Las apuestas que hizo el partido nacionalista vasco en Araba en 1979 fueron muy inteligentes y oportunas. Con un nacionalismo debilitado por la dictadura, con unos acciones como los Oriol y Viana que no querían a Araba dentro del mundo vasco, con unos dirigentes (Azkarraga, Ormazabal, Estabillo) muy jóvenes. Con un Gerenabarrena, tío, trabajando por los pueblos y conociendo gentes se necesitaba en Gasteiz gente de prestigio que se hubieran destacado en sus profesiones liberales y que defendieran al país. Y esas, entre otras, fueron las apuestas hechas con José Ángel Cuerda y con Emilio Guevara, dos grandes profesionales muy bien vistos por la sociedad vitoriana. Ellos fueron los candidatos a la alcaldía y a la Diputación. Y ganaron y ganamos y poco a poco, con José Mari Gerenabarrena a los mandos y con su trabajo en los pueblos se fue urdiendo una malla política en la que se asentó una acción de partido.
Desgraciadamente en 1986 el PNV se dividió y Cuerda optó por Garaikoetxea, dentro del mundo nacionalista, aunque luego volvió al PNV. No fue el caso de Emilio Guevara, hermano de Juan Ramón y de Javier que una vez que dejó de ser Diputado General y portavoz del Grupo Parlamentario del PNV en el Parlamento Vasco, se fue al ejercicio de su profesión y con el tiempo, a militar en el pensamiento más duro del PP, después de haber pasado por el PSE.
Tuve con él una muy buena relación en tiempos de su paso por el Parlamento Vasco y recuerdo su durísimo enfrentamiento con Garaikoetxea a cuenta de la ley de territorios históricos. Sin él y sin Arzalluz, porque Makua quedó relegado, dudo mucho que hubiera habido aquel enfrentamiento que acabó en la creación de EA.
De ahí que me parezca en la actualidad totalmente incomprensible su actitud. Y muy dolorosa. Le veo como empeñado en hacer daño a su anterior partido, en equipararlo con el nacionalismo vasco más radical por una parte y, en no darnos ni agua. ¿Despecho por algo?. ¿Actitud de un “Patxi contra” al que le va la polémica por la polémica?. ¿Caída del caballo?. No lo sé, porque no se puede pasar del cero al infinito en cuestión de sentimientos y en relación al nacionalismo. Del nacionalismo vasco al nacionalismo español. Insólito. Una lectura de lo que decía antes y de lo que dice ahora nos dice que algo muy serio le ha debido de pasar.
Recuerdo como en el año 1980 recopilamos todos los artículos escritos en la revista Alderdi del PNV, por Javier de Landaburu, quien fuera diputado por Araba y vicepresidente del gobierno vasco en el exilio. Y aquel libro lo presentamos en Gasteiz con el Lehendakari Leizaola, la viuda de Landaburu Dña.Konstan Illarramendi y el padre de Emilio Guevara que había sido amigo personal de Landaburu en tiempos de la República y admirador de su obra.
Se pudo hacer porque en aquella onda del nacionalismo vasco institucional no solo estaba Emilio padre, sino Emilio hijo. Gentes ponderadas, defensoras de éste país, luchadoras por el estatuto y militantes de un nacionalismo vasco moderno, incluyente y atractivo.
¿Qué el PNV en estos años ha cometido errores?. Sin lugar a dudas. Pero pasar de aquella actitud a ésta me parece sinceramente incomprensible.
Yo siempre he sido partidario de que todos los que han sido cargos relevantes en el PNV tengan asiento en la Asamblea Nacional con voz, aunque sin voto. Gente que tiene experiencia, contactos y vivencias políticas deberían poder transmitirlas a las nuevas generaciones. Eso haría que todos fueran escuchados y si hay un malestar serio de fondo, éste pueda exponerse. Los partidos deben tocar la calle y sobre todo oír a mucha gente. Y si personas con criterio y que han llevado a la victoria la sigla del PNV, mucho más. En el caso del PNV, quizás nos hayamos perdido la palabra de una parte de la sociedad que hubiera enriquecido el debate. Una pena, porque lo de ahora de Emilio Guevara es muy destructivo para todos. Incluso para él. Y lo escribo con respeto.