Es lugar común hablar de la bonhomía del Sr. Borbón y de su campechanía. Generalmente esta cercanía consiste en que te trata de tu, aunque tú a él solo le puedes llamar »Señor”. También que, gracias a la censura que hay alrededor de este personaje, la gente crea que todo el monte es orégano y por tanto, en todas las encuestas del CIS se diga que la monarquía «es la institución más valorada». Pero la cosa tiene truco. Solo se puede hablar de él en clave positiva, nunca diciendo la verdad de los hechos. Aunque poco a poco comienzan a decirse cosas porque ahora resulta que el hombre es muy sensible a lo que dicen de él. Se recordará como en una comida con Esperanza Aguirre ésta salió en defensa de Jiménez Losantos y el rey casi la arma. Bueno, pues estos días a cuenta de su salud hemos visto nuevamente el talante de su Majestad. De él solo se puede hablar en clave de quemar incienso, con bombo y toque de platillos.
La airada respuesta dada el lunes por el rey Juan Carlos sobre su salud, durante una recepción en La Zarzuela, se produjo precisamente en un día en que los asistentes al acto le encontraron con mejor aspecto. En los últimos tiempos con esa barba rala, parecía un clochard del Sena venido a más. Por eso personas que se encontraban presentes manifestaron que el del lunes “no era precisamente el día más indicado para preguntarle sobre su salud”.
Según esas fuentes, que además conocen y tratan al monarca desde hace tiempo, con las que habló Monarquía Confidencial, don Juan Carlos no se esperaba que, al terminar la recepción a representantes de la patronal madrileña, los periodistas que cubrían el acto se dirigieran a él para interesarse por su salud, con una pregunta casi de cumplido: “¿Cómo se encuentra?”. Al escucharla, la respuesta inesperada del rey fue: “Fatal, fatal”. En ese primer momento todavía mantenía un resto de sonrisa.
La periodista replicó: “Pues yo le veo muy bien”, pero el monarca, sin escucharle y ya con evidente tono de enfado, añadió: “Como lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa todos los días en la prensa… Eso es lo que hacéis en la prensa”. Una expresión que sorprendió profundamente a los periodistas, lo mismo que a los empresarios presentes. Como se ve todo muy fino. Y todo muy chusco. Denota que las lecturas no son su fuerte.
Tras salir al exterior del palacio para la tradicional fotografía “de familia”, tomada en las escalinatas de acceso, y cuando el grupo se disolvía, en los jardines de palacio don Juan Carlos se acercó expresamente al reducido grupo de periodistas que cubrían el acto, que son los que habitualmente atienden la información de La Zarzuela (de Radio Nacional, agencia Efe, TVE, etc.), para intentar arreglar la torta que acababa de poner. Siempre hace igual. Primero la arma, luego echa esas risotadas un poco bobas y ya está. La gente a tragar.
En tono distendido, don Juan Carlos se acercó a los periodistas para decirles que no estaba disgustado con todos los medios, sino con quienes alientan especulaciones sobre su salud. “Hay muchos que sí lo hacen”. Añadió que sugieren que está “para morirse”. Ya en tono de broma y con una sonrisa borbónica, mientras se despedía, concluyó “Como no tienen bastante información…”.
Lo ocurrido provocó en los medios digitales titulares como “El rey está enfadado con los periodistas”, “El rey, molesto por las especulaciones sobre su salud”, “El rey, a los periodistas: Lo que os gusta es matarme”. Y otros medios hablaban de “patente enfado” del monarca.
Las imágenes de lo ocurrido fueron difundidas por la Agencia Atlas, y colgadas en numerosas páginas en Internet. Vea aquí esas imágenes:
http://www.youtube.com/watch?v=IRbdew-a7sg&feature=player_embedded