Javier Maroto se sueña una mezcla de Cuerda, Azkuna y Giuliani, pero lo que ha demostrado desde que tomó la vara de mando en Gasteiz es que sus habilidades son las de un mediano concejal de parques y jardines. Por lo que le gusta meterse en estos últimos, digo. La más reciente incursión, la del bautismo por sus narices de la futura estación de autobuses, sobrepasa la anécdota para instalarse en la categoría. Concretamente, en la de alcaldada de manual, subsección gran cantada de muy difícil salida.
Y seguro que en su cabeza era una magnífica idea. Sin decir una palabra a nadie —probablemente ni a los representantes de su partido—, le suelta el chauchau al periódico amigo y acto seguido, lo larga en Twitter. Donde el regidor esperaba una ola de admiración y entusiasmo, hubo un torrente de cagüentales, incredulidad y despiporre. De propina, el favor que pretendía hacerle a la memoria de Adolfo Suárez (por la vía de hacérselo a sí mismo) se ha tornado en gran faena. En lugar de dejarlo descansar en paz, que ya va siendo hora tras el maratón de loas de a duro, lo sitúa en el centro de una bronca en la que tiene todos los boletos para salir mal parado. Porque, efectivamente, aunque no fue, ni mucho menos, quien ordenó la matanza del 3 de marzo de 1976, tampoco fue ajeno a ella. Es un dato histórico que, en ausencia de Fraga, le encalomaron la gestión de la sangre que ya había corrido. Se cuenta que su decisión de no decretar el estado de excepción evitó una tragedia mayor. Pero eso no le libra de haber formado parte de un atropello que los vitorianos no olvidan. Salvo, Maroto, por lo visto.
por no hablar de que la estacion en la plaza Euskaltzaindia se la dediquen al de la fisica nuclear…
Efectivamente, nineu. Tienes razón. Aunque quizá tengamos que ser un poco maliciosos y «agradecer» a Suárez la boutade aquella de que no pensaba que se pudiera usar el euskera en la educación o la universidad, y menos aún para enseñar física nuclear como creo que te refieres en tu comentario. Aquello, como sabes, fue un puyazo para los responsables del gobierno y la universidad vascas de entonces, y fue el modo en que se comenzó a introducir el euskera en la UPV/EHU. Para llegar a lo que tenemos hoy, en que ya se matriculan más alumnos en euskara que en castellano. Así que fíjate, igual tenemos que decirle eso de «gracias por haber sido tan deslenguado». (IRONIC mode on)