Así están los tiempos. Después de nueve años salseando en Twitter, siempre para bien, Bárbara Goenaga se rinde. Anuncia que lo deja porque ya no traga con ser pimpampúm facilón de las toneladas de imbéciles ventajistas que aprovechan la impunidad que da la red —demasiadas veces desde el anonimato— para verter su mierda sobre personas populares. Es una lucha brutalmente desigual en la que a la celebridad le toca callar, pues una respuesta a la altura de la ofensa sería tenida por muestra de prepotencia y falta de capacidad de encajar.
Esta vez, sin embargo, no ha sido un anónimo cobarde quien ha expulsado a la actriz del patio del pajarito. La orden de desalojo la firmaba una reputada activista del neofeminismo ejercido en régimen de monopolio y sin derecho a réplica; me muerdo la lengua para no ser más explícito en la definición. Ocurrió que, haciendo uso de su libertad, Goenaga opinó no importa qué sobre qué más da cuál, cuando la aludida líneas arriba se le echó al cuello. Que vale, que muy bien, pero que siendo pareja de quien es —Borja Sémper, supongo que no necesitan que se lo aclare—, no colaba porque el tipo milita en un partido que esto y que lo otro. En vano trató Bárbara de explicar que ella era ella y el señor con el que comparte su vida, otro diferente, y que no necesariamente coincidían en sus visiones de las cosas. La habitual escuadra de linchamiento llegó en tropel para afearle sus gustos en materia de hombres y condenarla por desempoderada a la hoguera de la sumisión al heteropatriarcado. Ni los curas preconciliares llegaron tan lejos. Pero lo peor es el silencio de tanto ¡y tanta! progre.
Quizá el comentario de Varela fuera demasiado duro, porque twitter no permite mucha contextualización, pero lo que sí es cierto es que el P.P. estuvo en contra del matrimonio homosexual, y que ha pactado con Vox, que aborrece y combate con denuedo cualquier forma de diversidad sexual
Discrepo con tu afirmación de «Goenaga opinó no importa qué sobre qué más da cuál», porque sí importa: Ella, mujer, heterosexual, estaba apoyando a dos mujeres lesbianas que habían sido agredidas por machos cobardes e intolerantes y por supuesto más numerosos. Es decir estaba del lado de la guía espiritual que nos va a sacar del «hetero-patriarcado capitalista». Y va ella – la gurú- y la destroza -a la solidaria- atacando su opción de vida, las ideas de su pareja, su relación privada de la que no sabe nada y calificando a las personas, no a los hechos y las ideas.
Aunque es cierto que el ataque personal supera los matices del origen de la polémica, en este caso la coincidencia de lo defendido es importante para marcar la verdadera intención de la matriarca: «Aunque apoyes lo mismo que yo, calla la boca, tú que vas a saber, la feminista soy yo».
Parece José Sazatornil con un copa de Soberano en la mano en una comedia española de los 60 diciéndole a su secretaria y amante Sonia Bruno, «tú cállate que las mujeres de estas cosas no entendeis».
Esperando tu artículo criticando las decenas de amenazas que reciben Irantzu y otros tantos políticos de izquieras todos los días en twitter. Por eso de no ser complice con el silencio.
Un saludo
Muchas mujeres llevan años empujando el carro de la la lucha feminista con trabajo tenaz, esfuerzo sobrehumano, sudor, sangre y lagrimas y sin tanto vocerío logran que este no se pare y llegue cuanto antes al destino final que es la igualdad verdadera y justa entre mujeres y hombres.
Otras se han subido al él en los últimos años como adalides indiscutibles del color morado y parten y reparten al más propio estilo «Guevarista» con el único propósito de poder salir en debates broncos y estériles o redactar sus columna diaria en medios de comunicación donde mostrar su bilis y egocentrismo incluso a las que lo empujan.
Las primeras siguen empujando con fuerza salvando baches y barreras para llegar cuanto antes, mientras que a las segundas no les va mal de todo por su cómodo y allanado camino.
