Entre el Príncipe de Viana y el Conde de Romanones

La historia vasca es una de nuestras grandes desconocidas. Y es bonita, y se repite. Y en ella hay de todo. Por ejemplo un príncipe del que Lucio Marineo Sículo decía de él que «no le faltaba nada para ser un príncipe perfecto». Hablaba de Carlos IV de Navarra que fue Infante de Aragón y de Navarra, príncipe de Viana y de Gerona, duque de Gandía y rey titular de Navarra (1441-146l). Fue conocido por sus enfrentamientos dinásticos con su padre y por ser mecenas de cultura y las artes. Su escudo de armas personal representaba a dos lebreles que reñían entre sí por un hueso, una alusión a las disputas que los reyes de Francia y de Castilla mantenían por el control del reino de Navarra, junto al irónico lema «Utrique roditur”. “Por todas partes me roen».

Inmersos ya en los preparativos de una Asamblea General del PNV, éste, junto al muy simbólico y bello «Jaungoikoa eta Lege Zarra», podían ser los lemas de nuestra centenaria organización. «Por todas partes nos roen». Eso sí, sin caer en paranoia alguna. Solo constatar la realidad.

En los últimos días lo hemos comprobado en carne propia, a cuenta de la negociación colectiva y del mal llamado Debate sobre el Estado de la Nación. En éste, celebrado el 28 y 29 de julio, hemos logrado nos aprueben de quince resoluciones, trece. Lo nunca conseguido. Y todas en beneficio de Euzkadi. Y todo gracias a que el PNV tiene un Grupo Parlamentario propio en el Congreso y en el Senado. Y todo ello demostrando que el voto útil, para cualquier vasco, en unas elecciones legislativas de ámbito estatal, es al PNV. Algo impepinable.

Los diputados y senadores del PP, ante iniciativas que hagan referencia a Euzkadi en los debates de las Cortes, siguen las órdenes de Rajoy y no de Basagoiti, quien a pesar de ser un personaje omnipresente, pinta menos que Maximino en Haro. Lo vimos cuando se discutió el Blindaje del Concierto; lo acabamos de ver en el cambio de la grafía de los nombres de los territorios vascos. Por su parte los diputados y senadores del PSE, hacen lo  mismo. Su jefe de filas es Toño Alonso y no José Antonio Pastor. Lo que se impone es el PSOE.

Los únicos que barremos para casa somos los diputados y senadores del PNV. Nuestro ámbito de actuación es Euzkadi y lo que queremos ahora es completar el Estatuto de Gernika, y por eso aprovechamos cualquier oportunidad para reforzar a Euzkadi. Nos eligen para ello. A la menor oportunidad, chutamos a gol. El E.B.B., tiene en el Grupo Vasco en Madrid, gracias a la actual coyuntura, un instrumento básico. Pero eso hace que te roan por todas partes.

Pasó el miércoles 22 de junio. El País lo titulaba así: ”El PNV logra arañar más poder para los sindicatos nacionalistas”. No decía para el PNV, sino para los sindicatos nacionalistas, es decir ELA y LAB. ¿Por que?. Se ha logrado en Madrid volver a la situación de 1994 cuando conquistamos en tiempos de Felipe González crear los convenios autonómicos, para los que estaban excluidas materias de competencia estatal como la movilidad y la seguridad en el trabajo, entre otras. Pero ante la nueva negociación colectiva se pretendía que prevalecieran los convenios estatales. El PNV, manteniendo el pulso hasta el final y gracias a que Zapatero tiene el agua al cuello, logró se eliminara  esa expresión que exige acuerdo  previo así como reducir el listado de materias excluidas de esos convenios autonómicos. Todo un éxito. No es un “marco autónomo de relaciones laborales” pero se le acerca. La partida de póker se ganó. Dijimos que íbamos a votar negativamente a convalidar el Decreto Ley y CIU se sumó al carro y, enterado el PP, que se iba a abstener, cambiaron el voto al No. Se iba a armar y, en el último segundo del último minuto, cambió la cosa. Nosotros defendíamos a ELA y LAB. El PP que cayera el gobierno. CIU, su pacto fiscal. Y el acuerdo se logró. A Zapatero le pusieron a bajar de un burro y, a nosotros, a bajar del otro. Queríamos romper España. Y solo nos habíamos abstenido para que el Decreto se aprobara y luego se tramitara como un proyecto de ley.

