Escucho una noticia vergonzosa. Dicen en TVE que la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, «acompañará» a los Príncipes de Asturias en su viaje a Israel, visitando asimismo la localidad palestina de Ramala así como Cisjordania. Nada se dice si visitarán en su magnanimidad un campo de refugiados. Parece que no.
Es indignante que unos señores no elegidos por nadie, sin tratamiento alguno en la Constitución, la imbecilidad política del gobierno, de los militantes del PSOE y del PP, permitan que se diga que una ministra «acompaña» a una pareja en viaje de turismo político, cuando en democracia es al revés. Los príncipes no son nadie, pero es que nadie, absolutamente nadie, y la ministra es miembro elegida de un gobierno democrático. En todo caso la pareja acompaña a la ministra. Y el lenguaje en democracia no es neutral. O se es demócrata o no se es. En TVE, por lo que se ve, hay pocos.
Pero puestos a viajar estos señores que son de los que van en primera no en bussines, ni en turista, nunca se han propuesto viajar al campo saharaui de Tinduff. Su padre, Juan Carlos, estando Franco moribundo viajó al Sahara para prometerles en 1975 lo que a los dos días iba a incumplir: «Deseamos garantizar los legítimos derechos de la población saharaui…». Hasta hoy. Pura mentira, pura fachada, pura pantomima, pura palabrería. Y lo peor es que nadie se lo recuerda.
Pero la mayor vergüenza es la de un PSOE que en su día fue republicano, juzgó y condenó en el Congreso a Alfonso XIII en noviembre de 1931 por los delitos cometidos por este rey con la dictadura de Primo de Rivera y por su política en Marruecos, como gran responsable del desastre de Annual, y ahora permite que una ministra de su gobierno «acompañe» a hacer turismo de imagen a esta pareja no elegida por nadie. Y para mayor sarcasmo es que además estos viajes no pueden ser controlados democráticamente por nadie. Son inmunes e impunes. Gratis total.
Una vergüenza democrática, en una sociedad anestesiada.