Cuando lleguen y que sea pronto, las medallas las recogerán y saldrán en la foto las de siempre. Osea las que van encima del carro.
No fue un comentario. Fue toda una sucesión. Cierto o no, resulta que eso no tiene que ver con Goenaga sino, en todo caso, con su marido. Les ocurre a ustedes como a los curas preconciliares, insisto. Y se delatan mucho. Totalitarismo.
De silencios en denuncias, bien poco. Al contrario.
El único “pero” que puedo poner a lo expuesto es que la propia Goenaga sabe lo que es actualmente twitter. Ya sé aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos” pero si estás ahí ya sabes lo que hay, para todos (y todas). La propia Varela imagino que recibirá toneladas de “cariño” similar. Vamos, que la reacción, entendible, quizás me ha parecido un poco sobreactuada. Un poco demasiado solemne.
Eso sí; entiendo su hartazgo.
Y no entiendo como el muy necesario, aún hoy, feminismo ha entregado su liderazgo, representación, vanguardia, portavocía….a personas como Varela, que le están haciendo un daño importantísimo al movimiento.
Las palabras que ha empleado Goenaga son acertadas; “inquisición”, “persecución”. Es muy preocupante cómo se ataca, cómo se persigue, con qué saña, con qué odio e ira, a cualquiera que ose expresar una opinión propia, un matiz, un apunte a los dogmas lanzados desde sus púlpitos. No digo ya si lo que se le ocurre a alguien es discrepar. Sobre todo a mujeres, y sobre todo a mujeres independientes que llevan años destacando en sus ámbitos profesionales y abriendo camino, con hechos y no con discursos, en el terreno de la igualdad. A estas las atacan con inusitada furia. ¿Por qué será?
Suelo ver los videos de “La Tuerca” de Varela. Los veo…porque me interesan. Creo que es bueno conocer las cosas desde otra perspectiva. Creo que es bueno que le hagan pensar a uno. Y si algo de lo que se escucha escuece…pues mejor aún. Así que los intento ver si prejuicios, con ánimo de entender. Y algunos de ellos, lo que se apunta, tienen sentido incluso. Mueven a darle una vueltilla a lo establecido pero enseguida derivan en un unas teorizaciones ridículamente pedantes y conspiranóicas (es como si todo obedeciera a una enorme maquinación universal perfectamente orquestada por mentes masculinas perversas que han inventado con fines intencionadamente opresores el amor romántico, la navidad, los boleros, la moda, todo ello…inventos del demonio) y, lo peor, derivan hacia el odio y la ira.
Son videos que supuestamente incluyen un enfoque desenfadado o satírico (la sátira marida muy bien con la crítica; nada que objetar) pero que transpiran odio, rencor, agresividad, sectarismo, intolerancia.
Preocupante.
Y más preocupante lo que apuntas en tu última frase de tanta que calla o que lo ve fenomenal . Que a estas alturas haya tantísima gente que no entienda no ya que se pueda tener una relación personal con independencia de su ideología sino que no entienda, no conciba siquiera, que pueda haber gente de una ideología X, que son apestados, seres infrahumanos. Y eso está muy instalado tanto en la derecha como en la izquierda pero hoy me atrevería a decir que, tras muchos años en los que ese estigma de la intolerancia estaba más en la derecha, ahora esa intolerancia y sectarismo está arraigando más en la izquierda.
Yo realmente trato con grupos de personas de ambas orillas y veo con preocupación (a veces admito que con cierto divertimento) que unos a otros se consideran como marcianos, extraterrestres, parece que jamás han tenido contacto o relación normal como alguien de la otra ideología.
