La Comisión de Educación y Deporte del Senado acordó este pasado lunes 27 de junio pedir a la Real Academia de la Historia que paralice la difusión de su Diccionario Biográfico en España y en el extranjero. Una acción motivada por la polémica en torno a la entrada del Diccionario relativa a Francisco Franco, escrita por el medievalista Luis Suárez -vinculado al patronato de la Fundación Francisco Franco-, en la que se califica su régimen de “autoritario, pero no totalitario” y donde no aparecen las palabras “dictadura” ni “dictador”.
La petición es fruto de una enmienda transaccional a la moción presentada por Entesa Catalana de Progrés en la que se insta al Gobierno que reitere el requerimiento realizado por el Ministerio de Educación a la Real Academia de la Historia para que revise aquellas entradas del Diccionario, que ha contado con una subvención de unos 6 millones de euros, alejadas del rigor y de la objetividad. Dicha transaccional ha sido consensuada por todos los grupos parlamentarios, a excepción del PP por 13 votos a favor y 12 en contra.
El senador Joan Saura, perteneciente a Entesa Catalana de Progrés y antiguo conseller de Interior de la Generalitat de Cataluña, fue quien presentó la moción. Saura calificó la obra de “disparate, falseamiento y manipulación de la Historia”, así como de “escándalo nacional e internacional” y de obra en la que se realiza una “apología del franquismo”.
“Es un Diccionario impropio de una situación democrática y no sólo por lo que dice sino por lo que no dice. Es incomprensible que en una obra de estas características no haya una sola palabra a la represión franquista y por esto, víctimas del Franquismo han manifestado ya su más rotunda oposición”, añadió Saura.
En términos parecidos se pronunció el senador socialista Juan Bautista Cardona, quien recordó que el convenio firmado entre el Gobierno y la Real Academia de la Historia en 1999, por el que se cimentaba la creación del Diccionario, afirmaba que cada artículo debía contener “lo esencial de la vida y obra del personaje y dar una visión ecuánime de sus acciones, elogios y críticas que hubiese suscitado”.
El único que ha expresado su oposición a la transaccional ha sido Adolfo Abejón. El senador del PP afirmó que “es sorprendente que quienes acusan a la RAH de reescribir la historia son quienes la tratan de reescribirla cada día desde la llamada Ley de la Memoria Histórica. Ello dice bastante del talante de quienes quieren censurar 43.000 entradas biográficas porque no les gusta el tratamiento de una de ellas”. También pidió respeto para el trabajo de los investigadores y científicos, y afirmó que no se debe censurar la totalidad de una obra porque haya una parte que no guste a algunos.
En un informe remitido por la Real Academia de la Historia al Ministerio de Educación, se detalla que, para la elaboración de las diferentes biografías, la institución se puso en contacto con organismos y fundaciones próximas a la materia en cuestión. Asimismo, el informe destaca que la biografía de Felipe González fue elaborada por Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo del área de prensa y consejero delegado de El País, así como del libro “El futuro no es lo que era. Felipe González. Juan Luis Cebrián. Una conversación”.
En dicho informe se adjunta también la entrada correspondiente a Francisco Franco de la Enciclopedia de la Historia de España, dirigida por Miguel Artola, que se publicó en 1991 y que contó igualmente con financiación pública, donde tampoco aparece referencia alguna a la dictadura.
Además, el pasado 17 de junio, la Academia constituyó una comisión formada por Artola, Juan Pablo Fusi y Carmen Sanz Ayán cuya misión es “revisar y mejorar, según proceda, las entradas del Diccionario Biográfico Español” a través de colaboraciones externas y con los académicos y autores de las entradas. El primer informe de la Comisión se emitirá en el mes de octubre. Aún así, Cardona consideró aconsejable paralizar la difusión del diccionario hasta este primer dictamen.
Como se ve la apología del terrorismo sigue sin ser delito de Pancorbo para abajo y Franco “el dictador bueno” que España necesitaba. Y a todo esto le llaman, “una modélica transición”.