A mi, el tenis ni fu ni fa. Y ya, si añadimos el patrioterismo caspuriento que sigue a las victorias de Nadal, qué quieren que les diga, que se me arruga la nariz definitivamente. Así que no me van a pillar gritando “¡Vamos, Rafa!” y bien es cierto que tampoco haciendo como que quiero que gane su rival de turno solo porque no es español. Resumiendo, que me la traen al pairo las gestas del manacorí, al que no puedo dejar de reconocerle que como atleta es un fuera de serie y que al lado de otros que también lo son —pongamos CR7— me parece un tipo infinitamente más sano y cabal. Lo de la pasta, los birbirloques fiscales o los negocietes, ya tal.
Viene todo este preámbulo a cuento de la que le está cayendo al muchacho por haberse permitido la presunta ligereza de manifestar una opinión política. Resulta que el hombre cree que habría que convocar elecciones generales, ya ven qué tremendo delito. Pues en el código penal oficioso debe de serlo. Que si zapatero a tus zapatos, que si quién se cree que es, que si cómo se nota qué intereses defiende… y quintales de collejas del pelo.
Volvemos a la eterna y obscena doble vara. Qué trato más diferente al que reciben las rajadas progresís de artistas de altos vuelos hollywoodenses o, si vamos a lo más cercano, las soflamas encendidas de algún que otro pelotero de riñón igualmente bien cubierto. Y, ojo, que hablo de una situación cien por ciento reversible, porque los que ahora defienden a Nadal critican a los otros. Personalmente, agradezco a los personajes públicos que digan lo que piensan sobre lo que sea, incluso cuando, como es el caso, no estoy de acuerdo.
Nadal es un gran deportista en una especialidad en la que un ciudadano con una economía baja o media tiene casi imposible empezar a practicarla.
Como persona tiene todo el derecho de opinar sobre sus inquietudes politicas o sociales sin que nadie tenga que criticarle de ninguna manera.
Si debiera saber que el país que representa está ávido de salvadores patrióticos que sabiendo que es un personaje público conocido mundialmente lo mejor es callar, sobre todo ahora con todas las derechas e izquierdas del momento que están faltos de héroes para colocar en sus escudos.
No hace falta mas que ver lo que pasa con Piqué para darse cuenta la que se puede liar, aunque cada persona vea las cosas diferentes y no tenga la misma repercusión en lo que opinan ellos a lo que pensamos los demás.
Aun siendo famosos sus libertad de expresión es tan válida como si no lo fueran.
Un saludo.
A ver, Rafita es un conocido españolista pepero.
La caverna le aplaude cada vez que habla de política para defender la sagradaunidazdeespaña porque eso «no» es mezclar política y deporte.
Ahora llora porque su querido PP ha perdido el poder y, como su estilo no es el de insultar, se queja.
Que sea positivo: Mariano ha abdicado y el puesto queda vacante.