La gran paradoja es que todo esto sucede en la era de la comunicación, en la que supuestamente todos estamos más interconectados, todos tenemos acceso a más conocimiento y, sin embargo, los muros entre unos y otros son cada vez más altos. Esto nos lleva a una reflexión más general o profunda. Me estaré haciendo viejo pero creo que la balanza beneficios-perjuicios de la sociedad de la información y tecnología ya se está inclinando de forma muy clara hacia el lado de los perjuicios. Creo que la sociedad supuestamente de la información y la comunicación nos está llevando a una sociedad muy mal informada y que no sabe comunicarse. Muy preocupante.
Por supuesto que no es de recibo los ataques a las personas, ya sea por sus ideas políticas o su vinculación con gente que las tenga (y que a veces también las mal utilizan sin piedad). La intolerancia y la posesión de la verdad, así como la patente de corso para decir imbecilidades bien sea de gurú o anónimamente en las redes sociales se ha instalado en nuestra sociedad. Dicho esto ,tampoco estos dos personajes son ciudadanos normal y corrientes ,y utilizan a su vez las redes y demás medios cuando les interesa y como les interesa…a veces, quien a hiero mata a hierro muere.
Irantzu varela es una hipocrita. Hace unos meses se quejo de que habia una mujer mayor que tenia 15€ y no le llegaba para la compra y alguien le respondio que a el le paso lo mismo y le dio un par de euros quedando felices ambos ahorraron tiempo y problema resuelto, añadiendo que suponia que ella como una lider feminista y adalid de la sororidad huizo lo mismo ¿verdad? Como la respuesta era negativa empezaron a salir un monton de «amigas» diciendo que su lucha tenia que ver con la solidaridad y la denuncia pero no con la caridad y finalmente ella diciendo k no respondia a «señoros» su palabra insulto favorito.
Como decia mi abuelo no es lo mismo twitear de guay toda ofendidita como una lider moral, que dar trigo
Vuelvo sobre el particular porque he escuchado, visto y leído las reacciones de Varela las reacciones por todo este asunto. La verdad es que le ha dado bastante importancia al tema porque ha hecho desde artículos hasta vídeos para defenderse. A su manera, o sea, atacando desde su pose y tonito de pretendida superioridad. Vamos, como si todo el mundo menos ella, fuera imbécil. Por cierto, tengo entendido que algún recadito te cayó a tí. Merecido lo tienes; por fascista, ¡hombra ya!
Básicamente en primer lugar se presenta como una víctima. Mucha postura y tono arrogante pero no deja de adoptar un papel de víctima incomprendida y linchada (tal vez si ella hablara a y de los demás con respeto, si trasladara su pensamiento sin tratar de humillar a nadie, sería posible el debate de otra forma y compartir muchos puntos de vista, pero no es posible compartir nada con quien te condena a la hoguera a la primera discrepancia).
Ella es la mártir que se inmola por la causa (bueno, se inmola y prospera también gracias a la causa y al personaje, legítimamente, pero…todo hay que decirlo).
El gran crimen de Goenaga es el «pinkwashing». Bueno, de Goenaga y de todo el mundo menos ella y quienes sean absueltos por ella, que serán aquellos que la hagan la ola sin poner un «pero».
Cualquier manifestación en contra de las agresiones machistas o contra la LGTI fobia…cualquier posición en favor de la igualdad se un simple y falso postureo y un lavado de cara si no se comulga activamente con el 100% de las posiciones del movimiento (que representa ella) y si el 100% de las acciones de uno o una en su vida profesional y personal y el 100% de las acciones de el entorno de uno…no se ajusta a lo que mandan sus cánones. En caso de que la pareja de uno, los amigos, etc,. se desvíen del camino marcado por la ortodoxia en alguna de sus posiciones o comportamientos…hay que distanciarse ya que uno queda contaminado.
Lo que pasa es que esto del pinkwashing está muy extendido y debería aplicar a todos los ámbitos y a todas las personas.
Claro…de esta forma no se salva de la quema ni el apuntador (o apuntadora). Claro, lo más práctico es lo que hace ella; poner el foco inquisitorial y el látigo en el pinkwashing de los demás, de aquellos y aquellas a quien ella señala como impuros con el dedo acusador, el suyo, claro.
