Viernes 2 de diciembre de 2011
Salida desde Foronda-Charla con Maite – Se fue Eduardo Uriarte – Junto a Cazalis presenté las credenciales – El Condestable de Castilla en la picota – Este Premio Nobel no tiene nada que ver con Txiki Muñoz.
Me las veía muy contento el viernes cogiendo el avión a las siete de la mañana. Para eso salí de casa a las seis y cuarto. Pero no caí en que Loiu padece vientos racheados y, la víspera, el avión Madrid- Bilbao no había podido aterrizar y dormir en Loiu, sino en Foronda. Y allí tuve que ir, y, un vuelo que iba a salir ya con retraso a las 8:30 del aeropuerto de Vitoria-Gasteiz, salió a las diez y, entre una cosa y otra, llegaba yo al Senado sin saber a quien echar la culpa a las doce .Seis horas, para un viaje de una. De vez en cuando pasa esto y corres el riesgo de no dar durante todo el día pie con bolo.
Tuve la suerte de que en el asiento de al lado me tocó a Maite Orbe viuda de Garate. Iba, con una excursión del Guggenheim de Bilbao a Brasil a ver museos. Maite nació en Mexico, se educó en Euzkadi, vivió en casa de Joseba Rezola el Vicepresidente del Gobierno Vasco en el exilio en Donibane Lohitzun a quien mucho ayudó y es una buena abertzale. Le dije que en campaña había estado en Güeñes y pasado ante el ayuntamiento, que fue antigua casa de la familia. ”Pues si. El hecho de que lo dejáramos para el batallón Abellaneda en la guerra nos supuso una persecución terrible. Luego lo ocuparon los militares y la dejaron destrozada. Mi tío la malvendió a una familia de la derecha franquista, los Urquijo Llaguno, que llegaron a un acuerdo con el ayuntamiento para hacer casas en el parque contiguo y que había cuidado muy bien mi tío, plantando especies raras, pero al llegar la democracia no les permitieron hacerlas y ahora está rodeado de ese bosqueciillo de lo cual me alegro”. Algún día sería bueno que el activo alcalde Koldo Artaraz le invitara a Maite a visitar el ayuntamiento, antigua casa familiar.
En el vuelo me enteré del fallecimiento de Eduardo Uriarte, el hombre de Telenorte durante toda la transición y hasta su jubilación en 2006 tras 31 años siendo la cara de las noticias en este medio. ¿Se puede morir Eduardo?, pensé. Porque era de esas personas que parecía que siempre iban a estar ahí y que vivían la vida un poco de observador de la misma y que además le gustaban las buenas sobremesas y el decir que todo estaba mal, pero luego ayudarte.
A mi me habrá hecho un millón de entrevistas en aquel cuchitril que tenían en la Gran Via al lado del cine Capitol, donde trabajaba con Mari Cruz Soriano, Bacigalupe, López Echevarrieta y su fiel cámara, Cecilio. Pero también en casa bajo la palmera y en el PNV .Me llamaba y me decía: ”Oye di algo de ésto que si no solo se va a escuchar lo que dice este mastuerzo”. Y después de decirme que todo lo hacíamos de pena, te preguntaba por lo que era interesante ese día tras subirse las gafas.
En 1983 organizamos un viaje de Garaikoetxea a Panamá, Caracas y Bogotá e invitamos a un buen surtido de periodistas, entre otros a Eduardo, que siempre que podía se iba a la piscina del hotel y para fastidiarle le llamábamos “el piscinas”. Pero “el piscinas” cubría impecablemente su trabajo con aquella voz y sonsonete tan característicos y con su cara picada por la viruela. Era todo un personaje y un clásico. Lamenté no haber podido ir el viernes a Mundaka a su funeral, porque él, ante todo era de Mundaka, de donde procede la familia de mi aita.
Cuando ves noticias de éstas, te das cuenta de la futilidad de la vida y de lo que te hubiera gustado haberle llamado para que me repitiera que todo estaba mal y para luego sacarle algo para hacer, por ejemplo escribir sus vivencias en un medio que fue el notario de toda una época que está ya feneciendo.
El caso es que cuando llegué al Senado ya estaba José Mari Cazalis en el despacho, patas arriba, porque lo están pìntando, de nuestra secretaria Idoia Uranga que lleva en aquella casa treinta años. Cazalis había ido la víspera para, a manera de David Crockett inspeccionar la oferta hotelera de la zona circundante. En el que durmió no le pareció muy potable .Descartado.
Con él e Idoia fuimos a la Sala Campoamor. Antes se llamaba de Comisiones y se llama así por una propuesta que hice y muy trabajada pues estaba en contra el vicepresidente de la Cámara de la octava legislatura que no le tenía la menor simpatía a la sufragista que por cierto está enterrada en Polloe. Y no solo eso sino que con Carmen Chacón encargamos un mural a la cera perdida con la portada del periódico que decía que se había aprobado el voto para la mujer al que fuera cantante de Mecano, Juan Pardo y es lo que aparece en las fotos cuando comparece algún ministro en esa sala.
