Que me corten la cabeza

Bueno, no voy a ser menos que Gabilondo, que ayer proclamaba sin rubor que se había equivocado en su vaticinio de un viernes de ira tras la declaración de la DUI y la consiguiente —más bien, subsiguiente— aplicación del 155. Con la honestidad que puede permitirse alguien que hace tiempo juega en otra liga, Iñaki reconocía que había sobrevalorado al independentismo y minusvalorado a Rajoy. Como moraleja y aprendizaje, concluía el comunicador de comunicadores que en lo sucesivo trataría de no ponderar de más ni de menos a estos ni a aquellos.

En mi caso, infinitamente más modesto y pedestre, la imperdonable gamba por la que me dispongo a fustigarme ante los amables lectores es el descreimiento que manifesté en la última columna. Sí, como en los tiempos del padrecito Stalin, que veo que aún no han pasado del todo, vengo a hacerme la autocrítica. Una mezcla de osadía de viejo resabiado y debilidad pusilánime me hizo dudar en falso de la pertinencia y precisión quirúrgica de cada paso del procés. ¡Oh, qué ceguera la de este insignificante garrapateador de menundencias, no ser capaz de recibir en mi holgazana pituitaria el aroma de la victoria que impregna el aire! La independencia es mañana, como fue hace 36 meses, y hace 24, y hace 18, y hace 12, conforme fue anunciada del modo en que consta en las hemerotecas. Pero, por lo visto, también los archivos mienten por recoger una realidad que no es la que se deseó y se desea. Puñetera manía de la verdad de entrometerse en todo. Menos mal que ahí están los millones de clones de la Reina de corazones para sentenciar a los flojos. ¡Que nos corten la cabeza!

4 comentarios en «Que me corten la cabeza»

  1. Muy pocos estàn acertando en sus pronósticos y anàlisis en este carrusel.
    Bueno…por supuesto…el inefable Martín Garitano que el lunes publicaba en su comentario de Garantía,,:

    «Hoy los mandatarios catalanes acudirán a sus puestos, despacharàn los asuntos ordinarios y atenderàn el día a día de la administración».

    Y mientras escribía ésto..el Gobernador cogiendo las de Villadiego. Vaya ojo. Bueno..un conseller (perdón, ministro de la República) pasó unos minutos por su despacho para recibir unos aplausos y hacerse un selfie.

    Pero…cuando se mete una gamba de este calibre a veces lo mejor es hacer como que no ha pasado nada y echarle jeta y ayer publicaba Garitano:

    «Lo cierto es que han conseguido poner al gobierno de la metrópoli en trance».

    El que lleva en trance ya mucho tiempo es algún columnista al que sus deseos no le dejan ver la realidad. A lo mejor su columna en vez de «Al tranco manso» debería llamarse «Al trance ganso».

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