Porque Varela es el látigo de la opresión; ella está contra toda opresión y está en frente de los poderes económicos, de las élites y denuncia todos los mecanismos que el sistema capitalista heterpatriarcal tiene para oprimir a los colectivos castigados por raza, género, orientación sexual, estatus social, etc.
Somos cómplices de todo ello quienes celebramos la navidad, quienes vamos al fútbol, quienes compramos un detallito a la pareja en san valentín, quienes compran la ropa en cadenas con fábricas en Bangla Desh…quienes escuchamos a Loquillo (por sus temas de los 80), quienes vemos tontorronas y narcotizantes comedias románticas (el amor romántico herterosexual es un invento del heteropatriarcado, como todo el mundo sabe) etc, etc.
Pues sí…culpables,; y nos señala. Y eso nos invalida para cualquier gesto en favor de la igualdad o de los derechos de lgtbi porque es puto postureo, para ir de guays y quedar bien. pinkwashing, vaya.
Supongo que eso no le aplica ella cuando su smartphone ha sido fabricado por menores en las mismas o peores condiciones que los de Bangla Desh del textil, o cuando usa promocionalmente para su personaje las redes sociales (es decir, las potencia, las hace crecer) cuyos dueños son hoy en día la cúpula del sistema, el gran poder económico de la historia, los dueños del planeta y además ya es evidente que son el mayor instrumento, el más perfecto y endiablado, de control social, de desactivación de la disidencia (que se cree que existe actuando en dichas rrss cuando éstas son su redil) al servicio del poder. Así Varela no es sino una servidora más de dicho poder y encima muy activa a su servicio creyendo que ataca o incomoda a dicho poder desde el instrumento que dicho poder ha creado para tenerla ahí vociferando mientras sus dueños se hacen más ricos con cada vídeo, con cada publicación y, de paso, tienen a los oprimidos pegados al móvil que ellos le han vendido a precio de kokotxa dando likes a Varela, pensando que ponen nerviosos al sistema.
Como dice ella; un pinkwashing de libro.
Sucede que yo creo que todos nos enfrentamos a incoherencias y contradicciones en nuestro día a día en un mundo complejo y creo que debemos aceptar a la gente con las mismas e incluso con aquello en lo que nos parece que están radicalmente equivocados; que aceptar a la gente, poner por encima de todo a la persona no significa aceptar todas sus posiciones ni alentarlas. Creo que Goenaga fue honesta y sincera en su denuncia del hecho que ha generado todo esto. Creo que lo pensaba así y que hizo bien en expresarlo.
Repito lo que decía el otro día. Estaría bien que Varela algún día reflexionara sobre el daño que está haciendo su personaje (me niego a pensar que ella sea así) a su causa. se puede ser radical y firme y expresar esa radicalidad y firmeza tratando con respeto personal a las personas que ella cree que se equivocan o cuyo comportamiento cree que hace daño a su causa. Es mil veces más efectivo. Está muy bien que la crítica escueza, tiene que hacerlo…pero lo que debe escocer es el fondo del mensaje, que si llega escuece y hace pensar. Pero el «arma» es el fondo. Si lo que generan las formas (ese odio, esa agresividad, esa arrogancia) es ta repulsión que ni se llega a dar oportunidad a que llegue el fondo…es inútil.
Y debería pensar que esa repulsión no la está generando en esos señoros machistones que le dicen barbaridades en redes sociales y a los que tiene que bloquear ni en esos dueños del mundo que manejan el sistema sonriendo con el puro en la boca (a esos les da igual). Está empezando a generar repulsión en mucha gente «normal», de a pie, currelas, hombres, mujeres que ni son homófobos, ni lgtifóbicos, que tienen en su entorno con toda naturalidad a personas de toda orientación, que están por la igualdad y que tienen, como todo el mundo, sus incoherencias y contradicciones que se van paso a paso superando.