Cuando llegamos y para nuestra sorpresa solo estaban los distintos funcionarios, pero nadie acreditándose. Al poco llegó una senadora del PP por Málaga, bastante sobrada y un viejo senador socialista por Valencia, que éste si estuvo muy amable.
Nos sacamos las fotos y fuimos pasando por las distintas mesas. Fe de bienes ,prestaciones, seguridad social (el parlamento vasco no me pagó la seguridad social en seis años), señas, número de cuenta, y al final una carpetita con más formularios, una insignia del senado que jamás me la pondré, y un tarjetero. Me dijeron que la víspera había habido overbooking pero sorpresivamente este viernes, igual por la estampida del puente, no había casi nadie y que dentro de cuatro años, informatizado todo, serán aun más rápidos estos tramites que antes duraban casi tres horas entre una cosa y otra.
Tras ésto le enseñé a Cazalis el Palacio de la Marina, así lo llaman porque está en la Plaza de la Marina española. Varias veces traté de que le cambiaran el nombre y se le pusiera Plaza del Senado pero Gallardon, el alcalde, se opuso. Del viejo palacio vale la pena ver el antiguo salón de sesiones que tiene la forma anglosajona de concebir el control al gobierno pero que solo se usa de Pascuas a Ramos, el salón de los Pasos Perdidos y la biblioteca neogótica que es muy bonita. Pedí permiso y entramos en mi antiguo despacho de secretario primero que fue en su día el de Franco y que ahora ocupa Carmen Alborch, que empaquetaba lo acumulado en cuatro años y le llevé ante el cuadro del Condestable de Castilla, Alvaro de Luna, con su cabeza en la picota y con unos frailes pidiendo limosna para poder enterrarle. ”Mira, eso es también el juego del poder. Muy poderoso pero el rey le cortó la cabeza y solo unos perros famélicos y unos frailes estaban al lado del cadáver decapitado. Eso a veces también es la política”.
Comimos a la una en plan europeo. Solo había funcionarios y obreros que trabajaban en el cambio de la cocina del senado y por eso almorzamos en el comedor de arriba, llamado de cristal. Y hablamos con el maitre Goyo que nos contó como todo se llena los días en los que hay pleno, y que son los funcionarios los fijos y que suele haber excursiones organizadas por senadores con gentes de su circunscripción que visitan primeramente el congreso, luego el senado y comen con ellos ya que el menú del día del senado es un millón de veces mejor que el del Congreso. Le pregunté que iba a pasar con la mesa reservada que usaba Rojo con su jefa de gabinete, su jefe de prensa y otro colaborador. Seguramente la utilizará Pío García Escudero y su equipo y si no que nos la habilite a nosotros con un añadido. ya que somos cinco. Y tras pagar la lotería a casa. Solo falta, para tener todos los derechos, el acto formal de la jura o promesa de la Constitución que será el próximo 13 de diciembre y una vez acreditados todos los senadores. Los tres de Amaiur utilizarán la fórmula del imperativo legal que pusieron de moda hace años.
En pasillos la gente nos felicitaba por los resultados. Creo que prefieren lo conocido, que ya somos pocos, pues entre la debacle del PSOE y el aumento del PP, los de la anterior legislatura somos ya casi una especie protegida. Cazalis se compró una jarra para regalársela a un amigo de esos que son abertzales de super pata negra. Buscaba una llamativa bandera española, pero al final, vio que el merchandaising del senado en esto es bastante discreto y se conformó con la mera inscripción del Senado y el dato de que se puede llevar a Madrid a la gente de casa, amigos, conocidos y saludados.
A la vuelta me acordé del secretario general de ELA al leer unas declaraciones en La Vanguardia del Premio Nobel de Economía 2010, Christopher Pissarides que además es experto en mercado de trabajo. Tras llegar España a la cifra record de parados, tema al que ha dedicado su carrera y por cuyas aportaciones le dieron el Nobel junto a Diamond y Mortessen, viene repitiendo las medidas urgentes que debe acometer el gobierno español y que expuso en unas jornadas de la Caixa. Dice que si queremos crear puestos de trabajo hay que eliminar los acuerdos colectivos. ”Si empresa y empleados pudiesen negociar sus propios acuerdos, se incentivaría la creación de puestos de trabajo”. Aboga por formas de empleo más flexibles para atraer más mujeres –sobre todo madres jóvenes-al mercado laboral, y fomentar el autoempleo.
“El reto al que nos enfrentamos en el futuro próximo es donde marcar la línea de la regulación de todos los mercados, el monopolio de las grandes empresas y la regulación del sistema laboral. La solución no consiste en nacionalizar los bancos, sino saber qué y como regular. El mercado laboral español está demasiado regulado, el norteamericano demasiado poco: el 10% de los salarios más bajos está peor ahora que hace 30 años. Hoy es obvio que dar todos los beneficios a los ricos no funciona”
A este señor la BBK debería invitarle a dar una conferencia y que a la misma se le invitara asimismo al secretario general de ELA. A ver si éste hombre cambia un poco de disco.