Sinceramente estoy alucinado. He visto y leído la prensa del viernes 7 de enero, siguiente día de la llamada Pascua Militar, y no veo más que información ditirámbica dirigida a ensalzar a la ministra de Defensa, Carmen Chacón quien cuadrada ante el rey, solo le dedicó loas a este jefe del estado que pudo empezar a ser democrático tras aprobarse la Constitución, pero nunca a los dos días de la muerte del dictador. Y sin embargo le alegró los oídos en el Salón del Trono del Palacio de Oriente con Zapatero y Pérez Rubalcaba delante diciéndole que llevaba 35 años del reinado más fecundo y prolongado de libertad y de progreso en la historia de España llevado todo él con firmeza y serenidad y siendo todo ésto un dechado de libertades y de estabilidad. Amén.
¿Con qué 35 años, verdad?.
¿Cómo puede decir ningún demócrata que este señor, puesto ahí por Franco, tras una guerra civil y tras la sublevación del propio ejército hacia una República llegada de la mano del voto popular tiene 35 años de vigencia?. En todo caso, desde que se aprobó la Constitución española tres años después, es decir, 32 años. Pero llama la atención que una ministra socialista, lo confunda todo y ponga el inicio de la democracia, en el dedo de Franco, no en la aprobación de un texto donde de matute nos metieron la monarquía sin referéndum democrático alguno. Para Carmen Chacón murió Franco y, de la noche a la mañana, tuvimos democracia, y por eso llevamos 35 años de democracia.
Y, en segundo lugar hay que recordar que el golpe de estado del 23 de Febrero, y cada vez hay más datos, no lo paró Juan Carlos de Borbón de madrugada y con uniforme militar en La Zarzuela sino que lo propició él con su frivolidad y ligereza al imponer el nombramiento de su antiguo preceptor, el general Alfonso Armada, como segundo jefe del Estado Mayor, pasando su orden por encima del presidente Suarez y del ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagun. Y Armada era quien iba a liderar aquel fantasmagórico gobierno de concentración. Una bestialidad a la que el rey había dado el visto bueno.
Que ahora un señor puesto ahí por un dictador, sin aval democrático alguno, que traicionó a su padre, y a las leyes del Movimiento que había jurado y a todo quisqui nos lo presente una ministra socialista como la quintaesencia de la pureza y la dignidad institucional y democrática, nos indica el grado de abyección a la que ha llegado la política española y sobre todo a que éste silencio de los corderos haga que nadie diga, ni haga nada.
Una auténtica vergüenza.
El socialismo español está como está porque dejó de ser socialista cuando cambió sus principios por la frase de los chinos que trajo Felipe González de Pekin: ”No importa que el gato sea blanco o negro. Lo que importa es que cace ratones”. En otras palabras: el fin, justifica los medios. Le faltó terminar su discurso gritando ¡Viva Franco!. ¡Arriba España!.
Y así estamos.