Ochenta Bombas han estallado en Durango ocasionando 294 muertos

Alarmante verdad. Pues esta barbaridad ocurrió. Desde el cielo a los durangueses, no hoy, sino hace ochenta años, les cayó  la muerte. Porque si. Por eso me parece del mayor interés el trabajo que en este periódico, Deia, está haciendo Iban Gorriti en relación con los bombardeos sufridos en Euzkadi en tiempo de guerra. Rompe la imagen de que solo Gernika fue masacrada. Y sin embargo Euzkadi, sobre todo Bizkaia, fue agujereada por la aviación nazi-fascista al servicio de los militares sublevados. Y eso se tiene que saber. Y hay que repetirlo.

Hoy es noticia que se han descubierto fotografías aéreas del bombardeo de Durango una población indefensa de 8.797 habitantes en 1937  que sin comerlo ni beberlo recibió el 31 de Marzo de ese año  80 bombas de 50 kilos cada una que mataron a 294 personas, incluyendo al sacerdote que celebraba misa en la Iglesia de Santa María, que fue destruida. Lo mismo pasó con el convento de Santa Susana y con esta  localidad que gracias al trabajo de  los  durangueses contemporáneos  está logrando llamar la atención sobre aquella barbaridad que sigue  impune.

Emilio Mola lo había dicho. «Si no os rendís, arrasaré Vizcaya», escrito así y en papel soltado  al aire desde aviones para intimidar a la retaguardia.

Quienes hicieron aquella “hazaña”  en Durango eran bombarderos tipo  Savoia y cazas fascistas al servicio  de los  italianos y de los militares españoles  y así como todo el mundo habla de la Legión Cóndor alemana, en relación a Gernika, pocos saben de las fechorías de  aquellos  fascistas italianos al servicio de Franco en Euzkadi. Y nunca han pedido perdón.

Y es que hay que imaginarse aquello viendo lo que está pasando en Libia. La llamada “exclusión del espacio aéreo” de la ONU  le ha puesto a Gadafi contra las cuerdas. Y eso que tiene armas y dinero. Una guerra no puede ganarse sin aviación y los vascos de 1937  no tenían nada, salvo la amenaza del arrasamiento y los hechos concretos de los bombardeos de Otxandiano, Durango, Aramaiona y Gernika. Como para estar tranquilos.

ETA en estos cincuenta años ha puesto muchas bombas y ha matado 835 personas y eso es condenable e injustificable, pero qué nos dicen los Basagoitis de turno de que un 31 de marzo en una tranquila población de retaguardia echaran ochenta bombas de 50 kilos por el único delito de no sublevarse contra la legalidad institucional matando en dos horas 294 personas, la tercera parte de lo hecho por ETA en 50 años. Dirán que son cosas del pasado. Pero todavía viven testigos de aquella masacre.

Durango, así como Otxandiano y Aramaiona reivindican su lugar en esa historia  diciendo  que ellas, como Gernika fueron masacradas. No es un timbre de gloria tener semejante presea, pero si además de sufrir aquello se sigue sepultando bajo el silencio y la invisibilidad aquel horror, eso ya clama al cielo.

Hay que insistir, investigar y seguir contando estas «batallitas del abuelo» al que por cierto le han tenido además callado y manipulado cuarenta años.