Tan es así, que la caverna puso el grito en el cielo. ”Se rompe España”. La Razón clamaba en su editorial: “El resultado del mercadeo no es baladí, pues el gobierno abrió un poco más la puerta de la desvertebración en las relaciones laborales al introducir un nuevo factor territorial al ya por si complejo marco de la negociación colectiva”. “Es una amenaza a la unidad del mercado laboral” afirmó el experto español en Derecho del Trabajo Iñigo Sagardoy. En su opinión, hay otras dos derivadas del pacto PSOE-PNV”. Un mayor poder para los sindicatos autonómicos y un estímulo a que se firmen convenios de ámbito regional, que eran casi inexistentes hasta ahora”.

Podía seguir transcribiendo opiniones como éstas. La prensa madrileña estaba lleno de ellas.

Un acuerdo de este calibre debería haber sido recibido en Euzkadi con cohetes, habida cuenta del cabreo estatal. Pues no. Los secretarios generales de ELA y LAB, al día siguiente nos insultaron. En un acto celebrado en San Sebastián, ante unos 2.500 sindicalistas nos reprocharon que no les hubiéramos consultado ni nos hubiéramos reunido con ellos. Encima de que nos hemos volcado para que ellos tengan el protagonismo que merecen nos dicen que todo esto es “de un déficit democrático y de una falta de respeto impresionante a los sindicatos que acreditan la mayoría de representación”. Aparte de que no es verdad ya que se ha hablado con ellos, se fijan en las formas y no en el contenido logrado. Como Bildu, que han podido presentarse a las elecciones gracias a un pulso a Zapatero del PNV y, además de no dar ni las gracias, nos quitan ayuntamientos en los que habíamos ganado. Y ahora dicen que quieren que Zapatero termine su legislatura el año que viene y que apoyemos al presidente socialista. El colmo del doble lenguaje y del doble juego.

A Andoni Ortuzar le preguntaron por ello: «No es verdad que el PNV no haya llamado a ELA. Llevamos meses en contacto con las organizaciones sociales de Euzkadi y si en algo han estado de acuerdo la patronal vasca y los sindicatos es en que había que salvaguardar el ámbito vasco de negociación”. “Esto va en la línea de lo que defendimos en 1994 por petición de ELA, aunque de otra ELA mucho más pegada a la realidad sindical que a la realidad política». Es verdad. Cuando yo llegué a Madrid aparecía en nuestro despacho de Cortes 9, siempre que había un proyecto de ley de tipo social, Mikel con su carpeta de enmiendas, seguía los debates y nos invitaba luego a un pote. Y es que ELA tenía un Delegado en Madrid, que además iba al Ces y se dedicaba a barrer para su convento. Hoy, de eso, nada. Están ahora como aquella HB de la Conquista del Palacio de Invierno con los bolcheviques. Todo muy antiguo.

Por eso, el PNV es el pushing pol para esta gente. Hagas lo que hagas jamás estarán contentos y jamás reconocerán nada. Como los adolescentes. Muchos complejos, exceso de ideología y falta de sindéresis. Una pena que jueguen a  tan corto plazo. Desde luego no tienen una mínima visión de la jugada y si una muy corta visión del país. Como decía el poeta, “nada hay más triste que un león que ladra”.

“La abstención del PNV (no fue un voto a favor)  supone un fraude a los trabajadores de Euskal Herria porque no se puede decir que se ha garantizado el ámbito vasco de negociación  colectiva” decía Ainhoa Etxaide. Pues si maja, si. A ver si tu con las pocas cartas que teníamos hubieras hecho más.

El voto útil en Madrid no es el que se le da a los socialistas ni a los populares, ni se los darán a los de Bildu. El voto útil para los vascos sigue siendo el PNV. Es el único partido que barre para casa. Lo decía Keynes «el problema político de la humanidad consiste en combinar tres cosas: eficacia económica, justicia social y libertad política». Lógicamente a la gente sin madurez política esto le saca de quicio. Prefieren la imagen a la sustancia.

Pues bien, seguiremos como el Príncipe de Viana, recibiendo los mordiscos de unos y de otros. No importa lo más mínimo. Y, tras haber logrado, gracias a la debilidad del gobierno Zapatero haber desarrollado como nunca, un Estatuto de Autonomía que llevaba clavado treinta años que lo hemos casi sacado adelante en su totalidad (queda la Seguridad Social), pondremos en nuestro escudo de armas también lo que decía Romanones, que en eso de la distancia corta sabía mucho: «Sumar lo más, restar lo menos, multiplicar prudentemente y dividir al adversario». Que así sea.