama, está teniendo una actitud impecable respecto a estos movimientos democráticos y democratizadores que se están produciendo en el norte de África, de los que deberían tomar nota todos los gobiernos de la zona y de otras zonas para avanzar en procesos democráticos, que van a tener sin duda el apoyo de la Unión Europea; por supuesto, como no, si ese es el sistema que tenemos nosotros.
En relación con el tema de Cuba, la señora Ashton recibió un encargo de los Veintisiete de entrar en contacto con las autoridades cubanas para ver cómo evolucionaba esa posición común. Esperamos que después de esos contactos y conversaciones que desarrolle la señora Ashton nos diga cómo han ido esas conversaciones con las autoridades cubanas. Todavía no nos lo ha dicho. Esperamos que esas conversaciones se desarrollen lo antes posible. Estoy de acuerdo con el señor Anasagasti en el ritmo: nos gustaría que sea lo más rápido posible. Esa es la situación respecto del tema de Cuba.
Respecto al tema del Observatorio sobre la violencia de género también nos gustaría ir lo más rápido posible. Lo que ha pasado es que en la Presidencia belga no ha habido avances en cuanto al establecimiento de ese Observatorio sobre la violencia de género. Esperamos que los haya. En este sentido la Comisión tiene la responsabilidad de tomar iniciativas, y la comisaria Reding se ha comprometido a establecer ese observatorio en el segundo semestre de este año. Esperemos que sea así. Pero le aseguro, señor Anasagasti, que cuando hablo con la Presidencia de Hungría o con las comisarias que llevan algún tema relacionado con violencia de género o con la comisaria Reding lo primero que hago es preguntarles por el asunto de la orden de protección contra la violencia de género y por el observatorio. Saben que esa es una prioridad española y siempre vamos a insistir en ello. De hecho hay que decir que respecto de la orden de protección tuvimos la alegría de que el Parlamento Europeo aprobase en diciembre, por seiscientos votos contra quince aproximadamente, la iniciativa de la Presidencia española sobre la protección contra la violencia de género. No tenemos aún los suficientes votos en el Consejo como para que haga lo mismo que hizo el Parlamento Europeo. Siempre estamos hablando con los países que aún no han acepado esa iniciativa, y lo que nos ha dicho la Presidencia húngara al respecto es que están esperando a que la comisaria Reding, a que la Comisión haga un planteamiento a ese respecto que resuelva los problemas que, en opinión de la Presidencia húngara y de otros países, no tienen nada que ver con la oportunidad -todo el mundo está de acuerdo- sino con los problemas jurídicos que hay, por el hecho de que unos países en la Unión Europea adoptan las órdenes de protección vía penal y otros vía civil. Eso hace que la Comisión se haya planteado tomar también la iniciativa y que la Presidencia húngara esté esperando una inminente o próxima iniciativa de la Comisión en este sentido.
Respecto a la directiva de no discriminación pasa exactamente lo mismo. Pero la directiva de no discriminación se tiene que aprobar por unanimidad, y hay Estados de la Unión Europea que no quieren esa directiva de no discriminación y que bloquean en este momento esa directiva de no discriminación. Esa es la situación. Cuando hablamos con László Andor, comisario que lleva ese asunto, o con la comisaria Reding nos dicen que intentan avanzar pero que hay gobiernos europeos que no quieren avanzar en ese terreno. Esa es la situación. En algunos casos en la Unión Europea hay cosas que están bloqueadas, y este es un caso evidente. La mayoría de los gobiernos están a favor de que se avance y de que haya una directiva de no discriminación de carácter general, pero hay algunos Estados que no, en algunos casos por lo que puede suponer de carga económica, de llevar a las últimas consecuencias, por ejemplo las empresas, todo lo que significa la no discriminación en muchos aspectos. Nosotros no coincidimos con esas posiciones, pero esa es la situación de la directiva de no discriminación, se lo digo con toda claridad. Intentaremos que se desbloquee, pero esa es la situación.
Población gitana. España es un ejemplo de integración de la población gitana. Se calcula que hay 750.000 personas de raza gitana que viven y están integradas en España. España tuvo también un anticipo de esta iniciativa húngara en su Presidencia, en una reunión informal que se produjo sobre este tema en Málaga, y de ahí surgieron algunas líneas directrices de protección, de integración social de los gitanos que le va a servir a la Presidencia húngara, que tiene un gran interés en que haya una fuerte iniciativa europea de integración de los gitanos. Se han producido en el intermedio estos acontecimientos en Francia. La Comisión hizo que Francia cambiara alguno de los decretos aprobados por considerarse discriminatorios contra la población gitana. La Comisión hizo que lo cambiara Francia, y lo cambió. Por tanto España no va a tener ningún problema sobre todo lo que va a hacer la Unión Europea en este sentido, puesto España es un buen ejemplo de integración social.
No hay novedades que le pueda comentar sobre el tema de las entregas al que se ha referido, y que fue tratado esencialmente en el Parlamento Europeo. No hay novedades que le pueda comentar sobre que haya hechos o datos nuevos, evidencias sobre esas situaciones. No ha sido uno de los asuntos en los que haya entrado la Presidencia belga, por lo menos yo no conozco que haya entrado de una forma muy clara la Presidencia belga.
En relación con el tema de la diplomacia europea hubo una pregunta, que es similar a la que me ha hecho el senador Muñoz-Alonso, sobre la supuesta falta de peso de España en la diplomacia europea. Vamos a ver, en el Servicio Europeo de Acción Exterior se suelen distinguir aquel equipo en Bruselas y aquellos equipos que están en las distintas llamadas ya embajadas de la Unión Europea. Los dos son importantes, es importante el equipo de Bruselas y son importantes aquellos que están sobre el terreno encabezando embajadas de la Unión. Todavía no se ha terminado de cubrir el conjunto del equipo de Bruselas, y existen candidatos y candidatas españoles para cubrirlos. De hecho esta fue una de las conversaciones que recientemente tuvo la ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación española con la comisaria Ashton. Sin embargo, en puridad de principios -eso es lo que además siempre señala la comisaria, la vicepresidenta de la Comisión, señora Ashton-, los puestos tanto en Bruselas como fuera de Bruselas no se cubren con cuotas de nacionalidad, sino que se cubren en función de los méritos que se evidencian. En este caso la primera oleada -vamos a llamarlo así- de cargos supuso un 25 por ciento de españoles y españolas. El número dos en China es una funcionaria, una diplomática española. Luego están los que ha citado usted y el señor Muñoz-Alonso de otros lugares, que yo creo que son lugares importantes. También se ha citado por cierto el caso de Argentina, donde tenemos al jefe de la delegación de la embajada de la Unión Europea. No está mal. En todos los países existe este debate sobre que no hay suficientes o debería de haber más en tal sitio. En todos los sitios hay este debate. Lo que nos dice la comisaria Ashton es que se ha tratado de hacerlo objetivamente. No existe la cuota de los españoles, que tenga que ser tal porque representa el 10 por ciento del PIB europeo; no existe eso. No existen cuotas; existen currículos que se examinan, incluso con entrevistas directas con la señora Ashton, y en función de eso se cubren los puestos. Pero repito que no está terminado de cubrir el equipo de Bruselas. Y en cuanto a los cargos fuera de Bruselas, los que se han cubierto en esta última oleada y los que hay ya anteriormente ocupados por españoles, representan un porcentaje satisfactorio desde nuestro punto de vista. Me parece que esos son los temas que ha planteado el señor Anasagasti.